Change? Maybe

Los cambios nunca suelen ser rápidos, ni revolucionarios, si quieren triunfar. Barack Obama ha despertado todo un culto y esperanza al cambio que proclamaba allá donde hablase. Cambio, cambio, cambio, como en su día Felipe González allá por el año 1982 y Tony Blair en 1997. Como ellos, los cambios, si los hay, serán poco a poco.

Obama acusó a McCain de perpetuar la administración Bush. Obama, rodeándose de un equipo que tiene en su seno a Robert Gates, secretario de Defensa con Bush, y a cercanos a Bill Clinton, como Susan Rice, Janet Napolitano, Rahm Emmanuel, Timothy Geithner, Peter Orszag y Paul Volcker, que dirigió la Reserva Federal con Carter y Reagan. Parece que quisiera hacer una mezcla de ambas administraciones pasadas. Lo cual no es de extrañar pues necesita rodearse de gente con experiencia de gobierno que supla sus carencias.

Como dice Paul Light, de la New York University: "se está desplazando del centro-izquierda al centro-centro. Sería justo llamarle pragmático". En Europa es posible ser pragmáticos de izquierdas, pero quizás este análisis para ellos es quitarle lo poco de izquierdas, de radical, que podría tener Obama. Es estar en ese centro, que tanto le gusta al Partido Demócrata. Eso sólo hará que todo siga más o menos igual. Habrá un sistema nacional de sanidad, habrá planes de choque para combatir la crisis… y habrá la misma política exterior, es decir, los Estados Unidos no piensan ceder su preeminencia mundial. Ya se ha advertido que será muy difícil cumplir con una retirada de Irak en 16 meses.

Yes, we can!… maybe. Los progresistas del resto del mundo podemos seguir tranquilos, que los ejemplos para la izquierda vienen de Europa y América Latina, no de nuestros amigos norteamericanos. Dos ejemplos para la socialdemocracia: Gordon Brown y Zapatero.