San Agustín fue el primer filósofo de la historia, una gran figura cuya influencia sólo puede ser comparada a la de Voltaire. Como historiador, aúna la historiografía judeocristiana con la romana, reflejo de su familia: su padre era pagano, su madre conversa al cristianismo, y él mismo se educó con los valores paganos neoplatónicos hasta su conversión al cristianismo a los treinta y tres años, edad muy simbólica, la edad a la que murió Cristo.
Su pensamiento se enmarca en el contexto histórico del siglo V, época de las invasiones germanas, pero de germanos ya cristianizados. San Agustín considera las invasiones como un castigo divino, pero a la vez ve a los germanos como un instrumento de Dios para la salvación de la humanidad. El saqueo de Roma del 410 derrumba la idea de la urbe como ciudad eterna, y San Agustín ve en ello un símbolo del fin de los tiempos. Elabora la idea de fin de la historia y se apoya en señales dadas por Dios, como la venida del Mesías y el máximo apogeo del Imperio Romano, finalizada por el saqueo de la capital. La historia está dividida por ciclos, el último de ellos es el de sus contemporáneos, acercándose el Juicio Final.
San Agustín se haya influido por las ideas del maniqueísmo y del donatismo de su juventud, además del neoplatonismo dualista. De la idea platónica de la caverna, San Agustín considera que la realidad tiene una vaga imagen en el mundo visible, pero a su vez hay una realidad perfecta en el mundo de las ideas. En obra De Civitate Dei, “La Ciudad de Dios”, plantea la existencia de una realidad superior, ideal, perfecta e inaccesible, la Ciudad de Dios, opuesta a la ciudad terrenal.
Al historiador, en esta situación, le corresponde la misión de recoger todos los mensajes divinos en la tierra, venidos del mundo de la realidad perfecta, símbolos divinos del fin de los tiempos.
La filosofía de la historia de San Agustín influye en los autores inmediatamente posteriores a él, como Paulo Orosio, Hidacio o Juan de Bíclaro, entre otros. Son los “universalistas”, autores de “historias universales”, manteniendo la idea de recoger los símbolos divinos en la tierra, convirtiéndose cada vez más en legitimadores de los germanos como grupo dominante en Occidente, al considerarlos instrumentos divinos para la liberación de la humanidad. Su influencia no termina en la Edad Media, sino que se extiende en la Historia hasta llegar a nuestros días, como la historiografía marxista.
1 comentario:
El primer parrafo recoge unas afirmaciones que quitan el hipo.
Yo hubiera simplificado diciendo que la Historia es un sin sentido donde estudiarla no es mas que el estudio y evolucion del pensamiento de los "Grandes".
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