Joan Herrera va camino de convertirse en el próximo líder de la izquierda ecosocialista catalana. En su nueva asamblea de este fin de semana, Saura se mantiene como presidente, en su último mandato, y el senador Jordi Guillot cede su puesto de secretario general a Herrera.
La transición total del viejo PSUC a la “generación verde” de los jóvenes ecosocialistas parece estar completándose. La presencia de Herrera como diputado en el Congreso de los Diputados, de ese diputado que iba a las sesiones en bicicleta (ahora no sé si lo ha cambiado por coche oficial o sigue en su ejercicio ecologista) le ha forjado una imagen como próximo líder ecosocialista.
La transición total del viejo PSUC a la “generación verde” de los jóvenes ecosocialistas parece estar completándose. La presencia de Herrera como diputado en el Congreso de los Diputados, de ese diputado que iba a las sesiones en bicicleta (ahora no sé si lo ha cambiado por coche oficial o sigue en su ejercicio ecologista) le ha forjado una imagen como próximo líder ecosocialista.
ICV está desde hace unos años en un ejercicio de contradicción y bloqueo. En sus relaciones con IU, pueden verse tensionadas si Cayo Lara, comunista, es elegido coordinador general de la coalición. En el gobierno catalán, el control de Interior les ha hecho ser responsables del orden público y combatir a los alborotadores, cuando por ideología lo más lógico sería ponerse de su parte, pero la izquierda no debe quedarse nunca para siempre en el ámbito de la oposición y la protesta, sino en el de gobierno e innovación. Y guarda una ambigüedad terrible en lo referente al destino de Cataluña dentro o fuera del proyecto español. Recordemos que fue un concejal de ICV, junto con otro de Esquerra, que lanzaron la polémica que Extremadura tiene una situación “tercermundista”. La polémica tiene que hacer reflexionar a todos a cuánto llega la ideología izquierdista de ICV, si su izquierdismo se circunscribe a las cuatro provincias catalanas y más allá se practica una retórica nacionalista excluyente. Eso es dudosamente de izquierdas (y también tiene que hacernos pensar el comportamiento de izquierdas del gobierno catalán y sus tres partidos), el egoísmo no es de izquierdas.
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