miércoles, 19 de mayo de 2010

Carta abierta de Alberto Alonso y reflexiones socialistas

Ayer leí en el blog de Alberto Alonso, compañero socialista de Zalla (Vizcaya), su "Carta abierta a Rodríguez Zapatero". Su lectura me conmovió, no sólo por suscribir todas y cada una de sus líneas, sino por reafirmar la certeza de que en la militancia socialista sigue habiendo pensamiento crítico, independiente y progresista, virtudes de las que empezaba a dudar.

La carta no es sólo una confesión de los sentimientos del compañero Alonso, es un texto que describe a la perfección el momento de desesperación de todo aquel militante del Partido Socialista, entre los que me incluyo, que tiene que someterse a la confrontación del pensamiento socialista con la realidad de un presidente que "se nos presenta ahora como el colaborador estructural e ideológico de unas decisiones económicas que nada ayudan al progreso de la nación", como dice la carta del compañero.

"La paciencia de los que componemos la infantería (del PSOE) tiene un límite", escribe. Y es cierto. No niego que yo también estoy perdiendo la paciencia, y que afirmaciones tales como "la evidencia de un devenir errático (del presidente)", la poca solidez de las convicciones de Zapatero, reflejadas en la "inconsistencia de su política económica" apunta a la "levedad de su filosofía política y (...) de su concepción moral del ejercicio del poder". Cuestiones que suscribo, ya que el republicanismo cívico defendido por Zapatero, se revela como falaz cuando las consecuencias de la crisis económica son soportadas con el sacrificio de las clases medias y bajas.

Estas afirmaciones colocarían a Rodríguez Zapatero como un gobernante demagogo, revestido con la apariencia de un "afligido gobernante" que se ve obligado a tomar medidas que rechaza, como justificación para salvar la "dialéctica de izquierdas". Zapatero sería, además, un gobernante débil, incapaz de aprovechar la confianza que el pueblo español depositó en él. Además, al no rebatir las imposiciones económicas del capitalismo, incapaz de tener un poco de dignidad para dimitir, mostrando su rechazo a unas medidas indecentes.

Pero es que estas medidas, que para muchos analistas suponen el fin del "zapaterismo", son la dinamitación de la credibilidad política del Partido Socialista y de sus militantes. Ante estas medidas, el compañero Alonso hubiera preferido que hubieran sido llevadas a cabo por la derecha, más cercana a esos planteamientos antisociales, pero "esta afirmación ya no puede sostenerse por parte de un militante del PSOE sin perder un poco de su credibilidad". Aquí está la clave de bóveda de lo que nos espera.

Estas fechas pueden ser no sólo el fin del zapaterismo y de Zapatero, sino el inicio de una crisis en el socialismo español. El Partido Socialista, a mi juicio, corre el peligro de seguir la suerte de sus compañeros europeos, de "SPDizarse", si se me permite esta palabra que acabo de inventar. Como Schröder, con su Agenda 2010, el Partido Socialdemócrata Alemán viene cosechando los peores resulados de su historia por la gravedad de unas políticas para nada socialistas, sucumbiendo a la presión de los poderes económicos y lastrando una endeblez ideológica y de credibilidad. Las encuestas realizadas estos meses, como para Cataluña, Madrid región o municipio, reflejan posibilidades catastróficas para la izquierda española.

Al mismo tiempo que la revelación del recorte social, el aparato del Partido Socialista viene intentando trasladar sus apreciaciones a las federaciones regionales y líderes del partido. De ahí a las bases, el punto crítico. ¿Qué hacer? ¿Tragar con las opiniones propias y limitarnos a una simple repetición, cual loros, de las consignas de "arriba"? No creo que ello resulte beneficio para el conjunto del Partido Socialista ni para los militantes. Yo no quiero desvincularme del Partido Socialista. Mantendré, siempre, el ideal socialdemócrata para unas prácticas socialdemócratas y cívicas. Por ello mismo, siento una total repugnancia a la consigna barata, a un cierre de filas ciego y a un enterramiento del debate sólo por la excusa y el miedo del "¡que vienen los otros!".

La tarea del militante no es la repetición mecánica. Un militante no debe ser nunca un fanático. Si se milita, es por principios y no por intereses (una clara ilusión para muchos, lo sé). Yo no soy socialista porque me motive un deseo incontrolado de acceso al poder para Dios sabe qué perversos fines. Yo soy socialista porque ese es mi compromiso para con la ciudadanía, mi modo de contribuir a la comunidad de la que soy partícipe. Mi esfuerzo como ciudadano es la defensa, por cualquier medio, de la libertad y del pensamiento libre, tesoros tan preciados como escasos.

En definitiva, os recomiendo la lectura de la Carta abierta de Alberto Alonso y en seguir manteniendo una conciencia crítica que sirva a los ciudadanos y no a los poderosos.

14 comentarios:

Dion dijo...

No voy a poder entrar en el asunto en profundidad, pero mis ideas pueden resumirse sucintamente: no estoy de acuerdo.

Debo ser de los pocos que aún apoyan a nuestro presidente desde la convicción; y el discurso del miércoles pasado no sólo no me dejó desencantado, sino al contrario. La valiente resolución del gobierno de la semana pasada me ha devuelto algo de la fe que había perdido en el PSOE.

Yo no voté a un partido anticapitalista o antisistema. Yo no voté a un partido idealista o populista. Voté a un partido pragmático y con capacidad de gobierno porque pensaba en 2008 (y pienso ahora) que es el que tiene un mayor sentido de Estado.

El gobierno tenía un plan responsable de reducción del déficit que ha tenido que endurecer por las circunstancias europeas, y Salgado nos defendió el inefable fin de semana del 9 de mayo, suavizando unas imposiciones francoalemanas que eran a priori mucho más duras. Zapatero lo presentó en el congreso con una admirable templanza, cuando podría haber aprovechado para hacer populismo contra el populismo de Rajoy (que puso unas condiciones ridículas para prestar apoyo a las medidas del gobierno); si lo hubiera hecho, seguro que el descalabro en las encuestas hubiera sido menor. Pero la verdadera grandeza moral de un gobernante yo no la mido por la estrechez con la que sigue unas consignas ideológicas, sino por la seriedad con la que afronta las dificultades. En eso, Zapatero ha sido ejemplar.

En una economía globalizada, no se pueden tomar otras medidas que las que ha tomado zapatero. Lo de las comparaciones a la ligera con los años 30 me parecen demenciales. ¿Que hay que hacer?¿Subir nuestros aranceles, salirnos del euro y alimentar el consumo interno a través de un pleno empleo e inflación alimentados de gasto público? Lo siento, pero no somos ni USA ni la Alemania de 1932 ni creo que nadie quiera serlo. Más que nada porque supondría una rebaja en nuestro nivel de vida al lado de la cual los recortes de ZP se quedan como una broma inofensiva.

Cualquiera que argumente que ZP se equivoca de política económica con esa comparación está muy muy equivocado. No somos ni siquiera los EEUU de Obama, que tienen un tejido productivo de unas características que justifican un mayor gasto que el nuestro.¡Hasta el gurú del gasto en USA, Paul Krugman, dice que nuestra única salida es una deflación controlada de precios y salarios!

Por último, lo de que ZP improvisa no me lo creo. Había un plan de ajuste elaborándose desde hace meses, y hasta un outsider escaldado como Jordi Sevilla dijo en una reciente entrevista que no hay "improvisación" ni "liviandad". Lo que hay es (y eso sí puede criticarse) demasiados titubeos e indecisión sobre cómo y cuándo hacer lo que se sabe que hay que hacer...precisamente porque políticamente la gente no quiere que le presenten soluciones difíciles a un plazo de 20 años.¡Quiere vivir bien y comprarse el coche y el piso MAÑANA!

Y Zapatero, quieras que no, sigue siendo un político. Más que nada porque un estadista no es más que un político que ya no se presenta a las elecciones.

Josep dijo...

Dion,
efectivamente debes ser de los pocos que aún apoyan al presidente desde la convicción. No se puede hablar de "valiente resolución del gobierno", puesto que el valor hace falta para enfrentarse a los poderosos, no para apretar el cinturón a las clases medias y bajas.
Creo que tiene razón Kruggman, y también se supone que "las otras medidas" que tenía el gobierno sobre la mesa eran más duras. Pero tranquilos, ya vendrán, solo acabamos de empezar y el gobierno lo ha hecho traspasando una línea roja y con los peores augurios. Ahora intentarán maquillajes populistas tales como subir el IRPF "a los que más tienen" (o sea a los "asalariados que más tienen"), pero los auténticos ricos seguirán sin mojarse y los responsables de la crisis, como si nada. Y dan más vergüenza, si cabe, las medidas tomadas por el gobierno si las comparamos con las que han tomado en Portugal.
Las próximas medidas del gobierno seguirán siendo victorias del neoliberalismo; Rajoy todavía está sorprendido de haber visto a Zapatero adelantándole por la derecha...

Borja Fernández Nava dijo...

Comparto tu escrito Javi.

dion dijo...

Josep, por partes:

Primero. No se puede hacer un ajuste fiscal sin tocar a las clases medias y las pensiones, porque:1.El sistema fiscal español (como el de mayoría de países desarrollados) es estructuralmente deficitario, como se desprende del hecho de que hacen falta unos ingresos extraordinarios procedentes de una burbuja descontrolada para tener un pequeño superávit (los datos, tozudos, son los que son) y 2.El sistema de la seguridad social está pensado para una estructura demográfica y productiva diferente a la actual.

Segundo.¿Qué entiendes por "que paguen los poderosos"? Los banqueros se han limitado a ganar dinero a espuertas dando crédito fácil. Ahora están tan entrampados como todos, con el valor real de sus activos (hipotecas, inmuebles ejecutados por impago, acciones de bolsa...)descendiendo vertiginosamente. ¿Que los mercados tendrían que haber estado más regulados? Sí, pero ahora ya es tarde y el problema ya está aquí. ¿Que podría imponerse una tasa sobre las operaciones bancarias? También, pero eso sólo hubiera reportado algo más de dinero a las arcas públicas durante las "vacas gordas", no una solución estructural. ¿Que se pueden prohibir o gravar los "bonus" extraordinarios de los ejecutivos?. Por supuesto, pero eso (aunque muy bonito y populista) es el chocolate del loro, soluciona tan poco como que los ministros se bajen un 15% el sueldo.

El otro día en público, la mayor partida alternativa que "ecomistas no liberales" lograron sacar para ahorrar venía...de defensa. Y eso no es una solución porque: 1 Es muy fácil recortar de defensa cuando hay otros países que se encargan de mantener la paz en el mundo; y 2.No se trata sólo de "sacar dinero de donde sea", sino de acometer una reforma de la estructura fiscal que acabe cambiando el patrón de un consumo y una productividad que son claramente insostenibles.

Por último. Si estás de acuerdo con Krugman, estarás de acuerdo que el gobierno tiene que empezar a transformar el Estado por donde puede: el sector público. Lo fácil para ZP hubiera sido hacer populismo barato y echarle la culpa "a Europa", como muchos políticos británicos, por ejemplo. Y si es necesario ir a una deflación y un ahorro del sector privado para aumentar la productividad...hay que empezar dando ejemplo por ese sector público.

En cambio, la derecha mira para los EEUU. Quieren una sociedad en que a solidaridad se parezca cada vez más a la caridad cristiana y a la colaboración vecinal, como dejó claro Cameron en su reciente programa de las elecciones del Reino Unido. No me cabe duda que ese será el camino del PP. En cambio, el futuro de la socialdemocracia es adaptar el Estado a los sacrificios que exige una economía más globalizada y más competitiva. Intentar que el Estado siga siendo solvente en la economía de mercado (que no nos engaañemos, es lo que quiere la inmensa mayoría) para que la gente siga confiando en ese Estado. Pero ZP es demasiado tímido y está demasiado preocupado por las encuestas (Pese a este último y obligado gesto de valentía) para acometer esas reformas.

Anónimo dijo...

Dion:
De su comentario se desprende que, al parecer, la economía no es una ciencia social sino una ciencia exacta. Parece que en la economía no hubiera sitio para las opiniones. Que a la izquierda se la acuse de populismo es algo muy novedoso.

No pretendía decir que los años treinta sean como los actuales, lo que sí digo es que los seres humanos tenemos poca memoria y tendemos a repetir errores. De momento vamos por los mismos senderos, ya veremos cuales son las soluciones y como acaba la cosa.

Respecto a sus argumentos, le digo que no me ha convencido. Sigo diciendo que el problema fundamental de España está en el paro. Si no se reduce el paro no se puede salir de la crisis y no solo no se está reduciendo el paro, sino que se amenaza a los que tienen trabajo con medidas que, como reconoció el propio Zapatero, aumentan el desempleo. Además no crean crecimiento y aumentan el déficit.

En todo caso. Si la socialdemocracia siguiera sus recomendaciones simplemente no sería socialdemocracia.

Muchas gracias Javier. Eskerrik asko.

Javier dijo...

Voy a volver a extenderme:

Dion, los estadistas son políticos que no tienen miedo a seguir presentándose a elecciones. Churchill era un estadista antes de 1939 y en 1945 perdió las elecciones, pese a haber liderado a Reino Unido en la guerra. Y lo aceptó, volvió y “ganó”, ya sabes el por qué de las comillas, no quiero desviarme del tema.

Yo no parto de la idea de que Zapatero no improvise. Si eso fuera cierto, me echaría a temblar por nuestro futuro. Pero sí hay algo de cierto. Ha habido titubeos, como dices tú y todos, se ha transmitido la sensación de improvisación, y en economía, en política y en todo no son únicamente las certezas las que mueven el mundo, sino las sensaciones. Y lo que Zapatero ha venido transmitiendo desde que ganó las elecciones en 2008 es un titubeo constante, una resistencia a aceptar la profundidad de la crisis económica y a tomar medidas cuanto antes. Por ejemplo, ya había crisis en EE.UU antes de las elecciones de 2008, ¿tendría que haber actuado antes de las elecciones, cuando en España aún no se percibía la crisis y estaba el riesgo de no ganar las elecciones? No me hubiera importado que al momento siguiente de declararse los resultados electorales hubiera anunciado ya las pautas que se iban a seguir. Lo que iba a suceder lo sabían los expertos (para eso lo son).

Yo, que no sé de economía, no me imaginaba que iba a ser algo tan grave, nimio comparado con 1929, de momento, pero como digo, no soy experto económico. Pero Zapatero sí tiene expertos económicos, y necesito que el Gobierno transmita confianza, no sólo como militante socialista, sino como ciudadano. Incluso aunque hubiera empezado a tomar medidas de precaución, recortes (los 400 euros fueron una medida chorra y hasta la aplicación universal del cheque-bebé, no me duele reconocerlo), lo que sea, le habría votado, porque tengo más confianza en el Partido Socialista que en el Partido Popular. De ahí la desesperación de muchos militantes, como yo, como Alberto también, que nos llevamos las manos a la cabeza por una política económica tan mal llevada por el Gobierno, sabiendo lo que está al otro lado, una oposición en la que nadie confía y cuya actuación es lamentable. Y esto lo digo con toda mi más sincera objetividad, porque es verdad. Ojalá se hubieran comportado mejor, porque entonces sí que me temería que hay más opciones políticas creíbles para la sociedad que no pasan por la izquierda.

Transmitimos una opinión con el privilegio que da ser militante. Yo no quiero mezclar mi militancia, aunque siempre esté entre líneas de todo lo que escribo, porque no quiero que se me acuse de transmitir la consigna de partido, con toda la subjetividad que arrastra. Este no es un blog hecho por el PSOE, sino el blog de un militante del PSOE, que sólo pone lo que piensa, viendo lo que está bien y mal de lo que sea. Lecciones de economía no daré, pero sí puedo aportar un poco de mi aún breve experiencia de militancia (Con este párrafo ya me desvío del tema).
Sinceramente, me cuesta creer ahora mismo en la sinceridad del presidente. Sobre todo ahora mismo, cuando en su discurso no habló en detalle de una mayor contribución de las rentas más altas. La vicepresidenta tampoco dijo nada en la rueda de prensa. Y hoy Zapatero la contradice, como viene siendo costumbre en su presidencialismo, y acepta que se puedan subir esos impuestos. Si es lógico que con toda la lista de medidas las clases medias y bajas se echen a temblar, no sólo de miedo, sino de ira, porque las rentas altas se iban “de rositas”, como siempre. Y ahora accede para calmar los ánimos. Aunque ya lo hubiera pensado o calculado, ¿qué imagen está dando? A mí no me transmite ninguna confianza, espero lo que nos dirá mañana o la semana que viene.

Javier dijo...

(sigue mi comentario)

El otro día escribiste que los culpables de la crisis no sólo fueron millonarios o gobiernos, porque no nos obligan a seguirles en sus consignas. Pero hoy te veo una contradicción (o una rectificación, no lo critico, que conste, no quiero atacar a nadie), porque hoy entiendes que la gente quiera vivir bien y tener coche y piso lo antes posible. No nos obligan, como dices, pero nos incitan, como digo, y la gente, yo, tú, quién sea, tiene deseos y quiere vivir bien, y la tarea del gobierno es (pese a todo neoliberalismo, libertad de empresa y libertad del capital), ayudarNOS, advertirNOS y controlarLES. Porque nadie es libre de ser engañado. Si el gobierno no ejerce su papel, ni siquiera pongo aquí un Estado opresivo como nos quieren vender los liberales de boquilla, no nos hace falta. Porque aun con él, estamos expuestos a la dictadura del mercado.

“¿Subir nuestros aranceles, salirnos del euro y alimentar el consumo interno a través de un pleno empleo e inflación alimentados de gasto público?”, dices, pero eso son los supuestos de la extrema derecha y la extrema izquierda y no los compartimos, espero que no pienses que los socialistas, o los militantes, son tan estúpidos. Yo no sé de economía, como digo, pero lo básico para ver que eso es hambre para hoy y para mañana sí que lo sé.

¡Pero si es que lo decimos! Sé que es muy fácil decir unas cuantas frases ingeniosas, cargadas de ideas y de orgullo socialista. Eso ya lo hacen muchos. Cuando criticamos como se ha hecho, es por toda una serie de políticas que no sólo vienen desde 2008, sino de 2004 y de antes. Porque Zapatero podía saber, si tenía expertos económicos buenos a su lado, y nos consta que sí, que los ciclos económicos no son eternos. Y en un momento de bonanza, de superávit, de crecimiento, podía haber ido haciendo de hormiguita y prepararse para el invierno. Yo creo que el modelo económico que venga vendrá de la alta tecnología y de la mejor preparación profesional o académica. Pero eso también lo creen los que saben, no voy a echarme flores. Eso implica inversión, inversión en educación, en I+D+i, en mejorar nuestra productividad, nuestra competitividad y nuestro ingenio. Esto obviamente no es política para 4-8 años, sino hasta de 20 o 50. Pero no ha sido hormiguita, sino cigarra, y ha vivido de la bonanza y del ladrillo, que es lo que ha movido la economía desde Aznar y desde antes.

Entonces, pasamos a lo siguiente. Viendo como está la situación aquí y en el mundo, las medidas que ofrece Zapatero son inevitables. También por todo lo anteriormente dicho. Pero son insuficientes. Y aquí ya no podemos centrarnos sólo en España, sino en todo el planeta. Cuando alguien argumenta, frente a la mayor contribución de las rentas altas (el esfuerzo patriótico, para mí), que los capitales huirían, ¡pues evitémoslo! No hacer nada es lo peor que se puede hacer. Eso viene entrelazado con muchas otras cuestiones: transparencia económica, acabar con los paraísos fiscales, medidas económicas mundiales de verdad, democratización de muchos países del planeta, mayor conciencia social…porque seguro que a esos famosos que llevan sus cuentas a Luxemburgo o Liechtenstein no les importaría llevarlo al peor país que te puedas imaginar. Es la virtud del capital, no le hace ascos a nada.

De momento no tengo nada más que decir. Mañana, puede ser. ¡Saludos y gracias a todos!

Dion dijo...

Sigamos por partes.

Alonso: Estoy completamente de acuerdo en que el problema de España es el paro, pero hay que hacer una matización: el paro no se debe tanto a la falta de empleo como al mercado de trabajo. Todos sabemos lo del empleo sumergido en este país (por lo que el empleo existe); si ese empleo no aflora, es por tanto un problema de incentivos a la contratación (de mercado de trabajo). Por tanto, para que baje el paro es necesario replantear el marco actual de contratación a corto plazo como apuntalar la confianza en la solvencia del Estado a largo plazo (que, repito, para mi es la misión y el reto de la socialdemocracia actual).

Javier: Mi comentario acerca de "la casa y el coche" no era una justificación, sino una crítica (que enfatiza, no contradice lo que comentaba el otro día) a que la gente lo que quiere es seguir con un estilo de vida irresponsable, insostenible e insolidario. ¿Alguien cree que los españoles podremos seguir comprando tecnología "made in China" cuando los chinos empiecen a vivir, a poder consumir y a importar como nosotros?¿Alguien cree que puede disfrutar de un empleo en unas condiciones laborales doradas mientras compra ropa hecha "made in India" por esclavos? A medida que el nivel de vida en esos países vaya mejorando, nosotros tendremos que cambiar también nuestros esquemas y nuestro nivel de vida. Europa no puede seguir siendo un parásito del comercio mundial. No podemos "echarle la culpa al gobierno" de turno cuando el crédito se nos acaba y nos llegan a TODOS las facturas. Estamos en una crisis sistémica que ya se veía venir en los años 70 y que el monetarismo, la liberalización y la "supply side economics" simplemente aplazaron unas décadas.

Con respecto a lo que dices de la fuga de capitales, la única forma realista de hacerlo efectivo es recurriendo a medidas proteccionistas...y no creo que eso sea la solución.

Con respecto al papel del Estado. Creo en un Estado que garantiza la igualdad de oportunidades y los derechos inherentes al individuo; pero por "ayudarNOS" el Estado no puede entender el "prometerNOS" un nivel de vida insostenible en el marco socioeconómico y político mundial, aun a costa de poner en peligro la solvencia y credibilidad del mismo Estado. Creo en que el Estado implica una cierta redistribución de la riqueza (en eso creo que estamos todos de acuerdo), y por tanto estoy de acuerdo con que se comprometa a una revalorizacion de las pensiones o a las ayudas por maternidad, pero eso debe ir sujeto siempre a una viabilidad, credibilidad y sostenibilidad que dependen también de las reglas de la economía de mercado. Unas reglas injustas y necesitadas de regulación, pero que también han traido unos avances y una prosperidad enormes a la humanidad. Por eso los derechos subjetivos o adquiridos (como los laborales, o el famoso cheque bebé) pueden y deben cambiar cuando las circunstancias del Estado cambian. Otra cosa es que quepa criticarle a ZP la oportunidad de algunas de sus acciones, pero eso entra en sus cálculos como político que es.

Y Alonso: Tampoco soy economista. Aunque use un tono asertivo (más que nada para no extenderme), todo esto son opiniones que me he formado a partir de mi interés por el tema; leyendo artículos, blogs y algún que otro libro. Siempre estoy abierto a cambiar mi punto de vista, si me convencen los argumentos.

Bueno, bueno. Que debate tan apasionante...Zapatero habla ahora de gravar rentas más altas o de recuperar el impuesto de patrimonio. Me parece bien, pero repito que para preservar la salud de nuestro modelo de Estado (y que es algo que debería preocupar sobre todo a la izquierda) vamos a tener que apechugar Todos.

Un saludo a los dos.

PD.Pobre Clement Atlee, y eso que sacó un millón de votos más...;D

Josep dijo...

sobre "los poderosos":

declaraciones de hoy de La Sra. Merkel (supongo que sabe más de economía que yo):

Acaba de ser muy clara diciendo que cada producto y cada actor en el mercado financiero tiene que estar regulado. Pero lo más interesante es que sigue defendiendo un impuesto internacional a los bancos y ha dicho que no puede permitir que los bancos sigan chantajeando a los estados.

Se supone que Merkel es más de derechas que nuestro presidente, pero parece claro que ella no considera a los bancos como unas simples víctimas de la crisis "tan entrampados como todos"

Anónimo dijo...

Dion:
Primeramente quiero reprocharos que escribáis comentarios el doble de grandes que el propio post. ;-)

Considero que convencer a Dion sería un reto que me estimula bastante, habida cuenta de que parece una persona leída e informada. Pero fíjese que aquí ninguno somos economistas, ninguno tenemos la solución de la crisis, pero todos tenemos una opinión. Y la tenemos, no porque la hayamos recibido por ciencia infusa, sino porque la hemos elaborado después de leer otras opiniones. Pero solo la hemos extraído de aquellas opiniones que se han adaptado a nuestros prejuicios, a nuestra opinión subyacente o como creo que se llama: a nuestra ideología moral y política. Y esta discrepancia no solo es beneficiosa, si no que es agradable.

Porque esto no se trata tanto de dilucidar que tipo de economía política se establece, que de eso se ocupan los economistas, sino más bien que tipo de política económica se hace, que eso lo hacen los políticos. Y puede parecer que el orden de los factores no altera el producto, pero si que lo altera. Porque si bien un sistema económico debe complementarse con el sistema político (la libertad de mercado no existe), la ideología política que se tiene debe complementarse con la política económica que se practica. Y creo que la política económica del Gobierno falla desde el principio, por no tener ninguna base ideológica que le lleve a un lado u otro.

Por ejemplo, en el caso español. Yo no digo que no haya que reformar el mercado laboral, el actual es un desastre. Pero me niego a que quien establezca los términos sean los mismos que han creado la crisis actual, los que hablaban del milagro español. Porque si los ciudadanos corrientes nos endeudamos lo hacemos, en términos generales, para satisfacer necesidades vitales, como por ejemplo acceder a la vivienda o para comprar un coche que nos permita desplazarnos a nuestro trabajo. Habrá que buscar un sistema que no obligue a la gente a endeudarse, y para eso están los servicios públicos. Crean muchísimo empleo, riqueza y bienestar si se hacen las políticas acertadas en cuanto a los ingresos.

Anónimo dijo...

(vengo de arriba)

La solvencia del Estado es dudosa en estos momentos por una política económica absolutamente desacertada, que ha fomentado un endeudamiento masivo. Creo que la que ha emprendido Zapatero ahonda aun más el problema de la deuda, tanto pública como privada, porque aumenta el paro. Por ejemplo, ¿que sentido tiene recortar las obras públicas? Todo el dinero que ahorres por no hacer la obra, lo vas a gastar en prestaciones por desempleo de los obreros que no trabajen en esa obra, porque como las constructoras no tienen trabajo, despiden al personal. Como va a aumentar el déficit, aumenta la desconfianza de los mercados, con lo cual hay que hacer otro recorte, esta vez a las prestaciones por desempleo. ¿Qué pasa al final? Pues que no tienes obra, no has bajado la deuda pública ni la privada, has aumentado el paro, has recortado las prestaciones por desempleo para nada y tienes a un montón de obreros cabreados en la puerta del ministerio pidiendo la cabeza de José Blanco en una pica. Por mi vale, pero tampoco es la cuestión. ;-)

Cuando se nos plantea en términos globales que la Unión Europea tiene que competir con China y La India en el marco de la globalización, estoy de acuerdo que ese reto está ahí. ¿Pero quien establece los términos de la competencia? Si los establecen ellos, entonces no nos hacen falta ni partidos, ni ideologías, ni parlamentos, ni democracia, ni derechos humanos, ni toda esta monserga. Mano de obra esclava y a ver por donde revienta esto.

Si los términos los establecemos nosotros, a la mejor tenemos que empezar a creernos eso que con tanta pompa y circunstancia decimos en los preámbulos de las constituciones: libertad, democracia, bienestar, cultura, bla, bla, bla. Porque yo puedo aceptar la globalización económica, ¿para cuando la globalización política? Porque muchas veces se dice que la izquierda es antiglobalizadora, pero la izquierda es la más globalizadora. Es la única que plantea la necesidad de que se globalicen cosas tan vánales como los derechos humanos. ¿Por qué hay que cumplir las reglas de libre comercio de la OMC y nadie está obligado a cumplir la Declaración Universal de los Derechos Humanos?
Así que este problema no es tanto un problema económico como un problema político. Hace no mucho “los lideres mundiales” se reunieron para llevar a cabo las reformas que nos traerían un nuevo sistema económico. No sabemos que fue de aquel G-20, ni donde quedaron aquellas promesas. Por cierto, ¿para qué quería Zapatero ir al G-20?

En fin, que no se si me explicado, pero dicho queda.
Un saludo a todos.
Alberto.

Dion dijo...

Alonso: Te iba a responder a lo de la obra pública, pero (coincidencia) ya lo hace Pepe Blanco (que resulta que está siendo un ministro medianamente competente, quién lo iba a decir...)en una entrevista en "El País" de hoy. Te iba a decir lo mismo que dice él con respecto al mantenimiento de la obra pública, que es algo que olvidas. Lo que no sabía es que cada kilómetro de AVE cuesta la friolera de 100.000 euros anuales en ese concepto (el doble si es túnel); y si es verdad (cosa que también desconocía) que la planificación de la obra pública se hizo sin unos criterios de sostenibilidad y utilidad realistas, me parece una razón de peso para hacer una pausa en ese capítulo ahora mismo para evitar que la inversión se convierta en una rémora en lugar de en un activo.

Por otra parte, lo que se ahorra en obra pública no "te lo gastas" en el paro: primero porque "mano de obra" es sólo una parte de lo que cuesta una obra; segundo, porque el desempleo es un gasto cíclico para el Estado (las prestaciones se agotan), en tanto que la obra pública equivale a una inversión en capital fijo, que se tiene que mantener se saque provecho o no.

En segundo lugar: no se trata sólo de "endeudamiento masivo", sino de cómo y cuándo se gasta. Se trata de que a veces es necesario gastar para evitar el derrumbe total de un sector productivo que conduzca a un efecto en cadena en un momento de "crack", y otras veces es necesaria una política más contractiva. Ese fue el sentido de los rescates bancarios o del plan E: hubo que transferir de ese modo parte de la deuda privada al sector público para que las venas del crédito y el tejido productivo no necrosaran totalmente tras el "ictus" crediticio de finales de 2008. Las perspectivas de crecimiento ahora serían aún peores de no haberse tomado esas medidas. Por eso, en general apruebo la política del gobierno. No apruebo sus titubeos, sus tiempos y sus formas, que han minado muchísimo su capacidad de liderazgo.

Sobre el sector público, creo que en otro post hace tiempo ya lo dije: los españoles queremos el Estado de bienestar sueco pagando los impuestos de USA. Curiosamente José Blanco hace una observación parecida en su entrevista de hoy.

En todo caso dices:"Los servicios públicos crean muchísimo empleo, riqueza y bienestar".Esta es una afirmación muy común de la que discrepo. Creo que es un grave error.

"Empleo" y explotación de la "riqueza" (que es lo anterior sumado a recursos naturales y capital) son sobre todo privados. La "riqueza" que viene dada por los servicios públicos yo la entiendo como derivada por la "función de utilidad" de ese gasto público (y que se traduce en la seguridad y la confianza subjetivos que proporciona la sanidad, educación o transporte públicos). Por otro lado la existencia de esos servicios sería también una decisión MORAL (y no económica) de la sociedad de redistribuir la renta. Precisamente Milton Friedman niega la existencia de la función de utilidad del gasto y habla del "camino de servidumbre" para desmontar estos dos argumentos, que en mi opinión son los que sustentan la razón de ser del Estado social que defendemos los socialdemócratas.

Sólo en un contexto de socialización de los medios de producción podría hablarse de otra cosa, y hace tiempo que la socialdemocracia abandonó esa idea. En una economía de mercado, entender el Estado como responsable de generar empleo y renta nos lleva a los horrores del Estado griego y a una cultura del mamoneo muy alejada del modelo de los países nórdicos que tanto admiramos. Soy partidario de un Estado activo y responsable, pero eso sólo es posible sobre la base de unos ciudadanos también activos y responsables.

Y sobre la globalización, mejor no entramos. Además, es el tema más complicado y se me escapa bastante. Esto mejor se discute con un café, que es largo.

¡Javierrr, me vas a matar!¡No quería escribir tantooo! ¡Me voy a estudiar! ;P

Anónimo dijo...

Dion,
Para concluir simplemente decir que he puesto el ejemplo de José Blanco por poner, que no es que le quiera ver con la cabeza en una pica. ;-)
La sostenibilidad y utilidad de la obra pública debe procurarse con meticulosidad haya o no haya crisis. Yo creo que el gasto público debe ser repartido siempre extremando su utilidad pública. En este caso si el Gobierno recorta inversiones en este sentido tiene que asumir que las empresas van a salir perjudicadas, sus empleados, las industrias auxiliares y sus empleados, la actividad económica y en ultima instancia los ingresos del propio Estado.
El Estado español antes de la crisis tenía superávit y la deuda pública actual tampoco es de las más altas. El problema español está en el sector privado. Se nos dice que el estado español ha tenido que asumir la deuda privada. Antes estaba en peligro la banca, ahora está en peligro el Estado. ¿En qué estamos mejor que antes?
Respecto al sector público. Yo vivo en Euskadi, donde la gente trabaja en la industria o en el sector público mayoritariamente. A pesar de algunas deficiencias, tenemos índices de desarrollo humano y bienestar al mismo nivel que los países escandinavos. La empresa que mas trabajo da en Euskadi es Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud y, sin embargo, somos una comunidad con empresas punteras en todos los sectores. Actualmente tenemos una tasa de paro del 10%, la más baja de España. Cuando se hacen encuestas, los vascos dicen que sus instituciones mas valoradas son la sanidad y la educación. En el conjunto de España son la Corona y el Ejército. ¿Es un problema económico o político?
Te puedo asegurar que la competencia entre estado y mercado es absurda, porque las empresas dependen esencialmente del sector público, al igual que el sector publico necesita fuertes ingresos procedentes de la fiscalidad alta, el control del fraude y la eficiencia en el gasto.
Ya veremos. Un saludo.

Anónimo dijo...

dónde está la movilización crítica dentro del PSOE?????
A los que seguís creyendo en ZP os recomiendo: http://diagonalperiodico.net/El-recorte-de-Zapatero-pone-en.html
LAS MEDIDAS ANUNCIADAS POR EL GOBIERNO EL 12 DE MAYO DAN CARPETAZO AL DISCURSO SOCIALDEMÓCRATA DEL PSOE

"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

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Bienvenidos al Árbol Socialdemócrata, un sencillo blog que pretende dar su pequeña aportación a los ideales del socialismo democrático y de la libertad.

Os invito a leerme, no sólo por afinidad, conformidad a lo escrito o discrepancia, sino para que cada uno cree conciencia propia y ajena. Todos tenemos que contribuir a la libertad, ser una nueva ventana a la esperanza por un mundo mejor.

¡Piensa por tí mismo!

"El pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo"

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"Causas de la guerra de España", Manuel Azaña

En nuestros conflictos políticos, la República tiene que ser una solución de término medio, transaccional y la válvula de seguridad contra sus desaciertos es el sufragio universal. Lo que se pierde en unas elecciones, puede recuperarse en otras. Nada duradero se funda sobre la desesperación y la violencia. La República no puede fundarse sobre ningún extremismo. Por el solo hecho de ser extremismo, tendría en contra a las cuatro quintas partes del país.

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