La crisis económica no para. Tal es la obstinación de los Gobiernos conservadores de Europa y Estados Unidos de no reconocer la herida de muerte que sufre el sistema económico, que sólo pretender mantener la economía mediante ayudas que no solo no la sacan de la crisis, sino que esas mismas ayudas son absorbidas por la caída del consumo, de la producción y de los beneficios, y exigen cada vez más. Alargar la agonía. Es necesario, eso sí, que la economía no se hunda. Pero es obvio que es necesario un transplante de un órgano nuevo antes de que se termine muriendo el paciente.
Lo más cercano al cambio del sistema que se ha llegado, es a que los Gobiernos y partidos liberales hayan reconocido de facto la falsedad e inviabilidad de sus programas, y, a partir de ahí, a aceptar los postulados de la socialdemocracia en economía dentro del capitalismo, para reajustarlo y extender la riqueza y el trabajo a los ciudadanos.
Así, España ha destinado en sus Presupuestos una gran partida para las obras públicas, y el Gobierno de Zapatero ha destinado fondos para sufragar las obras emprendidas por los ayuntamientos. Ahora, Alemania ha lanzado un segundo plan centrado en las inversiones públicas, con 50.000 millones de euros destinados, sumados a los 35.000 millones de dos meses. De éstos, 18.000 millones se destinan a la modernización de los centros educativos y hospitales. También se contemplan rebajas fiscales a las rentas más bajas (la prensa no ha dicho nada de las rentas altas, así que o no se les rebaja nada, o peor, no se dice que se haga, y sería terrible) y una bajada de las cotizaciones a la Seguridad Social. Se aumenta la ayuda por nacimiento en cien euros y aumentará el límite mínimo de exención fiscal hasta los 8.004 euros. Para las empresas con problemas de liquidez se les otorgarán créditos y avales del Estado, una cobertura que podría llegar a alcanzar los 100.000 millones de euros, pero no asumirán parte del capital de los bancos en crisis. Por último, se ayudará a la industria automovilística, muy importante para las exportaciones de Alemania.
Keynesianismo. Obra pública. Rebajas a las rentas bajas. Ayudas a la industria. La CDU no contemplaba nada de esto en su programa, contemplaba el neoliberalismo. Hubiera sido terrible si hubiera llegado al Gobierno sin la coalición con la socialdemocracia alemana y se hubiera empeñado en mantener su programa. Aquí, en España, sus compañeros ideológicos, los conservadores, exigen que se recorte la inversión social. Dicen que quieren que se cree empleo. ¿Qué tipo de empleo? El empleo precario, el empleo del salario ridículo.
Es muy necesario salir de la espiral descendente de la economía. El vehículo no es el capitalismo, serán las propuestas económicas que los partidos socialistas pueden y deben hacer, una nueva economía. Pero aún muchos de los partidos socialistas se mantienen indecisos, entre el espíritu y la acción, de querer reformar y no saber cómo o no quererlo, por miedo. A su izquierda, está la vuelta a formas arcaicas o ni siquiera eso. Como grandes partidos, a los socialdemócratas les corresponde hacer la alternativa. Es el momento, estos partidos tienen la posibilidad de tener la voluntad del cambio. Eso, o la desaparición de la alternativa, la desaparición de una vía realista ante los que quieren alargar la agonía, la derecha capitalista, y los que propugnan el anticapitalismo indefinido, la izquierda minoritaria. Y si desaparece esa izquierda mayoritaria, no triunfará la minoritaria, sino que lo hará la derecha. Es decir, triunfará la agonía, porque ellos tampoco tienen nuevas ideas para salir de esta crisis. Lo que queda: un mundo sin ideas para actúar.
Lo más cercano al cambio del sistema que se ha llegado, es a que los Gobiernos y partidos liberales hayan reconocido de facto la falsedad e inviabilidad de sus programas, y, a partir de ahí, a aceptar los postulados de la socialdemocracia en economía dentro del capitalismo, para reajustarlo y extender la riqueza y el trabajo a los ciudadanos.
Así, España ha destinado en sus Presupuestos una gran partida para las obras públicas, y el Gobierno de Zapatero ha destinado fondos para sufragar las obras emprendidas por los ayuntamientos. Ahora, Alemania ha lanzado un segundo plan centrado en las inversiones públicas, con 50.000 millones de euros destinados, sumados a los 35.000 millones de dos meses. De éstos, 18.000 millones se destinan a la modernización de los centros educativos y hospitales. También se contemplan rebajas fiscales a las rentas más bajas (la prensa no ha dicho nada de las rentas altas, así que o no se les rebaja nada, o peor, no se dice que se haga, y sería terrible) y una bajada de las cotizaciones a la Seguridad Social. Se aumenta la ayuda por nacimiento en cien euros y aumentará el límite mínimo de exención fiscal hasta los 8.004 euros. Para las empresas con problemas de liquidez se les otorgarán créditos y avales del Estado, una cobertura que podría llegar a alcanzar los 100.000 millones de euros, pero no asumirán parte del capital de los bancos en crisis. Por último, se ayudará a la industria automovilística, muy importante para las exportaciones de Alemania.
Keynesianismo. Obra pública. Rebajas a las rentas bajas. Ayudas a la industria. La CDU no contemplaba nada de esto en su programa, contemplaba el neoliberalismo. Hubiera sido terrible si hubiera llegado al Gobierno sin la coalición con la socialdemocracia alemana y se hubiera empeñado en mantener su programa. Aquí, en España, sus compañeros ideológicos, los conservadores, exigen que se recorte la inversión social. Dicen que quieren que se cree empleo. ¿Qué tipo de empleo? El empleo precario, el empleo del salario ridículo.
Es muy necesario salir de la espiral descendente de la economía. El vehículo no es el capitalismo, serán las propuestas económicas que los partidos socialistas pueden y deben hacer, una nueva economía. Pero aún muchos de los partidos socialistas se mantienen indecisos, entre el espíritu y la acción, de querer reformar y no saber cómo o no quererlo, por miedo. A su izquierda, está la vuelta a formas arcaicas o ni siquiera eso. Como grandes partidos, a los socialdemócratas les corresponde hacer la alternativa. Es el momento, estos partidos tienen la posibilidad de tener la voluntad del cambio. Eso, o la desaparición de la alternativa, la desaparición de una vía realista ante los que quieren alargar la agonía, la derecha capitalista, y los que propugnan el anticapitalismo indefinido, la izquierda minoritaria. Y si desaparece esa izquierda mayoritaria, no triunfará la minoritaria, sino que lo hará la derecha. Es decir, triunfará la agonía, porque ellos tampoco tienen nuevas ideas para salir de esta crisis. Lo que queda: un mundo sin ideas para actúar.
3 comentarios:
Hola,
Inversion publica no implica keynesianismo, al igual que keynesianismo es parte de ese capitalismo que criticas.
Que medidas a medio-largo plazo se han planteado? La recesion o depresion ayudara a limpiar los excesos y malas gestion de la expansion crediticia. Socialmente, debemos apoyar a los desprotegidos por trabajos de baja calidad, en paro y los que no lo estan.
Pronto andaremos por un millon mas de parados, pero seguimos sin abordar muchas cuestiones mas importantes. EL desempleo solo es el ultimo reflejo de esa espiral. Ojo a la deuda publica y ojo a la subida impositiva que aplicara el Gobierno (para nada socialista...).
Un saludo.
No hay que pararse en el keynesianismo, hay que seguir avanzando. Y para eso los partidos socialistas tienen que elaborar un programa que supere el sistema capitalisma. Sería un chiste que alguien que no fuera economista, como yo, elaborase una economía distinta. En todo caso se podrá atisbar modos, propuestas, ideas, que se encaminen en esa dirección, y que entonces los partidos encaucen todo eso, puesto que poseen personas preparadas. Entonces, la labor de la base, de los ciudadanos, de los que no sean economistas, es presionar para que se produzca. La otra opción será siempre la derrota electoral o la desaparición por falta de ideas.
Javier, nunca dejes que nadie ni nada te ponga limitaciones.
Un saludo.
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