martes, 25 de septiembre de 2012
La Comunidad de Madrid o aguirrismo sin Aguirre
martes, 29 de noviembre de 2011
Breves apuntes sobre la reforma electoral propuesta por el PP de Madrid
- De los 129 diputados actuales, un tercio, esto es, 43 escaños, serían elegidos en distritos uninominales. Supuestamente, la fórmula sería "first-past-the-post", es decir, mayoría simple a una vuelta.
- Esos 43 distritos serían fruto de la agrupación de varios municipios, o individuales para ciudades mayores y para los distritos más poblados de la capital.
- Los 86 diputados restantes serían elegidos de modo proporcional con escrutinio de lista (presumiblemente cerrada y bloqueada, si no dicen lo contrario) para partidos por encima del 5% de votos válidos.
A simple vista, podría parecer una propuesta por crear una supermayoría artificial conservadora en la región, ya que el PP suele ser, por ahora, el partido más votado en la mayoría de municipios, así como podría obtener facilidades para conseguir diputados con pocos votos (por ejemplo, el hipotético representante de la zona norte, de 29.000 habitantes) o por el gerrymandering de unir Arganda con Rivas, como han denunciado detractores de la reforma propuesta. En este caso, es de suponer que la negativa del resto de partidos impediría tal solución.
Si el PP de Madrid presenta esta propuesta, está obligado a la negociación, no sólo con el principal partido opositor, esto es, el PSM, sino que sería bueno para la salud democrática de la región buscar el consenso total, creando una ley que cuente con el apoyo de IU y de UPyD. Por ello, creo que la base de partida es muy interesante: se viene reclamando desde muchos foros la reforma de la ley electoral y acercar los diputados a los electores, ¿qué mejor oportunidad que ésta?
No entiendo, pues, la gran oposición inicial, menos de los que aceptan la reforma electoral en un sentido más próximo elector-representante. Podrá decirse, claro, de qué sirve elegir un diputado por distrito cuando se unirán a los elegidos por vía proporcional, pero entonces la ley actual también serviría de poco... ¿conocemos los nombres de los 129 diputados madrileños? ¿O de los 129 candidatos que iban en la lista del PP? ¿O en la del PSM? y así...
Por ello, creo que el PSM debería considerar la propuesta y avenirse en discutirla, si bien teniendo en cuenta ciertas premisas:
- Se podría intentar que esos 43 diputados no sean elegidos por mayoría simple, sino por el sistema de voto preferencial, de manera que el elector tenga tres votos por orden de preferencia para, a través de recuentos, posibilitar que el diputado elegido tenga la mayoría absoluta de votos, además de permitir los acuerdos entre distintas fuerzas políticas. Este es el sistema irlandés.
- Habría que tener muy claro si los 86 diputados por lista proporcional no se unen a los 43 ya elegidos, de modo que la Asamblea tuviera una distribución desproporcionada respecto al número de votos de los partidos; tomando como referencia el modelo alemán, si un partido obtuviera una sobrerrepresentación por distritos uninominales, esto se atenuaría recibiendo menos diputados de la lista proporcional, de tal forma que se mantendría la proporcionalidad, exactamente igual que en Alemania: allí, SPD y CDU/CSU obtienen todos los escaños uninominales, pero el saldo final es proporcional por la corrección en las listas proporcionales.
Si consigo leer la propuesta del PP, ya confirmaré o revisaré estas tesis. Pero antes de criticar por criticar, hay que informarse o contemplar las diversas posibilidades potenciales.
miércoles, 25 de mayo de 2011
Elecciones municipales y autonómicas: Madrid

Cualquier vestigio del "cinturón rojo" y de otros bastiones del socialismo han pasado a la historia, al menos durante estos próximos cuatro años. Si en el 2007 se perdieron las alcaldías de Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Torrejón de Ardoz y se mantuvo la pérdida de Móstoles, este año dicen adiós Collado Villalba, Alcorcón, Leganés, Getafe (si finalmente UPyD permite la alcaldía a los conservadores, la fuerza más votada), Pinto, Coslada (si con UPyD no forman un tripartito de izquierda) y Aranjuez. Además, en localidades como Alcobendas han quedado por detrás de UPyD y en Torrejón el PSM ha caído del 39% de votos y 12 concejales al 15% y solo 4 ediles. De esta derrota electoral, sólo Fuenlabrada y Parla son las grandes ciudades en manos del PSM, aunque sin mayoría absoluta y dependiendo del apoyo de IU.
Los conservadores también han cosechado algunos retrocesos: en la ciudad de Madrid Gallardón ha perdido 6 puntos (del 55% al 49%), mantiene la mayoría absoluta, e IU y UPyD compensan las pérdidas de conservadores y socialistas, estos últimos pasando de 18 a 15 concejales y del 31 al 24%. En Torrelodones pierden la mayoría absoluta y un partido vecinal podría conseguir el apoyo de socialistas y otro partido local para gobernar la ciudad. En Galapagar el PP tampoco ha conseguido mayoría absoluta, pero tiene ante sí a cinco partidos: Partido Democrático de Galapagar, PSOE, IU, Plataforma Ciudadana e Iniciativa Habitable. En Navacerrada, los conservadores pierden la mayoría absoluta y el PSOE mejora en votos, pero se necesitarían pactos con dos fuerzas locales.
En el ámbito autonómico, Esperanza Aguirre, como su enemigo Gallardón, también ha sufrido desgaste, inadvertido también por la bajada del PSM: los conservadores pasan del 53% al 51% y de los nuevos 9 diputados suman solo 5. La irrupción de UPyD ha evitado que el PP obtuviera una bancada mayor de escaños. Este hecho, sin embargo, resulta inadvertido por los malos resultados de los socialistas, del 33,5% de 2007 al 26% y de 42 a 36 escaños. Izquierda Unida, que experimenta subidas en toda la región, no ha conseguido en cambio obtener todo el voto de izquierda perdido por los socialistas, con lo que su avance es notable, pero sin muchos efectos prácticos.
Ha sido UPyD, como en los municipios, quien ha recogido buena parte del voto perdido por el PSM, consiguiendo lo que ninguna encuesta quería darle: la ansiada representación parlamentaria en Asamblea y ayuntamiento de Madrid. No sé las motivaciones ideológicas de muchos de sus dirigentes, pero lo cierto es que ocupan parte del voto progresista. Espero que se realicen encuestas sociológicas que arrojen luz sobre el perfil del votante upedista.
En lo que más nos puede concernir, la situación del PSM y Tomás Gómez. El castigo electoral ha sido grande y no vale esconderse, ni escurrir el bulto, ni muchos menos culpar a la ciudadanía. Es la ciudadanía la que ha culpado a un PSOE nacional por la crisis y a un PSM regional por su labor de oposición, suspendida por los ciudadanos a lo largo de cuatro años. No vale achacar únicamente los resultados a las circunstancias nacionales, porque aunque se haya perdido en muchos sitios y muchos gobiernos, perder más después de años de oposición es una desgracia. No hay que afilar los cuchillos, ni voy decir porque no es el momento ni el foro adecuado. El momento para replantearse el camino a seguir es ahora, y la discusión debe ser siempre.
De momento, mi apuesta es por el mantenimiento de Jaime Lissaveztky y de Tomás Gómez en ayuntamiento de la capital y en la Asamblea de Madrid, liderando la oposición. Ya está bien de quemar candidatos cada cuatro años, y de apuestas galácticas que acaban estrellándose y volviendo a otros ámbitos. En serio. La gente, ciudadanía y militancia, está cansada de este juego. Hay que dejar que, en Madrid, sean los progresistas de Madrid los que decidan a quién eligen. En este aspecto, Lissaveztky y Gómez pueden tener la oportunidad para reconstruir el espacio socialista y tener más presente la calle que otras latitudes. Ya basta de peleas. Personalmente, yo estoy muy cansado de ver peleas que en modo alguno son ideológicas, es un juego deleznable por ambas partes. No se puede apartar la vista del problema de la corrupción que, como hemos visto en el caso de Trinidad Rollán, ha supuesto muchos problemas para los socialistas en Torrejón. Cualquier caso de corrupción, aunque no implique como este caso enriquecimiento personal, debe ser extirpado. Los votantes de derecha no castigarán a su partido por robar e incumplir la ley, pero en el caso de la izquierda, esto no es así y no se pueden copiar los adyectos métodos del PP.
El PSOE tiene capacidad para hacer oposición desde ahora, una oposición muy dura, a lo que nos espera en los próximos cuatro años: el mantenimiento de las privatizaciones y del expolio de los recursos públicos, el regalo del suelo público a las empresas y las grandes deudas de los ayuntamientos. Numerosas empresas y asociaciones de escasa voluntad de servicio público serán las beneficiadas con el dinero de todos, sin olvidarnos que, en la ciudad de Madrid, Ana Botella es la tapada de un Gallardón con ambiciones más nacionales.
El PSOE necesita reconstruir un nuevo bloque, nuevas relaciones con los medios de comunicación, con las asociaciones vecinales y los movimientos estudiantiles. El PSOE no debe ser un partido dogmático sino abierto a las aportaciones de fuera de sus filas. Hay que hacerlo desde ahora. Por eso el PSM debe ser un partido unido, no por el poder ni por los despojos de la oposición, sino por resolver los problemas de los ciudadanos.
miércoles, 18 de mayo de 2011
El movimiento 15 de mayo: la respuesta de los partidos

Izquierda Unida ha sido el partido que ha acogido con más entusiasmo las protestas, no sé si más por aceptación sincera del movimiento o por miedo a no ser el canalizador de la protesta de la izquierda frente al Gobierno socialista. Cayo Lara ha visto el potencial de la protesta y se ha apresurado a declarar que "no formamos parte de la clase política al uso", en un intento de separarse de las críticas a la clase política.
El PSOE ha recibido con cautela el movimiento. Los socialistas temen que los mensajes de las protestas, que creen que vienen de antiguos votantes decepcionados, calen en los indecisos y potenciales abstencionistas y se unan en el voto de castigo por la gestión de la crisis. Desde el PSOE de Madrid, el candidato a la Comunidad de Madrid, Tomás Gómez, se ha sensibilizado con los manifestantes a la vez que ha reivindicado que la política es "un canal para cambiar el mundo, para cambiar lo que está mal". Los medios de comunicación afines a la izquierda, en diversos debates, han valorado igualmente con cautela y en ocasiones con reservas las motivaciones y organizadores del movimiento del 15 de mayo. Fernando Vallespín, en la SER, hablaba que este malestar que se va generando es el caldo de cultivo de futuros populismos, a imagen de los que se están desarrollando en Europa.
El PP, por último, ha sido el que más ha condenado la existencia de las protestas. Con la ayuda de su red mediática, ha potenciado las imágenes de la violencia de los minoritarios radicales del domingo, hasta el punto de convertirlas prácticamente en las únicas imagénes de la protesta, como pudo verse en uno de los debates de la televisión de Intereconomía. Se les ha llamado radicales, antisistema, violentos. Los conservadores mantienen dos tesis: una, que el movimiento afecta únicamente a la izquierda y, por consiguiente, su existencia beneficia electoralmente a la derecha mediante la desmovilización del electorado progresista; dos, la de Esperanza Aguirre, que ha acusado a PSOE e IU de manipular el movimiento contra la derecha, ha insinuado que Tomás Gómez envió a un "sicario" (sic) a sondear cómo sería recibida una hipotética visita del candidato socialista.
Las protestas han provocado un auténtico pavor en Aguirre, al desarrollarse frente a su despacho de Sol, pidiendo que fueran a manifestarse a La Moncloa, obviando la candidata de la derecha que no se manifiestan contra ella, sino contra toda la clase política que les decepciona, en una de las plazas más emblemáticas y céntricas de la capital de España. El alcalde de Madrid, Ruiz-Gallardón, siguiendo las consignas de los medios conservadores, no ha distinguido entre manifestantes y violentos para desacreditar las protestas diciendo que "su argumentación queda absolutamente desautorizada desde el momento en que se practica la violencia".
Por último, Mariano Rajoy ha sido el más directo en hacer una defensa cerrada de la clase política, en un modo casi de casta, justo lo que critican los manifestantes, al hacer una gran defensa del modo actual de hacer política.
Lo fácil no es descalificar a los políticos, en contra de la opinión de Rajoy. Lo fácil es quedarse tranquilamente en casa viendo la tele y creyéndose lo que unos medios de comunicación con claros intereses dicen. Lo difícil es que estas protestas no sean flor de un día, que se activen no sólo ante grandes acontecimientos como unas elecciones o que se desarrollen incluso en momentos donde no exista crisis. En Facebook, un amigo me decía que por qué no protestaban igual cuando aún no había estallado la crisis y la burbuja inmobiliaria. Protestaban, pero muy pocos. Por eso es difícil que en sociedades tan conformistas y consumistas como la nuestra calen manifestaciones de este tipo y tengan una decidida incidencia sobre la sociedad civil.
No se debe criminalizar al movimiento, sino admirarlo y loar el carácter pacífico que le imprimen. La clase política no puede esconderse, ni hacer una férrea defensa de sus acciones. La realidad objetiva es que la clase política es considerada uno de los problemas existentes en el país y goza de escasa confianza por la ciudadanía, luego existe un problema que hay que abordar. No hay que descalificar las reclamaciones realizadas, sino que los partidos deben escuchar, tenerlas en cuenta y hacerlas suyas, si no todas la gran mayoría. Muchas de ellas son propuestas queridas a los oídos de la izquierda en general y de la socialdemocracia en particular.
Me agrada leer las reclamaciones hechas y comprobar que en buena parte son las mismas realizadas desde las bases y los cuadros del Partido Socialista. El Partido Socialista es el partido que más debe escuchar a la calle, como gran partido de la izquierda, y "aplicarse el cuento", si quiere seguir siendo no sólo el gran partido de la izquierda, sino también el gran partido de España. Coinciden ciudadanos, bases y dirigentes, ¿cuándo se dará el gran paso adelante?
lunes, 4 de octubre de 2010
Y Gómez ganó... a Zapatero

El País: "Zapatero pierde la batalla de Madrid"
ABC: "Gómez derrota a Zapatero"
El Mundo: "Zapatero noqueado en Madrid
La Razón: Comienza el "postzapaterismo"
La Vanguardia: "La victoria de Gómez en Madrid golpea a Zapatero"
Público: "Tomás Gómez vence al aparato del PSOE"
La Gaceta: "Gómez abofetea a Zapatero en Madrid"
Personalmente, me sorprenden estos resultados. No hubiera descartado una victoria de Trinidad Jiménez por la mínima, pero esperaba que una victoria de Tomás Gómez fuera con mucha más ventaja. No hay que olvidar que, al inicio del proceso de primarias en Madrid, se decía que contaba con el 70% de la militancia.
Lo que cuenta para la prensa no es una sorpresa. "Una derrota de Trinidad Jiménez supondría una censura a Zapatero, venida directamente de una federación del partido", escribí aquí mismo, en agosto. Era lógico que iba a ocurrir esto. Sumado a la intención que la encuesta de El País otorga al PSOE (28,5%), el partido se enfrenta a una difícil recuperación de su credibilidad a escala nacional. No voy a volver a hablar de lo que supone esto, ya lo escribí en la entrada de agosto y me mantengo en lo dicho.
No hay que hacerse ilusiones. Derrotar al PP en Madrid, en la actual situación y con las condiciones actuales, es difícil, pero no imposible. El País "se acuerda" de los pequeños partidos y los toma en cuenta: más que IU, será la posibilidad de que UPyD entre en la asamblea madrileña y pueda decantar la mayoría, si hay posibilidad. Será cuando todos sepamos muchas cosas: qué busca el nuevo partido de Rosa Díez, y con quién lo busca.
Hace poco releía alguna entrada en mi blog, y encontré una frase de septiembre de 2008 que viene muy bien para cerrar este capítulo de primarias: "Haya el candidato que haya, en el socialismo siempre hay personas y hay ideas, los dos ingredientes del éxito para ganar desde la izquierda".
martes, 10 de agosto de 2010
Madrid o las elecciones primarias

Estas primarias vienen a ser el medio de arreglar la situación interna del PSM de cara a las elecciones regionales del año que viene. En 2007, Tomás Gómez fue elegido secretario general del PSOE madrileño gracias al apoyo de los alcaldes socialistas de Madrid (cuyo número va, por desgracia, decreciendo elección tras elección en Madrid) y, sobre todo, por el apoyo del aparato de Ferraz. Tomás Gómez ha pasado de ser la apuesta de Ferraz a ser su obstáculo. Las relaciones con José Blanco son notoriamente malas y Ferraz sabe que todas las encuestas son adversas para el PSM en Madrid si Tomás Gómez encabeza la candidatura socialista.
Tomás Gómez ha conseguido agrupar a la mayoría del partido en torno a él. Sin embargo su liderazgo viene lastrado por el desconocimiento de su trabajo por la opinión pública, el hándicap de no ser miembro de la Asamblea de Madrid y sus tibias propuestas políticas que apenas se han podido observar por los medios de comunicación. Cualidades, sin duda, no le faltarán. Ha sido uno de los alcaldes con más apoyo popular de España, con una gestión eficiente y un ejemplar saber relacionarse con la ciudadanía, caso de las asambleas vecinales (a dos de las cuales pude asistir), celebradas por la región. Todo ello, empero, no le ha valido para convertirse en un duro adversario de Esperanza Aguirre. De ahí surge la candidatura de Trinidad Jiménez.
Trinidad Jiménez también tiene experiencia en la política madrileña, como candidata y líder de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid. Conocido es el "trinimaratón" que realizó por los barrios de la capital y su famosa chupa de cuero de la propaganda electoral. A esa imagen cercana se le añade su gestión al frente del ministerio de Sanidad, que le ha dado experiencia de gobierno y notoriedad suficientes como para igualarse a Aguirre. En ello se basa su candidatura, apoyada directamente por Zapatero.
Zapatero se juega mucho en esta operación. Resulta gracioso que los dos candidatos se proclamen adalides de las primarias, proceso que se celebro por primera y única vez en 1999 de forma general (no hay que olvidar que sí se han celebrado primarias en otras zonas de España), cuando se eligieron candidatos por las alcaldías, regiones y a Josep Borrell a la presidencia del gobierno. Ninguno quería primarias, por el simple hecho de que nadie amenazar una cómoda posición. Zapatero, sinceramente, está mostrando los efectos del síndrome de la Moncloa y la "aznarización" en la designación digital de candidatos electorales.
¿Qué riesgos suponen estas primarias? Hay que alejarse de los discursos de autoalabanza de que "se da la voz a los militantes" o que se demuestra la democracia interna del partido socialista. Hay que ir a lo que está detrás, lo que se juega en este proceso. Una derrota de Trinidad Jiménez supondría una censura a Zapatero, venida directamente de una federación del partido. Tómas Gómez sabe que tiene oportunidades y ventaja porque está seguro de contar con la mayoría de la federación regional de su parte. Habrá que ver si esa mayoría permanece sólida o el poder del aparato de Ferraz es más atractivo. No quiero arriesgarme a pronosticar qué ocurrirá.
El PSM parece enfrentarse a un terrible dilema: una candidata con buena valoración electoral con un aparato regional abverso, frente a un candidato con pésimas opciones electorales controlando ese mismo aparato regional. Trinidad es apoyo a Zapatero y quizás un buen combate entre izquierda y derecha en Madrid, además de una remodelación de su gobierno que podría traer muchas sorpresas. Tomás es censura a Zapatero y la pérdida, una vez más, de la Puerta del Sol, con la consiguiente crisis en el liderazgo del presidente y en el seno del partido.
Ninguna opción es sencilla. El partido socialista ha dado una mala imagen en Madrid, región esencial si se quiere mantener el gobierno una legislatura más. Su opositor, el Partido Popular, no está en mejor situación. El pulso de Camps por mantener su candidatura en Valencia y el de Aguirre de vetar a los próximos de Gallardón, como Cobo, en la ciudad de Madrid, son un enfrentamiento directo al liderazgo de Rajoy.
No mantengo muchas esperanzas en lo que pueda venir, no mientras sea más importante saber quién ocupará tal puesto o cargo, en vez de qué proyectos e ideas se están confrontando para servir a la sociedad.
lunes, 19 de abril de 2010
PSM y PP-Madrid o cómo David puede derrotar a Goliat (II)
El objetivo de este artículo es realizar un breve análisis comparado de la evolución electoral en la Comunidad de Madrid, analizar los diversos factores y teniendo en cuenta hechos inapelables como son los resultados oficiales, no sólo en porcentajes, sino en términos absolutos: censo, votantes, abstencionistas y votos a los partidos.
Desde el inicio de la autonomía se registra un cierto vaivén en la participación, que ha rondado siempre entre el 70-59% del electorado. Los registros con mayor participación se dieron en 1983 (69,7%), con las primeras elecciones regionales; 1987 (69,5%), con un fuerte descenso de la entonces FSM; 1995 (70,4%), con la mayoría absoluta del PP, que ganó medio millón de votos; mayo de 2003 (69,3%), con mayor incremento para la FSM, devolviéndole casi los mismos votos que en 1983 y un 40% del voto total; y 2007 (68,9%), donde el PP ganó 200.000 nuevos votos respecto a octubre de 2003.
Es de destacar que, quitando las primeras elecciones, dos de las cuatro convocatorias con mayor participación posibilitaron cambios de gobierno, 1995 y mayo de 2003, esta última imposibilitada por el tamayazo. Así pues, una mayor participación puede dar tanto mayorías de izquierda como de derecha. 1983, 1987, 1991 y mayo de 2003 son la prueba de mayorías de izquierda.
El PP es quien ha tenido mayor facilidad para obtener grandes crecidas en votos. De las elecciones de 1987 a las de 1991 la participación bajó del 69,5% al mínimo histórico del 58,7%, con casi 200.000 votantes menos. La FSM perdió 100.000 votos, que previsiblemente ganó en su mayor parte IU (90.000 votos más), pero el PP fagocitó al CDS, que perdió 330.000 votos, repartidos entre los conservadores y la abstención. Así, el PP, con menor participación, ganó casi 195.000 votos.
De 1991 a 1995 hubo 650.000 votos más, con el 70,4% de participación. En estas elecciones, la FSM reunió 40.000 nuevos votantes, pero bajó en términos porcentuales, del 37 al 30%. IU llegó a su máximo, nunca repetido, de 464.000 votos, ganando casi 194.000 votantes. Pero el PP de Gallardón se llevó la palma ganando nada más y nada menos que 520.000 votos, ganando la mayoría absoluta y accediendo por primera vez al gobierno regional. La movilización masiva permitió la alternancia de gobierno.
De 1995 a 1999 se dio el segundo mínimo de participación: 300.000 votantes menos y 60,9%. De estos, el PP gobernante perdió 150.000. IU se redujo a la mitad con 265.000 votos menos y fue la FSM quien mejoró bastante sus decepcionantes resultados anteriores. Ganó sólo unos 85.000 votos pero subió 7 puntos porcentuales. Sin embargo, la abstención no mejoró la suma de la izquierda FSM-IU: 180.000 votos menos y la baja de un punto porcentual.
De 1999 a mayo de 2003 llegaron a las urnas 472.000 votos más. IU ganó 35.000 votos, pero estancándose porcentualmente. El PP, estrenándose Esperanza Aguirre, ganó 105.000 votos y pero bajando 4,5 puntos porcentuales. La FSM con Simancas a la cabeza ganó casi 281.000 votos y rebasó el techo del 40% de votos, el segundo mejor resultado desde aquel 50,8% de 1983. La movilización, otra vez, propició una nueva alternancia, que el tamayazo y las nuevas elecciones impidieron.
La diferencia respecto a las dos elecciones de 2003 fue una bajada en la participación de 300.000 votantes que, sin embargo, afectó a los dos grandes partidos, más perjudicada la FSM, con 142.000 votos menos, que el PP, que perdió sólo 83.000. IU se mantuvo con prácticamente los mismos votos. Sin embargo, la diferencia fue suficiente para cambiar la mayoría parlamentaria.
Las últimas elecciones celebradas, 2007, revelan un comportamiento diferente a otras elecciones. Subió la participación y mejoró los resultados del partido gobernante, dos circunstancias que nunca se habían dado. En todas las demás, los ciclos de gobierno de FSM o PP se iniciaron con alta participación para posteriormente disminuir. En el caso de la FSM la abstención y el desgaste se llevaron consigo a 320.000 votantes en el período 1983-1995. En 1991 la FSM dejó de ser el partido más votado pero no con ello se consiguió la alternancia, y la participación fue la menor en la historia. El ciclo de Gallardón se inició con el récord del 70,4% de participación y entre 1995 y 2003 perdió, en términos generales, 47.000 votos (pero unos 100.000 en 1999), con unas participaciones de 70,4%, 60,9% y 69,3%. Sólo en el período actual de Aguirre el partido en el gobierno consigue más participación y más apoyos en todos los aspectos.
No hay que olvidarse de que la región madrileña no ha estado exenta de la política nacional de nuestro país en estos años de democracia. Así, las elecciones de 1983 se celebraron bajo la luna de miel de los españoles con el gobierno socialista de Felipe González. En 1991 comenzaban a hacer mella los escándalos de corrupción y el desencanto con el gobierno, pero la oposición de Aznar aún no era convincente. 1995 fue el momento de mayor acoso y derribo contra Felipe González y el Partido Socialista, no pasaba un día sin nuevas noticias del GAL o de la corrupción de cargos del partido. 2003 coincidía con el declive del gobierno Aznar. Por último, en 2007 hizo efecto la campaña de tensión de los conservadores contra Zapatero y la estrategia de victimización de Esperanza Aguirre contra el gobierno central.
En conclusión, el objetivo de este artículo era averiguar las causas, en cuestión de votos y movilización electoral, que explicaran las victorias y derrotas de los tres principales partidos madrileños. A riesgo de equivocarme, quedando un año para las elecciones regionales de 2011, la situación general en España y en Europa anticipa un previsible descenso de la participación, y es bastante posible que el mapa electoral de Madrid se vea ampliado por la entrada de UPyD, con lo que se añade un factor más, esencial si ello crea una Asamblea madrileña sin mayorías absolutas.
Mi intención era ver si, como muchos dicen, la Comunidad de Madrid se ha derechizado sociológicamente, y por extensión, si la izquierda madrileña lo tiene muy complicado para darle la vuelta a la tortilla. Realizado el análisis, tengo que decir que no, que Madrid no se ha derechizado irreversiblemente. El problema está en la izquierda política, que en las últimas elecciones no ha sabido responder acertadamente a las aspiraciones de la sociedad madrileña. Todos esos planteamientos están recogidos en el artículo anterior del 9 de abril. Pero, a pesar de que Madrid puede otorgar una victoria potencial a la izquierda, no deja de ser evidente que los conservadores, en las dos últimas décadas, consiguen con facilidad un mayor número de votos en los momentos de gran movilización.
viernes, 9 de abril de 2010
PSM y PP-Madrid o cómo David puede derrotar a Goliat (I)

Varios datos a recordar:
No es verdad que el Gobierno de España no invierta en Madrid:
-Presupuestos Generales
-Plan E
-Planes de desarrollo de ferrocarril en estaciones, Cercanías y Alta Velocidad
-Operación Campamento
-Terrenos de la cárcel de Carabanchel, etcétera
El Gobierno de Esperanza Aguirre está haciendo lo siguiente:
-Recorta sistemáticamente todas las ayudas a clases de apoyo, extraescolares, cursos y locales de ocio y cultura, como cibers y centros de lectura.
-Construye nuevos hospitales a la vez que mantiene la misma población sanitaria, con lo que disminuye la media de efectivos por hospital. El tiempo de consulta se reduce ininterrumpidamente. La inversión es por tanto mínima y orientada únicamente a la construcción y gestión o, en otras palabras, constructoras y empresas privadas.
-Incumple el desarrollo de la ley de dependencia, con el agravante que supone este desequilibrio respecto a otras comunidades autónomos. Los madrileños no estamos en igualdad de condiciones respecto al resto de españoles.
¿Quién invierte y quién no? Esperanza Aguirre puede ser todo lo Thatcher que quiera, recibir muchos votos y una buena popularidad. Pero sus planteamientos son falsos, su discurso es populismo de ricos.
Ahora bien, ¿conseguirá la oposición socialista ganar las elecciones desde la última vez hace 23 años? Parto del hecho que las elecciones las pierde el Gobierno y no la oposición, con lo que al PSM le queda poco margen de maniobra más que:
-Ser conscientes que los cambios no se consiguen en cuatro años en circunstancias normales.
-Mantener una línea coherente a largo plazo. Integrar un buen equipo donde prime más la capacidad que la afinidad no ideológica. Asimismo, apartar a aquellos cuya única aspiración es medrar sobre el resto. Dudo que hayan ganado alguna vez equipos no cohesionados. Los asientos y cargos de la oposición no son la meta.
-Respetar y alentar el debate externo e interno, obviamente encaminado a defender un programa netamente progresista. Es más legítimo decir “este señor de aquí no propone nada más que su promoción personal” a “este fulanito de aquí no me gusta”. Los silencios cómplices a la espera del momento del oportunismo son deplorables.
-Posibilitar una formación ideológica íntegra desde las bases hasta las cúpulas. No basta decir que algo del Gobierno está mal, hay que saber por qué y qué conlleva el ideario progresista.
Por otro lado, el PSM debe en tener en cuenta diversos datos que lastran su crecimiento:
-El descuido dado al cinturón rojo de Madrid y a los barrios obreros de la ciudad, ya sea por no llevar a cabo una concienciación ciudadana progresista al margen de los ingresos y la movilidad social, no ayudar en la integración de jóvenes y en la relación con la llegada de inmigrantes.
-Creo que no se han comprendido bien los cambios de esta sociedad. Por otro lado, la gestión prepotente y sospechosa en muchos ayuntamientos ha provocado la reacción de parte de los ciudadanos.
-Hay que tener presente una cosa bastante simplona: ROBAR ES MALO. Que los otros roben no es un consuelo, la desgracia es que haya tentaciones en ambos lados y que los controles ciudadanos brillen por su ausencia.
-El desprestigio que arrastra el sector público: malos transportes, fracaso escolar y hospitales colapsados. Allá donde quede un gobierno socialista, éste debe gestionar sus servicios públicos de forma transparente y eficiente. Un buen coche es una prueba de ascenso social, pero es mucho mejor coger un autobús o un tren con buen horario que sean capaces de ir de los barrios a los lugares de trabajo y ocio.
-A lo mejor hay que llegar a un nuevo modelo de ciudad más heterogénea que combine mejor industria y servicios con las residencias y el ocio. Dejemos los modelos radiales, Madrid no debe ser el agujero negro de la región.
No he hablado de personas. Me da igual si es Tomás Gómez u otro. Los ciudadanos quieren un líder firme y que hable claro. Las conciencias de clase y de izquierda y derecha se van difuminando por las nuevas formas de comunicación y del desarrollo de la sociedad. Ahora bien, tenemos que ser capaces de decir si queremos un anuncio vacio a uno con contenido.