Cada año, Fondo por la Paz realiza, y la revista Foreign Policy publica, el Índice de Estados fallidos. Mediante el uso de miles de fuentes de información y por diversos indicadores (tales como las presiones demográficas, desarrollo desigual o derechos humanos) los 177 Estados reconocidos son clasificados es su riesgo de fracaso.
Guerras, desastres naturales, problemas económicos, disputas entre las élites, corrupción… son muchas las cosas que llevan a que un Estado alcance los más altos índices de fracaso. Pero, ¿fracasan por sus propias características o más bien es un fracaso del orden internacional? Un orden internacional que se basa en la hegemonía de un solo país, y con relaciones internacionales basadas únicamente en sus intereses, alejados de aspectos tan necesarios como la solidaridad internacional o el respeto de los derechos humanos, contribuye en buena parte a este desastre.
¿Podemos esperar que la atención internacional se centre en los problemas de Yemen o Pakistán, o aún los de Myanmar? Yemen está camino de ser un nuevo Afganistán por el conflicto cercano de Somalia y el agotamiento de sus propios recursos; Pakistán, país aliado de Estados Unidos, es incapaz de controlar el terrorismo fundamentalista; el Estado en Myanmar se está deslegitimando por la férrea opresión que ejerce, y que no recibe ya atención internacional.
La atención vendrá, como muchas veces, cuando ya sea demasiado tarde. Cuando Yemen o Pakistán sean nuevos focos del terrorismo, o se instalen nuevos gobiernos, que desplacen a los viejos por su inoperancia, pero que no solucionarán los problemas de la población.
La crisis económica no hace sino empeorar la situación, ya de por sí precaria, de muchos países. Es el llamado efecto latigazo, en países muy dependientes del comercio de sus materias primas. Los precios suben de forma muy rápida y se desploman aún más rápido. Recordemos la crisis del precio de los alimentos en Asia. Mayor consumo, descenso de producción… y cambio climático.
Los que, desde hace treinta décadas, elevaron a la cualidad de sagrado la desregulación económica, la iniciativa individual como motor principal de creación de riqueza, la precariedad del Estado de Bienestar y un pragmatismo profundamente amoral en cuestión de alianzas con las dictaduras más abominables del mundo y la explotación desmesurada de los recursos, tanto humanos como del planeta, sin pensar en las consecuencias.
Si millones de personas pasan hambre o son represaliadas por sus gobiernos, no es por su falta de iniciativa individual, como lo achacan los paleoliberales. Es por favorecer como única iniciativa la de las altas finanzas, omnipotentes gracias a las pocas o nulas regulaciones, capaces de llegar a acuerdos con los peores tiranos o de explotar sin piedad a millones de trabajadores desesperados. Más de la mitad de la población muere de penuria por culpa de esa doctrina diabólica. Por culta de esa misma doctrina existe esta crisis.
Por lógica, por solidaridad humana y por moral, hay que responder. Una rebelión cívica. Pero de verdad. Los grandes esfuerzos que emplean algunos sectores sociales en su autoproclamada rebelión cívica bien pueden emplearse para, con más dureza si cabe, exigir un cambio del orden existente y no comportarse como marionetas. En el año 494 antes de nuestra era, los plebeyos de Roma se retiraron al Aventino como presión a los patricios, a los que no les quedó más remedio que ceder a sus peticiones. No habrá alternativa, socialdemócrata, progresista, o simplemente moral, al paleoliberalismo renqueante, si no hay dura respuesta desde abajo.
5 comentarios:
El orden no puede fallar a menos que hablemos de "control". Si se habla de "control" no hablamos de "libertades". Si no somos libres, ¿para qué queremos un Estado?
Las cosas en ciertos sitios no son tan simples como en nuestras sociedades.
Un saludo, campeón.
El control no debe ser más que la salvaguarda de los derechos humanos y la garantía de la igualdad de oportunidades. Así sí se puede hablar de libertades.
¿Y hace falta "el control" para ello?
http://es.euronews.net/2009/07/13/daniel-cohn-bendit-la-socialdemocracia-europea-esta-enferma-hasta-zapatero-/
Javier, te debo felicitar por el blog, lo encuentro muy bueno en contenido, ya sea: político, histórico o filosófico. Estaba buscando otra manera de poder contactarme contigo para poner en la mesa una queja de tu blog, que alude a un personaje de tu galería socialista: Michelle Bachelet.
contactame a mi correo: cperalta25@gmail.com
Saludos.
Arriba los socialdemocratas!!!
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