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martes, 27 de noviembre de 2012

Elecciones catalanas: la realidad contra el mesianismo




Artur Mas soñaba con hace de Cataluña "la Holanda del sur", y al menos en parte lo ha conseguido: el mapa político catalán, acostumbrado en la década de los 80 y los 90 a un sistema de cinco partidos definidos y estables (CiU, PSC, UCD/PP, PSUC/ICV y ERC) ha ido derivando en cada nueva consulta electoral desde 2006 a un arco político fragmentado y donde la gobernabilidad necesita de grandes dosis de acuerdos y pactos. Con el nuevo Parlament que surgirá de las elecciones del 25 de noviembre serán siete los partidos políticos representados, uniéndose las Candidaturas d'Unitat Popular (CUP); ocupando, quién sabe por cuanto tiempo, el espacio indepententista y de voto de protesta más extremista, donde compitieron, entre otros, Reagrupament (que en esta ocasión ha seguido el camino de otros desde ERC hasta CiU) y Solidaritat, que sin el protagonismo de Joan Laporta no han conseguido mantener su representación. El mapa político catalán se amplía por los extremos independentista y por el reforzamiento del indefinido espacio antinacionalista de Ciutadans, que adquiere grupo parlamentario propio.
(1) CiU, PSC, ERC, ICV-EUiA, SI, CUP, Reagrupament
(2) CiU, ERC, SI, CUP, Reagrupament
(3) ERC, SI, CUP, Reagrupament
(4) PSC, PPC, C’s, UPyD
(5) Es difícil encuadrar a ICV en el eje nacionalista/no nacionalista por su indefinición
(6) PSC, ERC, ICV-EUiA, CUP
(7) C’s, UPyD, SI
(8) CiU, PPC, Reagrupament, PxC


Artur Mas, apoyado por su federación CiU, convocó anticipadamente elecciones en el ecuador de su legislatura amparándose en: el fortalecimiento del movimiento independentista, según parecía demostrar la manifestación de la Diada, para exigir al gobierno central la imposición de un pacto fiscal como alternativa a desencadenar el proceso soberanista (pero también como primer paso para el mismo) y, como negativa a dicho pacto fiscal, a la apelación a los ciudadanos de Cataluña para iniciar el proceso soberanista al "Estado propio" mediante la aceptación de un "derecho a decidir" diferente al del resto de España. Derecho a decidir como eufemismo al derecho de autodeterminación. Estado propio como eufemismo a independencia. Cuestión identitaria por encima de la cuestión social y la crisis económica. Artur Mas se presentaba a las elecciones como el abanderado de la "voluntat d'un poble", un mesias que pedía no rendir cuentas por sus recortes y que remitía todos los problemas de Cataluña (recortes, rescate, pensiones, paro...) a un futuro hipotético donde una Cataluña independiente podría afrontar con éxito todos sus problemas, pero sin concretar el cómo.

Personalmente, me temía que la ciudadanía de Cataluña, inmersa, como el resto de la española, en un gran malestar e indignación por la crisis, su gestión y sus consecuencias, y atrapada como está entre una peligrosa polarización entre dos nacionalismos excluyentes, acabase por sucumbir a los mensajes de Mas y entregase su derecho a decidir, que es el voto, a la capacidad de decisión de una persona, una caricatura grotesca de "un líder, un pueblo, una patria". No oculto mi opinión de que la sociedad catalana, por más que yo admire y ame su cultura, su historia, su tierra y guarde gratos recuerdos de mis visitas a su tierra, tiene graves problemas como son las relaciones con el resto de España, las pasiones que crea la identidad o el idioma y el trato de algunos sectores minoritarios pero estridentes contra los que no se ajustan al ideal nacionalista. Son problemas que igualmente y de grado variable también afectan al resto de España y de Europa, y que no para mí es un asunto urgente que debemos afrontar si valoramos las virtudes de las sociedades plurales y democráticas.

Artur Mas y CiU se han llevado un notable chasco, un "batacazo" como titula El Periódico de Cataluña. Esperaban aumentar de sus 62 escaños a un mínimo de 68 (mayoría absoluta) y así tener las manos libres para llevar adelante la política neoliberal de la segunda generación de líderes convergentes (Oriol Pujol es su representante), como para tener la llave que abriera en el momento que ellos quisieran la caja de Pandora del soberanismo, con la ayuda de un parlamento más independentista donde los no nacionalistas estuvieran arrinconados. Bien. Si el objetivo de Artur Mas y Ciu era la "mayoría amplia" y un peso de los independentistas superior a los 2/3 del Parlament, podemos decir con total tranquilidad que han fracasado notablemente. No solo no han aumentado en votos y en escaños, sino que han perdido ambos y se encuentra en una situación de relativa fragilidad (veremos por qué). Además, los partidos nacionalistas parlamentarios (CiU, ERC, CUP y el ahora extraparlamentario SI) suman el 49% de los votos y 74 escaños, una mayoría clara, sí, e incluso podríamos sumar a Iniciativa (aunque sin saber a ciencia cierta qué quieren exactamente para Cataluña) y daría una mayoría más amplia, pero sin llegar a ser dos tercios de los escaños y, comparando con los resultados de 2010, no dominados por la agenda independentista, resulta que alcanzaron un número de votos del 49,9% del total y 76 escaños. Es decir, menos. Conviene recordar que ese bloque no es homogéneo, menos si sumamos a ICV, y que dichos partidos no comparten los modos de lograr la independencia. Cabe añadir que muchos votantes de CiU no son independentistas, sino adscritos a la derecha catalanista (moderados, por tanto), y parte de los cuadros de la federación tampoco lo son, caso de Unió Democrática.

Es notorio que la mayoría parlamentaria catalana es netamente nacionalista, como lo ha sido en otras ocasiones. Se esperaba que al plantear la cuestión identitaria y soberanista los electores más nacionalistas serían los que acudirían a las urnas con más ganas que los que no lo son, produciendo un parlamento con una mayoría nacionalista reforzada. No ha sido así. Seguramente la polarización identitaria es la principal responsable del aumento de participación: casi un 70%, rompiendo récords en un electorado bastante desmotivado para acudir a las urnas (véase la escasa participación para ratificar el nuevo Estatuto). Con todo, una alta participación siempre es motivo de satisfacción para una sociedad democrática, pues muestra fielmente la opinión de una gran mayoría social. Lo que se puede decir del resultado de esta gran afluencia electoral es que los catalanes han sabido combinar de manera loable tanto el castigo a las políticas de CiU (12 escaños menos y casi cien mil votos perdidos lo atestiguan) como mantener la correlación de fuerzas entre partidos nacionalistas y no nacionalistas, con ajustes en el interior de estos mal llamados "bloques". Ese mantenimiento del statu quo, no obstante, no aleja la apuesta soberanista de Mas, aunque pone algunas piedras en sus pretensiones: si Mas quiere seguir adelante con el proceso, debe compartir el liderazgo con ERC, que ha movilizado para sí más electores de los que CiU ha perdido. Como nota, es preciso señalar que Francisco Llera, director del Euskobarómetro, ha dicho que PNV y Urkullu tomarán nota de las consecuencias adversas que tienen para las fuerzas moderadas radicalizar el debate.

La indefinición de PSC, con demasiadas abstenciones en momentos cruciales (en la investidura de Mas en 2010, en el debate tramposo sobre el "derecho a decidir"), sin saber escapar del esquema trazado por el nacionalismo (donde Cataluña no puede ser algo propio en España y donde "decidir" se ha asociado a autodeterminación e independencia, saltándose las leyes si es preciso, como admitió Mas) ha resultado notablemente castigada por los electores. Cualquier reflexión interna que determine que el resultado es bueno porque "ha mejorado las expectativas de las encuestas" es una necedad. El PSC ha perdido 50.000 votos con mayor participación y, aunque mantiene el puesto de segunda fuerza popular, pierde el de segunda fuerza parlamentaria por un escaño en beneficio de ERC. Su electorado fiel sigue estado concentrado en el cinturón metropolitano de Barcelona (perdiendo de nuevo apoyos, y con un resultado terrible en la Ciudad Condal: cuarto puesto) y compuesto por las clases trabajadoras y medias, castellanohablantes y de orígenes extremeños o andaluces. Mi impresión es que aquellos electores que hicieron del PSC primera fuerza de Cataluña en las autonómicas en 1999 y 2003, y siempre primera fuerza en elecciones nacionales, que son, aparte de los mencionados, las clases medias más catalanistas, que ahora apoyan a CiU y seguramente a ERC. Ni siquiera el PSC mantiene a las clases trabajadoras y a los electores no nacionalistas, que están yendo al PPC y, ahora especialmente, a Ciutadans, sin olvidarnos de ICV. El PSC, si no quiere evitar esta dirección a la irrelevancia, debería intentar establecer un perfil propio enfrentado tanto a CiU como al resto de la izquierda y del campo no nacionalista, deseoso de seguir medrando en el espacio socialista aunque su consecuencia más notable sea la división. Habrá que ver si Pere Navarro y su equipo mantienen el liderazgo del partido. Es probable que sea así, veremos si con cuestionamientos internos, aunque la marcha de parte de los líderes del ala antaño más catalanista, ahora más inclinada al soberanismo, podría contribuir a poner un poco de paz en el PSC y ayudar a crear un discurso más definido que consiguiera combinar catalanismo con izquierda, clases medias y clases trabajadoras y la concepción de Cataluña en España. En buena parte, dependen del contexto, pero sólo si lo saben aprovechar bien.

El salto de ERC lo devuelve a los niveles de la etapa de Carod Rovira y Puigcercós en el tripartito de izquierdas aunque, en esta ocasión, su fuerza vaya a trabajar en una dirección bien distinta. Entonces, el ascenso y la caída de ERC fueron a la par que la fortuna y la ruina del tripartito, vinculados a la colaboración de las izquierdas catalanas (no solo regionalmente, sino en la política nacional con la Entesa Catalana de Progrés en el Senado y con la colaboración parlamentaria con el gobierno de Zapatero). Ahora, la fuerza de ERC está puesta al servicio del proceso soberanista iniciado por Mas. El ascenso de los republicanos viene por una alta movilización de su electorado (más del que haya podido ir de CiU a ERC) para condicionar la política de Mas, tanto si es para continuar con el plan soberanista como si es para la acción de gobierno, combinando el sentimiento independentista (con la boca grande) con la izquierda (con la boca chica), en una bien calculada estrategia para poder considerar tanto la colaboración gubernamental como la postura íntegra de independencia e izquierda.

El PPC puede hacer gala de haber mantenido sus resultados y no verse afectados directamente por la política de Rajoy, consiguiendo movilizar a su electorado a la par que lo ha hecho la totalidad de los votantes, aumentando discretamente. No consiguen, asimismo, ni superar al PSC ni avanzar en su electorado, que ha preferido irse a Ciutadans. No obstante, creo que han podido obtener una parte importante del voto perdido de CiU, moderado en la cuestión nacional y más identificado con valores conservadores. Como en el campo contrario, esto es, del nacionalismo independentista, el campo del "españolismo" o del nacionalismo español también se refuerza con las subidas de C's y PPC.

ICV es otra de las fuerzas, junto con ERC, que han "triunfado" en estas elecciones. Electoralmente, consiguen representación en las cuatro provincias catalanas. Partían con una combinación de la oposición total a la política de CiU pero con el apoyo total en el pacto fiscal, primero, y en el proceso soberanista, después, pese a ciertas indefiniciones de peso (su propuesta de federalismo de libre adhesión no es sino un confederalismo adornado de palabras bonitas, así como la inexistencia de una postura clara -Sí o No- ante una hipotética independencia, que incluso tiene el PSC bien definido pese a tener sus propias incoherencias) que, al parecer, no han sido impedimento para recuperar niveles perdidos durante la época del tripartito (por otro lado, quizás esas indefiniciones también han podido frenar avances en el electorado progresista que ha podido optar por votar al PSC o a C's, pese a las altas simpatías que les provoque el ideario social de ICV. Como me recordaba una amiga, ICV enarbolaba su cartel electoral como "Dret a decidir sí. Drets socials, també" (Derecho a decidir, sí. Derechos sociales también). Como le ocurría al PSC, ICV también se ha encontrado presa del esquema dibujado por CiU, donde el eufemísticamente conocido como "derecho a decidir" es el eje de todo. Con todo, ICV mantendrá su línea de acción política de oposición frontal al gobierno convergente y de apoyo total a la cuestión soberanista. Joan Herrera, su candidato, reivindicaba la herencia del tripartito de izquierdas, pero lo cierto es que, pese a que ICV con diez o trece diputados haga una oposición muy buena a la derecha nacionalista, apenas hay una contribución a una alternativa de gobierno. Quizás esperen que los ecos de Syriza lleguen a España, pero yerran al no ver que la realidad diversa de Cataluña y de España no necesita maximalismos y reivincidaciones acaladoradas de ver quién es la "auténtica izquierda" o quién es "más de izquierdas que otro". Si quieren una alternativa de izquierda democrática y catalanista a CiU, sea de quien sea el liderazgo (PSC, ICV, ERC), será por la vía del acuerdo y la aceptación que ninguno puede imponer ninguna "verdad revelada" o pureza ideológica a los demás.

Ciutadans ha superado expectativas y, doblando su número de votos, consigue no solo grupo parlamentario propio sino hasta nueve escaños y uno fuera de la provincia de Barcelona. C's, pese a lo que pensé en el momento de su entrada en el Parlament en 2006, se ha consolidado en la política catalana (y sobre todo gracias a la crisis del PSC entre su electorado tradicional y, como otros partidos, tiene grandes incoherencias que de momento no le han pasado factura. ¿Cómo definir a C's? ¿Es un partido nacionalista español? ¿Es un partido progresista? ¿Es una derecha disfrazada? Yo creo que C's es la expresión política de ciudadanos que se sienten españoles siendo catalanes y no tienen ningún problema por ello, y no arriesgo mucho al creer que un partido progresista, pese a alianzas que me repugnan como la coalición con la euroescéptica y conservadora Libertas en las elecciones europeas.

La propia existencia de C's es, como vi en un comentario en Twitter, "la prueba del hecho diferencial" de Cataluña, donde UPyD no tiene espacio (0,4% de votos) pero sus postulados son, más o menos, compartidos. Dando un poco la vuelta a la afirmación del "hecho diferencial", lo que prueba es que los catalanes quieren partidos políticos más próximos, incluso llevando a adaptarse a los grandes partidos como el socialista (el PSC es un partido federado al PSOE pero cuya existencia no puede entenderse sin dicho vínculo, cualquier intento de romper lazos sería un disparate; no hay que romper lazos sino clarificar posturas) para, así, incluso, demostrar que ser catalanes es su forma de entender ser españoles. Una reflexión que debería hacerse por algunos en Cataluña y por otros fuera de ella. La incomprensión mutua debe ser no solucionada con la ruptura sino con el entendimiento.

En el campo independentista y extremista hay una constante evolución. Perdido (y quizá para bien) para ERC, no ha habido un partido que haya conseguido consolidarse. En 2010, Reagrupament y Solidaritat pelearon por ese espacio, con la victoria de este último (gracias al empuje de Laporta) y con la deriva de los exERC hacia el mismo camino que siguieron Pilar Rahola y Colom y su Partir per la Indepència a CiU. Ahora, la irrupción de las CUP en las elecciones parlamentarias y la marcha de Laporta de la política ha acabado con la breve presencia parlamentaria de SI. CUP lleva al Parlament la voz de la izquierda independentista, rupturista e indignada por la crisis. A ERC le interesaría que el proceso soberanista discurriera según sus intereses, con el miedo a que una posible (y probable) frustración lleve a la radicalización de su electorado en beneficio de las CUP.

¿Qué puede pasar? Lo principal para la gobernabilidad de Cataluña es saber con qué otros partidos puede contar Artur Mas. Está claro que, dados los resultados, cualquier combinación de gobierno o mayoría pasa por CiU como eje central y con Mas en la presidencia. Eso descarta directamente a ICV, que se niega a apoyar a Mas, a C's, que reclama su dimisión, como a las CUP, en las antípodas de las concepciones políticas del presidente de la Generalitat. Aritméticamente, CiU puede pactar tanto con el PSC (70 escaños), con ERC (71) o con el PPC (69), pero cada uno con condiciones muy distintas: un pacto con el PSC es incierto, si los socialistas quieren desmarcarse de cualquier apoyo a Mas, y llevaría inevitablemente a relajar el ansia soberanista de Mas; un pacto con el PPC es aún más improbable, porque exigiría acabar de raíz con el proceso soberanista, aunque coincidiesen CiU y PP en su política neoliberal. 

Es más posible un pacto final con ERC, aunque los republicanos no quieren entrar en el gobierno. Piensan que pueden combinar estar en la oposición con el apoyo al gobierno. Esto, de primeras, es incoherente: Artur Mas necesita el apoyo explícito de al menos una de las tres fuerzas políticas mencionadas para poder gobernar. Si ERC se convierte en el socio preferente de CiU no puede pretender encabezar la oposición parlamentaria. El apoyo de los republicanos se condiciona a mantener la agenda soberanista, incluso revertir parte de los recortes de Mas. Pero Artur Mas necesita, más que eso, apoyo a las leyes más importantes, como la de presupuestos que, inevitablemente por la ideología de CiU y las circunstancias, tendrán que contener nuevos recortes, así como los malabarismos en el día a día de la administración con el pago de nóminas y pensiones (que se pagan gracias a la deuda y el dinero puesto por el gobierno central en cantidades muy superiores al pretendido "expolio" que no existe). ERC tendrá que tragarse su lado izquierdista (poco le costará, más preocupados por la vía a la independencia) a menos que consiga que Artur Mas de un giro de 180º a su política económica. 

Al final, se impondrá el sentido de estado, o "acuerdos de país", en terminología catalana. No sería recomendable realizar nuevas elecciones por la falta de una mayoría clara de gobierno para nadie (un hartazgo del electorado por el fracaso de sus representantes podría aumentar la abstención de nuevo, cuestionar el proceso soberanista, y ni siquiera CiU sabe si una repetición electoral podría darle más maniobra o perjudicarles), aunque es probable que la legislatura no llegue a completarse, y con ese escenario deben trabajar los partidos. Aún es pronto para saber si el mal resultado de CiU puede llevarles a replantearse su deriva soberanista o a que emergan grietas entre CDC y UDC. No olvidemos que la apuesta soberanista de Mas era para ser liderada por él en exclusiva y quizás por otros como meras comparsas, pero esto ya no puede ser así: Oriol Junqueras, de ERC, reclama su parte. CiU no es una formación que camine con pasos muy inciertos y si esta aventura no tiene visos de reportarle beneficios políticos, tendrá que hayar alguna manera de ponerle freno, bien directa o indirectamente. Indirectamente ya sabemos que un proceso de ese tipo es imposible sin acuerdos para reformar la legislación española y sin acuerdos con el resto de España, a menos que quiera saltarse la legalidad vigente. La pérdida de votos debería ser un aviso para Mas de que llevar a una fuerza moderada a planteamientos extralegales puede ser muy peligroso: los partidos nacionalistas tienen mayoría, sí, pero no olvidemos que los netamente independentistas son aún menos votados que CiU, y creo que en CiU nadie quiere emular los resultados de ERC.

Como breve repaso a la prensa nacional e internacional, de fuera de España se destaca la victoria de los nacionalistas; Der Spiegel destaca que "Abspaltung Kataloniens von Spanien wird unwahrscheinlicher" ("la separación de Cataluña de España es poco probable"). En España, las reacciones han sido más o menos las mismas: fracaso de CiU aunque no (de momento) de la aventura soberanista, pese a que muchos la ven como difícil, caso del Deia. El Punt Avui, periódico catalán claramente independentista, hace algo de malabarismos pues destaca que: son mayoría los partidos nacionalistas, la bajada de CiU se debe a su excesiva personalización de la campaña en Artur Mas y se han movilizado electores no nacionalistas por la polarización. Destaca que "tanto el soberanismo como el españolismo se han neutralizado", creciendo prácticamente en la misma proporción con mayor participación, para reconocer al final que "la voluntad del pueblo es compleja" y, aunque no lo quiera decir, en esa voluntad participan los que no quieren la independencia, que son muchos. El País habla de "órdago fracasado" y, por último, resulta muy interesante el artículo de Enric Juliana en La Vanguardia, una declaración de la opinión del órgano de la burguesía catalana: "Ha ganado España". Resume así en tres palabras (con la palabra maldita para el independentismo catalán) lo que puede resultar de la convocatoria electoral: "El catalanismo es hoy una mayoría sentimental con graves dificultades de operatividad política", "Cuando dentro de unas semanas se negocie la formación del nuevo gobierno, los entusiasmos para formar parte de un ejecutivo obligado a seguir la senda de los duros sacrificios serán perfectamente descriptibles", "la sociedad catalana ha desistido de concentrar en una misma narrativa los deseos de un orden distinto". Bastante revelador.

En definitiva, los catalanes han demostrado en las urnas que no hay una manera única de ser catalán, ni de ser español, y que no hay un único mensaje con la suficiente fortaleza para imponerse a otro sin provocar fuertes rupturas. Se debe imponer el entendimiento. Lo quieren los ciudadanos.

Enlaces de interés:
"Campanya a examen", El Punt Avui, 27/11/2012.
"En CDC todo está muy mal y emperorará", Alfons Quintà, ElDebat.org, 26/11/2012.
"ERC descarta entrar en el Govern", ElDebat.org, 26/11/2012.
"ERC exige a CiU, para pactar, el fin de los recortes en los servicios básicos", ElDebat.org, 26/11/2012.
"Ha ganado España", editorial de Enric Juliana en La Vanguardia, 26/11/2012.
"La separación de Cataluña de España es poco probable", Der Spiegel, 26/11/2012.
"La voluntat del poble és complexa", El Punt Avui, 26/11/2012.
"L'espanyolisme i el soberanisme es neutralitzen", El Punt Avui, 27/11/2012.
"Órdago fracasado", editorial de El País, 26/11/2012.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La oportunidad de los ciudadanos de Cataluña


Artur Mas ha dado por finalizada la legislatura más corta de la historia reciente de la Generalitat de Cataluña y ha llamado a elecciones para el próximo 25 de noviembre. Los adelantos electorales suelen deberse a diversos motivos: la inexistencia de una mayoría parlamentaria para gobernar, la existencia de sondeos favorables a ampliar la mayoría del partido gobernante o el fracaso total de la política del gobierno de turno.

Está claro que no es por la falta de una mayoría. Convergència i Unió tiene mayoría relativa (62 de 135), Artur Mas pudo ser investido presidente gracias a la abstención de los socialistas y ha contado con la ayuda de diversos partidos de la oposición para llevar adelante sus políticas: ha podido contar con el PP para la aprobación de los presupuestos y perpetrar los terribles recortes en la sanidad, en la educación o la introducción del repago; ha podido contar con Esquerra Republicana para evitar llevar al Parlament su corrupción en el caso Palau a cambio de tensar la cuerda con el resto de España y llevar al debate político la idea del pacto fiscal -para cuya aprobación también contó con la ayuda de Iniciativa per Catalunya- y dar ánimos al independentismo y a la extensión de los típicos estereotipos -"España nos roba", "el sur subvencionado", expolio fiscal, etcétera-. Ha sido una legislatura con apoyos variables y bastante fecunda en cuanto a recortes y eclosión del independentismo como vía para desviar la atención. Es cierto que han existido grandes manifestaciones de los trabajadores del sector público (personal sanitario, educativo, bomberos, trabajadores del transporte público, etcétera), pero no han tenido ni la repercusión mediática ni el apoyo masivo que han tenido otras convocatorias, las de tinte identitario y secesionista. Son estas manifestaciones independentistas, como la convocada por la Assemblea Nacional Catalana, a las que han ido dirigidas los mayores esfuerzos de partidos y colectivos que se dicen de izquierda, pero que han prestado un gran servicio a Artur Mas para no hablar de los recortes que sufren las clases medias y trabajadoras. 80.000 enfermos en listas de espera y 800.000 parados (más de 135.000 respecto a 2010) es la herencia de este bienio.

Son a estos manifestantes y a sus mensajes -"Catalunya, nou estat d'Europa"- los que han sido asumidos por Artur Mas para presentar a Rajoy su propuesta de pacto fiscal y, tras recabar la negativa, envolverse en la senyera y apelar a los catalanes y al derecho a decidir. Artur Mas se ha situado en un callejón sin salida, una huida hacia adelante pero de corto recorrido, ya que ha apostado por la unilateralidad y la confrontación no solo con el resto de España sino con las reglas democráticas. Mas, y los líderes de Esquerra, Iniciativa y Solidaritat juegan con el populismo de proclamar que "no hay límites a los deseos de la ciudadanía", obviando que el respeto a las reglas de la democracia no es un límite, es la garantía del respeto a la voluntad popular, la conservación de la convivencia y del respeto a la minoría y de evitar la tiranía de la mayoría. Las proclamas esencialistas del nacionalismo y de los que se suman a ese carro harían que Thomas Jefferson, defensor del republicanismo, se revolviera en su tumba.

La propuesta de resolución para el Debate de Política General del Parlament de Cataluña, defendiendo -una vez más- el derecho a la autodeterminación, en su argumento, dice así: "Bona part d’aquest catalanisme ha volgut trobar durant molts anys un encaix de la nostra realitat nacional al si de l’Estat espanyol mitjançant l’aportació d’estabilitat econòmica i regeneració en les formes de Govern, a canvi del reconeixement de la nostra llengua, la nostra cultura i un cert nivell d’autogovern", no hace falta traducirlo. Parece notorio observar que el catalanismo, en cuanto obtener el reconocimiento del catalán, de la cultura catalana y del autogobierno de Cataluña ha tenido un éxito total. En la Constitución de 1978 se reconocen las nacionalidades que se integran en España y el respeto por el autogobierno de las regiones, en directa influencia de la Constitución de 1931. Pero, añade la propuesta, "diferent en funció del període històric", es decir, abierto. Personalmente, creo que esta interpretación política del catalanismo es una más de las posibles; yo creo que la intención esencial del catalanismo histórico fue la lucha por la democracia y la configuración de una España plural, dado que tan grandes son los lazos de Cataluña con España hasta tal punto que, aunque es imaginable una Cataluña fuera de España, no es imaginable una España sin Cataluña

Sigue la propuesta en mantener los tópicos y retorcer la realidad: "la col•laboració amb l’entrada a la Unió Europea i a l’euro, la contribució a la modernització econòmica i al progrés democràtic, han topat amb una clara voluntat de recentralització i de laminació de l’autogovern –expressada amb les continuades invasions competencials i, de forma molt significativa, amb la sentència del Tribunal Constitucional sobre l’Estatut d’Autonomia de 2006-, l’incompliment dels compromisos continguts en els diferents acords entre Catalunya i l’Estat Espanyol, una inversió en infraestructures molt menor al pes econòmic sobre el conjunt de l’Estat,  el menyspreu i l’assetjament contra la llengua i la cultura catalanes i un dèficit fiscal continuat durant aquest període equivalent anualment al 8% de la creació de riquesa que avui posa en perill la cohesió social i el progrés econòmic". Es decir, acoso a Cataluña manteniendo el fantasma del expolio fiscal -contestado de forma muy buena por Francesc de Carreras, catedrático de la UAB- y presentar el trabajo del Tribunal Constitucional como algo distinto a su observancia de la constitucionalidad de las leyes que emanan de la soberanía nacional, en tanto que el Estatuto de Cataluña de 2006 es una ley orgánica elaborada por el Parlament catalán, sí, pero aprobado en última instancia por las Cortes españolas y refrendado por los ciudadanos de Cataluña -aunque fuera en una consulta con la participación muy reducida, lo que debería haber llevado a reflexión en Cataluña si el nuevo Estatuto era una demanda tan clara de la ciudadanía tal y como se presentaba en 2003-. Las reglas están para cumplirlas y, como son reglas libremente elaboradas, pueden cambiarse. La respuesta del nacionalismo catalán no es pedir el cambio de reglas, sino violarlas. La reivindicación nacionalista y la independencia son legítimas, no las formas en lo que podría sentar un peligroso precedente. ¿Con qué autoridad pretende presentar Artur Mas su transició y sus estructures estatals si alienta la violación de las reglas que no gustan? 

Esta transició y las estructures estatals que utiliza Artur Mas para evitar la palabra independencia son acertadamente replicadas por Guillem Martínez ayer en El País: "vete a saber lo que es". ¿Incluirá Convergència i Unió la independencia en su programa electoral para la nueva convocatoria? Está claro que introducirá el "derecho a decidir" -tan limitado que no se trata de decidir sobre los recortes, que debería ser el tema estrella de las elecciones anticipadas, sino de los temas identitarios, que tapan el verdadero debate que afecta a los ciudadanos en Cataluña y en el resto del mundo- y la promesa de convocar un referendo sobre la autodeterminación pero, ¿incluirá la preferencia de CiU ante hipotéticas consultas? En la posición respecto a España están posicionados claramente el resto del arco político: PSC, PP y C's apuestan por mantenerse en España y, de ellos, el PSC apuesta claramente por una configuración federal del Estado; ERC y Solidaritat per la Independència defienden la separación radical de Cataluña e incluso la declaración de independencia unilateral. Solo CiU es ambigua a este respecto, junto con Iniciativa per Catalunya, que primero defiende un federalismo que es confederalismo encubierto -la izquierda más allá de los socialistas siempre tiene problemas con los conceptos políticos- y luego el derecho a decidir, pero no se han decidido claramente si quieren a Cataluña dentro, fuera o al lado de España.

Una carta al director en El País es bastante elocuente:


Estoy a favor de un referéndum de autodeterminación para acabar de una vez con esta incertidumbre. Ahora bien, en caso de que salga el ,me surgen muchas preguntas:
¿Continuaremos con la impunidad penal de los políticos corruptos?
¿Continuaremos culpabilizando de todo a Madrid?
¿Continuaremos sin pedir responsabilidades a los políticos malversadores?
¿Continuaremos siendo una sociedad acrítica como hasta ahora?
¿Continuará la manipulación mediática y el fomento del pensamiento único?
¿Continuaremos regalando millones de euros a las entidades parasitarias de siempre?
¿Es esta la Cataluña independiente que queremos, una Cataluña endogámica, cerrada en sí misma y que todo el día se mira el ombligo?
¿Queremos una Cataluña donde se persiga la pluralidad, dividida en dos, donde unos son los buenos y los otros los malos (Mas dixit)?
Creo que hablo en nombre de los millones de catalanes que no quieren volver al siglo XIX, los catalanes invisibles a los medios de comunicación de casa. Laia Puig Martí.


Hay un discurso impuesto de que criticar el nacionalismo o al catalanismo, una opción legítima dentro de la libertad de expresión, es un ataque a las esencias de Cataluña. ¡Nada más lejos de la realidad! Cierto que existe un cierto anticatalanismo que, como otros discursos son deleznables, como el de que Extremadura o Andalucía son regiones subvencionadas o subdesarrolladas, como sostuvo un concejal de ICV, y cuyos parados aprovechan el dinero de Cataluña (de Cataluña, dicen, no de los ciudadanos, ni siquiera de los catalanes) para irse a bares, como dijo Duran i Lleida. El discurso victimista me recuerda al discurso sostenido por los políticos y cierta opinión pública de Israel, de que cualquier crítica contra Israel es antisemita y justificaría hasta el Holocausto. Cataluña, como cualquier otra región de España o de Europa, es digna de visitar y disfrutar de su cultura, sus municipios, sus paisajes y su gente. Pero si es una ciudadana de Cataluña, y por cuyo nombre no parece que sería acusada de "inmigrante", "charnega", etcétera, es la que nota que en Cataluña también hay problemas de acriticismo, de señalización de enemigos internos -inmigrantes, "malos catalanes"- o externos -Madrid-, de clientelismo alimentado con el dinero del contribuyente y casi de "sociedad enferma" y prepotente, ¿no será que existe realmente un problema en Cataluña que no se resuelve con la independencia? Ojo, que lo que pasa en Cataluña es lo mismo que pasa en el resto de España o en otros países: superados los argumentos esencialistas de la nación, el modelo del independentismo catalán es el de la Liga Norte de Umberto Bossi, el nacionalismo de ricos.

A la ciudadanía en Cataluña se le presenta una oportunidad. Artur Mas y CiU intentarán que la convocatoria electoral sea una elección entre independencia sí o no, y puede que -desgraciadamente- lo consigan, independiente de que incluyan el soberanismo o no en su programa, aunque se exige un poco de concreción a los ciudadanos. Los recortes quedarán ocultos tras la ola del soberanismo; ERC hablará de que lucha nacional y lucha social son lo mismo, pero, en realidad, Esquerra ha subordinado la denuncia de los recortes sociales en pos del apoyo al gobierno de Mas para la transició nacional; ICV, que es cierto que se ha opuesto con ahínco a los recortes de Mas, ha contribuido a que la cuestión nacional sea el debate predominante en Cataluña con su apoyo al pacto fiscal; el PP ha sido el principal avalista de los recortes de CiU y contribuye, con su nacionalismo español más centralizador, al anticatalanismo y a la separación; Solidaritat, como Esquerra, tendrá difícil situarse si CiU decide capitalizar el independentismo y tendrá que derivar a un nacionalismo más visceral, más retrógrado y antiespañol; Ciutadans parece gozar de un apoyo electoral estable pero estancado en lo que Duverger llamaría "partido testimonial" y, como UPyD, su programa genera un amplio rechazo de la mayoría de los catalanes. ¿Sería la hora del "nou PSC"?

Artur Mas, con el intento de obviar la gran regresión que ha sufrido Cataluña por su propia responsabilidad, quiere que la discusión política se desplace del eje entre izquierda y derecha a independencia-no independencia. Es notoria la esterilidad de este camino: después de la separación, ¿qué? ¿Los problemas se resolverían automáticamente? ¿Cómo se configuraría la política catalana? ¿CiU daría marcha atrás a los recortes y abandonaría su neoliberalismo, que es la marca de CDC, y su conservadurismo, de Unió, por apoyar la lucha social que dice defender Esquerra? ¿Cómo pretenden vender la idea de un Estado soberano pleno, cuando en la UE ya no puede existir tal cosa? ¿Cómo pretenden argumentar si la UE exige a sus socios la transferencia, en fondos de cohesión, de rentas de países más ricos a los más pobres, o las exigencias de Alemania a los países con mayores problemas económicos? Está claro que Cataluña no puede ser la "Holanda del Mediterráneo", como dice Mas, en todo caso podría convertirse en lo mismo que es ahora: un país con muchos problemas económicos de los que los gobiernos catalanes son directamente responsables. El nacionalismo no puede responder ni a la realidad ni a las hipótesis.

No, es necesario que la cuestión social, la defensa del Estado del bienestar y las opciones socialdemócratas a la crisis se cuelen en el debate electoral. El PSC, al que el desafío nacionalista parece haber centrado su defensa del federalismo y de los lazos que existen entre Cataluña y el resto de España, podría convertirse de nuevo en opción alternativa a CiU. Es cierto que el PSC ha tenido muchos complejos para configurar un discurso alternativo al nacionalismo, que su labor en el tripartito deja mucho que desear y que no han contestado con fuerza ni al pacto fiscal ni a los fuertes recortes. Es necesario que se diga claramente a la ciudadanía que la política de recortes y privatizaciones no resuelve la crisis, sino que profundiza la crisis y hace que la gente acepte más sacrificios mientras una selecta minoría, la élite económica, se beneficia; esa es la salida neoliberal, un nuevo fantasma que recorre Europa, pero sembrando el temor y generando apatía entre la mayoría social. Es imperiosa una respuesta unificada de la izquierda europea al desafío neoliberal; es en esta óptica donde se entiende el federalismo que defiende el PSC, de colaboración con el PSOE -porque Cataluña por sí sola no puede resolver la crisis ni reconstruir el Estado de bienestar-, como el socialismo español defiende el federalismo europeo y la unión política de Europa, colaborando con el resto de partidos socialistas europeos.

Parece que el PSC no va a celebrar primarias por la premura de las elecciones. Es algo que deberían haber previsto. Aún así, creo que la celebración de primarias sería una buena oportunidad para situar al PSC en el centro del debate político y así introducir el mensaje socialista en las elecciones frente al nacionalista. Son muchos los problemas que aquejan al PSC: debilidad del liderazgo de Pere Navarro, tensiones con los miembros más sensibles al soberanismo, pérdida del poder municipal, etcétera... el PSC tiene que recuperar el voto de los trabajadores, aquellos que, aunque sus familias no sean de origen catalán, son igualmente catalanes -pese a lo que opinen sectores del nacionalismo más radical- pero les preocupan cuestiones más sociales, porque las identitarias ya están a salvo con el respeto a la Constitución, a la libertad consagrada en ella y en el autogobierno catalán. El PSC tiene que recuperar también los votos de la clase media, mucho más catalanista y ahora empujada por el discurso dominante hacia salidas soberanistas. Ciertamente, la posición dubitativa del PSC respecto al pacto fiscal, apoyando una parte, absteniéndose en otra, es difícilmente defendible, menos cuando se abdica de explicar la realidad, que parece que en Cataluña no llega y que en España no se escucha apenas: que la Unión Europea camina -a ver si es verdad- hacia la unión fiscal, que es un elemento, junto con la unión política, del necesario federalismo europeo. Mientras, en el Parlament catalán, los representantes de los catalanes iban a contracorriente de Europa.

Quizás todo este gran circo quede en nada. Quizás, y seguramente, CiU vuelva a ganar las elecciones y consiga lo que pocos gobiernos han conseguido en Europa: revalidar su mandato tras una política brutal de recortes, aunque está claro que su victoria o derrota no dependerá de este aspecto, sino de si los catalanes consiguen -o quieren- quitarse la venda que el nacionalismo les quiere poner en esa transició nacional y reflexionan si, quizás, la mejor defensa de Cataluña es la defensa de sus propios derechos, la defensa de la libertad individual y colectiva más que la supuesta libertad nacional, que, parece que no, pero están todas recogidas en la Constitución de 1978 y en el Estatuto de autonomía.

Notas:
Catalanistas, amortizados o moderados, Albert Sáez (El Periódico de Catalunya, 5/09/2012).
Catalonian CT, Guillem Martínez (El País, 25/09/2012).
Cataluña es plural, (Editorial de El País, 26/09/2012).
Funámbulos (CiU) y conservadores (PSC), Albert Sáez, (El Periódico de Catalunya, 14/08/2012).
Gigantomaquia nacional, José María Ridao (El País, 26/09/2012).
¿Independencia?, Laia Puig Martí (Carta al director, El País, 24/09/2012).
La independencia no existe, Xavier Vidal-Folch (El País, 25/09/2012).
La salida soberanista, Francesc Valls (El País, 25/09/2012).
Las cuentas de la lechera, Ángel de la Fuente y Sevi Rodríguez Mora (El País, 24/09/2012).
Lo siento, niego la mayor, Francesc de Carreras (La Vanguardia (26/09/2012).
¿Qué ocurre con Cataluña?, Jordi Font (El País, 17/09/2012).
Perturbaciones en la fuerza del PSC, Xavi Casinos (El Periódico de Catalunya, 5/09/2012).
Racionalidad y burbujas, Jordi Gracia (El País, 12/09/2012).

lunes, 29 de noviembre de 2010

Elecciones en Cataluña (I): Análisis electoral


El análisis más resumido de los resultados electorales en Cataluña es la siguiente: CiU arrolla al tripartido, si bien sin mayoría absoluta. Todos los partidos del tripartito gobernante pierden, algunos de forma más contundente, caso de socialistas y republicanos. El PP causa sorpresa por romper su techo electoral de 1995. Ciudadanos consolida su base pero no consigue sacar mayores beneficios. Por último, el independentismo de Laporta entra en el Parlamento catalán.

Pero, desgranando los datos generales, provinciales y por partidos, las cifras dicen mucho más de lo que parece. ¿Cómo leemos estos gráficos? ¿A quién ha beneficiado la participación? ¿Cuáles han sido los trasvases de votos o las abstenciones?

Pese a lo que indicaban los sondeos, la abstención ha bajado al 40%, cifra alta pero que permanece en las medias de las sucesivas elecciones al Parlamento catalán. Creo que se puede romper la idea de que mayor participación beneficia a una determinada ideología y viceversa: la participación beneficia el cambio de mayorías, como así hizo en 2003 con la mayoría del tripartito. En el caso catalán, este año la mayor concurrencia a las urnas ha beneficiado a CiU, mientras que los votantes del tripartito han cambiado de partido o han optado por la abstención.

Las fuerzas nacionalistas en el Parlamento -CiU, ERC y SI- suman 76 diputados de 135, frente a los 69 de la legislatura 2006-2010, con el apoyo electoral del 48,75% y del 46,5%, respectivamente. De ellas, las formaciones claramente independentistas, ERC y SI, suman el 10,28% del electorado y 14 diputados, por debajo de las pasadas marcas de ERC (14,32% y 21 diputados). Junto con Reagrupament, extraparlamentario, los apoyos al independentismo se reducen; sin embargo, es notorio que parte de esos votos han votado pragmáticamente a CiU. ERC ha perdido la mitad de sus votos (200.000 votos de los 400.000 de 2006), que han ido al partido de Laporta, a CiU y a la abstención, en este orden en mi opinión.

Convergència i Unió se ve beneficiada de la persistente fragmentación del mapa político catalán. La italianización del Parlamento no ha llegado a tanto (se pasa del sistema de cinco partidos de 1980-2006 y se consolida el de seis, con la incorporación de Ciudadanos y su consolidación en estas elecciones, y provisionalmente convirtiéndose en un sistema de siete, si el partido de Laporta se consolida electoralmente) y no perjudica la gobernabilidad, como se temía, ya que el peso parlamentario de CiU es muy superior al electoral (46% del Parlamento por el 38,5% de votos). La enorme distancia a la que queda el segundo partido, el PSC con su decepcionante 18,32%, hace que la ley electoral opere con gran beneficio para la federación de Artur Mas: 35 de 85 diputados por Barcelona, 9 de 17 por Girona, 9 de 15 por Lleida y 9 de 18 por Tarragona, con porcentajes, respectivamente, del 36,85%, 45,16%, 46,93% 7 39,37%. Los nuevos votos que recogen los nacionalistas moderados proceden del PSC, de Esquerra y del aumento de participación. Con estos datos, le resultará fácil encontrar apoyos en una oposición dividida entre no nacionalistas e independentistas. Sólo le serán suficientes los 10 escaños que poseerán los conservadores o los republicanos, a menos que se manifieste la sociovergencia.

Para el PSC la experiencia del tripartito le ha supuesto una auténtica sangría: con una media de votos del 30%, y el máximo histórico del 38,2% de 1999, el PSC se quedó con el 31,4% en 2003 y el 27,38% de 2006. La caída este año ha sido la mayor: 9 puntos porcentuales, quedando por debajo de la barrera psicológica del 20%, un desastre sin paliativos para un partido que llegó a superar en votos a los convergentes. Ahora reunen la mitad de los votos de sus adversarios. Sus votos han ido a CiU y, en muy pequeña parte, al PP.

El PP, pese al espectacular avance de 4 diputados, sólo suma 68.000 votos más, ganados del PSC y sobre todo en el cinturón rojo barcelonés, subiendo un punto y medio porcentual. Ha sido el hartazgo de buena parte de los votantes socialistas, castellanohablantes y trabajadores, hacia el tripartito y al excesivo nacionalismo, además de la preocupación por la inmigración y el paro, lo que los ha llevado al partido españolista. En este mismo aspecto, Ciudadanos mantiene el apoyo de votantes socialdemócratas que potencialmente habrían ido al Partido Popular de no existir esta formación progresista. Estos dos partidos, junto a los 75.000 votantes de Plataforma por Cataluña, forman parte del electorado que el PSC no ha sabido mantener.

¿Qué ha sido de los votantes de Iniciativa? Pese a quienes digan que el castigo a ICV ha sido más suave, esto no ha sido así: dos puntos porcentuales y dos escaños menos. Los ecosocialistas mantienen una buena posición en Barcelona (8,3%), pero en el resto de las provincias catalanas, menos en Tarragona (5,1%), cae por debajo del 5%, con lo que las posibilidades de obtener escaños son muy reducidas, máxime con la entrada en la competición electoral de nuevos partidos. El partido ecosocialista ha perdido 50.000 votantes; por lógica, habrán pasado en buena parte a la abstención, sin descartar que parte de ellos hubieran optado por PxC o incluso por Reagrupament, en las cuestiones comunes que les afectan: votantes de clase baja temerosas de la inmigración y catalanistas de izquierdas que ven bien la independencia de Cataluña, respectivamente.

Sin duda, la unión de fuerzas de Reagrupament y Laporta hubiera dado una formación independentista más fuerte. Con la concurrencia electoral por separado, muchos salen beneficiados: a ERC no le sale tan cara la escisión y Laporta queda como el único portavoz del independentismo beligerante, quemando políticamente al ex conseller Carretero. Reagrupament se enfrenta a volver a intentar más suerte en las municipales, volver a ERC o disolverse en el partido de Laporta, además de convertirse en un partido pequeño más, sin ninguna relevancia política.

Joan Laporta, con su Solidaridad Catalana por la Independencia, no es un partido político con una figura pública relevante; es una figura pública con partido, que existe por su propia iniciativa mientras él obtenga apoyo electoral. Este apoyo, por otra parte, puede ser circunstancial: más orientado a CiU pero proclive a apoyar el independentismo de Esquerra, al que acusan de moderación. En un Parlamento que se italianiza, la SI tiene muchos paralelismos con los fenómenos de la Liga Norte, Umberto Bossi y Berlusconi. Laporta aprovecha su imagen pública ganada como presidente del Barça, a imagen de Berlusconi y, como la Liga, lanza el discurso del nacionalismo de ricos: la nación está siendo saqueada por el Estado, que lo derrocha en regiones menos productivas, con lo que la cuenta no sale rentable. La Roma ladrona se transforma así en el Madrid ladrón. El peligro de que se convirtiera en el Bossi de Cataluña, logrando el apoyo suficiente para condicionar la gobernabilidad, hizo que los discursos del republicano Puigcercós y del convergente Mas incluyeran exabruptos contra los andaluces o exigencias de un concierto económico semejante al vasco, respectivamente.

Son, en definitiva, muchas causas y condiciones las que explican el resultado electoral. El mapa político catalán no es tan sencillo como el del resto de España, ni siquiera el vasco tiene la dificultad del catalán. No es únicamente el eje izquierda-derecha, sino el nacionalismo-no nacionalismo. Pero también existen los grados: en el nacionalismo de pragmatismo-independentismo, en el no nacionalismo el catalanismo-españolismo. A ello se suman lo que serían los problemas típicos de unas elecciones al uso: la inmigración, la crisis, la economía, la política educativa... los traspasos de votos, en Cataluña, no son sencillos y reflejan todos estos aspectos.

Hoy me he limitado a explicar con datos qué ha podido influir a los ciudadanos para decidir su voto. Es una labor densa, que corresponde más a un sociólogo o politólogo, campos en los que no soy especialista formado. Mañana intentaré dar una impresión personal de lo que estas elecciones significan, tanto en clave catalana como española en general, qué se puede derivar de estos resultados y qué consecuencias traerán en cada uno de los partidos afectados.

Os incluyo unos gráficos, de elaboración propia, con datos extraídos de la wikipedia y de El País.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Unos insultan, los otros también… ¿todos se disculpan?


Hace unos días Pedro Castro se preguntaba “por qué hay tanto tonto de los cojones que vota a la derecha”, y el supuesto centro se ofuscaba: derecha encubierta, derecha manifiesta. Luego, Joan Tardà llamaba “corrupto” al Tribunal Constitucional y gritaba “mori el Borbó” ante las juventudes de su partido. Los que pedían la abdicación del rey, la derecha mediática, y los que luego votaron con ellos contra los Presupuestos en el Senado, que no servirá de nada, ya que el Senado no sirve tampoco de nada. Ahora, Manuel Fraga dice que habría que ponderar el peso de los partidos nacionalistas “colgándolos de algún sitio”. Los conservadores, beligerantes con Castro o Tardà, dicen que esta ocurrencia (menudencia, que diría el inefable Fraga) es una “expresión muy ambigua”. Ambigua es la posición de la derecha. Perdón, el centro.

Pedro Castro, Joan Tardà, y en su momento, Gómez-Navarro, pidieron disculpas. Disculpas aceptadas. Carlos Fabra, Manuel Fraga, Arias Cañete, Losantos, Rajoy, Vidal Quadras, etcétera, etcétera… ¿pidieron perdón? No.

La idea no es lanzarse los insultos a las cabezas de los contrarios, ni hacer de esto una guerra de palabras, es recordar. Recordar quiénes cometen un error, un exceso, y quiénes se disculpan. Simplemente, saber quién tiene educación y un poco de vergüenza. Recordemos también quién abandonó a los suyos para escapar de Bombay, Esperanza Aguirre. Parece que su acto de cobardía y falta de sentido de Estado pasa impune, mientras los insultos entre políticos no dejan de pasar ante nuestros ojos.

martes, 9 de diciembre de 2008

Los gritos de ERC y las huidas de Aguirre

Los conservadores han vuelto a iniciar otra campaña de acoso y derribo, esta vez contra Joan Tardà, diputado de ERC. Si bien es cierto que sus palabras son completamente inadmisibles, además de sin sentido histórico (luego diré por qué), la polémica no es tal, sino que es otra cortina de humo contra el verdadero problema que de verdad es relevante: Esperanza Aguirre huyó. Los conservadores han admitido implícitamente que la imagen dada por Aguirre ha sido tan cobarde que no piensan descansar hasta que lo olvidemos. Piensan, erróneamente, que somos tontos, y que con excusas como los exabruptos de Pedro Castro o Joan Tardà nos vamos a dejar engañar.

Al igual que Pedro Castro, Joan Tardà ha pedido perdón, y tenemos que aceptar sus disculpas. Sus palabras se encuadran en un acto contra la Constitución, orquestado por sus juventudes. Como se supone que las juventudes de los partidos son más radicales que su propio partido, aunque sólo de palabra, necesitaban un mensaje muy encendido. Tardà en esta cuestión cumplió, les gritó el “viva la república” (catalana, sólo para ellos, como todo el mensaje nacionalista-egoísta) y añadió el “muera el Borbón”. Como justificante, Tardà argumentó que era el grito en la guerra de Sucesión en Cataluña. Si Tardà lee los libros de historia, ese grito lo proferían otros monárquicos, en este caso los austracistas, y en nombre de España, de su idea de España, pero España a fin y al cabo. Un republicano, un independentista, ¿qué hace gritando esas cosas? No ha pasado mucho desde que también las Juventudes de ERC dieran un homenaje no a un republicano, ¡sino a Jaume I!, el creador de los “Països Catalans”. Igualmente los abertzales batasunos homenajean a Sancho el Grande, ¡rey! de Navarra. Parece que la historia ha bajado tanto de nivel que es digna de ser prostituida de esta manera.

Esperanza Aguirre huyó de Bombay, eso no lo vamos a olvidar, aunque ahora le diera la gana a Ibarretxe bailar sevillanas. Por muchos Pedros Castros que haya, por muchos Joans Tardàs que existan, o por muchos fulanos y menganos, no olvidamos. En Bombay, Aguirre no sólo se dejó a su delegación, se dejó la vergüenza y la máscara de estadista tramposa.

viernes, 31 de octubre de 2008

Esquerra en la izquierda


Muy al contrario de como afirma Público, el discurso de Joan Puigcercós, presidente de Esquerra Republicana, no es centrista, sino de izquierda. Y vislumbra, con sus más y sus menos, el camino de la izquierda fuerte.

Ante cuatrocientas personas lanzó su ideario para ERC: es de izquierdas los valores de la familia, del esfuerzo, la autoridad y la disciplina. A mi juicio, la derecha pseudocultural ha conseguido hacer creer en algunos que existe algo llamado “buenismo”, valor que él desdeña. Como presidente de un partido independentista, entra en contradicción con otros ideales que sí son progresistas, pero su pecado es ser valores internacionalistas, como la idea de la igualdad, del multiculturalismo, aparte del relativismo, que no es de izquierdas ni derechas, sino una idea que está más allá, y que ya espero extenderme sobre eso en otro post. Esos valores los desecha, y se equivoca profundamente.

El camino por el que quiere ir Puigcercós es correcto, pero las viejas ideas del nacionalismo lastran y desvían ese sendero para su partido de izquierda.

La sociedad progresista necesita tener en cuenta todos los factores que la rodean. En un mundo que hay que construir cada día es muy necesario la asociación humana, desde lo más primigenio como es la familia hasta la asociación estatal e internacional, en un pacto de ayuda mutua y de esfuerzo individual, el contrato social. La labor de todos en particular es el beneficio general, por eso ninguno puede pretender aprovecharse de ese pacto y colaborar por debajo de sus posibilidades.

Así como el Estado, su aparato institucional y legal, como la idea de nación, es una ficción, pero necesario para vivir en sociedad. Si no se comprende no se puede comprender la idea del relativismo, que no es destruir nada, ni poner en tela de juicio nada, ni la anarquía. Pero debemos conocer la realidad por encima de nuestra percepción y reconocer que la nuestra no es la única. Si Gandhi pensaba que había tantas ideas de Dios como personas en el mundo, lo mismo hay de percepciones de la realidad.

La igualdad, tanto jurídica como social, es esencial para el contrato social de los individuos, puesto que la competición y el esfuerzo partiendo de la misma base permite que cada individuo se desarrolle plenamente, y contribuya a la colectividad tanto como a sí mismo.

El multiculturalismo es una abominación para aquellos que basan su discurso en la idea de la nación, de la superioridad nacional, de la supremacía de sus ideas. Se equivocan. La pluralidad existe en el mundo, el mundo está globalizado, y esas culturas se relacionan entre sí. Sería demencial intentar establecer las relaciones entre culturas por la vía de la exclusión y de la dialéctica de superioridad. El ser humano no ha dejado de desarrollarse desde que el primer homínido empezó a caminar por sus dos piernas, talló la primera piedra y controló el fuego. Todos vinimos de ahí, no de ninguna nación milenaria ni de una cultura verdadera, todos hemos elegido nuestro camino, y todos podemos seguir eligiéndolo.

Todo se resume en una palabra, la palabra primera para el mundo en general y la izquierda en particular: libertad.

jueves, 12 de junio de 2008

Con realismo social

Estos son los partidos españoles que sí están del lado de los trabajadores, además del Partido Socialista:

Partido Nacionalista Vasco, Izquierda Unida, supongo que Esquerra Republicana (aunque para ellos todos los males se solucionan con la independencia, que es la panacea de todo, en vez de vivir con los pies en la tierra), Convergència y Unió (según palabras de Ignasi Guardans, eurodiputado, en la tertulia política de la SER), y me agrada unir en este gran bloque a los dos nuevos partidos “transversales”, que yo diría de ideología tapada, UPyD y Ciudadanos. UPyD, además, según recoge Público, calificó de "retroceso histórico" la medida y se puso a disposición de Gobierno y sindicatos para evitar que salga adelante la medida regresiva. Ciudadanos, según recoge su web y el blog de Ciudadano Rebelde, la siguiente nota de prensa:

Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía se opone frontalmente a la directiva europea que amplia la semana laboral a 65 horas.
Dicha directiva supone un retroceso en el camino de mejora de los derechos laborales y un ataque del espacio de progreso y bienestar que supone Europa hoy en día.
Permitir, como establece la directiva, que los trabajadores y los empresarios alcancen acuerdos individuales sobre la duración de la jornada, es dinamitar uno de los pilares del derecho laboral en muchos países europeos, que ha intentando regular la relación entre los trabajadores y los empresarios para impedir el establecimiento de condiciones abusivas de estos últimos.
La aplicación de la directiva imposibilitaría la conciliación entre la vida laboral y familiar y devolvería al trabajador a una situación de precariedad, donde no trabajaría para vivir sino que viviría para trabajar.
Ciudadanos-Partido de la ciudadanía quiere también poner de manifiesto la incongruencia que supone pretender aumentar las horas de trabajo al tiempo que aumenta el número de parados.
Por todo ello, Ciudadanos se sitúa al lado de quienes defienden los derechos de los trabajadores y apoyará cualquier iniciativa, institucional o social, que frene la aprobación por el Parlamento Europeo de esta medida.

Sólo puedo añadir que es una alegría que UPyD y C’s, partidos mimados por la derecha mediática y mentirosa de El Mundo, COPE y Libertad Digital, sean capaces de articular unas ideas verdaderamente progresistas como son la defensa radical de los derechos de los trabajadores. Realismo social tienen. Ahora, que mantengan tantas coherencias en su seno, pero postulados cercanos a la derecha y al ultranacionalismo español…

martes, 11 de marzo de 2008

Cataluña, bastión socialista

No es Cataluña un territorio ni mucho menos separatista ni tampoco egoísta, como muchos han querido imponer. Ni el boicot a los productos de Cataluña, ni el odio vertido contra los catalanes por el Estatuto, ni la esperanza conservadora de una baja participación han podido con los catalanes.

La participación aumentó hasta el 71% tras la poca movilización del referéndum del Estatuto y de las elecciones autonómicas. Parece que la crisis del cercanías no ha afectado a la hora de votar: el PSC ha visto incrementar sus resultados, contrariamente a lo que creían muchos, llegando al 45% y 25 escaños, el nivel de 1982. La estrategia del catalanismo más serio y más comprometido con la sensibilidad socialista ha absorbido parte de los votos de ERC y de los ecosocialistas.

CiU mejora sus resultados aun perdiendo votos, pero sin recuperar los 15 diputados del año 2000. Como mucho, se mantiene. ERC en cambio, sin la campaña de demonización que Aznar practicó para inflar el nacionalismo, se queda con 3 diputados perdiéndolos en todas las provincias: el sentimiento independentista y ese cacareado referéndum de 2014 se reducen a eso. Los partidos nacionalistas suman 14 diputados de 47, todo un dato para quien quiera hablar de independencia y no de los problemas cotidianos. El PP por su parte apenas mejora, un diputado más es poco sabiendo que hace ocho años consiguió 12. Y el fenómeno Ciudadanos, auspiciado por la COPE se queda en nada: ha sido flor de un día.

Ahora sólo queda que las elecciones autonómicas extrapolen, al menos, un resultado similar, porque ambas elecciones son bajo conceptos muy distintos. El mensaje para el socialismo es claro: menos naciones y más trabajo. La legislatura anterior, la de Maragall, protagonizada por el Estatuto y el sentimiento identitario no ha sido correspondido por la ciudadanía, se volvió apática y se quedó en casa, sufriendo el PSC el mayor castigo por su deriva nacionalista. Vuelto el discurso a lo social y al progreso, han sido recompensados. En las siguientes, que sea igual, y el nacionalismo volverá a ser derrotado.

lunes, 10 de marzo de 2008

Valoración de las elecciones generales

Cuatro años más, se podría resumir la jornada del 9-M, aunque es quedarse muy corto. El Partido Socialista Obrero Español ha ganado las elecciones, ha resistido al acoso y derribo del Conglomerado Conservador, y lo que es más importante: las reformas sociales han ganado las elecciones y nadie las va a poder eliminar.

Se acabó. Las mentiras han perdido las elecciones: ni presidente por accidente, ni participación anormal, ni España destruida, ni nacionalismos crecidos. ¿AdioZ? ¡No! Esto es un ¡otra veZ!

Ha perdido la derecha y el nacionalismo. El Partido Popular ha visto imposible que sus ansías destructivas por alcanzar el poder le hayan servido de algo: las manifestaciones masivas, la crispación, la mentira y la confrontación le han hecho sólo mantener sus resultado anterior. Mentir no le ayuda a ganar, odiar no le ayuda a ganar. Los nacionalistas que han llevado a cabo una política de mercadeo, como Coalición Canaria, o de planteamientos secesionistas, como PNV, EA y ERC, se han visto seriamente mermados: el nacionalismo ha perdido porque sus partidos no se ocupan de sus problemas. En cambio, sólo saben hablar de naciones de dudosa existencia histórica.

Andalucía, Cataluña, Euskadi…son el gran avance del socialismo español. Castilla, la patria de la derecha. El socialismo ha vuelto a sus posiciones de 1982 en Cataluña, ha superado al PNV en Euskadi y ha tumbado muy seriamente el intento de Ibarretxe de presentarse como un salvapatrias.

El Parlamento resultante verá un bipartidismo más visible que en otras legislaturas de la democracia: 322 escaños de 350 serán de los dos grandes. La vorágine electoral se ha llevado por delante votos de los pequeños para beneficio, sobre todo, del PSOE: el PP inspira miedo y temor a la mayoría de la sociedad española, y su vuelta al poder es visto como un "no debe". De momento.

Para mí, lo más dramático ha sido la caída de IU hasta dos diputados. Su desplome viene de diversas causas:
-Lo más grave es la absurda ley electoral que beneficia tanto a PSOE como PP en perjuicio de los partidos pequeños de implantación nacional. Los partidos nacionalistas les corresponden lo que les corresponden.
-La absorción de voto de sus electores por parte del PSOE, bien por ofrecer un programa más coherente, bien por voto útil, bien por los deméritos de IU estos cuatro años.
-La división interna y la guerra declarada del sector contrario a Llamazares. Cuanto menos tienen, más se pelean.
-La crisis de Valencia y la presentación de dos listas, con un resultado previsible: ningún escaño.

El miedo. El miedo a la derecha, el miedo a su reacción, el miedo a los recortes sociales. Esta derecha en el poder hubiera sido algo muy negativo a la política. Aún guardan un sentimiento de revancha por el 2004. Esperemos que se calmen y el 2008 sea su cambio de ciclo a la conversión en algo parecido a la derecha francesa, británica o alemana.

Cuatro años más para Zapatero es el alivio de muchos, y la desgracia para unos pocos. Pero es el triunfo y consolidación del reformismo de la socialdemocracia española. Y para que no sea irreversible, vamos por buen camino. 2012 será un año en el que seguiremos viviendo en una España mejor. El ciclo del 2004 no ha terminado, y aún queda mucho por hacer. Primero, salvarnos lo máximo posible de la crisis capitalista mundial. Segundo, dar soluciones a los jóvenes en el empleo y en la vivienda. Tercero, acabar con el terrorismo. Y cuarto, la construcción del Estado del Bienestar.

jueves, 6 de marzo de 2008

Sondeos electorales, reducción de distancia y mayorías débiles

El Periódico de Andorra, que no le afecta la legislación electoral española, ha decidido publicar día a día hasta la víspera electoral sondeos sobre la intención de voto a las elecciones generales. Por encima de todo, yo no veo ningún problema en eliminar de la ley la prohibición de los sondeos electorales la última semana de campaña. En la nueva era del siglo XXI, del fenómeno de Internet y de la información masiva las influencias que están sobre la sociedad son muy grandes.

Según El Periódico de Andorra en http://elecciones.elperiodicdandorra.net/ ayer mismo la distancia entre los dos grandes partidos se situaba a 2,5 puntos, luego las tornas se estaban cambiando a recortar la diferencia: las diversas encuestas concedían una distancia de 6-4 puntos con victoria socialista. Hoy la distancia se sitúa en 3,4 puntos, con participación del 68% del electorado.

Estas elecciones son las más reñidas, más que las de 1993 o 1996 si cabe, de la historia democrática española: con una reducción del peso y fraccionamiento nacionalista y con una ley electoral que favorece a la población rural, luego no todos los votos valen igual, la realidad sociológica de la sociedad puede verse alterada por la mínima. Y el Congreso resultante sería de existencia de dos partidos muy fuertes pero en cambio muy débiles para articular una mayoría: de acuerdo con El Periódico de Andorra un Partido Socialista apoyado solo en los pequeños partidos de izquierda como IU o ERC no llegaría a la mayoría, y con partidos nacionalistas de centroderecha como PNV o CiU podría tener una mayoría exigua y poco fiable. El partido conservador en cambio se vería con un arco parlamentario hostil e igualmente de mayoría débil. Y esa debilidad de ambos partidos sólo desembocaría en elecciones anticipadas.

Tenemos presente el caso del fraccionamiento belga y su ya casi medio año sin gobierno definido, tenemos el caso del fraccionamiento italiano, tenemos el caso de la gran coalición alemana. Jamás, jamás y jamás, como decía Prim sobre los Borbones. Jamás a que toda una labor de gobierno se sostenga en base a los caprichos e intereses territoriales y egoístas de los pequeños partidos, jamás al chantaje de los pequeños partidos, jamás a un gobierno de unión que desintegre la oposición y las izquierdas y derechas. O mayoría firme, o el diluvio.

Y es que ya vemos que es muy clara la reforma de la ley electoral para la garantía de mayorías claras y partidos fuertes. Un PSOE fuerte, un PP fuerte y una IU fuerte, sobre ley electoral más proporcional y el fin del predominio rural sobre el urbano: que todos los votos valgan lo mismo, elevando el número de diputados. Porque un sistema mayoritario es una trampa del predominio de una minoría (Reino Unido, Francia), y porque un fraccionamiento atroz es igualmente el predominio de la minoría (Italia, Bélgica).

Y si el sistema se degrada, pues es quizás necesario abordar el serio la reforma del sistema, de arriba abajo: la República.

jueves, 25 de octubre de 2007

Patinazos

Ha sido una semana de verdaderos patinazos: Rajoy y Carod-Rovira.

Carod-Rovira ha demostrado el sinsentido de las pretensiones de independencia, en base a acusar a los españoles de maltratar el idioma catalán, simple y llanamente por el comportamiento de dos ciudadanos, ¡dos ciudadanos! que le sirve para meter en el mismo saco a la mayoría de españoles que respetamos la lengua catalana, amamos Cataluña y deseamos la solidaridad entre españoles. Su planteamiento de acusar a los españoles de no respetar Cataluña no se sostiene, al igual que al quejarse de que el resto de españoles no se preocupen por aprender lengua catalana, pero para entendernos tenemos el castellano, que es lengua oficial y hablaba por más de 400 millones de personas. El catalán es únicamente oficial para Cataluña, Valencia y Baleares. Sería maravilloso que todos los españoles pudiéramos conocer todas las lenguas de España, quizás sea bueno incluso para el desarrollo del cerebro y poder tener mayor capacidad de aprendizaje.

En cuanto a Rajoy, ha causado una gran metedura de pata para su partido, al decir que el cambio climático no es algo demasiado importante (cuando el PP tiene incluso un programa con su alternativa respecto al cambio climático). Y rauda Esperanza Aguirre secundó sus palabras, para luego viendo el ridículo que ha creado desmarcarse diciendo que Rajoy “bromeaba”. Esperanza Aguirre también ha tenido su patinazo, o mejor, su rapapolvo por parte del Rey, al que hay que reconocerle saber poner a la gente en su sitio. Bastantes intereses tendrá Aguirre para defender a Losantos, para defender a una derecha que quiere que la monarquía sea sólo de derechas. En el subconsciente de la derecha permanece aún la idea de la monarquía traidora.

sábado, 7 de julio de 2007

Historia de los partidos de izquierdas, progresistas y socialistas (2) - ESQUERRA REPUBLICANA DE CATALUNYA


(Fuente: Wikipedia)



Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), se fundó en marzo de 1931 como unión de los partidos Partit Republicà Català de Lluìs Companys, Estat Català de Francesc Macià y el grupo L'Opiniò de Joan Lluhí. Su ideología era de izquierdas, republicana, laica y a caballo entre el federalismo y la independencia.



Ganó las elecciones municipales en Cataluña de 1931. Macià proclamó la República Catalana de la Federación Ibérica, que acabó siendo cambiado por la negociación con el Gobierno republicano por la autonomía, plasmado en el Estatuto de Núria de 1932, y presidido por Macià hasta su muerte en 1933 y posteriormente por Companys hasta la derrota republicana en la Guerra Civil.



En las elecciones a Cortes republicanas constituyentes ERC logró la victoria en Cataluña con 31 diputados frente a poco menos que ni una decena de diputados de la Lliga Regionalista Catalana. ERC participó en los gobiernos de centro-izquierda del Bienio progresista y del Frente Popular. En las elecciones de 1933 consiguió 18 diputados frente a 24 de la Lliga. En 1934 por la tensión social y el miedo de perder la democracia por la entrada de la CEDA en el gobierno republicano llevó a la revolución de Asturias y aprovechando la situación Lluís Companys proclamó el Estado Catalán en la República Federal Española. El gobierno recuperó la situación por vía militar y suspendió la autonomía catalana y encarceló al gobierno catalán.


En 1936 ERC se unió al resto de partidos españoles de izquierda desde la izquierda liberal hasta los anarquistas para formar el Frente Popular, que ganó las elecciones y ERC consiguió 36 diputados en las Cortes y entró en el gobierno republicano, que excarceló a los presos políticos y al gobierno catalán y devolvió la autonomía.


En la Guerra Civil el gobierno catalán perdió el control frente a los partidos comunistas y los anarquistas, y nada pudo hacer frente a los anarquistas que emprendieron la revolución social y el enfrentamiento PCE-POUM. ERC siguió participando en los gobiernos republicanos.



Con la derrota republicana muchos dirigentes y militantes se exiliaron, otros fueron duramente reprimidos. De 70.000 militantes la mitad huyeron y un cuarto murieron en la guerra, en la cárcel o fueron hechos prisioneros. La Gestapo detuvo a Companys y lo entregó al gobierno franquista, y fusilado en 1940 en Montjuic. El gobierno catalán permaneció exiliado en Francia. ERC ayudó a la resistencia francesa.



En 1945 Josep Tarradellas fue elegido secretario general del partido y en 1954 presidente de ERC y en 1959 de la Generalitat en el exilio. En los 50 ERC se integra en el Consejo de la Democracia Catalana y el Consejo de Fuerzas Democráticas.



Al fin de la dictadura y el inicio de la transición ERC por ser partido republicano no fue legalizado y tuvo que presentarse en las elecciones a Cortes Constituyentes de 1977 en una coalición de izquierdas catalanista "Esquerra de Catalunya-Front Electoral Democràtic", encabezado por el secretario general de ERC Heribert Barrera. Obtuvo 143.945 votos, el 4,72% de Cataluña, y un escaño. La Generalitat fue restituida por Adolfo Suárez en septiembre de 1977 como gobierno autonómico y Josep Tarradellas pudo volver como presidente catalán. Los parlamentarios catalanes participaron en el nuevo Estatuto catalán, sometido a referéndum en 1979 y ERC pidió el sí. En cambio en la Constitución Española pidió el No por no recoger la autodeterminación y la República. En las siguientes elecciones generales ERC obtiene 123.452 votos y un escaño con Heribert Barrera.


Tras las elecciones de 1984 de Cataluña permanece como fuerza minoritaria, perdiendo el escaño en el Congreso y la voz del nacionalismo catalán en favor de Convergència i Uniò. Vivió la escisión del Partit de la Independència hasta llegar a la dirección de Carod-Rovira, que en 2003 llevó a ERC a la condición nuevamente de tercera fuerza política con el 16,5% de votos y 23 diputados, y su entrada en un gobierno catalán de izquierdas bajo presidencia socialista y también junto a Iniciativa per Catalunya-Verds. En el referendum por el nuevo estatuto pidió el No y por ello fueron expulsados del Gobierno catalán. En 2006 perdió dos puntos y dos diputados en el parlamento catalán. En la legislatura nacional 2004-2008 tiene 8 diputados y era uno de los partidos que apoyaban al Gobierno, en minoría.



La historia de este partido ha sido contradictoria y muchas veces tergiversada por el odio y las malas prácticas históricas. Federalista en la República, puesto que nunca defendió una Cataluña fuera de la entidad española; e independentista en la democracia actual, y desde los principios democráticos. Eso no ha sido excusa para que fuera parte de los demonios de la derecha: terrorismo, separatismo, comunismo, socialismo y pacifismo, que tan hipócritamente intentan meter en el mismo saco. Y esa práctica ha sido su ascenso en 2003 de ser fuerza marginal a ser tercera fuerza política, todo basado en una estrategia: el exterminio que el PP desea para el socialismo español. Más hipócrita queda la derecha cuando reclama que el PSOE permanezca a su lado bajo un supuesto constitucionalismo, que es simple y llanamente como si un cordero permaneciera al lado del lobo.


Y Esquerra no lo ha puesto fácil, puesto que prefiere traicionar los principios de la izquierda para la construcción de una supuesta nación catalana y un Estado catalán basado en el egoísmo respecto a otros pueblos españoles. Esquerra ha demostrado que no tenía madurez para el gobierno ni sabe mantener los principios de la izquierda. Corresponde al PSC y a Iniciativa recuperar ese espacio de izquierda y no renunciar a las políticas de izquierda frente a cualquier "construcción nacional" egoísta.


Es razonable que ERC recupere la madurez y esté a la altura de gente como Tarradellas.






"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

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Bienvenidos al Árbol Socialdemócrata, un sencillo blog que pretende dar su pequeña aportación a los ideales del socialismo democrático y de la libertad.

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En nuestros conflictos políticos, la República tiene que ser una solución de término medio, transaccional y la válvula de seguridad contra sus desaciertos es el sufragio universal. Lo que se pierde en unas elecciones, puede recuperarse en otras. Nada duradero se funda sobre la desesperación y la violencia. La República no puede fundarse sobre ningún extremismo. Por el solo hecho de ser extremismo, tendría en contra a las cuatro quintas partes del país.

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