Olivier Besancenot fue entrevistado por El País. Besancenot es el líder del partido trotskista Liga Comunista Revolucionaria, y dentro de una semana la izquierda a la izquierda del Partido Comunista Francés creará, con Besancenot como líder, el Nuevo Partido Anticapitalista (pero dale que dale con el anti-algo).
La entrevista me ha gustado, ha salido como una buena persona con ideas. Claro que ideológicamente no estamos en la misma onda. Él es cartero, no un político profesional. Un 13% de los franceses lo votaría en la primera ronda. Cae bien y tiene el reconocimiento de los simpatizantes de la izquierda. En el resto de partidos le temen, unos por su capacidad de convocatoria y otros por los votos que les puede quitar.
“Pues que no soportamos la sociedad actual, que produce más de lo necesario, y que debemos crear algo nuevo donde vivir”. Dice, respecto a qué es para él el anticapitalismo. Sin embargo esa definición queda grande para una palabra tan vacía. Esa es la definición para superar el capitalismo, no ser su anti. Hay que pensar que el socialismo es una opción de superación, y que según Marx es el siguiente estadio, del capitalismo. El anticapitalismo es quizás más algo reaccionario contra un sistema que nunca debió existir… pero sin el capitalismo no se podía llegar tampoco al socialismo. Contradictorio.
Quizás lo más especial de él es que no es político profesional, es un trabajador, un mileurista, algo totalmente distinto a los viejos dinosaurios de la izquierda, viviendo de sus altos sueldos de diputados, senadores, consejeros de administración o de sus conferencias. Ese éxito les ha arrebatado parte del ser de la izquierda, que Besancenot aún conserva. Dice que no quiere dedicarse a la política toda su vida, pero esa es una promesa que yo no creo. Y menos esperanzas a que cuando eso pase no se convierta en uno más. El éxito es realmente perverso para la lucha social, paradójicamente.
Dice buscar algo nuevo, “un socialismo del siglo XXI”, entre el “capitalismo y el estalinismo”. “"Observamos y estudiamos todo lo que, por tradición obrera y anticapitalista, nos es afín: el régimen venezolano, el cubano, el vietnamita, el chino, el guevarismo, el troskismo, los movimientos obreros, los movimientos ecologistas, feministas... Asumiendo que la sociedad ideal por la que luchamos a lo mejor no existe”. Aunque todo lo primero que he escrito aquí sobre él, a base de la entrevista de El País, sea muy bonito y casi esperanzador, en este párrafo hay cosas que ponen los pelos de punta. Socialismo del siglo XXI suena demasiado a aquello que proclama Chávez, que al final ni es socialismo ni es nada, sino algo más parecido a petrolismo, una esperanza radicada en el precio del crudo y no en los individuos. Entre el capitalismo y el estalinismo, tampoco. El estalinismo, por el horror humano y la traición que hizo al socialismo y a la sociedad soviética, es ya reliquia de museo. El capitalismo tiene que ser superado: entonces quizá el nuevo sistema tenga que ser superior al capitalismo.
Observar y estudiar muchos sistemas y movimientos de la izquierda está muy bien, pero sin caer en el error de elegir entre libertad e igualdad, que es lo que pasó en la Rusia bolchevique, y de ahí todas las “revoluciones” y sistemas comunistas siguientes siguieron ahondando. “(…) el vietnamita, el chino…”. ¿Eso son modelos anticapitalistas? Pues en esto sí que ha errado. Me quedo con una frase genial: “Asumiendo que la sociedad ideal por la que luchamos a lo mejor no existe”. Eso sí que es antidogmático y acertado. Aunque sea una de las ideas de la socialdemocracia de Kautsky: al final toda la izquierda asume implícitamente la práctica reformista. A Bernstein y a Kautsky.