La imputación al juez Garzón por investigar los crímenes del franquismo y exhumar a los desaparecidos pone de actualidad los problemas a los que se enfrentan las sociedades que vivieron una dictadura en el pasado. Los crímenes que cometió el bando republicano, sin embargo, fueron investigados y severamente castigados en las peores circunstancias posibles por instituciones surgidas de la reacción al gobierno frentepopulista. Es desalentador que aún hoy no seamos lo suficientemente maduros como para reconocer los horrores cometidos y pasar página definitivamente encontrando a nuestros desaparecidos.
Que se acabe condenando judicialmente aquello que ha desaparecido, la dictadura, o a aquellos que participaron en ella y van dejando paso al imperativo biológico es secundario. Ya va siendo demasiado tarde. Quizás sea entonces el momento para los historiadores de verdad de reconocer realmente quién hizo qué y llamar a las cosas por su nombre: muchos fueron asesinos y muchos fueron héroes. Pero son cosas, como digo, que ya pertenecen a la historia.
España no es una isla en medio de un mar de raciocinio. No hay que ir muy lejos para saber que en nuestro país vecino los colaboradores de la dictadura salazarista no sufrieron un revanchismo exacerbado. Tampoco en muchos de los antiguos países del bloque socialista. Los miembros de la Stasi y los millones de informadores prácticamente se confundieron con el paisaje. Los antiguos gobernantes se reciclaron y aún hoy sus herederos siguen participando en la vida pública a izquierda y derecha.
En los casos de Chile y Argentina, por poner los ejemplos de las dictaduras americanas más relevantes, sólo hasta hace pocos años se ha podido sentar en los banquillos a parte de esos que hicieron desaparecer o fusilar a millares de ciudadanos. Las resistencias y obstáculos han sido enormes: Pinochet se quedó encerrado en su casa, así como los dictadores argentinos, muchos han muerto en sus camas y lo peor todo han sido las leyes de amarre y punto final, las “leyes de la impunidad”.
¿Y por qué? Pues porque esas dictaduras no eran sólo las de un puñado de militares reaccionarios o de revolucionarios exarcebados. Como dice el profesor Labandeira, es mentira que a Franco no le quisiera nadie. Allí y acá amplios poderes de la sociedad civil, y gran parte de la sociedad civil, respaldaban esas dictaduras. Y no hay que olvidar que en todas, incluso en Portugal, las transiciones de la dictadura a la democracia contaron con el protagonismo o la colaboración de las antiguas autoridades. ¿Acaso Spínola no era un general crítico pero no opositor del ejército salazarista? ¿No pactó el régimen de Pinochet con la Concertación los pasos a la democracia vigilada? ¿Y de dónde venía Suárez?
Hubo más reforma que ruptura, y eso implica un acuerdo por ambas partes. Desgraciadamente, conllevaba dejar a un lado muchas causas pendientes. La tragedia es que una parte no sea capaz de reconocer nuestra propia historia. Otros lo han hecho. Santos no ha habido ni va a haber.
3 comentarios:
Santos, gracias a Dios, los ha habido y los habrá; como mártires y libertadores.
Pero NO repitamos mentiras; por que, por ese sólo hecho, no se convierten en verdad aunque MUCHOS acaben creyéndoselas. A Garzón NO se le imputa por "investigar los crímenes del franquismo".
Defendamos el SISTEMA de garantías, NADIE está por encima de la ley; y la Justicia menos.
Si un juez dicta una sentencia exculpando a Carrillo en una querella por los casos de Paracuellos amparado en la Ley de Amnistía del 77, creo; ese mismo juez abriendo diligencias sobre la represión posterior, está actuando "A SABIENDAS"; pues en su actuación previa fue en un sentido y en la posteriror es en sentido contrario. Eso es PREVARICACIÓN, pero sobre ello deben definirse los jueces, con el consabido corporativismo que demuestran habitualmente; pero estemos de acuerdo, o no, con el resultado es el Sistema el que está en juego: separación de poderes, con independencia de toda presión externa.
Sin embargo, esa no ha sido la reacción, sino que se debe a todo lo que he escrito.
Pero los hechos, son los hechos; y un juez debe dar ejemplo en le sometimiento a la ley, no está por encima de ella, y no es cuestión de reacciones.
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