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martes, 21 de junio de 2011

Las otras guerras y conflictos existentes (y II)


-Insurgencia en el noreste de India: iniciada en 1964 y con un balance de 25.000 muertos, este conflicto es, en realidad, varios conflictos entre la Unión India y diversos grupos armados que reclaman desde mayor autonomía a la independencia total de sus regiones. También se aduce la marginación política que sufren desde el gobierno central a las diferencias étnicas existentes, así como conflictos territoriales entre las diversas regiones. Actualmente, las tensiones se han reducido por las políticas del gobierno indio por el desarrollo de la zona, pero aún permanecen activas algunos de los grupos armados en Assam, Manipur, Nagaland y Tripura.

-Insurgencia en las Filipinas: a finales de los años 60, un grupo del Partido Comunista filipino organizó un ejército guerrillero, el Nuevo Ejército del Pueblo, que prosigue su actividad desde la isla de Luzón, aunque con menor impulso tras la revisión de la estrategia contrainsurgente bajo la presidencia de Corazón Aquino. Igualmente, desde la década de los 60 operan en otras islas guerrillas islamistas separatistas. La Operación Libertad Duradera actuó en Filipinas contra esta guerrilla islamista, aunque actualmente se ha cambiado la estrategia por el diálogo entre el gobierno y las guerrillas comunista e islamista. En total, desde sus inicios las guerrillas se han cobrado la vida de más de cien mil personas.

-Conflicto kurdo en Turquía: desde finales de los años 70, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), comunista, y junto a otras organizaciones revolucionarias y separatistas kurdas mantiene un largo conflicto, con 45.000 víctimas, contra el Estado turco por la independencia de los kurdos de Turquía por la histórica marginación social y política que han venido sufriendo hasta hace bien poco. El PKK, considerado una organización terrorista, se vale del Kurdistán iraquí como base de operaciones contra Turquía. Igualmente, aparte de típicas acciones guerrilleras en el sudeste de Turquía, se han empleado atentados en el oeste del país. Actualmente la marginación de los kurdos en Turquía está reduciéndose, se permite la enseñanza del kurdo y la emisión de canales de televisión en ese idioma y el parlamento cuenta con diputados pro kurdos, si bien el anterior partido pro kurdo, el Partido de Sociedad Democrática fue ilegalizado, acusado de complicidad con el PKK y sustituido por el Partido de la Paz y la Democracia.

-Insurgencia del Ejército de Resistencia del Señor: esta guerrilla de inspiración cristiana inició su lucha en 1987 en el norte de Uganda, aunque actualmente ha ampliado su zona de ataques a Sudán del Sur, a la República Democrática del Congo y a la República Centroafricana. El ERS busca crear una república teocrática cristiana en Uganda y castigar a la etnia acholi, empleando a miles de niños como soldados y esclavos sexuales y, en lo que va de conflicto, ha causado 12.000 muertes directas y más de dos millones de desplazados.

-Conflicto de Cachemira: el conflicto estalló en 1947 tras la independencia y partición de la colonia británica de la India entre Pakistán y la Unión India. La región estaba gobernada por hindúes pero poblada mayoritariamente por musulmanes, y tanto un país como el otro reclaman que el territorio les pertenece, apoyando a diversos grupos terroristas y guerrilleros que se han cobrado la vida de entre 60.000 y 100.000 personas.

-Conflicto de Casamance en Senegal: considerado como una guerra civil de bajo nivel desde 1990 entre el Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamance y Senegal por la independencia de la región de Casamance, de mayoría jola. Los alto el fuego no dieron resultados a finales de los 90 el movimiento independentista se dividió en dos y comenzó a luchar entre sí, manteniendo los enfrentamientos con el ejército senegalés. El conflicto ya ha provocado la muerte de unas mil personas.

-Insurgencia en el Magreb: tras el final de la guerra civil argelina, del régimen autoritario contra el islamismo, desde 2002 varios grupos guerrilleros y terroristas, como los salafistas o Al Qaeda del Magreb Islámico han llevado a cabo ataques, secuestros y otras acciones en Argelia, Mauritania, Marruecos y Mali, no solo contra sus respectivos Estados o civiles, sino también contra extranjeros -turistas y activistas-, cuyos secuestros provocaron la atención de los medios de comunicación.

-Conflicto en el delta del Níger: el delta del río Níger, en Nigeria, es objeto de frecuentes luchas desde 2004 entre el Estado y los grupos separatistas del Movimiento para la Emancipación y las Fuerzas Voluntarias Populares, de las etnias ogoni e ijaw, por el control de los pozos petrolíferos y justificándolo por la pobreza y la corrupción de la región y el país. Hasta ahora, el conflicto arroja un balance de unos 4.000-5.000 muertos.

-Conflicto de Baluchistán: los insurgentes baluchis luchan contra Irán y Pakistán por la independencia de esta región controlada por los dos Estados. El conflicto ha conocido diversas fases de tranquilidad y lucha desde 1948; el actual período de enfrentamientos surge en 2004, con 7.000 muertos desde entonces. En la zona también han colaborado diversos actores, como los talibanes, o incluso Estados Unidos e Irak para desgastar a Irán.

-Conflicto Irán-kurdos: el Partido por la Vida Libre de Kurdistán (PJAK), al que algunos ven relación con el PKK, pero también con Estados Unidos, sostiene un débil enfrentamiento contra el régimen teocrático iraní por la libertad del Kurdistán de Irán, no necesariamente la independencia, sino bajo un régimen federal y democrático donde se reconozcan los derechos de las otras minorías nacionales que viven en Irán. Las acciones del PJAK se han limitado a la teoría de la acción-represión-acción, al asesinato de miembros de fuerzas de seguridad iraníes en venganza por muertes de kurdos iraníes o en el derribo de helicópteros y pequeños ataques a soldados iraníes. En total, el conflicto lleva unas trescientas muertes desde 2004.

-Insurgencia del sur de Tailandia: desde 2004 la violencia en las provincias más al sur de Tailandia ha aumentado. Los grupos insurgentes, acusados de terrorismo y de vínculos con Al Qaeda y con las guerrillas islamistas de Filipinas, justifican sus actos como respuesta a la falta de representación de los musulmanes en la política tailandesa, así como la pobreza de la zona. Las acciones de los insurgentes, que tienen entre 500 y 15.000 efectivos según las fuentes, se basan en ataques de bombas contra ciudades y edificios oficiales y llevan ya 7.000 muertos.

-Cuarta guerra civil de Chad: mantiene la estela de conflictos anteriores entre árabes musulmanes del norte y africanos cristianos del sur, la lucha por el poder y la tierra, ocultos tras la lucha contra Sudán como excusa para el enfrentamiento entre los diversos grupos sociales rivales. Las nuevas negociaciones, lideradas por las Naciones Unidas y la ayuda humanitaria de Canadá, permitieron el "fin" del conflicto en 2010, a la espera de nuevas elecciones para normalizar la situación. Desde 2005 hasta 2010, ha habido más de mil muertos.

-Insurgencia en el norte del Cáucaso: pese al fin oficial del conflicto de Chechenia y tras las acciones bélicas contra Georgia, la región sigue siendo inestable, con la actividad guerrillera de grupos islamistas en las repúblicas de Chechenia, Daguestán, Ingusetia y Kabardino-Balkaria, concentradas en acciones terroristas de ataques a edificios oficiales, medios de transporte, etcétera, con un balance de 900 muertos. Reclaman la independencia de esas regiones bajo regímenes islamistas, o luchando entre sí, sosteniendo diversas interpretaciones islámicas como el salafismo o el sufismo, mientras el régimen de Putin mantiene el control de la región por el ejército y las violaciones de los derechos humanos en los diversos bandos.

martes, 29 de marzo de 2011

Las otras guerras y conflictos existentes (I)


Una de las muchas críticas a la intervención internacional en la guerra civil libia es la constatación de que este conflicto no es ni el único ni el más sangriento que sufre la humanidad. ¿Por qué no se interviene en el resto de conflictos?, se preguntan con ironía muchos de los contrarios a la intervención en Libia. La comunidad internacional en general, y las potencias occidentales en particular, quedan en evidencia ante el mutismo por otros conflictos que dejan millones de muertos. Los casos, por supuesto, difícilmente pueden ser comparables con el caso libio. En muchos casos, los conflictos existentes suelen ser el reflejo de graves problemas internos que sus países no han sabido, no han querido o no les han dejado resolver. Sus características son variadas: pueden durar desde décadas a pocos meses o años, o su intensidad, de mayor a menor intermitencia.

Voy a hacer una breve síntesis de los actuales conflictos. No debemos caer en el simplismo al que nos acostumbran los medios informativos, ni siquiera la de los partidos que reclaman con orgullo el patrimonio del pacifismo o la defensa de "los pueblos", puesto que tanto manipulan uno como otro desvirtuando la realidad de esos conflictos como manteniendo un silencio absoluto, en ocasiones incómodo para ellos y los intereses que tienen detrás.

- Insurgencia naxalita-maoísta (India): surgida alrededor de 1967 por la guerrilla del Partido Comunista de la India (marxista-leninista)-guerra popular. La situación se ha quedado estancada: la guerrilla se refugia en zonas boscosas, atacando a la policía y reclamando cambios sociopolíticos para acabar con el sistema de castas, reparto de la tierra y emancipación femenina. Han muerto alrededor de 10.000 personas en el conflicto, y según la BBC, el año pasado la guerrilla pidió un alto el fuego para iniciar negociaciones.

- Guerra civil afgana: empezó en 1978 con la toma del poder por parte de su partido comunista, comenzando un largo proceso bélico donde han participado los soviéticos en su famosa invasión de 1979, creando su Vietnam, las insurgencias muyahidin y talibán y finalmente la intervención de la OTAN en 2001. A día de hoy, el Estado afgano es muy débil, apenas controla poco más de la región de la capital, Kabul, estando el resto controlado por señores de la guerra y las distintas divisiones militares de la OTAN, con un balance de muertos muy variados según las fuentes, que van desde 600.000 a los 2 millones de muertos.

-Guerra civil somalí: la situación de Somalia se deterioró a mediados de los 80, con insurrecciones contra la dictadura de entonces y la posterior reacción para reinstalar en el poder al tirano derrocado. Desde entonces, el poder político somalí se resquebrajó, configurando a Somalia como Estado fallido según las listas de Fund for Peace y Foreign Policy. De la desintegración del poder central han quedado varios poderes locales: el gobierno reconocido por la comunidad internacional, que controla poco más de la capital y algunas regiones dispersas, la guerrilla islamista y las regiones independientes de facto de Somalilandia y Puntlandia. El balance de muertos también es variable, de 300.000 a 400.000.

-Guerra en Waziristán (noroeste de Pakistán): las derivaciones de la guerra civil afgana se trasladaron a esta región pakistaní, con una importante presencia de la etnia pastún, base de los talibanes. Parte de los combatientes talibán de Afganistán cruzaron la frontera, los Tehrik-i-Taliban Pakistan, y junto a células de Al-Qaeda, a otros movimientos islamistas como Thereek-e-Nafaz-e-Shariat-e-Mohammadi y los talibanes pakistaníes de Lashkar-e-Islam han llevado a cabo diversos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y el ejército de Pakistán. También han realizado diversos atentados contra la minoría cristiana, mezquitas sufíes y a cualquiera que realice críticas en contra de la Ley contra la blasfemia, como el asesinato acaecido hace un mes del ministro de minorías pakistaní, el cristiano Shahbaz Bhatti. Los enfrentamientos, iniciados desde 2004, han supuesto unos 30.000 muertos, la pérdida del control estatal de la zona tribal y el peligro de desestabilización del régimen pakistaní, con la caída de Musharraf en 2008, el asesinato de Benazir Butto el año anterior y las luchas políticas entre el Partido Popular de los Butto y la Liga Musulmana de Nawaz Sharif.

-Insurgencias chíi y del sur de Yemen: estas son dos insurgencias muy distintas. Primero, tenemos que tener en cuenta el contexto de Yemen, un país suní reunificado en 1990 con Saleh como presidente, con ambición de hacer vitalicio su mandato presidencial (las actuales revueltas parecen haber truncado su plan), provocando la desafección de parte de las tribus yemeníes y de las antiguas élites del sur, marginadas del país unificado, además de la minoría chií zaidí del norte. El conflicto con los chiíes comenzó en 2004, con varias campañas de guerrilla y tierra quemada por parte de los rebeldes a lo largo de estos años, incluidas incursiones dentro de Arabia Saudí, a la que acusan de connivencia con el régimen de Saleh; a su vez, el presidente yemení acusó a Irán de estar detrás de los rebeldes chiíes. La insurgencia del sur comenzó en 2009, con intención de volver a separar el sur del resto del país, pero esta vez la rebelión está capitaneada por islamistas, acusados de colaborar con Al-Qaeda. En ambos casos, el gobierno de Saleh recibió ayuda de Estados Unidos para bombardear las zonas rebeldes, según los cables filtrados por Wikileaks. La cifra de muertos se eleva a entre 12.000 y 16.000 muertos, según las fuentes, aunque la cifra de desplazados es de unas 175.000 personas.

-Guerra contra el narcotráfico en México: tras ser elegido presidente de México en 2006, Felipe Calderón inició una serie de operaciones federales contra los cárteles de la droga. En amplias zonas del país los cárteles se habían convertido en la única autoridad y monopolizaban el tráfico de drogas a los Estados Unidos. Para luchar contra ellos, Calderón ha militarizado parte del territorio federal y ha usado al ejército y a la policía, levantando bastantes críticas: falta de preparación de los cuerpos de seguridad para estas operaciones, no atacar las redes de financiación de la droga y no llevar a cabo campañas de concienciación sobre el consumo de drogas. En ello sin duda se revela la corrupción que afecta al Estado mexicano, y al miedo generalizado por los cárteles: las mafias han realizado diversos ataques para amedrentar a la población civil, así como el asesinato de periodistas, políticos y policías. Las cifras de muertos, también variables, van desde 28.000 a 300.000 muertos.

-Conflicto nómada de Sudán: este conflicto, iniciado en 2009, tiene su origen en la guerra de Darfur. Se enfrentan los clanes nómadas de los Messiria y los Rizeigat por el control de los recursos -escasos- de zonas de pastoreo, ganado y agua, en la región de Kordofan del Sur. El número de muertos -de 2.500 a 3.500- no es nada comparado con el de desplazados, 350.000.

-Segunda guerra civil de Costa de Marfil: el conflicto estalló al no reconocer el presidente saliente, Laurent Gbagbo, su derrota en las elecciones presidenciales de octubre/noviembre de 2010. Gbagbo se negó a traspasar el poder al presidente electo, Alassane Ouattara, pese a las presiones internacionales. A los pocos días de finalizar la segunda vuelta electoral, comenzaron enfrentamientos entre partidarios de Ouattara y fuerzas militares y paramilitares de Gbagbo. Hay que entender la situación de la que partía Costa de Marfil: entre 2002 y 2004 se libró la primera guerra civil entre los musulmanes del norte y los cristianos del sur, con intervención de la ONU con tropas de la antigua metrópoli colonial, Francia. Los resultados electorales de 2010 reflejan la división de la guerra civil: Ouattara recibe el apoyo de los musulmanes y Gbagbo de los cristianos. Las milicias musulmanas volvieron a tomar las armas para poner en el poder al presidente electo y comenzaron a tomar ciudades desde febrero de 2011, denunciando la existencia de matanzas y fosas comunes en las ciudades tomadas, culpando a las fuerzas de Gbagbo, aunque la ONU acusa a las fuerzas de Ouattara de estar detrás de muchas de las muertes. Francia decidió intervenir de nuevo en el país, exigiendo al presidente derrotado la entrega del poder y la celebración de negociaciones entre los dos bandos, que a día de hoy resultan infructuosas. 100.000 se han visto obligadas a desplazarse para huir de los conflictos y alrededor de 1.500 personas han muerto, aunque las cifras podrían ser mayores.

-Conflicto interno de Birmania: los problemas internos de Birmania comienzan desde su independencia en 1948. Los comunistas se rebelaron contra el nuevo gobierno, buscando el apoyo de la amplia capa campesina del país. Los cristianos de Karen (hoy Kayin), se alzaron en armas por la autonomía de la región. La situación empeoró para las de minorías (religiosas, como cristianos o musulmanes; o nacionales, como chinos, , kayin, tailandeses...) al imponerse el budismo como religión oficial. El levantamiento de 1988 y las elecciones libres de 1990 fueron acalladas por la Junta militar birmana, convirtiendo al Estado socialista en una simple dictadura militar, negándose los militares a ceder el poder a la oposición civil de Aung San Suu Kyi. En 2007 ocurrió otro levantamiento, que en muchos aspecto reproducía el de 1988: monjes y estudiantes comenzaron a manifestarse en Rangún, protestando por el aumento de los precios, trasladándose las protestas a más de veinte ciudades del país. Los militares arrestaron a los monjes manifestantes y dispersarón a los civiles con gases lacrimógenos, pese a que algunos soldados se negaron a disparar contra la población. La comunidad internacional no pudo dar una respuesta conjunta: los requerimientos de la ONU de proteger a la población no surtieron efecto por el apoyo público de Rusia y China a la junta birmana.

-Conflito israelo-palestino: desde los años 20 y 30 del siglo XX existían pequeños conflictos entre la comunidad judía y la árabe de Palestina, cada vez más violentos a medida de que surgía la posibilidad de la creación de Israel. Con su creación en 1948, entró en guerra con sus países árabes vecinos en 1948, en 1956 (guerra de Suez), 1967 (guerra de los seís días), 1973 (guerra de Yom Kippur), 1982 (I guerra del Líbano) y 2006 (II guerra del Líbano), además de las dos intifadas con los palestinos. Aparte de los conflictos bélicos clásicos, Israel mantiene a la franja de Gaza bajo bloqueo económico y militar, con bombardeos y acciones bélicas con las milicias de Hamás de Gaza, y ocupa Cisjordania y la zona este de Jerusalén, expulsando a palestinos de sus casas y estableciendo colonias israelíes, además de mantener el muro de Cisjordania, aislando a las ciudades palestina y controlando todos los movimientos de la población. Las diversas negociaciones han fracaso, incapaces de llegar a un acuerdo sobre el reconocimiento de Israel, la existencia de dos Estados o qué fronteras considerar. Las cifras de muertos, diversas, pueden llegar a más de 120.000.

-Conflicto armado de Colombia: el conflicto surgió a mediados de la década de 1960 como plasmación de la política del Frente Nacional y de la imposibilidad de participación política de otros sectores sociales. Las guerrillas de las FARC, ELN, M-19 y EPL y otros pequeños grupos iniciaron acciones contra el Estado, llegando a controlar regiones enteras, sobre todo del interior del país. El Estado colombiano reaccionó, primero, en los años 70, como otros países de su entorno respecto a la guerrilla y el terrorismo, con la guerra sucia, detenciones y torturas, y posteriormente, desde los años 80, con de negociaciones para reinsertar a los grupos en la vida política del país, que tuvo éxito con el M-19. Al conflicto político se le unió el problema de la droga, con enfrentamientos con las mafias de la droga primero, (y la formación de la organización paramilitar AUC) y con el uso del narcotráfico para la financiación de la guerrilla, después. La violencia ha convertido a Colombia en uno de los países más inseguros, aunque se han hecho verdaderos progresos en ese aspecto; sin embargo, alrededor de 200.000 personas han perdido la vida y siguen cometiéndose secuestros y asesinatos tanto de ciudadanos anónimos como de personalidades del país, además de evidenciarse lazos entre el gobierno, el narcotráfico y las bandas paramilitares.

jueves, 20 de mayo de 2010

Un nuevo apunte sobre Tailandia

Ayer el ejército de Tailandia tomó la zona de la capital, Bangkok, donde los "camisas rojas" se habían hecho fuertes, en unos enfrentamientos donde murieron 15 personas. Posteriormente, fueron incendiadas partes de la capital, como la Bolsa, sedes de televisión (sometidas a censura del Gobierno por el estado de excepción, por cierto) y barrios de la clase alta y del mundo financiero.

Las posibilidades de negociación están prácticamente rotas. Los intentos de negocación a través de la ONU, del rey o del senado son casi nulas por la negativa del Gobierno tailandés. Ahora mismo, parece adivinarse que el único resultado puede ser la derrota de los "camisas rojas", sin contrapartidas de ningún tipo, ni nuevas elecciones. Una derrota a medias, porque los "camisas rojas" representan a las fuerzas políticas y sociales apoyadas por medio país, aunque sean populistas o dirigidas por una élite de millonarios, como Shinawatra. Tarde o temprano, la crisis seguirá cuando se celebren constitucionalmente nuevas elecciones. Sea por una segura victoria de los populistas, sea por fraude electoral o por reformas legales que restrinjan los escaños electos en el parlamento, como quiere la Alianza del Pueblo para la Democracia ("camisas amarillas"). Sin descontar una nueva intervención militar y el mantenimiento del malestar social por todo el país. La democracia, sigo pensando, lo tiene muy difícil en Tailandia. Creo que debemos preocuparnos más de lo que pasa fuera de nuestras fronteras.

lunes, 17 de mayo de 2010

Comprender qué pasa en Tailandia


Hoy quiero situar mi vista un poco más allá de los recortes del Gobierno español o de las idas y venidas con el caso Garzón, hoy quiero llegar a la antigua Siam.


Actualmente se está recrudeciendo el conflicto entre los “camisas rojas” y el Gobierno de Tailandia. Las promesas de negociaciones y de paz se van violentando repetidamente y el Gobierno no duda en usar a las fuerzas del orden público para mantener a raya a los manifestantes y sus reivindicaciones. En esos enfrentamientos se cuentan ya demasiados muertos y heridos.


Pero, ¿quién está en el Gobierno de Tailandia? ¿Quién le apoya? ¿Quiénes son los “camisas rojas”? ¿Por qué se degrada la vida política y social tailandesa?


A principios de los años 90 en Tailandia se dio fin a la época inestable de golpes de Estado. El crecimiento económico vino acompañado de una década de estabilidad y desarrollo de la democracia parlamentaria. En 1997 la crisis financiera asiática afectó también a Tailandia y las condiciones de vida de las clases populares urbanas y campesinas empeoraron. Sobre esta situación, el empresario Thaksin Shinawatra ganó las elecciones con su partido Thai Rak Thai, con un mensaje populista. La vida política se tensionó por la resistencia de las clases medias y altas a la política de Shinawatra, tendente a favorecer a las clases populares, la base de su apoyo electoral. Se le acusó de corrupción, de violación de los derechos civiles, limitación de la libertad de prensa, etcétera.


Sólo consiguieron apartarle del poder con el golpe de Estado del 19 de septiembre de 2006, cuando el primer ministro estaba en Naciones Unidas. El golpe, realizado por el ejército, fue legitimado por el rey Bhumidol Adulyadej con la creación de una junta militar (Consejo para la Reforma Democrática o Consejo de Seguridad Nacional) compuesta por el jefe del ejército, de las fuerzas aéreas y de la policía. Los apoyos sociales al golpe (un 83% según una encuesta del 20 de septiembre) venían de las clases medias y altas, agrupadas en la Alianza del Pueblo para la Democracia (APD).


La junta militar se dio el objetivo de elaborar una nueva Constitución más clara para el control de la labor del ejecutivo, nombró a un primer ministro interino y convocó elecciones, celebradas en diciembre de 2007, para volver a la “normalidad”. Éstas dieron la victoria, con 233 de 480 diputados, al Partido del Poder del Pueblo (PPP), el heredero del Thai Rak Thai, ilegalizado por la junta militar. Samak Sundaravej, considerado títere de Shinawatra, formó el nuevo gobierno constitucional.


La crisis política no se detuvo con las nuevas elecciones y una nueva normalidad constitucional. La Alianza del Pueblo para la Democracia, los “Camisas Amarillas”, siguió movilizándose para exigir el cese del primer ministro. Exigían una reforma de la nueva Constitución que hiciera que el 70% de los escaños fueran designados para evitar nuevas victorias de partidos populistas.


El 9 de septiembre de 2008 el Tribunal Constitucional inhabilitó a Sundaravej como primer ministro por realizar actividades privada retribuidas durante su mandato. Tras presiones del partido gobernante por volver a proponerlo como primer ministro, finalmente eligieron a Somchai Wongsawat, cuñado de Shinawatra. Esa circunstancia le hacía inaceptable para la APD, que exigía el nombramiento de cualquier candidato, mientras no fuera del partido mayoritario. La APD mantuvo su movilización en las calles de la capital tailandesa, Bangkok, reprimidas por la policía muy duramente, con unos pocos muertos y cientos de heridos. Ante la gravedad de la situación y las declaraciones del jefe del ejército de convocar nuevas elecciones, el primer ministro Wongsawat decretó el estado de excepción en dos aeropuertos donde los manifestantes desarrollaban sus movilizaciones.


Como con el anterior primer ministro Sundaravej, fue el Tribunal Constitucional el que volvió a inhabilitar a un primer ministro, a varios cargos del gobierno y a ilegalizar al PPP por cometer fraude electoral en 2007. Abhisit Vejjajiva, del opositor Partido Democrático de Tailandia, formó una nueva mayoría parlamentaria con partidos aliados del anterior gobierno y fue elegido nuevo primer ministro en diciembre de 2008. Las manifestaciones de la APD en el parlamento y en los aeropuertos finalizaron. Ya estaban satisfechos.


Pero esta victoria de la oposición no ha sido aceptada por los seguidores de Shinawatra. El Frente Unido Nacional por la Democracia contra la Dictadura, o “Camisas Rojas”, como se les conoce, vinculado al Pheu Thai (el nuevo partido seguidor del PPP y del Thai Rak Thai), comenzaron a movilizarse en abril de 2009 exigiendo el fin de la interferencia de los militares en la vida política, realizar nuevas elecciones generales y en aceptar el resultado que salga de ella. Se manifestaron frente a la sede del gobierno, de la IV cumbre de Asia Oriental y en la ciudad de Bangkok intensificaron sus protestas con la toma de calles y la quema de automóviles. El primer ministro Vejjajiva tuvo que declarar el estado de excepción en la capital tailandesa en abril de 2010 y en censurar a los medios de comunicación.


En los últimos días se ha intentado llegar a un acuerdo entre el Gobierno y los Camisas Rojas. El acuerdo consistiría en el fin de la violencia y en la celebración de elecciones generales para noviembre de este año. Pero la APD, los Camisas Amarillas, se negó a aceptar el acuerdo, exigían la declaración de la ley marcial para que se mantuviera el orden en la capital y retiraron su apoyo a Vejjajiva por llegar a un acuerdo con la oposición. Los Camisas Rojas se negaron a levantar su ocupación de la capital hasta que no hubiera un decreto de disolución del Parlamento y convocatoria de nuevas elecciones y los enfrentamientos con la policía y el ejército continuaron, con varios muertos y heridos. Las protestas se extendieron por el país y se tuvo que declarar el estado de excepción al norte y noreste del país. Desde marzo ha habido más de 50 muertos y más de mil heridos. El Gobierno no cede y los Camisas Rojas siguen pidiendo el alto el fuego para volver a negociar, con la mediación de la ONU y del rey tailandés.


De momento, así han quedado las cosas y aún no se sabe qué pasará, si el ejército intervendrá para acabar con la ocupación de parte de la capital por los opositores o si las negociaciones se reanudarán. Desgraciadamente, los acontecimientos pueden empeorar, aún más si cabe, porque ni los Camisas Rojas o los Camisas Amarillas aceptan un acuerdo que no les satisfaga.


En Tailandia la pretensión de un régimen democrático encalla porque las élites no aceptan que los líderes de las masas populares (Camisas Rojas) les aparten del poder, ni las masas populares aceptan que las élites (Camisas Amarillas) nieguen la validez de las consultas electorales o intenten violentarlas con reformas encaminadas a mantener su control del sistema político. Con esas condiciones, es imposible la democracia. Hay un combate de élites por el control del poder: los cercanos a la monarquía, el ejército y el poder económico, frente a una élite subalterna apoyada en las reivindicaciones populares.

martes, 23 de febrero de 2010

China (y IV): La ideología del régimen chino, ¿autoritarismo o totalitarismo?


La ideología oficial del régimen Chino se construye a través de interpretaciones de Marx, Lenin y Mao que hizo Deng Xiaoping con sus propias aportaciones para justificar el dominio del PCCh sin romper con la legitimidad que le otorga el pasado y unirlo a la legitimidad que le otorga la eficacia económica. La recuperación de la teoría de fases económicas marxista explica así que se empleen métodos capitalistas argumentando que con ello se posibilita la creación del socialismo en un futuro abierto, sin fecha definida.


De Lenin, a través de Mao, el PCCh justifica su mantenimiento como un aparato burocrático, con el control de los medios de coacción para mantenerse en el poder, unido a la incorporación de la nueva clase empresarial para ampliar su base social. El control del poder por el partido es muy rígido y no admite discusiones o protestas sociales, que son duramente reprimidas. Aquí también argumenta su legitimidad en que es el único garante de la unidad del Estado, del desarrollo económico y de la paz social (en la línea de la teoría del tutelaje de Dahl). Teóricamente, mantiene todos los postulados del marxismo leninismo (control del poder por el partido, control del partido por una minoría revolucionaria, ideario comunista) pero en la práctica los transforma en conceptos más confucianos de respeto a la autoridad.


Sobre la naturaleza autoritaria o totalitaria del régimen, es muy difícil dictaminarlo claramente. Combina aspectos totalitarios con los propios del autoritarismo burocrático, que es a lo que tiende. El PCCh controla todos los ámbitos de poder desde lo más local o lo más nacional por una estructura paralela a la del Estado, de tal modo que éste no toma directamente las decisiones sin la aprobación de la sección correspondiente del partido. Pero el control no es únicamente Estado-partido o de arriba-abajo, sino que el PCCh no es un todo monolítico sino una coalición de redes clientelares formadas por la nueva élite empresarial privada, los empresarios del sector público y los dirigentes regionales, que básicamente comparten el actual modelo del sistema y no lo discuten, y es en él donde compiten moderadamente entre sí por conseguir influencia política y la extensión de sus redes.


El sistema es totalitario en sentido que el PCCh controla todos los ámbitos de la vida pública y económica, pero porque reúne en sus filas a las élites políticas y económicas de la sociedad; es autoritario y no totalitario en sentido que su dominio sobre la sociedad se va basando cada vez menos en el terror, en que las élites interactúan en el seno del partido y, si bien el sistema no es en absoluto democrático, está atento a la opinión pública, al menos de los sectores pujantes de la economía. En este caso quiero señalar un aspecto que leí hace poco en un artículo de Robert Fogel en la revista Foreign Policy (nº37 febrero/marzo de 2010, pps. 80-85)), “123.000.000.000.000 $”, donde señala el debate en el seno de la Sociedad de Economistas Chinos sobre cuestiones de diversa índole económica o social, hablar de la planificación y conseguir recoger la atención del Gobierno para escuchar sus opiniones.


El poder del partido es progresivamente más “blando” en la búsqueda de ampliación de su base y legitimidad en base a la eficacia económica para ganarse a la élite económica y tranquilizar a la sociedad. El sistema es altamente burocrático ya que no hay que olvidar que tanto los aparatos del Estado como los paralelos del PCCh requiere un gran aparato burocrático para proponer, legislar, ratificar leyes, elaborar la planificación económica, otorgar contratos y permisos, colocar en puestos clave a la clientela política, etcétera. Con el fin de los grandes liderazgos de Mao y Deng esto se amplía por la descentralización de las decisiones, el reparto de poder en un aparato cada vez más tecnocrático y la institucionalización de un Estado de Derecho que garantice la seguridad jurídica, la independencia de la justicia y la economía de mercado, al menos todo esto en teoría, y sin obviar la gran corrupción que impera en el seno de la burocracia, que no tiene visos de permitir una competencia libre por el poder.

domingo, 30 de agosto de 2009

Elecciones en Japón y en Alemania

Hoy ha sido día de elecciones, nacionales para Japón, y regionales para Alemania. En el País del Sol Naciente, el elevado desgaste que venía sufriendo desde la retirada de Koizumi, el Partido Liberal Democrático, de centroderecha, ha ocasionado su pérdida del control del Congreso y pasará a la oposición. El PLD ha gobernado de forma ininterrumpida de 1955 a 1993, y de 1996 a 2009, cifras que sólo se pueden comparar a la larga era socialdemócrata sueca o la hegemonía del PRI o de la extinta Democracia Cristiana de Italia. Su sucesor, el Partido Democrático, con más de 300 diputados sobre 480, se proclama reformista, liberal y centrista. Realmente, tiene más semejanzas con el Partido Demócrata estadounidense que los grandes partidos socialdemócratas. Progresista, sí. Pero, al igual que ha ocurrido con la derecha sueca, la izquierda italiana o el PAN mexicano, la posibilidad de la vuelta del viejo partido hegemónico es muy grande.

El PLD japonés siempre ha representado los intereses de las grandes finanzas, la administración y el empresariado japonés. El Partido Democrático tiene, pues, la necesidad de regenerar el sistema político japonés o de buscar la perpetuidad con las mismas élites. No hay que olvidar que Yukio Hatoyama, el primer ministro electo de Japón, proviene de las filas del PLD. Pero también Romano Prodi venía de las filas democristianas.

Por otra parte, los Länder alemanes de Turingia, Sarre y Sajonia renovaban sus parlamentos regionales. La Unión Cristianodemócrata ha perdido apoyos, como la mayoría absoluta en los dos primeros Estados, y en el tercero un leve desgaste. Turingia y Sarre fueron conquistados por la derecha en los años de mayor desgaste del Gobierno de Schröder, como respuesta a su gestión. Ahora, las fuerzas de la izquierda (SPD, Verdes y La Izquierda) suman más apoyos que la CDU y los liberales. Sólo la resolución de la rivalidad entre socialdemócratas e izquierdistas pueden permitir nuevos Gobiernos progresistas. En Sajonia, la CDU no tiene problemas de mantenerse en el Länder.

El SPD, por su parte, apenas recoge las pérdidas democristianas. Aumenta moderadamente, pero son los tres partidos menores (liberales, ecologistas e izquierdistas), los que ganan a costa de los grandes partidos. La CDU se mantiene en niveles de apoyo muy bajos en los sondeos, del 35%, pero el SPD se mantiene 15 puntos por debajo. ¿Nuevo ciclo de multipartidismo fragmentado o crisis momentánea del bipartidismo? Lo cierto es que a la economía, con problemas desde la reunificación, no valen ni los grandes apoyos a la socialdemocracia o a la democracia cristiana. La gran coalición es un lastre, y parece que la suma de CDU-FDP en los sondeos nacionales será la que se lleve la victoria, y con ello la vuelta al programa neoliberal que enarbolan los liberales, y que ya llevaba Angela Merkel en 2005. Eso lleva a dos escenarios: el desastre de esa política económica para las clases humildes, no digamos ya para Alemania del Este, o el descrédito de la derecha. Para el SPD, la vuelta al poder como principal partido aún está lejos. Primero la credibilidad, el programa y la estabilidad (no es creíble un partido que ha cambiado cinco veces de liderazgo en cuatro años). Lo segundo, la victoria. Y esa sencilla regla parece que es muy difícil de aceptar.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Crímenes en Oriente Próximo: quién sufre


Se ha dicho, muy levemente, casi silenciados por los gritos de siempre. ¿Es que sólo Israel es criminal? ¿Y qué ha hecho Hamás? ¿Quién ha roto la tregua, quién ha lanzado las primeras bombas, quién ha vuelto a empezar todo este sufrimiento? Hamás.

Israel, su Gobierno concretamente, sabe que sólo necesita una excusa para iniciar sus ataques a Gaza. Igualmente, Hamás sólo necesita una excusa para romper el alto el fuego. ¿Quién quiere la paz? Ni Hamás, que es únicamente un títere de Irán y su objetivo es destruir Israel; ni el Gobierno israelí, presionado por los grupos ultraortodoxos.

¿Qué engendra todo esto? Más muertes. ¿De quiénes? Antiguamente se masacraban reyes y aristócratas en los campos de batalla, ahora son los desposeídos, los más humildes, quienes mueren, simples peones en este gran tablero de ajedrez que es el mundo.

Hamás puede tranquilamente levantarse cuantas veces quiera contra Israel, porque mientras Palestina se halle en la miseria, habrá gente con la conciencia bien lavada sin miedo a matarse. Mientras, Israel ha olvidado el propio sufrimiento de sus padres y abuelos en los campos de exterminio, y por la presión de sus colonos y sus fanáticos religiosos están emulando a sus antiguos verdugos, los nazis.

Existe una realidad, existe tanto palestinos como israelíes, y muchos de ellos quieren igualmente la convivencia pacífica. A medio y largo la plazo esto no puede seguir más así. Las soluciones radicales, como Hamás o los ultraortodoxos no pueden imponerse más. Israel se ha quedado sin moderados, con un Likud radicalizado, un Kadima descompuesto, unos laboristas en caída libre y todos los gobiernos a merced de los partidos religiosos: los propios israelíes están hartos de ese sistema.

Y en Palestina, ¿por qué está Hamás? Tanto por la corrupción anterior de Al Fatah como por la actuación israelí, llegaron ellos. Quizás los palestinos se estén dando cuenta de que Hamás sólo sabe hablar de Islam sin esperanzas, de Islam sin libertad, de guerra sin cuartel contra Israel. Pero todo eso es muerte. Si Palestina estuviese desarrollada, la cosa sería distinta. Pero los sucesivos Gobiernos de Estados Unidos y Europa callan. Apenas si protestan un poco, pero, ¿para qué? Israel ha dicho que no a las propuestas de paz de Sarkozy. Obama, el que dice que puede cambiar el mundo, no ha dicho nada. ¿Y la ONU? Su Consejo de Seguridad ha sido ninguneado.

Mientras los Gobiernos callan, los líderes palestinos llaman a la yihad y los israelíes piden el voto bombardeando, ¿quiénes mueren? ¿Acaso están muriendo los líderes de Hamás, refugiados en Siria, o los de Israel? No, están muriendo las personas más indefensas, tanto en Gaza como el sur de Israel. Las manifestaciones de estos días hacen muy bien en salir en defensa de los palestinos, pero recordemos quién no hace nada por la paz y que en Israel también muere gente que no ha hecho ningún mal. Mientras se sesgue esta realidad esas manifestaciones tendrán muy poco eco. El Gobierno israelí tendrá un comportamiento criminal, pero los israelíes no se merecen sufrir tampoco. Lo mismo que los palestinos.

Es muy necesaria una rebelión cívica, una rebelión contra esos intereses que manejan la muerte y el terror a su antojo. Cuando eso pase, entonces se podrá dejar de lado el odio, y habrá paz para Palestina. Y seguramente tendrán que ceder ambos, porque la realidad es una, y sus visiones de esa realidad son muy chocantes, cada una quiere la destrucción de la otra. Eso es fascismo.

Kurdistán, Sáhara Occidental, Palestina, Tíbet… están oprimidos y merecen ser libres. Hoy Palestina es noticia, ayer lo fue el Sáhara y antes de ayer el Tíbet. ¿Os acordáis de las manifestaciones en el Tíbet antes de los Juegos Olímpicos? ¿Os acordáis de las manifestaciones de Birmania? Sí, fueron noticia, pero ya no, ya no se dice qué pasa, ya no se dice cuántos desaparecidos, ya no se pone en riesgo la dictadura birmana. ¿De qué sirve que nos echen noticias de estas injusticias para luego pasar? Les hemos olvidado. Mañana, Palestina volverá a ser olvidada, quizás pasado hablemos del cólera en Zimbabwe, pero al siguiente día habrá otra noticia, y todos nos seguiremos quedando en el sofá viendo pasar las desgracias de millones de seres. Pero sentados. En esto, mucha culpa tienen los medios de comunicación.

Hoy ETA ha atentado contra la EiTB, la televisión pública vasca en Bilbao, en la misma calle donde también están El Mundo, Deia, Expansión, Antena 3 y Onda Cero. ETA muestra su "amor" a los vascos, a los vascos que pretende "liberar" de este "opresivo" Estado Español. Por el silencio, que tanto le gusta. Aquí en España y allá en el mundo vemos que hay grupos que en el nombre de sus pueblos, y para desgracia de esos pueblos, no tienen reparos en sembrar las muertes que sean posibles (y si los muertos no son de los asesinos, mejor) para imponer sus delirios.
"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

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