
Pero, ¿qué se esconde tras estas medidas? La polémica está de actualidad en los últimos días. En Madrid impidieron la escolarización de una niña, de padres inmigrantes marroquíes y nacida española, en un colegio de Pozuelo por usar el hiyab. En Cataluña son un número importante los municipios que empiezan a restringir el uso del burka y del niqab en las instalaciones municipales. Podríamos estar de acuerdo con la medida en tanto que esas prendas son degradantes para la mujer, son de uso minoritario y no se restringe el hiyab, con lo cual no sería una medida antimusulmana sino defensora de los derechos de las mujeres.
Sin embargo, no es ésa la cuestión principal. En Cataluña las elecciones regionales están muy próximas y todos los partidos calientan motores. Mientras CiU aspira a volver al Palau de la Generalitat, el PSC mantener sus pobres resultados y el resto de pequeños partidos quedarse como están, todos temen a Josep Anglada, líder de Plataforma por Cataluña (PxC). Sí, le están haciendo una publicidad excelente (mencionarle en estas líneas es hacerle publicidad gratuita, por desgracia). Plataforma por Cataluña es una formación de extrema derecha que defiende la cultura occidental, los valores cristianos (identidad, familia...) y la exclusión de los inmigrantes, sobre todo si vienen de países árabes. No critica el islamismo radical, sino que venga aquí. "Aquí no cabemos todos", reza la web de este partido, una afirmación compartida también por el Partido Popular y su líder(?), una simplificación bastante ignorante o interesada del fenómeno de la inmigración.
Este partido extremista va marcando la agenda política de Cataluña, provocando una neerlandización de la política catalana, a imagen y semejanza del Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, con un gran punto: el Islam como amenaza a nuestra sociedad occidental y la inmigración como invasión. Eurabia, Cataluñistán... es decir, explotar el miedo de la gente a lo diferente, dicho en otras palabras: xenofobia. Y esta xenofobia está impregnándose en el resto de partidos políticos, sin posibilidad de escaparse a este debate.
Tenemos, por una parte, la defensa a ultranza que hace el PP de prohibir los símbolos musulmanes, la complicidad de CiU y lo que es peor, la falta de posiciones firmes en la izquierda: ni PSC, ni ICV ni ERC ni sus homólogos a nivel nacional saben qué decir ni qué defender. A lo más, todos optarían por rechazar la extensión de estas medidas municipales a la vez que, sin embargo, se declaran contrarios al uso de estas prendas. En la izquierda parece existir una auténtica contradicción entre la defensa del multiculturalismo (respetar el uso del velo) y del feminismo (rechazar el velo).
Si no podemos confíar en los partidos de izquierda para defender la visión progresista de la sociedad, tenemos que hacerlo los ciudadanos progresistas. Hay que hacerse varias preguntas: primero, ¿cuántos burkas hemos visto por la calle?; segundo, ¿es contrario el uso del velo islámico a la defensa de los derechos de la mujer? Hay que tener en cuenta que en los países árabes y musulmanes existen movimientos de defensa de los derechos de la mujer, cuyas integrantes usan el velo hiyab, como también el niqab, por elección propia. Del uso del hiyab, incluso del niqab, podemos tener la constatación de que en la mayoría de casos es por propia decisión. No así del burka, prenda no islámica, sino afgana, de imposición claramente machista. Una pregunta: aquel que viste a la moda, ¿viste libremente?
¿Qué se consigue con la prohibición? Esconderlo, pero sólo de las instalaciones públicas. En la calle seguirán existiendo. Quizá los que nos preocupa es ver cosas diferentes a nosotros (xenofobia), costumbres que chocan con nuestra concepción occidental. Es un valor y una obligación respetar las costumbres. Hace poco, en un centro comercial, pude ver a la vez una monja, con su toca y su túnica, al lado de dos mujeres musulmanas, con su velo y su túnica. ¿Diferencias? Puede que solo en cuestiones teológicas...
Prohibir no hace que se deje de usar. Es más, lo puede reforzar y en mal sentido. Nuestros valores han de ser los de la integración de todos los individuos en una sociedad pluralista y libre, adaptando, incorporando o respetando aquellas costumbres que no entran en contradicción con los derechos individuales. En cambio, mantener la exclusión del diferente, que ni siquiera es ya inmigrante, es español (por adopción o nacimiento), hace que se refugien en aquellos símbolos y guetos que refuercen su identidad. No estamos muy lejos de la banlieue francesa.
Son la integración, la apuesta por la educación y la defensa de la libertad los medios que no sólo pueden arrancar los últimos vestigios del machismo, sino que realmente propicien el libre uso de la prenda que deseen, así como de la religión y costumbres que quieran seguir. Ésos son los valores progresistas que debe defender la izquierda y el resto de la sociedad.
Enlaces de interés:
"Ni imponer ni prohibir el hiyab"
Declaración programática de PxC