El Periódico de Andorra, que no le afecta la legislación electoral española, ha decidido publicar día a día hasta la víspera electoral sondeos sobre la intención de voto a las elecciones generales. Por encima de todo, yo no veo ningún problema en eliminar de la ley la prohibición de los sondeos electorales la última semana de campaña. En la nueva era del siglo XXI, del fenómeno de Internet y de la información masiva las influencias que están sobre la sociedad son muy grandes.
Según El Periódico de Andorra en http://elecciones.elperiodicdandorra.net/ ayer mismo la distancia entre los dos grandes partidos se situaba a 2,5 puntos, luego las tornas se estaban cambiando a recortar la diferencia: las diversas encuestas concedían una distancia de 6-4 puntos con victoria socialista. Hoy la distancia se sitúa en 3,4 puntos, con participación del 68% del electorado.
Estas elecciones son las más reñidas, más que las de 1993 o 1996 si cabe, de la historia democrática española: con una reducción del peso y fraccionamiento nacionalista y con una ley electoral que favorece a la población rural, luego no todos los votos valen igual, la realidad sociológica de la sociedad puede verse alterada por la mínima. Y el Congreso resultante sería de existencia de dos partidos muy fuertes pero en cambio muy débiles para articular una mayoría: de acuerdo con El Periódico de Andorra un Partido Socialista apoyado solo en los pequeños partidos de izquierda como IU o ERC no llegaría a la mayoría, y con partidos nacionalistas de centroderecha como PNV o CiU podría tener una mayoría exigua y poco fiable. El partido conservador en cambio se vería con un arco parlamentario hostil e igualmente de mayoría débil. Y esa debilidad de ambos partidos sólo desembocaría en elecciones anticipadas.
Tenemos presente el caso del fraccionamiento belga y su ya casi medio año sin gobierno definido, tenemos el caso del fraccionamiento italiano, tenemos el caso de la gran coalición alemana. Jamás, jamás y jamás, como decía Prim sobre los Borbones. Jamás a que toda una labor de gobierno se sostenga en base a los caprichos e intereses territoriales y egoístas de los pequeños partidos, jamás al chantaje de los pequeños partidos, jamás a un gobierno de unión que desintegre la oposición y las izquierdas y derechas. O mayoría firme, o el diluvio.
Y es que ya vemos que es muy clara la reforma de la ley electoral para la garantía de mayorías claras y partidos fuertes. Un PSOE fuerte, un PP fuerte y una IU fuerte, sobre ley electoral más proporcional y el fin del predominio rural sobre el urbano: que todos los votos valgan lo mismo, elevando el número de diputados. Porque un sistema mayoritario es una trampa del predominio de una minoría (Reino Unido, Francia), y porque un fraccionamiento atroz es igualmente el predominio de la minoría (Italia, Bélgica).
Y si el sistema se degrada, pues es quizás necesario abordar el serio la reforma del sistema, de arriba abajo: la República.
Según El Periódico de Andorra en http://elecciones.elperiodicdandorra.net/ ayer mismo la distancia entre los dos grandes partidos se situaba a 2,5 puntos, luego las tornas se estaban cambiando a recortar la diferencia: las diversas encuestas concedían una distancia de 6-4 puntos con victoria socialista. Hoy la distancia se sitúa en 3,4 puntos, con participación del 68% del electorado.
Estas elecciones son las más reñidas, más que las de 1993 o 1996 si cabe, de la historia democrática española: con una reducción del peso y fraccionamiento nacionalista y con una ley electoral que favorece a la población rural, luego no todos los votos valen igual, la realidad sociológica de la sociedad puede verse alterada por la mínima. Y el Congreso resultante sería de existencia de dos partidos muy fuertes pero en cambio muy débiles para articular una mayoría: de acuerdo con El Periódico de Andorra un Partido Socialista apoyado solo en los pequeños partidos de izquierda como IU o ERC no llegaría a la mayoría, y con partidos nacionalistas de centroderecha como PNV o CiU podría tener una mayoría exigua y poco fiable. El partido conservador en cambio se vería con un arco parlamentario hostil e igualmente de mayoría débil. Y esa debilidad de ambos partidos sólo desembocaría en elecciones anticipadas.
Tenemos presente el caso del fraccionamiento belga y su ya casi medio año sin gobierno definido, tenemos el caso del fraccionamiento italiano, tenemos el caso de la gran coalición alemana. Jamás, jamás y jamás, como decía Prim sobre los Borbones. Jamás a que toda una labor de gobierno se sostenga en base a los caprichos e intereses territoriales y egoístas de los pequeños partidos, jamás al chantaje de los pequeños partidos, jamás a un gobierno de unión que desintegre la oposición y las izquierdas y derechas. O mayoría firme, o el diluvio.
Y es que ya vemos que es muy clara la reforma de la ley electoral para la garantía de mayorías claras y partidos fuertes. Un PSOE fuerte, un PP fuerte y una IU fuerte, sobre ley electoral más proporcional y el fin del predominio rural sobre el urbano: que todos los votos valgan lo mismo, elevando el número de diputados. Porque un sistema mayoritario es una trampa del predominio de una minoría (Reino Unido, Francia), y porque un fraccionamiento atroz es igualmente el predominio de la minoría (Italia, Bélgica).
Y si el sistema se degrada, pues es quizás necesario abordar el serio la reforma del sistema, de arriba abajo: la República.
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