martes, 22 de diciembre de 2009
sábado, 19 de diciembre de 2009
Copenhague: crónica de un fracaso anunciado
Acuerdo no vinculante, sin control internacional y sin cifras. No se podía esperar otra cosa. Cuando lo leí en el artículo de Bueno de Mesquita en el Foreign Policy me reafirmó en la creencia del fracaso hoy patente, y por eso no tuve ningún problema en recogerlo aquí. La decepción recorre la sociedad civil, mientras los negacionistas y sus intereses económicos pueden respirar tranquilamente, aunque sea un aire viciado. Mientras, el preventivo Nobel Obama no se entera y lo considera un “gran avance sin precedentes”. No hay mejor precedente en la historia de la irracionalidad de las grandes potencias que la política de apaciguamiento de Hitler.
En estos días Oier Garmendia y Andrés Boto recogieron sus opiniones en mi entrada “Fracaso en Copenhague y Nobel preventivo”. Hoy recogen el fracaso de Copenhague Joan Herrera, diputado por ICV, y Borja Terrés, compañero socialista de Villa de Vallecas. Espero que muchos otros blogs se sumen a la crítica a la Cumbre.
Un planeta más inhabitable es la base de la guerra definitiva. La guerra por el agua, por los cultivos, por las materias primas y por las fuentes de energía. Ya existe, ya existió, por estos motivos. Pero cuando se le añade amplias masas desesperadas los resultados son catastróficos. El odio infinitivo, la venganza y, por último, el genocidio.
Nos enfrascamos en mantener una estructura de ideas enjaulada en una visión cerrada: la nación, rodeada por sus fronteras. Más allá no hay nada que merezca la pena. La idea de solidaridad se circunscribe entre esas fronteras, la libertad se aprisiona entre esos muros ficticios. Sólo la codicia, el odio, la envidia, la rapiña y la muerte circulan libremente. Esas fronteras nos ciegan la vista, esas fronteras nos llevan a querer echar o matar al que las traspasa, esas fronteras nos bloquean nuestra humanidad.
Ayer, hoy y mañana el asunto más importante es nuestra casa, nuestro planeta. Porque ayer no existíamos y mañana tampoco existiremos, pero el planeta debe seguir su curso natural.
sábado, 12 de diciembre de 2009
Fracaso en Copenhague y Nobel preventivo
No hay que tener ilusiones: la Cumbre de Copenhague será un fracaso. No sólo porque lo diga Bueno de Mesquita, profesor de la Universidad de Nueva York. Estados Unidos sigue fuera del protocolo de Kioto, que va a ser prorrogado, China no quiere transparencia en la declaración de emisiones y los países emergentes –Brasil, India o México– no quieren limitar sus posibilidades de desarrollo económico y, como argumenta India, lo que emiten no es más que una pálida sombra de las emisiones de los países desarrollados.
La inversión en investigación, en universidades de calidad y en medios de transporte alternativos al transporte privado son pequeñas cosas que ayudan a desarrollar nuevas tecnologías o contaminar lo menos posible.
Un poco más arriba, en Oslo, Obama ha recibido su Nobel de la Paz reconociendo que el uso de la fuerza es a veces necesario. “Un movimiento no violento no hubiera podido frenar al ejército de Hitler”, dijo, y tenía razón. En parte. Porque una paz humillante, una crisis económica terrible, entre otras cosas, facilitaron que Hitler ganase unas elecciones democráticas y comenzara el delirio nazi. Pobreza, humillación y ningún futuro no ayudan a que Palestina alcance la paz, ni tampoco en Somalia o en Darfur. La guerra es la manifestación del fracaso de Occidente con el resto del mundo.
Me hizo mucha gracia hace dos días, en el espacio de Todo por la radio de Hoy por hoy en la SER, dijeron que a Obama le daban el Nobel preventivo, “primero el premio, luego la paz”.