martes, 29 de junio de 2010

Estatuto de Cataluña: Otra vuelta de tuerca constitucional


La esperada sentencia del Tribunal Constitucional no ha defraudado las expectativas: el Gobierno central lo recibe con alivio (era la sentencia más benigna que cabía esperar) y la Generalitat con una llamada a la movilización. En una palabra, a riesgo de ser calificado como pesimista, esto es una pena.

En líneas generales, estos cuatro años de recursos, deliberaciones, prórrogas de mandatos y declaraciones suponen el agotamiento del actual modelo constitucional. No por defectos de origen, que los tiene, sino por el fracaso de toda la clase política, nacional y regional. Podemos restarle legitimidad a las decisiones de un TC aún no renovado, pero eso supondría negarle validez al resto de sus decisiones, por ejemplo las relativas a la igualdad o, ¿y si se pronunciaran a favor de la constitucionalidad del matrimonio del mismo sexo? ¿No sería también ilegítimo? La acusación de ilegitimidad es muy peligrosa, y no está ahí el problema, sino en que tanto el órgano jurídico que vela por la constitucionalidad de las leyes, así como el poder judicial ordinario, se encuentran subordinados a las decisiones, mayorías e intereses políticos de ciertos grupos, nunca del interés general. El actual modelo ha fracasado a la hora de crear un poder judicial independiente.

La lectura sesgada que se hace del derecho constitucional es evidente. La Constitución de 1978 es la fuente de todos los poderes constituidos en España, desde los locales a los nacionales, pasando por los autonómicos. Las leyes, y los estatutos lo son, se deben supeditar a la Constitución, y para eso existe un Tribunal Constitucional encargado de velar por la constitucionalidad de la ley. Que Montilla exiga la integridad de una ley, el Estatuto, pese a tener artículos declarados inconstitucionales, porque "es lo que quiso el pueblo de Cataluña" no es ignorancia política, es manipulación. No se puede engañar a la gente manipulando el derecho constitucional. Una ley no es sagrada por haber sido votada en referéndum o acordada en los parlamentos nacional y catalán, sino que debe ser constitucional. Esas son las reglas del juego, si no se cumplen se acabó la ley y se acabó el Estado.

Ahora bien, muy importante, no se ha atacado a Cataluña. Eso es lo que nos quiere vender la partitocracia catalana. Se ha atacado a los intereses de grupos políticos y de poder de hacer y deshacer a su antojo el marco constitucional, según más convenga a sus antojos.

Los políticos catalanes quieren relacionar la constitucionalidad o no del Estatuto con un ataque a la nación catalana. ¡Oh!, ¿acaso no le conviene eso a una clase política tocada por la corrupción en la oposición y por la ineficacia en el Gobierno regional? Los políticos son buenos actores y, si la gente se deja, les pueden desviar la atención de la crisis con nuevos cuentos: España ataca, España es mal negocio. Ahí es donde se revela el fracaso del actual modelo constitucional, fracaso, no lo olvidemos, de la clase política. A los ciudadanos nos quedan dos opciones: tragarnos sus mentiras, enarbolar las banderas y darles cuatro años más de lo mismo, o abrir los ojos y ver la razón de sus actos e intereses, que no son los de la ciudadanía.

Cada vez más estoy convencido del suicidio del socialismo catalán, sometido al nacionalismo y a los intereses de las élites catalanas. Esquerra caerá, el PP caerá, ICV caerá, el PSC se suicidió y siempre quedaran los de siempre, CiU, para que nada cambie. Es tan claro cómo se engaña a la gente que no se puede leer una noticia sin sentir naúseas. ¿Tan fácil nos engañan?

Lo peor de todo es que año a año consiguen mentirnos cada vez más. Hay crisis y estamos muy enfadados con ellos, pero no importa, no se irán, tienen cuento nacionalista para administrarlo. Nos olvidaremos de la crisis con el Mundial, con el Estatuto y con lo que se inventen luego. En el camino, destruirán el Estado del bienestar, la solidaridad y la convivencia, pero no importa, todo sea por mantener sus esferas de poder y el reparto de influencia, las dádivas y las recompensas a los agradecidos. Los ciudadanos, como siempre, aguantando, no sin culpa.

Aullemos por Cataluña, por España y por la verdad. Aullemos contra ellos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, Javi. Si respondiera como Dios manda, podría llevarme horas. Jajaja. Lo puedo resumir en que, para variar, estoy por completo en desacuerdo.

Primero. No me puedo creer que un historiador caiga en el argumento de que el Estatut es una cortina de humo para no hablar de la Crisis. El tema del actual estatuto se remonta como mínimo al 2003, cuando nadie imaginaba la crisis. Pero es que, como sabes bien, el tema del encaje y la relación de Cataluña con/en España es algo secular. ¿De verdad puedes decir que no tiene arraigo social real algo que ha alimentado el debate político desde Pi i Maragall hasta José Montilla, pasando por Cambó? (por no remontarnos más atrás).

Segundo. Tampoco puedo creer que uses el argumento de que la sociedad catalana está "engañada". Un 80% de catalanes llevan votando nacionalistas, independentistas y catalanistas (sic) desde hace 25 años, lo que revela el inequívoco y abrumadoramente mayoritario sentir de la sociedad catalana, al que el PSC simplemente se ha adaptado. No se puede defender la Democracia y luego cuestionar los resultados cuando no gustan (algo a lo que el PP es tan aficionado, por cierto).

Por cierto que si el PSOE tiene para mi alguna virtud, es que es capaz de reflejar la realidad de una España plural y mantener en su seno a formaciones como el PSC o el PSIB.

Sobre la falta de independencia del poder judicial y el desprestigio del TC, totalmente de acuerdo. Sobre la supeditación de las leyes a la Constitución, siendo completamente cierto lo que dices...en la práctica no es tan sencillo argumentar si una ley o parte de ella se ajusta al texto constitucional; especialmente en el caso de los estatutos, que son leyes orgánicas "especiales" con carácter casi-constitucional.

Bueno, no nos acaloremos demasiado, que ya es verano y no conviene sudar mucho. ;P

Saludos!

Javier dijo...

La reacción es la cortina de humo. La sentencia les viene muy bien a muchos:
-Gobierno de la generalitat: intentar desviar la atención de la opinión pública de la economía, cuestión que tanto desgasta al gobierno de Zapatero, por ejemplo
-PSC: reafirmar su independencia respecto del PSOE para las autonómicas, aun a costa de dejar de ser (o no llegar a ser) un partido votado por inmigrantes de otras regiones españoles y por la burguesía catalana para ser un partido nacionalista
-ERC: encontrar el modo de remontar en las encuestas, cuestión que sólo pueden conseguir como partido nacionalista, y no como partido progresista. ¿De qué izquierda presume ser ERC, si no únicamente de ser nacionalista?
-CiU: insuflar los ánimos nacionalistas con su "España nos ataca" para consolidar su ventaja para las elecciones y dar la puntilla final a todos los partidos del gobierno catalán

El único arraigo secular es de como integrar el poder económico catalán en la economía española y de ahí su proyección al exterior. El debate ha sido de la burguesía, y de ahí ha sido asimilado por la sociedad en una cuestión de nación/nacionalidad. El debate ha sido en su inicio industrialización catalana/sector agrario castellano, librecambismo catalán/proteccionismo castellano, etcétera, un debate económico donde la estructura económica catalana ha chocado con el atraso del resto de España, cuestión que ningún gobierno ha conseguido resolver, lo mismo que en Italia la brecha norte/sur donde los ricos se preguntan si el resto pobre no les supone más trabas que facilidades. Yo no veo más debate nacional que el que nos intentan vender, pero lo esencial está en lo que he dicho.

participación electoral para el Parlamento catalán
1980: 61,34%
1984: 64,36%
1988: 59,37%
1992: 54,87%
1995: 63,64%
1999: 59,2%
2003: 62%
2006: 56,77%

Sinceramente, estos resultados no indican que el 80% de los catalanes vote nacionalista u otra cosa. Esos resultados están por debajo de lo que se espera en países más comprometidos con las elecciones (un mínimo del 70% y un máximo del 80%), resultados que ya sobrepasan otras regiones españolas. El problema no es que haya mayorías nacionalistas o no nacionalistas, sino que un sector importante del electorado se abstiene.

Ni me disgustan ni me agradan los resultados, simplemente hay que tener en cuenta todas las variables, así que entenderás que en eso no me gusta ser comparado con el PP. Si yo fuera catalán, no hay actualmente ningún partido que sea de mi gusto, y comprendería perfectamente a la gente que se abstiene.

Si no tuviera criterio y me dejara llevar por una voluntad partidista defendería contra viento y marea al PSC. Pero por lo que veo, es un partido que ha fracasado a la hora de ser alternativa al nacionalismo (ya estuvo a punto en 1999, con el 38% de votos), ahora, a ver si es capaz de mantener su 26% actual, resultado decepcionante para el fuerte sistema de partidos que tenemos en España, que si fuera Países Bajos lo entendería (aunque estamos viviendo los primeros síntomas de fragmentación del sistema de partidos)

Saludos!!

Dion dijo...

¡Te has currado la respuesta, eh! Cómo se nota que estás de vacaciones ;D

Afortunadamente para mí, no es la primera vez que tengo este debate, así que ya tengo preparada la contraargumentación en la recámara, jajaja.

Dices que el problema es que la sociedad catalana se abstiene por hartazgo, o por no verse reflejada en sus partidos. Se me ocurren hasta cuatro objeciones a ese argumento:

Primero.Se da el fenómeno que una mayor participación suele coincidir con un aumento del voto nacionalista. Así, la participación récord de 1984 coincide con los mejores resultados de la historia de CiU, que obtuvo más de 1.300.000 votos. Sólo recupera ese caudal de votos en el otro pico de participación de 1995, si bien los principales beneficiarios de esa nueva oleada fueron precisamente los otros nacionalistas de ERC e ICV (el PP también subió, pero a costa de los socialistas hundidos
del final de la era González y por el "efecto base" de los pésimos resultados anteriores). Es una situación parecida al País Vasco, donde la participación masiva del año 2001 se tradujo en resultados récord para el PNV, y la deriva "españolista" del PSE en un batacazo igualmente histórico.

En resumen, ese electorado abstencionista, cuando se moviliza lo hace para votar opciones claramente nacionalistas, manteniéndose la proporción total de voto nacionalista bastante estable independientemente de las fluctuaciones en la participación.

Segundo. La participación no es tan baja, sobre todo teniendo en cuenta que son elecciones autonómicas, estando en la línea de la participación de elecciones nacionales recientes en Inglaterra o Estados Unidos.

Tercero. Aún más importante: es una participación estable, típicamente entre el 55% y el 65% del censo. Así, aunque tiende a ser menor que en otras comunidades, se mantiene dentro de las fluctuaciones y tendencias generalizadas en toda España. Consecuentemente, no se puede atribuir la menor participación a la deriva nacionalista seguida por los políticos catalanes. Ni siquiera a la vida política específicamente catalana, como mantienes. Es así porque siempre ha sido así, porque ese es el carácter del electorado catalán desde los inicios de la Democracia.

Cuarto. A pesar de la abstención, es imposible que ocho elecciones consecutivas hayan arrojado una mayoría política nacionalista tan clara si esta no se correspondiera con una clara mayoría social. Es sencillamente imposible. Las elecciones, aunque sólo participara un 50% "raspado" del electorado, son casi una gran "encuesta" con más de dos millones de muestras. Si eso no es suficiente para conocer el pulso de una sociedad, es que entonces nada puede.

Dion dijo...

(continuación...)

En lo tocante al tema del declive del PSC. Dices que en las elecciones del 99 estuvo "a punto de ser alternativa a los nacionalistas", pero entonces ya fue en coalición con ICV, y en las de 2003 volvió a ser la lista más votada con la promesa de más autogobierno y nuevo estatuto, por lo que no parece que su último cénit electoral coincida con un intento de ser esa "alternativa al nacionalismo", sino más bien todo lo contrario. El último declive del PSC empieza precisamente cuando se le empieza a tachar de "títere de Madrid" (sic) incapaz de defenderse de los recortes estatutarios, al tiempo que la imagen de Zapatero se resiente por no haber "apoyado" (como prometió en 2003) el texto salido del Parlamento de Cataluña.

En cuanto al "debate secular" sobre la integración de Cataluña. Ya en su momento se criticaba a la Lliga de egoísmo y de perseguir simplemente "ventajas económicas para la burguesía"; pero no solamente los liberales centralistas de Madrid, también desde una izquierda nacionalista republicana catalana que despreciaba el posibilismo tacticista de Cambó. Si no hubiera un componente realmente social, cultural y emocional "nacional" arraigado, esas críticas no tendrían sentido.

Y para terminar. Creo que ambos estaremos de acuerdo con Hobsbawm en que la nación en su sentido actual nace en la época contemporánea, y que los primeros "nacionalistas" son las élites. Gracias a las superestructuras sociopolíticas y económicas, ese "nacionalismo" va cuajando en una fase posterior en el grueso del "pueblo" (la famosa afirmación de "hemos hecho Italia, ahora tenemos que hacer a los italianos ;D).

El nacionalismo catalán no es una excepción, y precisamente por eso lo importante no es que lo haya vendido (en su formulación actual desde el siglo XIX) la "burguesía" por motivos políticos o económicos, como bien señalas, porque eso sucede casi siempre. La cuestión es si se ha convertido en un "sentir" mayoritariamente arraigado en la población. Yo creo que, por todo los motivos que he expuesto, lo es.

¡Menudos tochos! Pero es que el tema es interesante y trae cola...Bueno, ya no se me ocurre mucho más que argumentar. Deberías hacer un "backup" con estos debates, igual algún día hasta los puedes publicar, jajaja.

Saludos.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho el artículo, respecto al Estatut sólo decir que es el órdago que empleó Maragall para alcanzar el gobierno de la Generalitat, no era una necesidad ni una reivindicación social, ni siquiera CiU o ERC se lo planteaban, sencillamente se lo sacó de la manga, y todo porque en clave electoral podría dar sus frutos: oposición doble tanto a CiU (Pujol) como al PP (Aznar), pero el recurrir 'al fin justifica los medios' al final se ha vuelto en contra del socialismo.

Semejante disparate maragalliano ha azuzado y articulado un movimiento independentista mayor, ha subido el nivel de soberanismo en partidos hasta la fecha autonomistas, incrementado el enfrentamiento contra el resto de españoles, y despertado -en algunos- los instintos mas bajos, como los que ayer intentaron agredir al President.

Echo de menos aquel PSC que acusaba a CiU de envolverse en la bandera y de confundir Cataluña con el gobierno autonómico, y a éste con CiU. Al final el PSC ha adoptado los mismos vicios y misma jerga.

¿La solución?: Pasa inevitablemente por perder la Generalitat y regenerarse en la oposición. Desde luego que envidio a mis compañeros de Euskadi.

Jordi.
Badalona.

Javier dijo...

Vamos a ver como de larga me sale la respuesta, jeje.

No tengo ninguna objeción a la base de lo que tú dices, sobre los datos contrastados de voto nacionalista y participación electoral. Discrepo sobre la idea de equiparar a los abstencionistas a potenciales votantes nacionalistas o a las elecciones a una gran “encuesta”. Si las elecciones autonómicas catalanas arrojan una sociedad nacionalista, ¿qué sociedad describen las elecciones generales en Cataluña? Elecciones con, antaño, mayor participación electoral, hoy venida a menos, pero que sin embargo arrojan resultados sensiblemente distintos, con los socialistas como vencedores en todas las convocatorias y con el PP con resultados muy por encima de los autonómicos.

Voto útil, los dos tipos de electorado socialista del PSC, etcétera pero, ¿qué nacionalista votaría por partidos como el PSOE y PP? En todo ello extraigo dos conclusiones: la participación y la abstención, a fuerza, desdibujan la realidad social; y no se puede determinar que exista una mayoría nacionalista.

Siempre ha habido, en cambio, un sentimiento catalanista regionalista, con vocación de influir en la marcha del Estado y en tener a cambio la autonomía, una ideología más acorde con los intereses de la clase económica catalana, donde la idea de independencia es nociva. Sí, tienen muy presente “la pela”. Ni siquiera en las dos ocasiones históricas, 1931 y 1933, las posibilidades de independencia tenían visos claros de llevarse a cabo. Permítemelo a riesgo de irme por las ramas:
-Primero, teniendo en cuenta que 1933 fue abortado por la intervención del Estado por vía policial (sin derogar el Estatuto ni la autonomía, sino suspendido su gobierno de entonces y sustituido por otro, del Partido Radical y la Lliga);
-segundo, ambas proclamas de “independencia” realizadas por líderes de ERC tenían en cuenta englobar Cataluña en una federación o república federal de España. No dejaba de ser un proyecto burgués, federal, seguidor de las ideas de Pi i Margall. Si hubiera habido realmente independencia, ésta debiera haberse dado en 1931, cuando ni la monarquía ni la nueva república tenían más capacidad de maniobra que la diplomacia, como bien demostraron Alcalá Zamora y Azaña con Macià y Companys.
-tercero, y esto es una quimera, pero fundada en los análisis del sociólogo Juan J. Linz: de haberse mantenido la república, las izquierdas burguesas habrían conseguido unirse, en una especia de CEDA de izquierdas.

Sinceramente, creo que anteriormente la clase política podría ser más o menos radical, pero tenía los pies en la tierra y sabía perfectamente por qué terrenos pisaba. Hoy, o son más tontos, o más mentirosos. Todas las encuestas de opinión reflejan el escaso apoyo a una secesión y una mayoría “tan catalana como española”. Ésas son las barreras a las que se enfrenta parte de la clase política catalana, y reaccionan o bien en una postura pragmática pero nacionalista, como CiU, o frentista, como PP o ERC. Esa mayoría centrista es la que se intenta borrar, trazando una línea divisoria entre lo catalán y lo español, como intentan los independentistas con la sentencia del Estatuto, o enfrentando nacionalismo catalán con nacionalismo español, como hizo el PP desde el gobierno para ampliar su reducida base en Cataluña. Ésa es la gente que se abstiene de votar a un PSC más nacionalista que socialista, pero que luego vota a los socialistas como partido de izquierda de España. También es la gente que puede votar a CiU en las autonómicas y luego al PSOE en las generales, o al PP, etcétera… es decir, no es nacionalismo sino pragmatismo, votando al partido que mejor defienda sus intereses. En España existe una mayoría de un partido que aún mantiene su programa máximo del siglo XIX, la socialización de los medios de producción, como en Cataluña hay una mayoría de partidos cuya aspiración máxima es la independencia, pero no por ello existe ni un sentimiento socializante ni uno independentista.

Javier dijo...

(continuación...)

Yo separaría muy claramente el concepto nacionalismo de regionalismo, que es lo que parece existir en Cataluña. Nacionalistas hay en Quebec, nacionalistas hay en Escocia, nacionalistas hay en Bélgica, donde hay partidos que plantean claramente la secesión y han realizado referendos o proyectos de llevarlo a cabo. Eso no ha existido ni en todo el largo período de gobierno de CiU.

Tú coges los ejemplos de participación de Gran Bretaña o Estados Unidos, pero yo prefiero fijarme en la participación de países pequeños en población, más semejantes al tamaño demográfico de Cataluña. Exceptuando Bélgica, por su voto obligatorio, las elecciones son de alta participación en países como Países Bajos (75%), Dinamarca (86%), Noruega (76%), Suecia (82%) o Finlandia (68%), países con una trayectoria de sufragio universal con prácticamente el mismo recorrido histórico que los que tú dices. Sobre todo, muchos países mejoraron su participación electoral tras la II Guerra Mundial. Aquí, la experiencia de una dictadura no ha mejorado la participación, sino que mantiene su continuidad histórica de la época de la república. ¿Calidad de la democracia, competencia electoral? El programa de gobierno del tripartito no ha diferido de lo que hubiera hecho CiU, y reduciéndose la competencia electoral se reducirá la participación electoral o mantendrá sus mínimos históricos. ¿Qué aspectos nuevos aportaba el reciente Estatuto de Cataluña? Nada, no fue nada del otro mundo, de ahí la escasa participación del referendo. No me conformo con un “es así porque siempre ha sido así”. Yo veo los culpables: la escasa cultura democrática y la nula competitividad electoral de la clase política. Todo ello se traduce en una escasa calidad de la democracia.

Así que, por lo que yo expongo, y siguiendo en la tónica de Hobsbawm y la invención de las naciones y las tradiciones, si hay un sentimiento catalanista, éste no es antiespañol. El peligro viene ahora, cuando van a seguir intentando acabar con ese sentimiento por uno sectario, en la línea de lo que decía Schopenhauer: “cuantas menos razones tiene un hombre para enorgullecerse de sí mismo, más suele enorgullecerse de pertenecer a una nación”. Creo que esa reflexión tendríamos que tenerla muy en cuenta.

Javier dijo...

Jordi, muy interesante tu reflexión, más si cabe al venir de Cataluña. Soy de la opinión, como bien discuto con Dion, de que el PSC ha perdido el rumbo y necesita la oposición para regenerarse. Sin embargo, poseo un ligero toque pesimista, y he perdido las esperanzas de que los políticos socialistas catalanes consigan enderezar su discurso y práctica. Me alineo más con un “que se vayan todos” que en la confianza. Lanzando una profecía, llegará un momento en el que se opondrán la cordura contra la insensatez, aunque llegará demasiado tarde, y el socialismo catalán deberá romperse en dos si siguen las tendencias actúales. Aunque el conflicto no es tan serio, no veo tanto que Montilla se haya convertido tanto al independentismo militante como al catalanismo interesado de CiU. Siempre hay una lucha de poder, entre o en los partidos, donde las cuestiones ideológicas son mero disfraz de lo que verdaderamente está en juego.

Sin duda el PSE juega una estrategia mucho mejor, donde el eje se va a desplazar a la izquierda-derecha, dejando a un lado el nacionalismo-no nacionalismo, eje que se mantiene en Cataluña y será fatal para el socialismo catalán. Valoraciones como las tuyas son las que hacen falta en el PSC y también en el PSOE. Un saludo y gracias por pasarte por este blog, te animo a seguir ;)

Saludos a los dos ;)

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