El discurso regenerador de la recién nacida UPyD parece quedar en agua de borrajas. En Sevilla ha dimitido su coordinador provincial, por las denuncias de parte de sus militantes en cuanto a la falta de transparencia y democracia interna que aquejan a la formación. El partido, según dicen, padece de "sectarismo, despotismo, doble lenguaje e intriga como herramientas políticas". El año pasado, incluso antes de las elecciones generales que les dieron un diputado, el comité barcelonés del partido tuvo que dimitir al mes de ser nombrado, y renunciar su incorporación estrella catalana, Bouza-Brey.
El nuevo partido vive una situación incoherente con su discurso y motivo de su fundación: grupos enfrentados por los cargos, desconfianza, desestructuración. El ex coordinador sevillano ha sido objeto de estas y muchas críticas, y los militantes descontentos ponen su esperanza en el cumplimiento de la democracia interna que es la asamblea.
Unión, Progreso y Díez, debería llamarse al partido, a juzgar por los hechos. Una carta, de Julio, remitida por Manuel Guevara, denuncia "la actual falta de transparencia y de democracia interna en UPyD", algo "que está creando problemas de diversa naturaleza siempre bajo un denominador común: la falta de participación de las bases de UPyD en la toma de decisiones". Además, el partido aún no ha celebrado ni un congreso fundacional para dotarse de una estructura sólida. Los partidos clásicos pueden desvirtuar, como el PP, el artículo 6 de la Constitución, que obliga a un funcionamiento democrático de los partidos, pero, ¿a tanto como ni para darse una estructura democrática aunque se desvirtúe? En 2009 se ha previsto ese congreso, ¿por qué tanto tiempo?
Este es el partido que se dice regenerador de la democracia y la sociedad españolas, un partido de funcionamiento antidemocrático y personalista, centrado en la persona de Rosa Díez. Ahondando más, se acusa a la formación de "aplicar medidas contra los no alineados con el discurso de la dirección, se margina a los librepensadores, se impide la introducción de nuevas ideas que ayuden con mayores bríos a la evolución del partido". Es muy normal que los intereses personales de una persona, como Rosa Díez, en su afán de tener un escaño desde donde predicar y no hacer nada, de atacar al nacionalismo sin aportar nada, sólo cortarlo de forma injusta, sin comprender su raíz, se hallen en colisión con los intereses de muchas personas que, creyendo que la democracia necesita la regeneración a base de un tercer partido centrista que condicione a los dos grandes, quieran una labor más colectiva que autocrática.
2 comentarios:
jajaja... no entiendo esa animadversión y poco señorío. Eso pasa en todos los partidos, incluido el PSOE. Si uno de los males del sistema son los partido. Abolición de la partitocracia!!
De todas formas, si el psoe cogiera parte de ese discurso de UPyD, antes era del PSOE, los socialistas tendrían mayoría absoluta. Lástima!
En el PSOE tenemos órganos "democráticos" (asambleas, Congresos, Comités) perfectamente establecidos, no como éstos. El problema del sistema no descansa en la existencia de los partidos, descansa en la desvirtuación de su cometido y la sustitución del interés general por el interés personal. Coincido que hay parte de su mensaje muy interesante, pero se empeñan en dar el raca-raca en un "los nacionalistas son malos malísimos", "el castellano está acorralado"... lo de la regeneración me suena muy bien, aunque ellos mismos no lo cumplan, y la idea de que los nacionalistas no deben condicionar a los grandes partidos. ¿Pero entonces deberían ellos sustituirlos? Volveríamos a lo mismo, pero no hay sistema electoral perfecto, y lo que defiendo es que los partidos sean un poco más serios y sepan ver más allá de sus intereses de partido. Me encantan los países multipartidistas donde ello no conlleve la inestabilidad. Italia, mala; Holanda, buena. Jajaja
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