
El enfrentamiento que se vive en el seno de la federación nacionalista resulta de los rifirrafes por las listas electorales, y la inclusión o no de miembros soberanistas para las elecciones como medio de arrebatarle votos a Esquerra Republicana. Duran prefiere como número dos al convergente y moderado Pere Macías frente a Homs.
Ante la posibilidad de la inclusión de un independentista en las listas Duran ya ha declarado revisar los conceptos de soberanía en tanto que los Estados no son soberanos y que Cataluña en España debe estar por medio del pacto y el acuerdo y no por la secesión, más el reconocimiento de España de tener diferentes culturas, lenguas y en Cataluña de que España es una nación.
Las declaraciones de Duran son de especial importancia, espero que no dichas por sólo la cercanía electoral y sean parte de su ideología más inflexible. El único punto discordante es el referente al “acuerdo” de Cataluña con España. De acuerdo en que España es una nación en la que habitan ciudadanos de iguales derechos y deberes y que poseen lenguas distintas y culturas diferentes pero con una historia en común desde hace siglos. Cataluña, pese a tener más diferencias junto con Euskadi que Extremadura, Murcia o Asturias frente al resto de España, tienen exactamente sus ciudadanos los mismos derechos. No la región, no es un sujeto de personalidad propia, son los ciudadanos. Y todas sin distinción ni privilegios conforman la nación española. Y hace bien Duran en advertir del mal juego que usa el nacionalismo, que sólo puede llevar a una profunda frustración puesto que la independencia es un camino que nunca se seguirá ni se debe seguir, puesto que ni el resto de España ni ellos mismos salen beneficiados de una división así.
Es una gran pena que la derecha que represente Duran sea tan minoritaria tanto en Cataluña como en el seno de España, pero es una derecha claramente sensata y democrática. ¡Ojalá la derecha española y la derecha catalana fuesen igual de sensatas! Pero a Duran no hay que hacerle olvidar que su “enemigo” o adversario no está fuera de Unió, sino de dentro: sus juventudes son mayoritariamente soberanistas. Quizá con el tiempo se moderen, pero que también les haga ver a ellos que la apuesta soberanista es una apuesta fracasada.
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