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jueves, 17 de noviembre de 2011

Este país necesita algo más que un Parlamento, necesita esperanza: reflexiones antes del día de reflexión

Mañana se acaba ya la campaña electoral. Dentro de tres días estaremos votando. Uno se pregunta el por qué de ciertas costumbres en las elecciones de nuestro país. Desde el martes previo a la jornada electoral se prohíben encuestas, el día anterior a las elecciones se prohíbe pedir el voto para garantizar una jornada de reflexión, algo que en pocos países existe; se ha convertido, más bien, en un día de descanso tras dos semanas intensivas de promesas, anécdotas, mucho debate (poco entre los presidenciables) y demasiada información acerca de los programas electorales. Esto último es una broma, en estas elecciones. A juzgar por las encuestas, pocos parecen tener aún dudas acerca de su voto; si una campaña existe para dar a conocer un programa, pedir el voto, y hacer que el electorado se vaya moviendo, esta es una campaña con un sonoro fracaso. Esto lleva a otras reflexiones, por ejemplo, de qué sirve hacer mítines hacia grupos que ya están convencidos de su voto, ¿no es quizás el mitin un acto electoral desfasado? Pero, al parecer, queda muy bien en la pequeña pantalla diez segundos de cualquier líder hablando ante miles de personas, atento a la lucecita roja que indica que proceden a grabarle para el telediario del mediodía o de la noche. A pesar de la importancia de la pequeña pantalla, lo que no se ha hecho en cuatro, o en dos años, es imposible cambiarlo en dos semanas.

Rajoy, hay que reconocerlo, lo ha demostrado con creces. En dos semanas no ha hecho lo que tampoco ha realizado en cuatro o dos años. Ciertamente, su estrategia es la de permanecer callado y esperar, y muchas cosas indican que, por desgracia, tendrá éxito aunque, sin querer adelantarme, es una gran verdad que las elecciones las pierde el gobierno y no las gana la oposición. A lo sumo, Rajoy nos dio un par de silogismos sobre economía pero no nos respondió a cómo usaría su varita para resolverlo todo si ganase las elecciones. Sin embargo, creo que terminó por creerse el mantra conservador que, de ganar su partido las elecciones, al día siguiente todo iría por "el buen camino", que dijo hoy Esperanza Aguirre (me aterra que pueda haber ideas tan divergentes sobre el buen camino). Ahora, parece querer curarse en salud y ya va advirtiendo de que "el gobierno no lo puede hacer todo" (que se lo digan a Zapatero) y, si primero decía que no iba a tocar nada de los servicios públicos, ahora es tocar todos, menos las pensiones. ¿Y si en el próximo aviso son todos, y también las pensiones? Elecciones ya pasadas, claro está. Rajoy tiene una máxima: contar la verdad antes de unas elecciones es la mayor insensatez.

Es curioso cómo los políticos se acercan, a regañadientes, a la realidad. Primero el PSOE negó la crisis, pero el PP la quiso ver antes de tiempo, y ni unos ni otros previeron que esta crisis no iba a ser un bache en el camino, ni para España ni para Europa. Rajoy tiene razón: si hay empleo hay más ingresos. Al PSOE le ha ocurrido lo contrario: a menos empleo menos ingresos, y de ahí está cayendo el frágil castillo de naipes de la economía nacional. El PSOE se está quemando haciendo lo que puede para que el barco no se vaya a pique; ciertamente, España no ha sido intervenida, como Irlanda, Grecia o Portugal, pero me temo que la situación no se puede sostener mucho. Sin ingresos, ni la socialdemocracia ni el liberalismo pueden salvar una economía. En un mundo globalizado, y más en un mercado tan integrado como el europeo y sin soberanía monetaria, un país puede hacer muy poco. El PSOE llevaba una lógica: si se aguanta hasta que la economía mundial se recupera, el país se recupera. Por desgracia, la crisis no ha terminado. ¿Y que ocurriría si en pocos meses España necesita un rescate europeo? Rajoy, y Rubalcaba, lo tienen en mente, aunque no lo digan. A Rajoy se le nota, y sus lugartenientes ya lo avisan: si ellos gobiernan, habrá movilizaciones populares, una especie de "os lo advertimos y no tenéis derecho a quejaros".

Hay quienes dicen que Zapatero ha hecho los recortes más grandes de nuestra historia. Lo que no dicen es que si no ahora estaríamos peor. Personalmente, me puse en contra de los recortes (está expuesto en este blog) y, como otros, nos lamentamos de que no se hubiera hecho algo en la época de vacas gordas. Pero, ¿quién lo hubiera hecho? ¿Quién pensaba que se aproximaba este tsunami financiero? La política más antisocial es quedarse sin financiación. Otros, en su programa electoral, hablan también de crear empleo por financiación pública. Sí, a muchos nos parecería bien pero, ¿se podría hacer en este contexto? Porque estamos en lo mismo: el Estado está endeudado, necesita más deuda y esta se encarece cada vez más. ¿Cómo se resuelve? Argumento de Rajoy: más empleo, más ingresos. Sin el cómo, vamos listos. Argumento de Izquierda Unida: empleo pública. ¿Cuáles, cómo, para qué? El mismo callejón sin salida. Argumento de Rubalcaba: inversión en I+D+i y en educación. Otra vez a lo mismo, con qué dinero, pero es el argumento que más se aproxima a la realidad. Las políticas a largo plazo son las más acertadas, pero las que nadie ve ni reconoce. A izquierda y derecha del PSOE se dan respuestas populistas, irreales y a corto plazo. No se puede resolver así nada. Rubalcaba, y cualquier político, tienen difícil vender y ganar con políticas de largo plazo. La herencia de Zapatero es envenenada, sí, pero si no estuviera él, sería la herencia envenenada de cualquier otro, de izquierda o derecha.

Zapatero debe ser, actualmente, el político más odiado de España. La derecha le odia desde siempre, y para ellos el 20 de noviembre es el día del desquite. No sé si a partir de entonces sus brazos mediáticos se moderarán, pero les niego cualquier raciocinio, a juzgar por su comportamiento ilógico. A riesgo de comparar, Zapatero es el Suárez actual. Suárez también dejó una herencia económica nefasta, y era odiado a derecha e izquierda; unos no le perdonaban una reforma en vez de ruptura y otros no le perdonaban una ruptura en vez de reforma. Ahora, izquierda y derecha le alaban, le mitifican y los que tanto le repudiaban antaño ahora intentan reivindicarle. ¡Ay, si Suárez pudiera recordar! Lo mismo que le sucedió a Suárez le sucedió a Carrillo, y ahora a Llamazares, los mismos que le odiaban ahora le reivindican como mejor orador de la última legislatura. Tiene mucha razón Andreotti al decir que existen "amigos, enemigos y compañeros de partido". ¿Signfica esto que Zapatero será reivindicado en el futuro? Lo dejo a los historiadores del futuro.

Unas elecciones sin ilusión, apáticas (será la primera vez que pudiera producirse un cambio político con menos participación), sin hablar sinceramente de economía ni de la Unión Europea. Se necesita más que nunca una agenda única socialdemócrata: el Estado nación ya no sirve como marco de referencia para las políticas económicas y sociales. La Unión Europea necesita una reconversión más política y fiscal para responder a la crisis y, dentro de ella, la emergencia de un Partido Socialista único para todos los europeos. Realmente, estas elecciones no solucionarán nada, ni por la izquierda ni por la derecha, más que victorias pírricas y derrotas inútiles. La respuesta es siempre Europa.

jueves, 20 de octubre de 2011

Con la mirada más allá del 20 de noviembre


El 20 de noviembre, salvo sorpresas, parece ser el último acto de un cambio político que se inició el pasado mes de mayo. En términos democráticos y generales esto es sano en la medida que el poder desgasta y se hace necesario en nuestra sociedad un cierto nivel de alternancia política, o turnismo para los críticos, que en poco tiene que identificarse con el canovista. Sin embargo, el nuevo ciclo político puede ser el contrapunto del predominio del signo contrario de 1982. Pudiera haber sorpresas, pero 2011 parece ser muy distinto a 1993 o 1996. Parece; ojalá haya cambios en este mes que falta.

Las elecciones generales de 2011 será la convocatoria electoral menos entusiasta de la democracia. La ilusión por el cambio político o la continuidad, simplemente, no existe, a diferencia de 1982, 1996 o 2004. Coincide con el mayor momento de desconfianza hacia la clase política, ya sea a través del movimiento de los indignados o por la apatía general. La prolongación y el deterioro de la crisis económica en España no sólo ha privado de un fin tranquilo a la presidencia de Zapatero y de una posibilidad a Rubalcaba de presentarse como otra vía alternativa a la seguida por entonces, sino que incluso empieza a calar la idea de que un gobierno conservador tampoco será capaz de sacar a España del agujero donde ha caído. Y es que ni Rajoy tiene la varita mágica de la que brotará el maná, por eso su campaña es la que es, la vía tranquila, esperar a que alguien llame a su puerta y le entregue la cartera de presidente del gobierno. Sin embargo, aunque es el anhelo que le ha tenido esperando ocho años, pese a perder una mayoría absoluta y las siguientes elecciones, este regalo será envenenado. Sea para él o para Rubalcaba. Rajoy puede tenerlo muy fácil: el electorado socialista está indignado, el conservador está activado, motivado por la obsesión por el desquite hacia Zapatero. Nunca le han perdonado que ganara dos elecciones.

No hay ilusión por las elecciones porque estas no resolverán los problemas de España. España por sí sola no puede salir de la crisis, porque la crisis es más profunda, no es solo circunstancial, es estructural, y la crisis financiera y económica reciente solo nos ha roto el espejismo en el que nos quiso meter Aznar a ladrillazos, del mismo espejismo que hemos vivido siete años y en el que, teniendo la oportunidad, no se supo cambiar a tiempo nuestro modelo productivo. Sea por electoralismo o por otra cuestión, la forma del Estado siempre vuelve al debate, la crisis también se está llevando por delante la credibilidad de las autonomías y de los municipios y su vía de financiación, los servicios públicos son los primeros en ser sacrificados y vilipendiados como un lastre para los presupuestos de las administraciones.

¿Y que es acaso la única vía? ¿Quién nos está dando esta vía? ¿No son acaso los intereses de la patronal y de las finanzas internacionales, revestidos de la ideología neoliberal, los que están detrás de esto? Y no quieren acabar con la crisis, no, no. Lo que quieren es acabar con los logros de la socialdemocracia. Los sindicatos no tienen un poder excesivo; tienen su propia crisis, sí, pero son un instrumento esencial para los trabajadores, y una rémora para los que quieren minimizar todo lo posible los derechos laborales. Los servicios públicos no están obsoletos, el Estado no ha abusado de los recursos que disponía. Simplemente, ha perdido esos recursos: a menos recaudación, menos recursos puede gastar. ¿Por qué los ha perdido? Porque las instituciones financieras no invierten, y de ahí se crea un proceso en cadena que va desde los bancos, a las administraciones y acaba en el ciudadano, endeudado por hipotecas, agobiado por los pagos atrasados si tiene una pequeña empresa o temeroso de perder su empleo si trabaja a cuenta ajena. Esto tiene que ver mucho con las impresiones, y la crisis no es solo una realidad, es una percepción, porque detrás del dinero no están máquinas, están personas, sean las que tengan el poder económico como las que no lo tengan.

España sufre mucho esta crisis porque nuestro modelo productivo está obsoleto. No se educa al emprendedor, sea en la investigación o en la empresa. Se potencia la gran superficie, la gran empresa, se ahoga al pequeño empresario, se crean licenciados sin futuro, se recurre en gran medida a las administraciones para repartir contratos: las empresas vinculadas a la administración están sufriendo los apuros económicos de municipios y autonomías. Y sí, en España, como en Europa, como en el mundo, los flujos financieros están descontrolados. Por eso la crisis no la ha podido resolver Zapatero, ni lo podrá hacer Rubalcaba o Rajoy. Ellos solos no. Europa necesita resolverla unida. Más unida: no se pueden tener 27 sistemas fiscales distintos. También los distintos gobiernos mundiales, pero eso ya es más difícil. Mientras halla competencia desleal entre las autonomías en España, entre los países en Europa, no se podrá resolver uno de los puntos principales de la crisis: el descontrol de los flujos financieros. El mercado. España necesita no unas nuevas elecciones sino una reformulación tanto política como nacional.

El nuevo parlamento puede ser uno de los más variados de la democracia: el desgaste socialista puede potenciar a IU, UPyD, CiU, además de abrir la puerta a nuevas formaciones como la abertzale Amaiur y a los ecologistas de Equo. Pero el nuevo parlamento no será el más fraccionado, porque se anuncia una gran mayoría para el partido conservador. Con estos aspectos, una oposición fraccionada, gracias a un partido socialista débil, será un regalo para un gobierno conservador. También la perspectiva de mayoría absoluta puede ser un peligro para el mismo partido conservador: que la ciudadanía obtenga una impresión de miedo ante tanto poder concentrado en un solo partido, sin ningún contrapeso importante.

En términos generales, la concentración de poder en tan pocas manos sólo puede recordarnos a una máxima: el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Un nuevo predominio no será sano para nuestra sociedad y nuestra democracia. Una caída de la socialdemocracia española, más allá de los intereses del Partido Socialista, será una desgracia no solo para la izquierda española, de la que es su mayor representante, sino también para España. Precisamente cuando en Europa central Francia y Alemania empiezan a advertir que la receta neoliberal no ha solucionado nada, y que incluso caminan a nuevas recesiones.

lunes, 23 de mayo de 2011

Elecciones municipales y autonómicas: ahora toca escuchar a los ciudadanos



Existe tal número de resultados, datos, explicaciones y opiniones que condensar en una única entrada al blog una opinión sobre las elecciones del 22-M que prefiero ir poco a poco. Hoy haré una valoración personal sobre las municipales y autonómicas a nivel general. Otros días, según el tiempo me lo permita, me iré parando en algunas autonomías, con especial interés en Madrid, mi tierra.

En líneas generales, la victoria electoral corresponde inequívocamente al Partido Popular. Contabilizando el número total de votos y concejales, entre 2007 y 2011:


*reconociendo que la contabilización nacional no permite apreciar completamente los cambios habidos en ciertas regiones. Ese aspecto ya lo iré cubriendo.

Una cuestión que está rondando en las cabezas de muchos es, ¿qué incidencia ha tenido realmente el movimiento del 15 de mayo? ¿La subida de la participación? ¿El notable incremento de los votos blancos y nulos? ¿El fraccionamiento del voto? No hay una única respuesta para todo ello. La participación siempre es menor que en unas elecciones generales, lo que no deja de ser un suspenso para la política municipal, supuestamente la más cercana a los ciudadanos. El fraccionamiento del voto es relativo: en las elecciones municipales los partidos locales, independientes y regionales consiguen mejores resultados que en otras convocatorias. Partidos alternativos a nivel nacional como IU o UPyD suben, pero no tanto por separado: IU tiene la mitad de sus concejales en Andalucía, donde no ha conseguido mantener el poder municipal como Córdoba ni mitigar la caída del voto socialista; UPyD obtiene muy pocos concejales, su mayor fuente de votos son las grandes ciudades de Madrid.

Lo cierto es que buena parte de los resultados se explican observando la caída del PSOE: ha perdido votos a su derecha, yendo a los conservadores como medio de castigo o confiando en que estos podrán resolver la crisis económica mejor que los socialistas; ha perdido votos a su izquierda, y no sólo han ido a Izquierda Unida, sino que también el voto progresista se ha ido a UPyD, sobre todo en Madrid, obteniendo más electores de ese espectro que por antiguos votantes del PP; ha perdido votos a partidos locales, basta ver un pequeño muestreo de algunos municipios españoles para ver un bloque de derecha bastante consistente frente a un fraccionamiento de partidos, donde el PSOE en muchas ocasiones no destaca, sino que se camufla.

Cabe destacar otro aspecto importante, que el PSOE ha perdido electores que han votado nulo o blanco. En el cómputo general de votos nulos, su crecimiento real ha sido mayor, no olvidemos que en 2007 ANV no pudo presentarse en muchos municipios vasconavarros y el voto nulo fue de más de un 2% en Navarra y de un 8% en Euskadi. Con Bildu como representante de la izquierda abertzale, el voto nulo ha vuelto a niveles normales del 1,37%: en el resto de España el crecimiento del voto nulo ha sido mayor. Por poner un caso cercano pero no representativo: en mi mesa electoral, de 505 votantes más del 5% de votantes han apostado por el voto blanco o nulo, y no por errores, sino nulos realmente, de papeletas tachadas con un gran "NULO", exposiciones de por qué votan en nulo, alusiones al "15-M"... y destaco que parte de los nulos eran papeletas del PSOE con el NULO escrito encima de la lista de candidatos. Debo añadir que, compensando la caída socialista, en mi mesa IU y UPyD casi empataban en votos, con un 9% cada uno, y con el PP sin aumentar o perder sustancialmente sus votos. Repito que no es representativo, pero por desconocimiento de lo sucedido en las miles de mesas electorales de España.

En resumen a ello, creo que los indignados sí que han echo mella en el resultado electoral. La indignación, recuerdo, no nace en el 15 de mayo, sino que esta es su plasmación física. Claro que ha habido movilización de la derecha por una campaña interminable de acoso y derribo de Zapatero, pero también ha existido al mismo tiempo un enfado creciente de la ciudadanía de izquierda ante un PSOE que no han visto a la altura de las circunstancias ni ha reaccionado en la manera que ellos querrían. Si el 15-M fue la plasmación física, el 22-M fue la plasmación electoral. No nos engañemos, puede que parte de los concentrados en las plazas de España sean grupos que han dado desde siempre la espalda al sistema y no creen en él, ¿pero de verdad pensamos que los que se han movilizado hasta Sol para concentrarse, aquellos que no pueden sustraerse de sus tareas cotidianas y no tienen más tiempo que una tarde o una noche para acudir son antisistema? No, queridos lectores. En Sol y en las demás plazas de España había gente que creía en la política (y como decía una pancarta "creo en la política, desconfío del político"), gente que votó ayer, que pudieron votar a IU, también al PSOE, incluso UPyD, o a cualquier partido por diferentes motivos, pero también que iban a votar en blanco y en nulo. O directamente, no votar, algo que tampoco se escapa de la escasa movilización de unas elecciones municipales.

Dentro de los indignados, muchos son potenciales votantes más cercanos al PSOE. Si el Partido Socialista ha perdido buena parte de su poder municipal y autonómico, es al Partido Socialista al que le corresponde tomar nota. Dije que tras las elecciones los partidos y en concreto el Socialista debían escuchar a los ciudadanos. Mantengo lo dicho y me ratifico en manifestar que el PSOE debe tener en consideración que hay aspectos que se deben cambiar, y no de un modo genérico y vacío como los que dicen siempre "algo mal habremos hecho". ¿Pero qué? No hace falta descubrir el Mediterráneo para señalar algunos puntos: han estado toda la semana denunciándolos en la Puerta del Sol. Corrupción, alejamiento político-ciudadano, falta de representatividad, ausencia de mejores mecanismos de participación, ética en la política, subordinación de nuestros representantes ante poderes económicos con otros intereses...

El PSOE no está exento de caer en estos males. Es preocupante, cierto, que al PP no le afecte la corrupción: la pregunta que hay que hacerse es si a cierto votante conservador no le importa lo que hagan con el dinero público mientras a él no le afecte directamente en su nivel de vida, si mantiene una postura crítica y razonada ante lo que haga el partido con el que más simpatiza, si se cree lo que sueltan ciertos medios de comunicación... podríamos llevarlo a otras preguntas como si la derecha carece de alternativas moderadas con las que competir, o si la sociedad española está realmente mal si parte de sus ciudadanos han perdido, si lo tuvieron, un espíritu cívico. Un problema grave del PSOE es que parte del mismo pretenda que lo mismo funcione para ellos. Ayer también hubo elecciones en Bremen, uno de los bastiones del SPD: la derecha alemana, la CDU y los liberales, pierden votos, hasta tal punto que el FDP sale de su parlamento regional. Incluso en regiones conservadores como Baviera o Baden la democracia cristiana puede caer estrepitosamente. La CDU no ha dejado de perder votos desde que Merkel es su candidata a canciller. Sabemos que todo poder es un mal, pero es el mal menor: por eso debe existir pero controlado, premiando o castigando según lo prometido o lo realizado. En Holanda los democristianos dejaron paso a los liberales como primera fuerza. En Flandes los democristianos, el primer partido de toda la vida, cayeron frente a un nuevo partido como protesta de los ciudadanos. ¿Por qué hay sociedades que no tienen miedo a cambiar democráticamente su mapa político? Pensemos seriamente si el modelo de la sociedad española es el más indicado para la salud democrática del país.

Viendo la otra cara de la moneda, esto es, la rotunda victoria conservadora, nos anuncia muchos o renovados gobiernos de la derecha: autonomías como Castilla-La Mancha o la definitiva desaparición del cinturón rojo madrileño, que pasarán a nuevas manos. Esas manos ahora van a tener la oportunidad de enseñarnos cómo, con su varita mágica, podrán "salvar a España". Veremos qué medidas tomarán, que recortes harán, veremos si serán un foco de tensión contra el gobierno de la nación. Si son capaces de sacarse el conejo de la chistera, aplaudiré. Ya no valdrá engañar a los españoles: ellos tienen mucha responsabilidad en la escasa salud democrática de España, en la existencia de un paro juvenil tan alto y en el desempleo y la economía sumergida que existe. Su éxito deparará en una gran responsabilidad y control. La oposición no deberá estar ociosa. No olvidemos que, en porcentajes y número de votos, autonomías tan controladas por los conservadores como Madrid o Valencia el PP pierde votos. Estaremos atentos.

Y ahora, a escuchar y a reflexionar...

miércoles, 20 de octubre de 2010

Un profundo cambio en el gobierno


El presidente Zapatero sigue siendo un maestro en el arte de la política. Los últimos días iban corriendo rumores de los posibles cambios, algunos se han demostrado ciertos, otros- de momento- no. Justificándose en tener ya garantizados los apoyos a los Presupuestos del Estado, Zapatero considera que se abre una nueva etapa en la actual legislatura. El cambio ha sido de envergadura, reduciendo de 17 a 15 los ministerios, con la mirada puesta en superar la crisis económica, desarrollar la reforma laboral y volver al diálogo social. Pasaré a hacer una valoración de los grandes cambios del ejecutivo.

Alfredo Pérez Rubalcaba. Se convierte en el "superministro" del nuevo gobierno, sumando Interior el cargo de Vicepresidente primero y portavoz del Gobierno. La apuesta de Zapatero por él es clara, es acertada y con miras al futuro. No sólo mantiene un cargo fundamental para la resolución del terrorismo de ETA, sino que se convierte en la cara del Gobierno frente a la prensa, de la misma forma que María Teresa Fernández de la Vega lo fue estos seis años. Su protagonismo en este cambio de ejecutivo es de tal envergadura que El País, en un análisis de José Manuel Romero, bautiza al nuevo Gobierno como "Gabinete Rubalcaba".

Rosa Aguilar. La histórica ex dirigente de Izquierda Unida, alejada de la coalición de izquierda por sus discrepancias, ve colmadas seguramente sus aspiraciones llegando al Gobierno con Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, en sustitución de Elena Espinosa. Con ella desembarca su popularidad, su imagen de política de izquierda, alejada del radicalismo de la actual IU y sobre todo de su federación andaluza, además de una sólida experiencia de gobierno como alcaldesa de Córdoba y como consejera de Obras Públicas en Andalucía. Con ella, como con el refuerzo de Rubalcaba y la entrada en Trabajo de un ugetista, Valeriano Gómez, el Gobierno mantiene su amplio espectro ideológico desde el centro izquierda y el refuerzo de la izquierda.

Valeriano Gómez. Con un apellido de moda en estos días en el socialismo español, Gómez sustituye a Celestino Corbacho como ministro de Trabajo. El nuevo ministro no es un desconocido en el Gobierno, ya fue secretario general de Empleo cuando Jesús Caldera ocupaba el ministerio. La situación ahora es distinta, con el alto paro y el diálogo con los sindicatos en su peor momento. Paradógicamente, el nuevo ministro se manifestó en contra de una reforma laboral que ahora debe desarrollar, siendo la "materia gris", en palabras de Zapatero, que estaba detrás de la elaboración de dicha reforma. Incoherencia o no, es muestra del problema actual de la izquierda española, sensible a los problemas de los trabajadores, con la responsabilidad de resolver la crisis y con la oposición de los empresarios a cualquier reforma que no se traduzca en más beneficios económicos para la patronal.

Ramón Jáuregui. Entra por fin en el Gobierno, como ministro de la Presidencia. Estos seis años han sido de larga espera, como número dos del grupo parlamentario socialista y como dirigente de los eurodiputados socialistas españoles. Gran conocedor de todas las administraciones del Estado, le hubiera venido más bien el ministerio de Política Territorial, antes de Administraciones Públicas. No hay que olvidar el guiño que supone al socialismo vasco, receloso de los pactos de Zapatero con el PNV por los Presupuestos. Junto con Rubalcaba, supone una apuesta seria del Gobierno por acabar con el problema que plantea ETA, del modo que sea. María Teresa Fernández de la Vega, por su parte, pasará a formar parte del Consejo de Estado, un "premio" a su labor en el Gobierno.

Trinidad Jiménez. Cambia de ministerio, de Sanidad a Exteriores. Es una lástima la marcha de Moratinos, un gran experto en las relaciones internacionales, sobre todo con Oriente Próximo. Posiblemente sea el futuro candidato para la alcaldía de Córdoba. Jiménez tiene también experiencia en temas internacionales, pero el nuevo ministerio puede ser, o ser visto, más como un premio de consolación por las primarias madrileñas que algo merecido por su experiencia. Su paso por el ministerio de Sanidad ha sido loable, con leyes como la reforma del aborto, la ley del tabaco o su gestión de la gripe A.

Leire Pajín... esta es la decisión que menos comparto. Era demasiado bueno sólo la marcha de Bibiana Aído y la integración de Igualdad en un ministerio más acorde como Política Social y Sanidad. Leire Pajín como portavoz del PSOE y secretaria de Organización ha tenido muchas frases desafortunadas, una imagen muy mala, añadida además al caso de tránsfugas de Benidorm, entre los que se encuentra su madre. El año pasado en un curso de la Escuela de Verano Jaime Vera me dio una impresión muy distinta a la que practica ante los medios de comunicación. Sería deseable que demostrata tener un mejor perfil que el que ha desarrollado estos años. Por otro lado, la organización del PSOE queda en manos de Marcelino Iglesias, que no volverá a presentarse a las elecciones aragonesas.

En el resto de ministerios, no ha habido grandes cambios. Carme Chacón no ha ocupado una vicepresidencia, como parecía que podía ocurrir, y así sonar como uno de los activos del partido para el futuro, ya sea Cataluña o la política nacional. Mantiene una buena valoración y un buen perfil como ministra de Defensa. No olvidemos un posible paralelismo con Michelle Bachelet, que fue ministra de Defensa en Chile con Ricardo Lagos. Cristina Garmendia sonaba también para dejar el Gobierno, pero se mantiene. Vivienda pasa a Fomento, en manos de José Blanco, provocando también la marcha de su titular, Beatriz Corredor, del equipo de Miguel Sebastián.

¿Este el Gobierno para lo que queda de legislatura? ¿Entre estos ministros está el "presidenciable", si Zapatero opta por no volver a presentarse? La labor del nuevo Gobierno es salir cuanto antes de la crisis económica y de atajar el alza del paro. Sigue sin tratarse el problema del paro estructural, que ningún gobierno español, socialista o conservador, ha conseguido resolver. Sólo esta cuestión puede justificar una nueva oportunidad al partido en el poder. Otros, sabemos que nunca lo harán, o de una forma que no podrá contentar a los trabajadores.

lunes, 4 de octubre de 2010

Y Gómez ganó... a Zapatero


Ése es el resultado, a juzgar por la opinión de los militantes y de los titulares de la prensa:
El País
: "Zapatero pierde la batalla de Madrid"

ABC
: "Gómez derrota a Zapatero"

El Mundo
: "Zapatero noqueado en Madrid

La Razón: Comienza el "postzapaterismo"
La Vanguardia
: "La victoria de Gómez en Madrid golpea a Zapatero"

Público: "Tomás Gómez vence al aparato del PSOE"
La Gaceta
: "Gómez abofetea a Zapatero en Madrid"


Personalmente, me sorprenden estos resultados. No hubiera descartado una victoria de Trinidad Jiménez por la mínima, pero esperaba que una victoria de Tomás Gómez fuera con mucha más ventaja. No hay que olvidar que, al inicio del proceso de primarias en Madrid, se decía que contaba con el 70% de la militancia.


Lo que cuenta para la prensa no es una sorpresa. "
Una derrota de Trinidad Jiménez supondría una censura a Zapatero, venida directamente de una federación del partido", escribí aquí mismo, en agosto. Era lógico que iba a ocurrir esto. Sumado a la intención que la encuesta de El País otorga al PSOE (28,5%), el partido se enfrenta a una difícil recuperación de su credibilidad a escala nacional. No voy a volver a hablar de lo que supone esto, ya lo escribí en la entrada de agosto y me mantengo en lo dicho.

No hay que hacerse ilusiones
. Derrotar al PP en Madrid, en la actual situación y con las condiciones actuales, es difícil, pero no imposible. El País "se acuerda" de los pequeños partidos y los toma en cuenta: más que IU, será la posibilidad de que UPyD entre en la asamblea madrileña y pueda decantar la mayoría, si hay posibilidad. Será cuando todos sepamos muchas cosas: qué busca el nuevo partido de Rosa Díez, y con quién lo busca.


Hace poco releía alguna entrada en mi blog, y encontré una frase de septiembre de 2008 que viene muy bien para cerrar este capítulo de primarias: "Haya el candidato que haya, en el socialismo siempre hay personas y hay ideas, los dos ingredientes del éxito para ganar desde la izquierda".

martes, 10 de agosto de 2010

Madrid o las elecciones primarias


En el Partido Socialista de Madrid se ha iniciado el proceso de elecciones primarias para elegir entre Tomás Gómez, líder del PSM, o Trinidad Jiménez, ministra de Sanidad, como candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid, un proceso que de facto ha empezado ya y que promete captar la atención de la opinión pública.

Estas primarias vienen a ser el medio de arreglar la situación interna del PSM de cara a las elecciones regionales del año que viene. En 2007, Tomás Gómez fue elegido secretario general del PSOE madrileño gracias al apoyo de los alcaldes socialistas de Madrid (cuyo número va, por desgracia, decreciendo elección tras elección en Madrid) y, sobre todo, por el apoyo del aparato de Ferraz. Tomás Gómez ha pasado de ser la apuesta de Ferraz a ser su obstáculo. Las relaciones con José Blanco son notoriamente malas y Ferraz sabe que todas las encuestas son adversas para el PSM en Madrid si Tomás Gómez encabeza la candidatura socialista.

Tomás Gómez
ha conseguido agrupar a la mayoría del partido en torno a él. Sin embargo su liderazgo viene lastrado por el desconocimiento de su trabajo por la opinión pública, el hándicap de no ser miembro de la Asamblea de Madrid y sus tibias propuestas políticas que apenas se han podido observar por los medios de comunicación. Cualidades, sin duda, no le faltarán. Ha sido uno de los alcaldes con más apoyo popular de España, con una gestión eficiente y un ejemplar saber relacionarse con la ciudadanía, caso de las asambleas vecinales (a dos de las cuales pude asistir), celebradas por la región. Todo ello, empero, no le ha valido para convertirse en un duro adversario de Esperanza Aguirre. De ahí surge la candidatura de Trinidad Jiménez.

Trinidad Jiménez también
tiene experiencia en la política madrileña, como candidata y líder de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid. Conocido es el "trinimaratón" que realizó por los barrios de la capital y su famosa chupa de cuero de la propaganda electoral. A esa imagen cercana se le añade su gestión al frente del ministerio de Sanidad, que le ha dado experiencia de gobierno y notoriedad suficientes como para igualarse a Aguirre. En ello se basa su candidatura, apoyada directamente por Zapatero.

Zapatero se juega mucho en esta operación
. Resulta gracioso que los dos candidatos se proclamen adalides de las primarias, proceso que se celebro por primera y única vez en 1999 de forma general (no hay que olvidar que sí se han celebrado primarias en otras zonas de España), cuando se eligieron candidatos por las alcaldías, regiones y a Josep Borrell a la presidencia del gobierno. Ninguno quería primarias, por el simple hecho de que nadie amenazar una cómoda posición. Zapatero, sinceramente, está mostrando los efectos del síndrome de la Moncloa y la "aznarización" en la designación digital de candidatos electorales.

¿Qué riesgos suponen estas primarias? Hay que alejarse de los discursos de autoalabanza de que "se da la voz a los militantes" o que se demuestra la democracia interna del partido socialista. Hay que ir a lo que está detrás, lo que se juega en este proceso.
Una derrota de Trinidad Jiménez supondría una censura a Zapatero, venida directamente de una federación del partido. Tómas Gómez sabe que tiene oportunidades y ventaja porque está seguro de contar con la mayoría de la federación regional de su parte. Habrá que ver si esa mayoría permanece sólida o el poder del aparato de Ferraz es más atractivo. No quiero arriesgarme a pronosticar qué ocurrirá.

El PSM parece enfrentarse a un terrible dilema
: una candidata con buena valoración electoral con un aparato regional abverso, frente a un candidato con pésimas opciones electorales controlando ese mismo aparato regional. Trinidad es apoyo a Zapatero y quizás un buen combate entre izquierda y derecha en Madrid, además de una remodelación de su gobierno que podría traer muchas sorpresas. Tomás es censura a Zapatero y la pérdida, una vez más, de la Puerta del Sol, con la consiguiente crisis en el liderazgo del presidente y en el seno del partido.

Ninguna opción es sencilla
. El partido socialista ha dado una mala imagen en Madrid, región esencial si se quiere mantener el gobierno una legislatura más. Su opositor, el Partido Popular, no está en mejor situación. El pulso de Camps por mantener su candidatura en Valencia y el de Aguirre de vetar a los próximos de Gallardón, como Cobo, en la ciudad de Madrid, son un enfrentamiento directo al liderazgo de Rajoy.

No mantengo muchas esperanzas
en lo que pueda venir, no mientras sea más importante saber quién ocupará tal puesto o cargo, en vez de qué proyectos e ideas se están confrontando para servir a la sociedad.

jueves, 15 de julio de 2010

Un gris estado de la nación


Confieso no haber sentido interés por seguir el debate del estado de la nación de este año. No lo he visto en directo, y sólo ahora he visto los discursos por la web de RTVE y leído algunos discursos y reacciones al debate.

El presidente del Gobierno ha adoptado un tono de sacrificio de él, su Gobierno y el Partido Socialista, un aspecto de estadista que mira antes por los intereses de la nación que los partidistas, confiado en el amplio apoyo que el Partido Socialista consiguió en 2008 en las elecciones generales. Sinceramente, a tenor de lo leído y visto, el verdadero estado de la nación no se ve en estos dos días, sino que hay que retrotraerse a cuando Zapatero presentó al Congreso el plan de recorte el 12 de mayo de este año, comparecencia parlamentaria de mayor trascendencia.

Ayer y hoy vemos y leemos
un debate gris, la condensación frívola de la actualidad más destacada: victoria de la selección, sentencia del Estatuto catalán, los refugiados políticos de Cuba y mucha, mucha demagogia. Demagogia, ¡cómo no!, en el discurso de Rajoy: no hay alternativa al Gobierno de Zapatero, sólo oportunismo, mentiras y falta de soluciones. Del resto de fuerzas políticas, todas han cumplido el papel que vienen jugando, cada uno barriendo para sus intereses propios y obviando los ajenos, esto es, de los ciudadanos en conjunto.

Sí, Zapatero
ha vuelto a repetir que reconoce sus errores, buscando en su sacrificio la redención que sólo le podrán dar los ciudadanos en unas elecciones o la historia, cuando la escriban los futuros historiadores. No es suficiente la autocrítica, sino hechos: resultados económicos, cifras de empleo, educación (apartado que en el discurso aguardaba para el final, sin más que unas pocas intenciones y datos, pero sin mencionar el fracaso escolar u otros temas de relevancia, como el papel de los padres, la autoridad del profesorado, la educación para la ciudadanía...).

Sin duda, Zapatero ha sido más humilde, más realista, con más sentido de gobierno. Rajoy ha vuelto a mostrar su dominio del discurso parlamentario para no decir nada, palabras llenas de humo y demagogia. Partido de los trabajadores, pero contra los trabajadores. Partido del Estado del bienestar, pero destruyendo el Estado del bienestar. Zapatero ha ganado el debate, quizás más por deméritos ajenos que méritos propios, lo cual es una pena. Sin estadistas a ambos lados del arco parlamentario, sin confianza, sin calidad democrática, este es el debate del estado de la nación más huero de la era Zapatero. No son a elecciones generales a lo que hay que acudir, sino a un poco de sensatez general. Con una débil confianza en el presidente más progresista de nuestro país: "tomaré las decisiones que España necesita aunque sean difíciles (...) cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste". Que sea verdad.

Como apunte, prefiero las noticias de un país hermano de América Latina, de donde vienen noticias más históricas y trascendentales para la historia que las que tenemos aquí en España.

Viva Argentina

miércoles, 19 de mayo de 2010

Carta abierta de Alberto Alonso y reflexiones socialistas

Ayer leí en el blog de Alberto Alonso, compañero socialista de Zalla (Vizcaya), su "Carta abierta a Rodríguez Zapatero". Su lectura me conmovió, no sólo por suscribir todas y cada una de sus líneas, sino por reafirmar la certeza de que en la militancia socialista sigue habiendo pensamiento crítico, independiente y progresista, virtudes de las que empezaba a dudar.

La carta no es sólo una confesión de los sentimientos del compañero Alonso, es un texto que describe a la perfección el momento de desesperación de todo aquel militante del Partido Socialista, entre los que me incluyo, que tiene que someterse a la confrontación del pensamiento socialista con la realidad de un presidente que "se nos presenta ahora como el colaborador estructural e ideológico de unas decisiones económicas que nada ayudan al progreso de la nación", como dice la carta del compañero.

"La paciencia de los que componemos la infantería (del PSOE) tiene un límite", escribe. Y es cierto. No niego que yo también estoy perdiendo la paciencia, y que afirmaciones tales como "la evidencia de un devenir errático (del presidente)", la poca solidez de las convicciones de Zapatero, reflejadas en la "inconsistencia de su política económica" apunta a la "levedad de su filosofía política y (...) de su concepción moral del ejercicio del poder". Cuestiones que suscribo, ya que el republicanismo cívico defendido por Zapatero, se revela como falaz cuando las consecuencias de la crisis económica son soportadas con el sacrificio de las clases medias y bajas.

Estas afirmaciones colocarían a Rodríguez Zapatero como un gobernante demagogo, revestido con la apariencia de un "afligido gobernante" que se ve obligado a tomar medidas que rechaza, como justificación para salvar la "dialéctica de izquierdas". Zapatero sería, además, un gobernante débil, incapaz de aprovechar la confianza que el pueblo español depositó en él. Además, al no rebatir las imposiciones económicas del capitalismo, incapaz de tener un poco de dignidad para dimitir, mostrando su rechazo a unas medidas indecentes.

Pero es que estas medidas, que para muchos analistas suponen el fin del "zapaterismo", son la dinamitación de la credibilidad política del Partido Socialista y de sus militantes. Ante estas medidas, el compañero Alonso hubiera preferido que hubieran sido llevadas a cabo por la derecha, más cercana a esos planteamientos antisociales, pero "esta afirmación ya no puede sostenerse por parte de un militante del PSOE sin perder un poco de su credibilidad". Aquí está la clave de bóveda de lo que nos espera.

Estas fechas pueden ser no sólo el fin del zapaterismo y de Zapatero, sino el inicio de una crisis en el socialismo español. El Partido Socialista, a mi juicio, corre el peligro de seguir la suerte de sus compañeros europeos, de "SPDizarse", si se me permite esta palabra que acabo de inventar. Como Schröder, con su Agenda 2010, el Partido Socialdemócrata Alemán viene cosechando los peores resulados de su historia por la gravedad de unas políticas para nada socialistas, sucumbiendo a la presión de los poderes económicos y lastrando una endeblez ideológica y de credibilidad. Las encuestas realizadas estos meses, como para Cataluña, Madrid región o municipio, reflejan posibilidades catastróficas para la izquierda española.

Al mismo tiempo que la revelación del recorte social, el aparato del Partido Socialista viene intentando trasladar sus apreciaciones a las federaciones regionales y líderes del partido. De ahí a las bases, el punto crítico. ¿Qué hacer? ¿Tragar con las opiniones propias y limitarnos a una simple repetición, cual loros, de las consignas de "arriba"? No creo que ello resulte beneficio para el conjunto del Partido Socialista ni para los militantes. Yo no quiero desvincularme del Partido Socialista. Mantendré, siempre, el ideal socialdemócrata para unas prácticas socialdemócratas y cívicas. Por ello mismo, siento una total repugnancia a la consigna barata, a un cierre de filas ciego y a un enterramiento del debate sólo por la excusa y el miedo del "¡que vienen los otros!".

La tarea del militante no es la repetición mecánica. Un militante no debe ser nunca un fanático. Si se milita, es por principios y no por intereses (una clara ilusión para muchos, lo sé). Yo no soy socialista porque me motive un deseo incontrolado de acceso al poder para Dios sabe qué perversos fines. Yo soy socialista porque ese es mi compromiso para con la ciudadanía, mi modo de contribuir a la comunidad de la que soy partícipe. Mi esfuerzo como ciudadano es la defensa, por cualquier medio, de la libertad y del pensamiento libre, tesoros tan preciados como escasos.

En definitiva, os recomiendo la lectura de la Carta abierta de Alberto Alonso y en seguir manteniendo una conciencia crítica que sirva a los ciudadanos y no a los poderosos.

jueves, 13 de mayo de 2010

Las reacciones al "Zapatazo"

Los recortes anunciados ayer por el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, han desatado muchas reacciones, apoyos o críticas.

La Unión Europea y el FMI recibieron con agrado los recortes. “El mejor camino para reforzar la confianza de los mercados”, según Marek Belka, director del departamento europeo del FMI. “Un paso lógico”, dijo Joaquín Almunia, comisario europeo de Competencia. La CEOE también vio con buenos ojos las medidas.

La mayoría de socialistas, parlamentarios, dirigentes, etcétera, aceptaron los recortes. Allí donde gobiernen los socialistas, ayuntamientos y regiones, intentarán recortar todo lo posible el déficit. El alcalde socialista de Mijas anunció ayer que él y sus concejales se bajarán el sueldo un 10%. En el Congreso, Alfonso Guerra y Francisco Fernández Marugán no aplaudieron las medidas. El portavoz de la corriente Izquierda Socialista, Juan Antonio Barrio, no comparte la idea de “los funcionarios, los pensionistas y las madres” paguen la crisis.


En su blog, Arsenio Escolar refleja la división del Gobierno de Zapatero. Como muchas otras veces, algunos ministros se enteraron de las medidas en el mismo momento que Zapatero las enunciaba en el Congreso. El enfado de muchos de ellos con el presidente es evidente.

Los sindicatos han reaccionado declarando una huelga general del sector público para el 2 de junio. La CEOE, según Arsenio Escolar, ya preveía ayer que era inevitable: “Si no lo hacen, perderán la poca credibilidad que les queda”, según fuentes de la patronal. “Y la huelga le vendrá bien a Zapatero, le dará credibilidad ante Bruselas, el FMI y los mercados financieros”.

Ignacio Escolar, en su blog, escribe: “Íbamos a reformar el capitalismo, y al final ha sido el capitalismo quien nos ha reformado a nosotros”. Recuerda que Zapatero decía que la crisis no la iban a pagar los más débiles, y ahora la crisis “la pagarán los de siempre: pensionistas, dependientes, madres, funcionarios y, por supuestos, ese 20% de parados”. Para Ignacio Escolar, el miedo a que suceda lo mismo que en Grecia es lo que ha causado la severidad de estas medidas, que son las queridas por el mercado, que parece ser el nuevo soberano en detrimento de la representada en el Parlamento. Ciertamente, el capitalismo es quien nos quiere reformar.


The Daily Telegraph publica un duro artículo (del que tengo conocimiento gracias a Bitdrain): “La Unión Europea impone recortes salariales en el «protectorado» español y pide la primacía presupuestaria sobre la soberanía de los parlamentos”. Desvela que Barroso, Presidente de la Comisión Europea, sugiere que los presupuestos nacionales tengan antes el visto bueno de Bruselas antes de pasar por el parlamento del país, además de hacer seguimiento del déficit de la cuenta corriente y del crecimiento del crédito. El diario británico no ve con buenos ojos esa intrusión en la soberanía económica de los Estados. Consultando a expertos económicos, el rotativo espera la respuesta de los españoles a las medidas, inclusive la huelga general. Señala, por otra parte, el estoicismo con el que los españoles aguantan el 20% del paro o la caída del valor de la propiedad. La UE elogia el plan de austeridad irlandés, pero señala que Irlanda no es como otros países de la Unión. Su economía es más abierta y aún no está a salvo de la crisis, su PIN nominal ha bajado un 18,6% y no se ha recortado la deuda en la misma medida. Stephen Lewis, de Monument Securities, cree que el debilitamiento de la demanda hará que se reduzca la base imponible. “La gente puede ver la luz al final del túnel y podrían ir hasta ella, pero no hay luz: es un pasaje largo y oscuro que no lleva a ninguna parte”.


"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

Bienvenidos

Bienvenidos al Árbol Socialdemócrata, un sencillo blog que pretende dar su pequeña aportación a los ideales del socialismo democrático y de la libertad.

Os invito a leerme, no sólo por afinidad, conformidad a lo escrito o discrepancia, sino para que cada uno cree conciencia propia y ajena. Todos tenemos que contribuir a la libertad, ser una nueva ventana a la esperanza por un mundo mejor.

¡Piensa por tí mismo!

"El pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo"

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