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lunes, 22 de marzo de 2010

Análisis de la segunda vuelta de las elecciones regionales francesas


Resultados finales:

Unión de izquierda (más listas por separado): 46,4%+8,01%, 54,41%

Mayoría presidencial: 35,47%

Frente Nacional: 9,17%

Abstención: 48%


Con nueva abstención récord, el 48%, pero inferior a la participación, las elecciones regionales dan definitivamente un grave castigo para el ejecutivo de centroderecha de Sarkozy. En la Francia metropolitana repiten los gobiernos regionales de la izquierda unida, ganando Córcega. 21 de 22 regiones. Cabe destacar el resultado de Midi-Pyrénées, con el 67,8% de votos para la izquierda (gracias al apoyo del centrista Movimiento Demócrata) y de Poitou-Charentes de Ségolène Royal, con el 60,6%.


Todas las opiniones, todas las noticias de prensa, parecen hablar de la resurrección de la izquierda francesa y en concreto del Partido Socialista francés. A mi juicio, en una comparativa con la variación de resultados entre los distintos tipos de elecciones francesas, es equivocado. Lo que se jugaba en estas elecciones es algo bien distinto a unas presidenciales o legislativas. Las regiones francesas, al contrario que el gobierno central o las comunas locales, no tienen apenas competencias, y el voto se presta a mostrar el castigo al gobierno.


Aquí ha pesado el voto de castigo a Sarkozy, en unos futuros comicios presidenciales se valorarán otras cosas, como la conveniencia de renovar en el cargo a Supersarko o en lo que ofrezca el campo contrario, si a Aubry o a Ségolène, lo que cambiaría bastante la situación, o la capacidad de la izquierda clásica de superar a un candidato del Frente Nacional, del centro o del emergente ecologismo.


En la derecha, la derrota electoral erosiona el control de Sarkozy. Dominque de Villepin, su eterno rival en la UMP, podría estar dispuesto a formar su propio partido para disputarle el espacio electoral. Cabrá esperar si los franceses vuelven a extasiarse con un truco más del mago o por el contrario abren los ojos. El ascenso del Frente Nacional es, no obstante, algo circunstancial, una vía de escape de la derecha descontenta con Sarkozy, y sin mucho recorrido exitoso para el futuro, a menos de un agravamiento de la crisis económica en período electoral o de una candidatura de izquierda poco ilusionante.


En la izquierda, se antoja necesaria una competición limpia y digna por la nominación a las presidenciales, de las que no sólo debe salir un candidato, sino todo un programa ambicioso y una unidad férrea para ser una seria alternativa a Sarkozy. Los castillos en el aire no son creíbles para los franceses, ellos votan seriedad, y la izquierda deben ofrecerles seguridad y renovación democrática, la misma que en su día ofreció Ségolène en 2007. Si hay que marcar una opción para la izquierda francesa, ésa no es Martine Aubry, que dirige el PS merced al frente antiSego en el anterior congreso del partido. Es Ségolène Royal, la que sí ha mostrado tener un programa serio.


No valdrá de nada exigir cerrar filas en torno a lo que nadie cree y no es digno o sincero. La izquierda debe ser capaz de dar un programa y una nueva moral que regenere la democracia, algo difícil en unos mundillos caracterizados por el arribismo, las rencillas y los juegos de equilibrio. Un caso más así y no estarán lejos de obtener los resultados del corrupto socialismo italiano.

lunes, 15 de marzo de 2010

Análisis de la primera vuelta de las elecciones regionales francesas

Resultado general:

PS y aliados: 29,1%

UMP-Nuevo Centro: 26%

Europa Ecología: 12,2%

Frente Nacional: 11,4%

Frente de Izquierdas (comunistas y aliados): 5,8%

Movimiento Demócrata: 4,2%

NPA y Lucha Obrera: 3,4%


La abstención, del 52%, no es motivo para restar importancia al resultado general. No se hizo lo mismo con las europeas del año pasado (donde votó menos gente, un 40%), con la victoria de la derecha, no se va a hacer lo mismo con esta, esto como advertencia a los medios de comunicación de la derecha y de las excusas del Gobierno francés.


La lección básica que habría que sacar a las elecciones regionales es ésta: es un castigo total al Gobierno de Supersarko y la manifestación de la indiferencia generalizada de la ciudadanía a toda la clase política.


Pero esto no es sólo en Francia, ya se vio en toda Europa el año pasado, se volverá a ver en las generales británicas y aquí en España en las catalanas, las municipales y puede que las generales. Más que ganar el PS, no le quedaba otra opción. Que Martine Aubry haya salido fortalecida es algo relativo. El PS reduce su cuota de votos al no ir en alianza con el resto de la izquierda. Si no ganó las presidenciales tras el éxito rotundo del 2004, con una mayor estabilidad interna, dudo que consiga lo mismo en las presidenciales de 2012. Si al PS no le queda más opción que ganar las regionales, a Sarkozy no le queda más opción que acabar reelegido, por ausencia de un candidato serio definido en el otro campo. Los más fuertes, Ségolène Royal y Bertrand Delanoë, no tienen los suficientes apoyos en el cainita Parti Socialiste.


A la debilidad del PS no se le suma una fortaleza de la izquierda. La izquierda anticapitalista pierde la mitad de sus votos y la suma del PCF con el nuevo Partido de Izquierda no añade espacio al reducido campo del comunismo francés. Es Europa Ecología, desde su notable resultado en las europeas, la que vuelve a quedar en buena posición dentro de la izquierda, y las alianzas de la segunda vuelta, donde la izquierda podrá volver a ganar todas las regiones metropolitanas y ultramarinas menos Alsacia, le otorgarán una gran influencia en los nuevos gobiernos de la izquierda.


¿Esto supone el fin del reinado de Sarkozy? Mitterrand aguantó cohabitaciones con Chirac, derrotas estrepitosas de la izquierda en las legislativas y europeas y gobernó desde 1981 a 1995. No hay nada que bloquee el camino de Sarko al segundo mandato. La crisis, como en otros países, remitirá antes de las presidenciales. Políticamente, continúa su cooptación de figuras influyentes de la izquierda en su Gobierno mientras el PS aún tiene que mostrar si la última alianza entre Aubry y Ségolène para superar las distancias que desgarran al partido es efectiva, y cuál será su cabeza de cartel. ¿Aubry? ¿Sego? ¿Un tercer candidato?...


Los ciudadanos siguen contemplando el espectáculo político, sólo que desde el salón de su casa. Si se quieren matar, que no nos manchen, es lo que opinan.


Enlaces de interés:

Elecciones regionales de 2004

Elecciones regionales de 2010

Libération: las elecciones

Libération: los resultados

martes, 19 de mayo de 2009

La dividida izquierda francesa, en su cita a las europeas


Sarkozy atraviesa horas bajas en su segundo aniversario en el poder. Pero frente a él no existe, de momento, una alternativa única o una fuerte que le pueda hacer sombra. En las elecciones europeas se verá muy especialmente.


Le Figaro publicó hace pocos días un sondeo electoral, con los siguientes resultados:

UMP (sarkozysta) 27%

Partido Socialista 22%

Movimiento Demócrata (centro) 13%

Europa Ecología (verdes) 9%

NPA (anticapitalistas) 7%

Frente Nacional (Le Pen) 7%

Frente de Izquierda (comunistas y ex socialistas) 5%

Libertas (derecha tradicionalista y euroescéptica) 5%


Al final, la marea anticapitalista de la izquierda alternativa no parece levantar el vuelo, aunque sean unas elecciones que siempre sirven para el castigo al Gobierno, pues, no se consideran relevantes para la acción del ejecutivo.


¿Qué ocurre? La UMP pierde votos a izquierda y derecha, en beneficio del Frente Nacional lepenista, de Libertas (que aquí se presenta de la mano del Partido de la Ciudadanía) y del Movimiento Demócrata. Pero frente a Sarkozy, existe una izquierda dividida. A esa izquierda la encabeza un PS dirigido por un aparato de burócratas, que no quiere volver a ver a Sególène Royal dirigiendo de nuevo al partido como candidata.


Le siguen el frente del Partido Comunista y del Partido de la Izquierda, que, al igual que el NPA, está atrapado entre dos condicionantes: un discurso muy renovador, pero a la vez imposible de aplicar si se niegan a colaborar. Los partidos a la izquierda del PS son incapaces de ponerse de acuerdo en una coalición, e igualmente son reacios a pactar un programa común que sea capaz de ganar. Ganar únicamente el mayor número de adhesiones en la izquierda no es suficiente, más si ello conlleva a que su sectarismo impide hacer ganar a la izquierda, que es lo que está viendo mucha gente.


Es decir, la izquierda presenta un imposible, y los ciudadanos progresistas no lo tienen nada fácil para hacer valer sus intereses por encima de la de los líderes de una izquierda que va, si no ve el rumbo suicida que lleva, camino a la derrota.

sábado, 18 de abril de 2009

El dilema de la izquierda alternativa


El movimiento de izquierda “alternativa”, autodenominado “anticapitalista” parece ser únicamente fuerte en Francia. Alemania tiene a Die Linke para canalizar ese voto de izquierda descontenta, pero es Francia la gran protagonista en esta cuestión.


En Francia el “fenómeno Besancenot” parece de moda. No sólo en la izquierda más descontenta, sino también en la derecha, pero con otra estrategia. Y es que esa izquierda alternativa puede ser la gran campeona para la eternidad “berlusconiana” de Sarkozy y todo aquel que le suceda. ¿El Sarkozysmo?


Besancenot no es culpable. Es un líder muy capaz, quizás el único de esa izquierda alternativa con capacidad de liderazgo, táctica y, hay que decirlo, mucha inteligencia y honradez. Es más, reúne los requisitos para ser líder pero entre iguales. A diferencia de esos políticos que se jubilan en los consejos de administración de grandes empresas, de los políticos que viven de las prebendas que reparte el partido, Besancenot sigue viviendo de su trabajo de cartero, sin permitirse lujos. La gran virtud que precisa todo líder de izquierda: honradez. Es por eso que es un líder de izquierda muy apreciado para mí, aunque no comparta muchos puntos de su programa político.


Sin embargo, no hay que ocultar que la derecha gobernante en Francia ejerce un despliegue mediático para que siempre esté presente. Su negativa a participar en la gestión política, si llegan a buenos resultados, pero sin dejar de participar en elecciones y conquistar votos y asientos, es el veneno en la izquierda. Aquí, en España, no podemos negar que Izquierda Unida es claramente comunista o poscomunista, republicana y no le gusta el sistema actual, pero no deja de participar activamente desde dentro del “sistema”. Ahí está Rivas-Vaciamadrid, el agonizante tripartito vasco o mejor aun, el municipio de Córdoba. Si IU dejase de participar, imposibilitaría tantas políticas que llevaría a la parálisis a muchas administraciones, o traicionaría a sus votantes, y por tanto se inclinaría a la total extinción.


Sarkozy y su derecha quieren acabar con la izquierda que existe entre él y Besancenot. Incluso pasando por encima de los centristas de Bayrou, de los radicales de izquierda, de los socialistas (que aún son el gran partido de la izquierda), y de los empequeñecidos comunistas. Añadido a su empeño de una reforma electoral cambiando, mayoritariamente, los distritos que se suponen de izquierda. Sí, sí, Berlusconi también hizo su cerdada electoral haciendo chanchullos parecidos. Esos actos son merecedores de una huelga general. Por cosas menores se han llegado a incendiar calles enteras.


Entonces, la negativa a toda colaboración (negativa si ellos no son los que lideran la izquierda, es su argumento) puede, o permitir décadas conservadoras, que no es lo que especialmente desearán por coherencia progresista, o negarles todo voto que, descontento del PS y del PCF, quiera darles una oportunidad de ser mejores. También hay estudios que muestran que no roba votos al resto de izquierda, sino atrae nuevos.


Quite o no, lo cierto es que el mapa progresista permanece fragmentado. El Partido Socialista se encuentra a un lado, atrapado entre la parálisis y el inmovilismo falto de ideas. Aubry salió elegida contra Sególène Royal, pero se ha aliado con parte de su sector y ha dejado a un lado a Benoît Hamon, otro de los socialistas del sector de la izquierda, y buena promesa. El agónico Partido Comunista ha formado un Frente de Izquierda con los socialistas descontentos (también puede leerse como los que querían algo, como algún cargo, enchufe o prebendas, y se quedan sin nada), del Partido de la Izquierda. Y por último el Nuevo Partido Anticapitalista de Besancenot. 20%, 6 y 9% se conceden a cada formación en los sondeos. Más el 2% del trotskista Lucha Obrera, son un 37% de apoyos a la izquierda. La izquierda dividida y sin visos de entenderse. Todos quieren mandar y todos quieren imponer sus programas al resto. Eso es poco menos que imposible, estéril y desesperanzador.

lunes, 13 de abril de 2009

La socialdemocracia hoy (VII)


Hoy, la socialdemocracia se presenta sin una coordinación internacional, sin una fortaleza en su discurso que le posibilite recuperar la hegemonía, y con el desprestigio de una clase dirigente que ha perdido la credibilidad, más centrada en el poder por el poder, sin capacidad de dar una respuesta. La realidad es palpable, la izquierda es crítica: al partido socialista que no es capaz de dar propuestas creíbles, es sistemáticamente apartado del poder. ¿La socialdemocracia polaca? Hundida por la corrupción. ¿El laborismo israelí? Hundido por el poder a toda costa. ¿La izquierda italiana? Atrapada por el berlusconismo. ¿La izquierda francesa? Dividida por los liderazgos. ¿La socialdemocracia alemana? Aún sin ser capaz de salir de su propia crisis.


Estos partidos, algunos de los cuales cumplen o sobrepasan el siglo, están en horas bajas. ¿Qué fue el SPD alemán sino el guía del resto de partidos socialistas? ¿Dónde está hoy? El socialismo gobernante se reduce en Europa; en América Latina, sin embargo, triunfa. ¿Y por qué triunfa? Porque sabe tener respuestas a los problemas, porque encarnan una generación política que no ha estado en el poder, porque son la última esperanza de aquellos que han estado discriminados secularmente. ¿Qué tendrá que hacer la socialdemocracia europea?


El poder demuestra ser muy peligroso. Es imprescindible para actuar y cambiar, pero es una tentación continua, porque todo poder tiende al abuso. Como dije, la izquierda es crítica, y no duda en retirar apoyo a la izquierda política que abuse del poder, máxime cuando con ese poder pretende perpetuarse sin cambiar las estructuras del sistema a mejor.


¿Hay hoy libertad, libertad de verdad? Cuando el movimiento que ha luchado todas las décadas pasadas por la libertad ha sido traicionado, ha dejado a la sociedad huérfana de esa esperanza de libertad. ¿Acaso no se pretende ver que sólo existen dos opciones, una que conserva y otra que pretende progresar? ¿Pero es cierto eso? ¿Hacia dónde se progresa? El sistema va perpetuándose, y en suma quizás es bueno, pero está perpetuando los errores y vicios. ¿No será quizás que perpetúa una elite cerrada que teme ser desplazada? Toda elite teme ser desplazada, incluso la que antaño tuvo ideas muy progresistas. Están atrapados entre lo viejo y lo nuevo. Pero ya hay caso histórico: los partidos liberales progresistas fueron desplazados por los socialistas, y sus cuadros tuvieron que optar entre mantenerse o fundirse con los otros cuadros conservadores. Y muchos optaron por esa segunda vía. ¿No estará pasando ahora lo mismo?


Hoy, cada día es una manipulación de las mentes de los ciudadanos para intentar hacerlos llevar a donde quieren: a la tranquilidad, a la incertidumbre, al miedo… sí, al miedo. Terrorismo, crisis económica… y se quiere dar legitimidad a la reducción de los derechos: leyes “patrióticas”, despido libre… el ciudadano medio está desamparado ante esta escalada de regresión. ¿Es que no hay otro camino?


Y ahí los partidos socialdemócratas, los viejos adalides de la libertad del movimiento obrero, tienen que elegir si seguir en la lucha por la libertad o verse abrumados por estas circunstancias y, en suma, desaparecer.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El huevo, la corriente y la socialdemocracia


¿Qué fue primero, el huevo o la gallina, las corrientes o los personalismos? El espectáculo dado por el PS francés, partido por cien votos a la mitad, y una multitud de corrientes agrupados en torno a un nombre primero más que a las ideas, es un motivo para reflexionar.

Los partidos políticos, en su primitivo origen, han sido facciones enfrentadas por imponer… ¿qué? ¿Sus ideas o sus líderes? ¿Ambas a la vez, simbióticas, tal vez? En los antecedentes a los partidos, tenemos que volver la vista a Roma. Sus facciones, básicamente los aristócratas y los populares, eran las dos caras de una misma moneda, Roma, luchando por acaparar poder. ¿Pero quién los dirigía? Siempre fueron aristócratas, personas ambiciosas por el poder, asentadas sobre unas bases, ya las elites, ya la plebe, presentándose como los adalides de sus ansías. Yo veo una simbiosis, las facciones necesitaban líderes para ganar, y estos líderes necesitaban unos apoyos firmes para llegar a ese poder tan ansiado. Sin uno no puede existir el otro.

En los partidos actuales, el devenir histórico de los años los ha ido multiplicando, ya por número de partidos, ya por número de corrientes internas. Es muy difícil ver a un partido monolítico, incluso el PCUS soviético o el NSDAP alemán se dividían. ¿Por ideas? Las ideas son moldeables, es fácil adaptar un discurso. ¿Por personas? Los líderes necesitaban un grupo, a veces una clientela, para influir, y como legitimación unas ideas, las que fueran.

Esto no es malo, siempre que un sistema funcione, y así lo vea una amplía mayoría, no lo será y seguirá funcionando. El peligro corre cuando el sistema se degrada, cuando la dinámica pasa a la lucha por el poder por el poder, a vaciar de contenido real un discurso válido. En una democracia, o en cualquier otro sistema, esto es debilidad, de la raíz a las ramas. Si enferman los partidos, enferma el sistema.

¿Cuán débil es Izquierda Unida o el PS francés por estas luchas? Fieles de Aubry, fieles de Royal, fieles de Delanöe, fieles de Hamon… ¡Tres corrientes que se decían de más izquierda que Ségolène! Tres personas, y una, el alcalde de París Delanöe, se denominaba hace unos años "social-liberal". Tras Aubry, está Lorent Fabius, campeón del No socialista a la Constitución europea, reciclado al ala izquierda tras haber tenido prácticas bastante social-liberales en los gobiernos bajo Mitterrand. Hamon tiene un currículum más limpio, puesto que venía de dirigir el Movimiento de Juventudes Socialistas. Las dos grandes corrientes de izquierda, de Aubry y Delanöe, sin mucha diferencia de ideas, como con el resto, han sido creadas por y para ellos, con una idea muy en común: todos contra Ségolène. ¡El personalismo llevado al extremo! Corrientes personalistas contra otro personalismo. Si el PS no levanta cabeza tienen a los trotskistas por la izquierda y Bayrou por el centro, para comerle en un sandwich. Las ideas han sido en esta ocasión secundarias.

La degradación en un extremismo personalista lleva a la multiplicación infinita, a dividirse exponencialmente contra otras personas, todo por evitar que suban, que escalen. Ya no será entonces ascender, será trepar. Y si ambos polos siguen esa misma conducta, ya es la degradación total. ¿Dónde queda la democracia interna si cada facción vota en bloques, a lo que sea, sin pensar, sin dar explicaciones a la base? La base tampoco está por la labor de pedirlas o de la reflexión. Los motivos son tan extensos como personas existen.

Queda olvidada la idea de servir en la cosa pública por aportar algo a la sociedad, ahora es estar en la cosa pública por recibir algo. ¡Ah! ¿Qué pasó con los partidos radicales liberales? Naciendo como la facción radical del liberalismo, se quedaron en el centro político como árbitros de mayorías para mantenerse siempre en el poder. Ahí tenemos a los radicales de Lerroux, que tanto le daba la CEDA como los republicanos de izquierdas; ahí tenemos a los radicales franceses, que tanto les daba los socialistas en el Cártel de Izquierdas que los moderados en el Bloque Nacional. A la larga eso lleva a que los ciudadanos tomen conciencia que se les está tomando el pelo, que se les engaña con palabras, que cambian pocas cosas, que pase lo que pase, muchos permanecen. Y entonces, se corre la lista. Duverger teorizó que hay un "izquierdismo" en la sociedad: los partidos, una vez completan su programa, van dejando paso, aunque no quieran, a nuevos partidos a la izquierda. Esto podría estar relacionado.

Lo horrible sería que, por mantener los personalismos y no dar los pasos necesarios, la izquierda actual acabe por terminar, porque lo que ahora hay a la izquierda de la izquierda no es como el socialismo del siglo XIX. Lo que hay ahora es muy volátil, sin bases ideológicas fijas, sin haber sabido observar la historia y mucho menos la realidad. La idea, en la izquierda, más sólida, más experimentada y con la posibilidad de ser capaz de renovarse es la socialdemocracia. Su único fallo, que haya menos personas que personalismos. Habrá que seguir luchando para que la socialdemocracia se libere de sus lastres, y tenga un discurso y unas prácticas independientes de cualquier personalismo.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Nouvelles idées


Como IU, el PS francés no es tampoco capaz de encontrar un líder. El jueves lo someterá a la decisión directa de los militantes. Hay un problema en la izquierda: las corrientes son el problema. Ya no es posible hallar el consenso y la negociación para sacar adelante una estrategia y liderazgos únicos, las corrientes amenazan con partir las grandes formaciones, al hallarse ancladas como pequeños reinos de taifas en torno a una personalidad. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Así, ¿fue primero la ideología o el líder? Habrá que reflexionar.

Cuando en 2000 el PSOE eligió a Zapatero, no tenía el 50% de apoyo, apenas tenía nueve votos de ventaja sobre Bono. Pero desde el principio fue reconocido su liderazgo, eso sí, muy discutido, pero no había rival. Tampoco fue torpedeado desde dentro, como lo es Ségolène. Ocho años después, el PSOE vive momentos gloriosos, algo que es la envidia del resto de la izquierda europea.

El PS francés cuenta de momento con tres candidatos: Ségolène Royal, Martine Aubry y Benoît Hamon. Mis preferencias, aunque puedan parecer contradictorias, son dos: Royal y Hamon. Contradictorias en principio pero ahora veremos que no.

Ségolène ha conseguido emerger como figura pública de relevancia tras su gran victoria en Poiteu-Charentes en 2004, (la Zapatera francesa). Los viejos elefantes del partido la han torpedeado, minado, la han privado de la maquinaría del partido en las presidenciales, pero ella es un gran valor en la izquierda. Lo que debe hacer el PS respecto al centro o la extrema izquierda es pura estrategia, el PS debe ampliarse, abarcar un gran espectro al estilo del PSOE. Eso es lo que quiere Ségolène: llegar al centro sin soltar la izquierda, quiere un gran pacto progresista del Partido y los ciudadanos, un apoyo masivo para los cambios que Francia necesita, y que Sarkozy, lo estamos viendo, no es capaz de llevar a cabo.

Hamon es mi otro preferido: no sólo por ser licenciado en Historia, que sin duda le ayudará en comprender las constantes históricas y el devenir histórico de la izquierda y de Francia. Es joven, es la regeneración del PS, quiere llevarlo a ser un espejo de la realidad multiétnica de Francia. Al igual que Ségolène, tiene amplias miras para el partido.

Y tiene mucha razón. Tanto Ségolène como Hamon ven que el PS se aleja de la realidad, de los ciudadanos. ¿Cuántos obreros votan al PS? ¿Cuántos al Frente Nacional? El PS está perdiendo su electorado primigenio, su electorado humilde, y con ello su carácter. ¿Cuáles han sido las discusiones de los elefantes? El poder, no los humildes. Ségolène y Hamon están muy interesados en recuperar el discurso que devuelva al PS entre los humildes.

El mundo tiene un problema: el neoliberalismo. La izquierda tiene que renacer de forma fuerte para ayudar a los que más sufren la crisis. Un nuevo programa: nuevas ideas económicas, integración de los inmigrantes, que son muchos junto con sus descendientes en Francia, y la emergencia de un nuevo modelo que saque a los humildes de su situación.

viernes, 14 de noviembre de 2008

La Gauche

No son las ideas lo que pueden dividir a la izquierda, son las personas. En Alemania, el incombustible Lafontaine se fue del SPD a pilotar Die Linke, y es causante de que precisamente la izquierda se haya dividido en dos corrientes que aún no pueden pactar, máxime teniendo mayoría en Länders y en el Bundestag. En España, Rosa Díez se configuró como verso suelto tras perder el 35º Congreso y se ha acabado yendo a UPyD, compitiendo con el PP en derechismo, con un partido de supuesta izquierda pero votos de la derecha.

Y en Francia también quieren lo mismo. Jean-Luc Mélenchon y Marc Dolez, tras vislumbrar que sus posiciones no van a ganar el Congreso del PS francés, han decidido irse y crear el Partido de la Izquierda. Su “sueño” es crear un Frente de Izquierdas con el moribundo PCF y el Nuevo Partido Anticapitalista, creado a partir de la trotskista Liga Comunista Revolucionaria. Es decir, un Die Linke a la francesa, y, dicho de otro modo, intentar romper a la izquierda. Y como en Alemania, la realidad muestra un partido maximalista, populista y anclado en los viejos esquemas, sin dar su brazo a torcer por un programa común: que la izquierda ni gane, ni gobierne.

Todo vale para impedir a Ségolène Royal dirigir el partido más importante de la izquierda francesa. Las posiciones ancladas en los viejos esquemas han dado al PS logros importantes: perder todas las elecciones presidenciales y legislativas. ¿Qué queda del PCF? Casi nada. Es un gran regalo a la derecha de Sarkozy esta izquierda dividida, puesto que su proyecto no es competir con la derecha, ¡es competir con la misma izquierda socialista! Competir por ser los segundos, no los terceros, lo mismo que Izquierda Unida, también moribunda.

Ayer en un acto de vecinos se habló de unidad de la izquierda. ¡Unidad!

jueves, 25 de septiembre de 2008

Elecciones al Senado francés: la izquierda en auge

Super-Sarko sigue teniendo un problema: la izquierda le sigue subiendo. Como España, Reino Unido, Eslovenia, Portugal... etcétera, demuestran, la derecha no es imbatible.

Gracias a la forma de elección del Senado, de un modo más indirecto, no como el Senado español, (que aparte, por ser inservible, debería suprimirse), son las corporaciones institucionales de la República las que deciden: los electores al Senado son los diputados de la Asamblea Nacional, los consejeros regionales, los consejeros generales, los representantes de los franceses del exterior y los delegados de las comunas. En 2007, hay : 577 diputados, 1900 consejeros regionales, 4000 consejeros generales y 142000 delegados municipales.

En las anteriores elecciones regionales de 2004, bajo Chirac, la izquierda barrió: 20 de 22 regiones. En las municipales de 2008, bajo Sarkozy, la izquierda volvió a mostrar su poder quedándose con las principales ciudades y el voto urbano, con más del 40% uniendo todas las listas de izquierda (socialistas, verdes, comunistas, radicales y otros). ¡Ojalá hicieran lo mismo en las presidenciales y legislativas! Pero la victoria es casi siempre una derrota del gobierno francés, así que poco mérito para una izquierda aún descabezada.

El mayor poder de los consejeros municipales, unido a que la derecha concentra una gran parte de los pequeños y medianos municipios, le sigue otorgando una mayoría, esta vez más exigua:

Derecha:
UMP 150 (-9)
Nuevo Centro 28 (-2)

Izquierda:
PS 116 (+21)
PCF 24 (+1)
Radicales 15 (-2)

Otros: 10 (+4)

Así, la mayoría de la derecha se reduce en 11 escaños, y la izquierda aumenta en 20, teniendo en cuenta que hay 12 senadores más (de 331 a 343 senadores).
Como siempre en Europa, menos Italia y en alguna ocasión el Bundesrat alemán, el Senado es nada frente al predominio de la Cámara Baja, lo que por otra parte es bueno que sea así. Pero, un Senado sin poder, ¿para qué? Pues como el Europarlamento, sirve para una cosa: dar un sitio a quien no es ya útil, o a dejarle hibernar hasta que se le vuelva a requerir. Mientras tanto, cobrando un buen sueldo.

Y en el tema de la izquierda, cuando haya un líder capaz, y le dejen dirigir bien, la izquierda gobernará. ¡Estas victorias de la izquierda francesa son la prueba que se puede! Como dice Obama, sí, se puede. Falta un líder, un proyecto, y una renovación. Los elefantes entorpecen el camino.

lunes, 15 de septiembre de 2008

El fin de la Fiesta


Me extrañaba mucho no ver en ningún sitio de Madrid un cartel sobre los actos de la Fiesta del PCE, que se solía celebrar estos días. Así que me he ido a visitar la web del Partido Comunista, para encontrarme con un inquietante comunicado de la Comisión Federal de la Fiesta, del 22 de Julio: "tras analizar en profundidad la situación en la que se encontraba la planificación de la Fiesta para este año y debido a las enormes dificultades con las que nos hemos encontrado, han llegado a la conclusión de que no es posible asegurar las mínimas condiciones para garantizar el éxito, tanto político como económico, de la Fiesta y ha decidido posponer la misma a la primavera del 2009. Entendemos que la histórica Fiesta que hemos conocido ya no es posible en sentido material y económico". Me he quedado de piedra, más viendo las causas que expone el comunicado:
  • Presión desde el Ayuntamiento de Madrid para que desalojar la Casa de Campo. La Empresa Madrid, Espacios y Congresos (quien gestiona la Casa de Campo) ha venido desarrollando una política de privatización y encarecimiento de los espacios que cada año hacían más inviable económicamente el resultado de la Fiesta.

  • El modelo de Fiesta basado en grandes actuaciones musicales que atraían al público necesario para financiar con la entrada al conjunto de los gastos de la Fiesta se agotó hace años. La proliferación de conciertos, festivales y fiestas de distritos y localidades hacen que la Fiesta sea un festival más y no el mejor ni el más barato.

  • Los espacios de las federaciones han venido también resintiéndose en los últimos años por un descenso en el consumo, en el trabajo voluntario y un aumento en los costes.

  • Los cambios producidos en las costumbres de la sociedad y en su forma de entender el ocio, con la aparición de fenómenos como el botellón, la costumbre de ir a colarse a la Fiesta y fuertes dosis de violencia gratuita en grupos minoritarios, han generado, al margen de la reducción de ingresos por taquillas y consumo, gravísimos problemas de seguridad que tuvieron su culmen en la Fiesta del pasado año.

  • El incremento de los precios de todas las infraestructuras necesarias para el montaje y desmontaje de la Fiesta, así como la disminución del trabajo voluntario en estas tareas es otro factor que explica el cada vez mayor encarecimiento del coste de la Fiesta.La situación económica por la que atraviesa el Comité Federal, ha impedido asumir el déficit que la Fiesta hubiera generado. El incumplimiento del protocolo económico de IU con el PCE desde hace más de quince meses lo ha hecho imposible.La actual crisis económica también repercutiría negativamente en el resultado de la Fiesta.
La "nueva Fiesta del PCE" que quieren proponer es que siga teniendo como elementos centrales el debate político, el intercambio de ideas, el encuentro entre los camaradas comunistas, la cultura y el ocio. Una nueva Fiesta para primavera.

Desde hace unos años, las veces que asistí a la Fiesta del PCE pude observar una decadencia paulatina de la misma, de las grandes actuaciones de Ana Belén, Victor Manuel, Silvio Rodríguez y El Canto del Loco, un año, a un maravilloso recital de la poesía de Mario Benedetti, al siguiente, y que provocó que me fuera rápidamente a comprar un libro de su poesía. Pero el siguiente ya no fue lo mismo. No creo que haya muerto la Fiesta por sí misma, quien ha muerto ha sido el Partido Comunista: elecciones generales de Marzo, con Izquierda Unida que no llega ni al 4%.

Justo antes, he leído un artículo de Público sobre la Fiesta de l’Humanité, que congrega a toda la izquierda francesa, aunque sea una fiesta muy comunista: del Partido Socialista hasta los trotskistas pasando por Verdes y el Partido Comunista. La fiesta, un foro del periódico fundado por el socialista Jean Jaurès, aún es multitudinaria porque integra a toda la izquierda. Es perfecto. Aunque la realidad de la noticia era la proclamación de un pacto de gobierno entre socialistas, comunistas y verdes como alternativa a Sarkozy, y dejando fuera al líder de la trotskista Liga Comunista Revolucionaria, Olivier Besancenot, cuyo partido aun siendo de la ideología que es, en las presidenciales obtuvo en 2002 y 2007 el 4% de los votos frente a al 3 y 2% de los comunistas en esas elecciones. Veo un panorama igual que en la izquierda alemana: la existencia de un partido con el que no se puede contar, sea La Izquierda en Alemania, sean los votos trotskistas en Francia. La segunda vuelta, propia de Francia, mitiga levemente ese problema y además deja fuera a los extremos izquierda y derecha, porque se quedan solos. ¿Ese es el destino de la izquierda? ¿Quedarse fuera del gobierno porque están en una postura maximalista? Con el maximalismo se quedan solos, y, o queda la revolución, o la soledad respetando la democracia y que la mayoría dice no a sus pretensiones.

El mejor camino es la reforma, y todos coincidimos prácticamente que el sistema neoliberal es nefasto y hay que cambiarlo.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Un capítulo más a la crisis de la socialdemocracia alemana


Cuando parece que se dan pasos adelante, volvemos a retroceder. De los buenos resultados de las elecciones regionales alemanas y los contactos con el Partido de la Izquierda (Die Linke), ahora Kurt Beck, presidente del SPD, ha anunciado su dimisión. Según los medios de comunicación alemanes será de nuevo presidente Franz Müntefering, que ya tuvo que presidir a los socialdemócratas tras la derrota de Schröeder. Son cinco años con cinco presidentes en el SPD y sin visos de seguir siendo una opción alternativa a los democristianos, la gran coalición de gobierno está condenando al socialismo alemán al engullimiento entre la derecha democristiana y la izquierda demagoga de Lafontaine.

¿Qué hacer? Desde el resto del mundo, desde España, vemos que en la cuna de Marx la izquierda está descompuesta. Y no sólo Alemania. En Francia en el PS se compite entre Royal, Delanoë y la "tercera opción", que se basa en el lema "ni Royal ni Delanoë, un combate entre gigantes como son la anterior candidata presidencial y el alcalde de París contra la vieja guardia de los "elefantes". Esos elefantes se están convirtiendo en mamuts, en fósiles huecos. Están prefiriendo el control del aparato socialista a estar en el Elíseo. El PS ya fue durante muchos años, desde los inicios de la V República hasta la presidencia de Mitterrand, la oposición eterna. Aquí en Madrid intentamos salir de la oposición eterna desde Leguina. Esto es algo que parece recurrente en todo el socialismo europeo.

Desde el exterior de esos partidos socialistas, nos queda esperar que puedan remontar su caída, y animar a los compañeros socialistas extranjeros a presionar a sus dirigentes. En Francia la renovación es Ségolène Royal y en Alemania... en Alemania falta un Zapatero.

martes, 26 de agosto de 2008

La izquierda europea

El discurrir histórico de la izquierda europea ha sido diverso tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Los partidos socialdemócratas adquirieron nuevo vigor y vieron la victoria de sus planteamientos económicos del Estado intervencionista; el Estado del Bienestar se empezaba a construir. Por su parte, los partidos a la izquierda de la izquierda, los comunistas, veían recompensado su lucha antifascista con grandes apoyos electorales en Francia, Italia y el Este, hasta llegar incluso a ser en aquellos momentos el primer partido nacional.


Suecia ya conocía gobiernos socialdemócratas desde los años 30, siendo el primer modelo de construcción del Estado del Bienestar y referente de la izquierda no comunista como alternativa a los Soviets. La historia política nórdica ha dado un gran predominio del partido socialdemócrata en Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca. La Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO) vio un proceso de unión de fuerzas hasta crear el Partido Socialista de Mitterrand y ganar las elecciones en 1981. El Partido Laborista británico ganó las primeras elecciones tras el conflicto bélico y se caracterizó, hasta Tony Blair y sus tres victorias consecutivas, en gobiernos cortos, no más allá de una legislatura, y una política clásica a veces no muy adaptado a lo que Reino Unido necesitaba. Tanto se degradó que el último hachazo lo dio Thatcher desmantelando el sistema del bienestar bajo la bandera del neoliberalismo. El SPD alemán, el gran partido modelo de la socialdemocracia, hubo de renunciar a lo poco de marxismo que le quedaba en su discurso en 1959 para pasar al gobierno de la mano de democristianos, y luego en compañía de los liberales y los verdes. El Partido Socialista Italiano vivió a la sombra entre el poderoso Partido Comunista, y la Democracia Cristiana, llegando al gobierno con éstos en el llamado pentapartito para privar del acceso al poder de los comunistas.


En España no tuvimos oportunidad de decidir libremente hasta la muerte del dictador, y se reveló que el PCE, muy fuerte en la oposición al franquismo, no tenía nada que hacer frente al PSOE. Si en este caso pudiéramos hacer un análisis de la situación, tendríamos que ver los apoyos socialistas en la II República y los actuales. En la República, los apoyos le venían de las regiones y centros urbanos industriales (Madrid, Asturias, País Vasco, País Valenciano y los jornaleros andaluces no anarquistas). Esos apoyos le valían entre 2 y 4 millones de votos. En la nueva etapa democrática, el PSOE tiene, más los apoyos entre los trabajadores urbanos y rurales, los de la nueva clase media creada bajo el régimen dictatorial. Podría decirse que tiene los apoyos electorales clásicos, los trabajadores, más los que recogería un partido liberal progresista si existiera. Así es el resto de partidos socialdemócratas: su gran éxito fue la integración de clases para dar con partidos de izquierda, moderados, pero muy reformistas.


La caída de este modelo viene pareja a la crisis del sistema económico, los años 70 y 80. No fueron su inmediato declive, pero si los inicios, para mostrarse en toda su manifestación desde los 90. Porque la manifestación del declive fue la renovación misma en la derecha. La derecha había acabado por aceptar la intervención estatal en la economía y el Estado del Bienestar para dar nacimiento a una derecha, proclamada liberal, pero que nada tiene que ver con el antiguo liberalismo: inhibición total en la economía, privatización sistemática de todo lo público, rebajas impositivas a sus electores, esto es, las clases más ricas, y un profundo conservadurismo social en un nacionalismo étnico extremo, discriminación de las minorías y la ideología clasista más rancia. Todo empezó con Ronald Reagan en Estados Unidos, pero el mayor paradigma de esta nueva, y ahora vieja, derecha, es Margaret Thatcher. Una cosa que todos tenemos que aceptar, una cosa hicieron bien: los tuvieron bien puestos para atreverse a imponer sus programas. Otra cosa es que no compartimos sus postulados. Pero la izquierda no supo evitarlo, porque no supo actuar previamente. Y ahí comenzó la caída.


El hecho más dramático es la propia caída del socialismo italiano, cómplice de la Democracia Cristiana en los múltiples escándalos de corrupción sacados a la luz por Di Pietro en Manos Limpias. Se quedó al 1% como castigo y se inició la diáspora socialista en pequeños partidos. Curiosamente era el Partido Comunista, convertido en Democrático de Izquierda, quien ocuparía su lugar. Ni la unión socialista hace poco tiempo ha servido para volver a dar energía a algo en lo que los italianos no muestran confianza. Es un hecho curioso que un partido comunista renuncie a sus principios, acepte de nuevo la socialdemocracia y sea capaz de seguir siendo uno de los dos grandes partidos italianos, añadiendo ser capaz de unirse a democristianos progresistas y dejando fuera del parlamento a sus escisiones del comunismo ortodoxo. Visto que actualmente los partidos de la izquierda comunista en Italia, España y Francia estén en un apoyo electoral ridículo, creo que sería muy positivo que siguieran el mismo camino, porque eso sí sería de ayuda para una izquierda unida muy fuerte ante la derecha.


Y en Alemania la cosa cambia, la unión de los socialdemócratas descontentos con Schroeder y los antiguos comunistas del Este sí ha dado un partido de izquierda bastante considerable hasta en el Oeste. Ahí está la debilidad de la izquierda, pero, ¿por qué se divide? Por abandonar parte de sus postulados y bases clásicas. Ahí está toda la lista de Ciudadanos, UPyD, Die Linke… y la extrema derecha.


¿Hay acaso un modelo unificado? No, la Internacional Socialista se ha desvirtuado y vaciado para ser un foro de partidos totalmente independientes, que aplica su política independiente frente a los problemas existentes. Incluso medidas opuestas, como que el Labour Party apoye la reforma de las 65 horas y otros partidos europeos la rechacen, o cada uno mire a un nacionalismo propio en materia energética, o acepten la idea de la derecha de que la inmigración es negativa. Sin olvidar que se ha aceptado la existencia de la gestión privada de lo público. Es una política de parches a un sistema económico que demuestra una vez más sus crisis periódicas y ante la cual la izquierda no sabe proteger a su base, a las clases humildes.


La lógica de un partido de masas impone una estructuración en jerarquía, el crecimiento genera una burocracia inmensa, destinar unos grandes recursos al mantenimiento, y control, del propio partido, que ha derivado más en proteger a la cúpula dirigente de las bases, y a usar éstas en la manipulación y fraccionamiento de corrientes personalistas bajo una excusa ideológica. Todo se reduce a votos, números: clientelismo. Si pudiéramos coger una frase del argot comunista, la "decadente sociedad burguesa", en este caso los partidos de izquierda han heredado, y de ello no se excluyen ni los comunistas, algo "decadente burgués", el antiguo clientelismo, la vinculación personal y no ideológica. Al observar la historia, toda construcción es perfecta en su inicio, el tiempo lo degrada. El viejo imperio romano de Augusto, el imperio carolingio, la unión soviética… eran máquinas perfectas en manos de su creador, ellos sabían qué había que hacer y con quién debían contar. Pero pasados una generación esto no es así, y el mérito y la fortaleza se sustituyen irreversiblemente por el favor y la debilidad. Ése es un grave problema de los partidos socialistas, en un momento de crisis ideológica no son las ideas lo que sostienen al partido, y no es de extrañar las luchas personales (Blair-Brown en Gran Bretaña, el fraccionalismo italiano, Royal y los "elefantes" del socialismo francés…)… es, al final, la derrota del proyecto.


Creo sinceramente que la victoria de la izquierda pasa por el discurso fuerte, pero basado en la realidad, por eso no hay que tener miedo al abrir una reflexión. Y, sobre todo, la izquierda siempre ha sido la rebeldía contra el inmovilismo, otrora burgués, ahora de viejas jerarquías. Es en el mérito y en la eclosión de ideas donde está la solución a esta ecuación que es la victoria y futuro de la izquierda. Un liderazgo fuerte, basado en un proyecto más que en la persona que lo represente, porque al final esa persona que esté delante solo es la punta de un iceberg de personas e ideas.

"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

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