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martes, 21 de junio de 2011

Las otras guerras y conflictos existentes (y II)


-Insurgencia en el noreste de India: iniciada en 1964 y con un balance de 25.000 muertos, este conflicto es, en realidad, varios conflictos entre la Unión India y diversos grupos armados que reclaman desde mayor autonomía a la independencia total de sus regiones. También se aduce la marginación política que sufren desde el gobierno central a las diferencias étnicas existentes, así como conflictos territoriales entre las diversas regiones. Actualmente, las tensiones se han reducido por las políticas del gobierno indio por el desarrollo de la zona, pero aún permanecen activas algunos de los grupos armados en Assam, Manipur, Nagaland y Tripura.

-Insurgencia en las Filipinas: a finales de los años 60, un grupo del Partido Comunista filipino organizó un ejército guerrillero, el Nuevo Ejército del Pueblo, que prosigue su actividad desde la isla de Luzón, aunque con menor impulso tras la revisión de la estrategia contrainsurgente bajo la presidencia de Corazón Aquino. Igualmente, desde la década de los 60 operan en otras islas guerrillas islamistas separatistas. La Operación Libertad Duradera actuó en Filipinas contra esta guerrilla islamista, aunque actualmente se ha cambiado la estrategia por el diálogo entre el gobierno y las guerrillas comunista e islamista. En total, desde sus inicios las guerrillas se han cobrado la vida de más de cien mil personas.

-Conflicto kurdo en Turquía: desde finales de los años 70, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), comunista, y junto a otras organizaciones revolucionarias y separatistas kurdas mantiene un largo conflicto, con 45.000 víctimas, contra el Estado turco por la independencia de los kurdos de Turquía por la histórica marginación social y política que han venido sufriendo hasta hace bien poco. El PKK, considerado una organización terrorista, se vale del Kurdistán iraquí como base de operaciones contra Turquía. Igualmente, aparte de típicas acciones guerrilleras en el sudeste de Turquía, se han empleado atentados en el oeste del país. Actualmente la marginación de los kurdos en Turquía está reduciéndose, se permite la enseñanza del kurdo y la emisión de canales de televisión en ese idioma y el parlamento cuenta con diputados pro kurdos, si bien el anterior partido pro kurdo, el Partido de Sociedad Democrática fue ilegalizado, acusado de complicidad con el PKK y sustituido por el Partido de la Paz y la Democracia.

-Insurgencia del Ejército de Resistencia del Señor: esta guerrilla de inspiración cristiana inició su lucha en 1987 en el norte de Uganda, aunque actualmente ha ampliado su zona de ataques a Sudán del Sur, a la República Democrática del Congo y a la República Centroafricana. El ERS busca crear una república teocrática cristiana en Uganda y castigar a la etnia acholi, empleando a miles de niños como soldados y esclavos sexuales y, en lo que va de conflicto, ha causado 12.000 muertes directas y más de dos millones de desplazados.

-Conflicto de Cachemira: el conflicto estalló en 1947 tras la independencia y partición de la colonia británica de la India entre Pakistán y la Unión India. La región estaba gobernada por hindúes pero poblada mayoritariamente por musulmanes, y tanto un país como el otro reclaman que el territorio les pertenece, apoyando a diversos grupos terroristas y guerrilleros que se han cobrado la vida de entre 60.000 y 100.000 personas.

-Conflicto de Casamance en Senegal: considerado como una guerra civil de bajo nivel desde 1990 entre el Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamance y Senegal por la independencia de la región de Casamance, de mayoría jola. Los alto el fuego no dieron resultados a finales de los 90 el movimiento independentista se dividió en dos y comenzó a luchar entre sí, manteniendo los enfrentamientos con el ejército senegalés. El conflicto ya ha provocado la muerte de unas mil personas.

-Insurgencia en el Magreb: tras el final de la guerra civil argelina, del régimen autoritario contra el islamismo, desde 2002 varios grupos guerrilleros y terroristas, como los salafistas o Al Qaeda del Magreb Islámico han llevado a cabo ataques, secuestros y otras acciones en Argelia, Mauritania, Marruecos y Mali, no solo contra sus respectivos Estados o civiles, sino también contra extranjeros -turistas y activistas-, cuyos secuestros provocaron la atención de los medios de comunicación.

-Conflicto en el delta del Níger: el delta del río Níger, en Nigeria, es objeto de frecuentes luchas desde 2004 entre el Estado y los grupos separatistas del Movimiento para la Emancipación y las Fuerzas Voluntarias Populares, de las etnias ogoni e ijaw, por el control de los pozos petrolíferos y justificándolo por la pobreza y la corrupción de la región y el país. Hasta ahora, el conflicto arroja un balance de unos 4.000-5.000 muertos.

-Conflicto de Baluchistán: los insurgentes baluchis luchan contra Irán y Pakistán por la independencia de esta región controlada por los dos Estados. El conflicto ha conocido diversas fases de tranquilidad y lucha desde 1948; el actual período de enfrentamientos surge en 2004, con 7.000 muertos desde entonces. En la zona también han colaborado diversos actores, como los talibanes, o incluso Estados Unidos e Irak para desgastar a Irán.

-Conflicto Irán-kurdos: el Partido por la Vida Libre de Kurdistán (PJAK), al que algunos ven relación con el PKK, pero también con Estados Unidos, sostiene un débil enfrentamiento contra el régimen teocrático iraní por la libertad del Kurdistán de Irán, no necesariamente la independencia, sino bajo un régimen federal y democrático donde se reconozcan los derechos de las otras minorías nacionales que viven en Irán. Las acciones del PJAK se han limitado a la teoría de la acción-represión-acción, al asesinato de miembros de fuerzas de seguridad iraníes en venganza por muertes de kurdos iraníes o en el derribo de helicópteros y pequeños ataques a soldados iraníes. En total, el conflicto lleva unas trescientas muertes desde 2004.

-Insurgencia del sur de Tailandia: desde 2004 la violencia en las provincias más al sur de Tailandia ha aumentado. Los grupos insurgentes, acusados de terrorismo y de vínculos con Al Qaeda y con las guerrillas islamistas de Filipinas, justifican sus actos como respuesta a la falta de representación de los musulmanes en la política tailandesa, así como la pobreza de la zona. Las acciones de los insurgentes, que tienen entre 500 y 15.000 efectivos según las fuentes, se basan en ataques de bombas contra ciudades y edificios oficiales y llevan ya 7.000 muertos.

-Cuarta guerra civil de Chad: mantiene la estela de conflictos anteriores entre árabes musulmanes del norte y africanos cristianos del sur, la lucha por el poder y la tierra, ocultos tras la lucha contra Sudán como excusa para el enfrentamiento entre los diversos grupos sociales rivales. Las nuevas negociaciones, lideradas por las Naciones Unidas y la ayuda humanitaria de Canadá, permitieron el "fin" del conflicto en 2010, a la espera de nuevas elecciones para normalizar la situación. Desde 2005 hasta 2010, ha habido más de mil muertos.

-Insurgencia en el norte del Cáucaso: pese al fin oficial del conflicto de Chechenia y tras las acciones bélicas contra Georgia, la región sigue siendo inestable, con la actividad guerrillera de grupos islamistas en las repúblicas de Chechenia, Daguestán, Ingusetia y Kabardino-Balkaria, concentradas en acciones terroristas de ataques a edificios oficiales, medios de transporte, etcétera, con un balance de 900 muertos. Reclaman la independencia de esas regiones bajo regímenes islamistas, o luchando entre sí, sosteniendo diversas interpretaciones islámicas como el salafismo o el sufismo, mientras el régimen de Putin mantiene el control de la región por el ejército y las violaciones de los derechos humanos en los diversos bandos.

martes, 29 de marzo de 2011

Las otras guerras y conflictos existentes (I)


Una de las muchas críticas a la intervención internacional en la guerra civil libia es la constatación de que este conflicto no es ni el único ni el más sangriento que sufre la humanidad. ¿Por qué no se interviene en el resto de conflictos?, se preguntan con ironía muchos de los contrarios a la intervención en Libia. La comunidad internacional en general, y las potencias occidentales en particular, quedan en evidencia ante el mutismo por otros conflictos que dejan millones de muertos. Los casos, por supuesto, difícilmente pueden ser comparables con el caso libio. En muchos casos, los conflictos existentes suelen ser el reflejo de graves problemas internos que sus países no han sabido, no han querido o no les han dejado resolver. Sus características son variadas: pueden durar desde décadas a pocos meses o años, o su intensidad, de mayor a menor intermitencia.

Voy a hacer una breve síntesis de los actuales conflictos. No debemos caer en el simplismo al que nos acostumbran los medios informativos, ni siquiera la de los partidos que reclaman con orgullo el patrimonio del pacifismo o la defensa de "los pueblos", puesto que tanto manipulan uno como otro desvirtuando la realidad de esos conflictos como manteniendo un silencio absoluto, en ocasiones incómodo para ellos y los intereses que tienen detrás.

- Insurgencia naxalita-maoísta (India): surgida alrededor de 1967 por la guerrilla del Partido Comunista de la India (marxista-leninista)-guerra popular. La situación se ha quedado estancada: la guerrilla se refugia en zonas boscosas, atacando a la policía y reclamando cambios sociopolíticos para acabar con el sistema de castas, reparto de la tierra y emancipación femenina. Han muerto alrededor de 10.000 personas en el conflicto, y según la BBC, el año pasado la guerrilla pidió un alto el fuego para iniciar negociaciones.

- Guerra civil afgana: empezó en 1978 con la toma del poder por parte de su partido comunista, comenzando un largo proceso bélico donde han participado los soviéticos en su famosa invasión de 1979, creando su Vietnam, las insurgencias muyahidin y talibán y finalmente la intervención de la OTAN en 2001. A día de hoy, el Estado afgano es muy débil, apenas controla poco más de la región de la capital, Kabul, estando el resto controlado por señores de la guerra y las distintas divisiones militares de la OTAN, con un balance de muertos muy variados según las fuentes, que van desde 600.000 a los 2 millones de muertos.

-Guerra civil somalí: la situación de Somalia se deterioró a mediados de los 80, con insurrecciones contra la dictadura de entonces y la posterior reacción para reinstalar en el poder al tirano derrocado. Desde entonces, el poder político somalí se resquebrajó, configurando a Somalia como Estado fallido según las listas de Fund for Peace y Foreign Policy. De la desintegración del poder central han quedado varios poderes locales: el gobierno reconocido por la comunidad internacional, que controla poco más de la capital y algunas regiones dispersas, la guerrilla islamista y las regiones independientes de facto de Somalilandia y Puntlandia. El balance de muertos también es variable, de 300.000 a 400.000.

-Guerra en Waziristán (noroeste de Pakistán): las derivaciones de la guerra civil afgana se trasladaron a esta región pakistaní, con una importante presencia de la etnia pastún, base de los talibanes. Parte de los combatientes talibán de Afganistán cruzaron la frontera, los Tehrik-i-Taliban Pakistan, y junto a células de Al-Qaeda, a otros movimientos islamistas como Thereek-e-Nafaz-e-Shariat-e-Mohammadi y los talibanes pakistaníes de Lashkar-e-Islam han llevado a cabo diversos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y el ejército de Pakistán. También han realizado diversos atentados contra la minoría cristiana, mezquitas sufíes y a cualquiera que realice críticas en contra de la Ley contra la blasfemia, como el asesinato acaecido hace un mes del ministro de minorías pakistaní, el cristiano Shahbaz Bhatti. Los enfrentamientos, iniciados desde 2004, han supuesto unos 30.000 muertos, la pérdida del control estatal de la zona tribal y el peligro de desestabilización del régimen pakistaní, con la caída de Musharraf en 2008, el asesinato de Benazir Butto el año anterior y las luchas políticas entre el Partido Popular de los Butto y la Liga Musulmana de Nawaz Sharif.

-Insurgencias chíi y del sur de Yemen: estas son dos insurgencias muy distintas. Primero, tenemos que tener en cuenta el contexto de Yemen, un país suní reunificado en 1990 con Saleh como presidente, con ambición de hacer vitalicio su mandato presidencial (las actuales revueltas parecen haber truncado su plan), provocando la desafección de parte de las tribus yemeníes y de las antiguas élites del sur, marginadas del país unificado, además de la minoría chií zaidí del norte. El conflicto con los chiíes comenzó en 2004, con varias campañas de guerrilla y tierra quemada por parte de los rebeldes a lo largo de estos años, incluidas incursiones dentro de Arabia Saudí, a la que acusan de connivencia con el régimen de Saleh; a su vez, el presidente yemení acusó a Irán de estar detrás de los rebeldes chiíes. La insurgencia del sur comenzó en 2009, con intención de volver a separar el sur del resto del país, pero esta vez la rebelión está capitaneada por islamistas, acusados de colaborar con Al-Qaeda. En ambos casos, el gobierno de Saleh recibió ayuda de Estados Unidos para bombardear las zonas rebeldes, según los cables filtrados por Wikileaks. La cifra de muertos se eleva a entre 12.000 y 16.000 muertos, según las fuentes, aunque la cifra de desplazados es de unas 175.000 personas.

-Guerra contra el narcotráfico en México: tras ser elegido presidente de México en 2006, Felipe Calderón inició una serie de operaciones federales contra los cárteles de la droga. En amplias zonas del país los cárteles se habían convertido en la única autoridad y monopolizaban el tráfico de drogas a los Estados Unidos. Para luchar contra ellos, Calderón ha militarizado parte del territorio federal y ha usado al ejército y a la policía, levantando bastantes críticas: falta de preparación de los cuerpos de seguridad para estas operaciones, no atacar las redes de financiación de la droga y no llevar a cabo campañas de concienciación sobre el consumo de drogas. En ello sin duda se revela la corrupción que afecta al Estado mexicano, y al miedo generalizado por los cárteles: las mafias han realizado diversos ataques para amedrentar a la población civil, así como el asesinato de periodistas, políticos y policías. Las cifras de muertos, también variables, van desde 28.000 a 300.000 muertos.

-Conflicto nómada de Sudán: este conflicto, iniciado en 2009, tiene su origen en la guerra de Darfur. Se enfrentan los clanes nómadas de los Messiria y los Rizeigat por el control de los recursos -escasos- de zonas de pastoreo, ganado y agua, en la región de Kordofan del Sur. El número de muertos -de 2.500 a 3.500- no es nada comparado con el de desplazados, 350.000.

-Segunda guerra civil de Costa de Marfil: el conflicto estalló al no reconocer el presidente saliente, Laurent Gbagbo, su derrota en las elecciones presidenciales de octubre/noviembre de 2010. Gbagbo se negó a traspasar el poder al presidente electo, Alassane Ouattara, pese a las presiones internacionales. A los pocos días de finalizar la segunda vuelta electoral, comenzaron enfrentamientos entre partidarios de Ouattara y fuerzas militares y paramilitares de Gbagbo. Hay que entender la situación de la que partía Costa de Marfil: entre 2002 y 2004 se libró la primera guerra civil entre los musulmanes del norte y los cristianos del sur, con intervención de la ONU con tropas de la antigua metrópoli colonial, Francia. Los resultados electorales de 2010 reflejan la división de la guerra civil: Ouattara recibe el apoyo de los musulmanes y Gbagbo de los cristianos. Las milicias musulmanas volvieron a tomar las armas para poner en el poder al presidente electo y comenzaron a tomar ciudades desde febrero de 2011, denunciando la existencia de matanzas y fosas comunes en las ciudades tomadas, culpando a las fuerzas de Gbagbo, aunque la ONU acusa a las fuerzas de Ouattara de estar detrás de muchas de las muertes. Francia decidió intervenir de nuevo en el país, exigiendo al presidente derrotado la entrega del poder y la celebración de negociaciones entre los dos bandos, que a día de hoy resultan infructuosas. 100.000 se han visto obligadas a desplazarse para huir de los conflictos y alrededor de 1.500 personas han muerto, aunque las cifras podrían ser mayores.

-Conflicto interno de Birmania: los problemas internos de Birmania comienzan desde su independencia en 1948. Los comunistas se rebelaron contra el nuevo gobierno, buscando el apoyo de la amplia capa campesina del país. Los cristianos de Karen (hoy Kayin), se alzaron en armas por la autonomía de la región. La situación empeoró para las de minorías (religiosas, como cristianos o musulmanes; o nacionales, como chinos, , kayin, tailandeses...) al imponerse el budismo como religión oficial. El levantamiento de 1988 y las elecciones libres de 1990 fueron acalladas por la Junta militar birmana, convirtiendo al Estado socialista en una simple dictadura militar, negándose los militares a ceder el poder a la oposición civil de Aung San Suu Kyi. En 2007 ocurrió otro levantamiento, que en muchos aspecto reproducía el de 1988: monjes y estudiantes comenzaron a manifestarse en Rangún, protestando por el aumento de los precios, trasladándose las protestas a más de veinte ciudades del país. Los militares arrestaron a los monjes manifestantes y dispersarón a los civiles con gases lacrimógenos, pese a que algunos soldados se negaron a disparar contra la población. La comunidad internacional no pudo dar una respuesta conjunta: los requerimientos de la ONU de proteger a la población no surtieron efecto por el apoyo público de Rusia y China a la junta birmana.

-Conflito israelo-palestino: desde los años 20 y 30 del siglo XX existían pequeños conflictos entre la comunidad judía y la árabe de Palestina, cada vez más violentos a medida de que surgía la posibilidad de la creación de Israel. Con su creación en 1948, entró en guerra con sus países árabes vecinos en 1948, en 1956 (guerra de Suez), 1967 (guerra de los seís días), 1973 (guerra de Yom Kippur), 1982 (I guerra del Líbano) y 2006 (II guerra del Líbano), además de las dos intifadas con los palestinos. Aparte de los conflictos bélicos clásicos, Israel mantiene a la franja de Gaza bajo bloqueo económico y militar, con bombardeos y acciones bélicas con las milicias de Hamás de Gaza, y ocupa Cisjordania y la zona este de Jerusalén, expulsando a palestinos de sus casas y estableciendo colonias israelíes, además de mantener el muro de Cisjordania, aislando a las ciudades palestina y controlando todos los movimientos de la población. Las diversas negociaciones han fracaso, incapaces de llegar a un acuerdo sobre el reconocimiento de Israel, la existencia de dos Estados o qué fronteras considerar. Las cifras de muertos, diversas, pueden llegar a más de 120.000.

-Conflicto armado de Colombia: el conflicto surgió a mediados de la década de 1960 como plasmación de la política del Frente Nacional y de la imposibilidad de participación política de otros sectores sociales. Las guerrillas de las FARC, ELN, M-19 y EPL y otros pequeños grupos iniciaron acciones contra el Estado, llegando a controlar regiones enteras, sobre todo del interior del país. El Estado colombiano reaccionó, primero, en los años 70, como otros países de su entorno respecto a la guerrilla y el terrorismo, con la guerra sucia, detenciones y torturas, y posteriormente, desde los años 80, con de negociaciones para reinsertar a los grupos en la vida política del país, que tuvo éxito con el M-19. Al conflicto político se le unió el problema de la droga, con enfrentamientos con las mafias de la droga primero, (y la formación de la organización paramilitar AUC) y con el uso del narcotráfico para la financiación de la guerrilla, después. La violencia ha convertido a Colombia en uno de los países más inseguros, aunque se han hecho verdaderos progresos en ese aspecto; sin embargo, alrededor de 200.000 personas han perdido la vida y siguen cometiéndose secuestros y asesinatos tanto de ciudadanos anónimos como de personalidades del país, además de evidenciarse lazos entre el gobierno, el narcotráfico y las bandas paramilitares.

jueves, 28 de octubre de 2010

Kirchner marcó una época


"Kirchner marcó una época". Así titula en portada Clarín, principal diario de la República Argentina (y alejado en intereses e ideología con el peronismo gobernante) la muerte del ex presidente Néstor Kirchner.

Su muerte ha cogido a todos por sorpresa. Tan pronto como se supo la noticia se pusieron en marcha tanto los periódicos para los acostumbrados obituarios, comentarios de expertos... como los políticos argentinos a especular qué sucederá ahora.

La historia reciente argentina no puede explicarse sin el peronismo. No es un movimiento social al uso ni un partido político corriente. Es algo más. La historia del peronismo es muy recurrente y repleta de figuras y modelos que ahora todos usamos para analizar qué está pasando.

Hay quienes comparan la figura de Néstor Kirchner con la de Juan Domingo Perón o Carlos Menem, amados y odiados a partes casi iguales por la sociedad argentina. Motivos no les faltan. En su presidencia, Kirchner tuvo que enfrentarse a la penosa situación económica precedente, caracterizada por el corralito, la falta de confianza en la clase política y el deterioro del nivel de vida. Hasta la crisis económica mundial, la economía ha crecido con fuerza y las clases más desfavorecidas, la base del peronismo kirchnerista, han visto mejorar sus condiciones de vida. Kirchner había conseguido una legitimidad carismática que en su momento sólo han tenido Perón y Evita. Incluso en la presidencia de su mujer, Cristina Fernández de Kirchner, su sombra tras el poder ha sido alargada, preparando su vuelta a la primera magistratura de la nación argentina.

Igualmente, Cristina Fernández también es comparada con otras dos figuras importantes del peronismo: Eva Duarte de Perón, Evita, y María Estela Martínez de Perón, Isabelita. La comparación no se ha hecho a la ligera: sin el soporte de su marido, Cristina debe demostrar la fortaleza de su posición en el gobierno y en el peronismo, si será la Evita fuerte del golpe del 45 o la Isabelita de la guerra sucia e incapaz frente al caos social, político y económico de los años 70.

La supuesta imagen de una Cristina Fernández débil y aislada sin la influencia de su marido no deja de tener cierta carga machista y de subestimar su figura política. No hay que olvidar que en los comienzos de los Kirchner en los cargos públicos Cristina ocupó puestos más elevados que su marido, siendo legisladora provincial de Santa Cruz entre 1987 y 1995, y diputada y senadora nacional entre 1995 y 2007. Por su parte, Néstor Kirchner fue intendente de Río Gallegos de 1987 a 1991 y gobernador de Santa Cruz de 1991 a 2003.

¡Fuerza, Cristina!, animan los simpatizantes peronistas. Los problemas a los que ahora se enfrenta Cristina Fernández en solitario son ya conocidos: pérdida de la mayoría en la Cámara de Diputados, conflictos con la CGT (el sindicato peronista), conflictos con la prensa por la controvertida Ley de Radiodifusión, conflictos con la patronal agropecuaria, deterioro de la situación económica... con o sin su marido, estos problemas requieren de mucho diálogo, negociación y compromisos. Sin duda, muchos políticos ambiciosos querrán sacar rédito electoral para desgastar a la presidenta argentina en beneficio propio.

¿Qué sucederá? Aún es pronto para saberlo. Se concretarán alianzas para el futuro, puede que Cristina vea reforzada una imagen de mujer luchadora contra la adversidad, puede que sin la legitimidad carismática de su marido pierda apoyos... La movilización de las bases peronistas será fundamental en el futuro, la mismo que la continuación de la campaña de la prensa en contra de la actual administración para la oposición. La oposición no es un bloque homogéneo (formada por radicales, peronistas disidentes y pequeños grupos de izquierda y derecha) que no puede sobrevivir a base de ser anti-Kirchner. A día de hoy, no hay en Argentina una alternativa única al peronismo kirchnerista. Quizás así sobreviva unos años más. Quizás mañana todo sea distinto. El tiempo lo dirá.

martes, 11 de mayo de 2010

Elogio del optimismo



Hace muchos días que llevo reflexionando que, si me pongo a ver todas las entradas que he escrito (demasiadas, tanto como para olvidarme muchas veces de qué he escrito), la mayoría pueden dar sensaciones negativas de la realidad, de la actualidad, de muchas cosas. Básicamente, las entradas donde transmito algo netamente positivo son reducidas.


¿Podría ser de otra manera? Si me pongo a pensar, ¿hay razones para ser optimista o transmitir algo optimista? Si pasamos, aunque sea levemente, por encima del mundo y observamos su desarrollo desde que tenemos consciencia, podríamos irnos a dormir con mal cuerpo. Bastan pocos hechos: en la época donde se producen más alimentos que nunca, el Proyecto Hambre de la ONU estima que 24.000 personas mueren al día por hambre y la FAO que hubo 1.020 millones de personas desnutridas en 2009. Frente a este hecho está la inacción de los gobiernos del planeta, la corrupción de las élites dirigentes o la ceguera de aquellos de mente cerrada que no ven más allá de sus fronteras.


El hambre es sólo un ejemplo, pero también existe la falta de libertad, la violencia de las guerras desatadas por el control de recursos económicos (qué otro tipo de guerra puede existir acaso), la censura, la manipulación informativa, la crisis económica, el desempleo, la pobreza, la riqueza excesiva, la enfermedad, la desigualdad… el mundo del nuevo milenio sigue caminando hacia la pesadilla. Hay una cosa que no puedo soportar: el sufrimiento en un niño. La peor desgracia es que todo lo anterior lo sufran los niños.


Quería ser algo optimista, y sólo acabo mostrando la realidad, y la realidad me impide ser optimista. Quizás para el futuro inmediato.


Me he preguntado si soy un pesimista antropológico, lo mismo que hay optimistas antropológicos. Me gusta definirme como un optimista informado. Me gusta analizar las cosas y ver su aspecto más favorable, pero saberlo todo, no obviar ninguna característica. Para mí, es inevitable buscar o ver el lado negativo de las cosas. Prefiero no sólo alabar las cosas positivas, a veces ni mencionarlas, sino criticar las negativas, que son las que tienen que cambiarse.


Ciertamente, los optimistas son más felices, tienen mejor salud, encaran las cosas mucho mejor que otras personas… mi salud es buena, ahora que pienso; otras cosas que vienen con esa felicidad, no lo sé. Por eso mi elogio a los optimistas, pero a los de verdad, los que no sólo ven el lado bueno de las cosas sino que luchar por cambiar y mejorar el otro lado, los que creen que los desafíos del mundo son reversibles, que hay que hacer todo lo posible por cambiarlos.


Soy, o me gustaría ser, optimista. Quiero que la falta de libertad, las guerras, la pobreza… todo lo que he mencionado desaparezca un día, pero que ese día llegue pronto, no debemos dejarlo para mañana.


Puede resultar cínico, estoy aquí escribiéndolo, en mi ordenador, en mi casa, a salvo de toda esa crueldad del mundo. Sólo soy una hormiga en la inmensidad. De momento, mi mejor contribución es mi palabra escrita para que, cuando vosotros, queridos lectores, abráis vuestro ordenador, entréis en Internet y, (con un poco de suerte) leáis este blog y también os convirtáis en optimistas u os reafirméis en vuestro optimismo. En definitiva, para que estas palabras trasciendan las pantallas y todos compartamos, no sólo el ideal de cambiar el mundo, sino las fuerzas para hacerlo hoy. No mañana.


Enlaces de interés:

http://es.wikipedia.org/wiki/Optimismo

http://depsicologia.com/optimismo-un-modo-de-vida/

http://www.fao.org/hunger/hunger-home/es/

http://es.wikipedia.org/wiki/Hambre#Datos_sobre_el_hambre_en_el_mundo

martes, 19 de enero de 2010

… pero no nos olvidemos de Haití


Donde Chile ha triunfado como Estado independiente, democrático y con una estructurada sociedad civil, allí ha fracasado Haití. Pero también ha hecho patente de nuevo el fracaso de la comunidad internacional de Estados, no así de la solidaridad mundial.


El terremoto no sólo ha provocado miles de muertes, miles de afectados, daños en edificios e infraestructuras, sino que ha derrumbado al propio Estado haitiano. En agosto del año pasado enlacé el Índice de Estados fallidos, elaborado por Fondo por la Paz. Haití ocupaba el puesto 12 de Estados fallidos.


La desaparición del Estado ha abierto la veda para el crimen. A los muertos provocados por el terremoto hay que sumarles los provocados por el pillaje y el acaparamiento de suministros. ¿Cuánto es por la desesperación de la gente normal, acosada por la miseria, y cuánto de los elementos más despreciables de la sociedad?


Ni siquiera el terremoto afecta a todos por igual, divide a países desarrollados de países subdesarrollados, a los ricos de los pobres. Los barrios de la clase alta apenas han sufrido daños, y sus miembros dan muestras de solidaridad, lo que les honra. No es comparable el daño que causó el Katrina en Estados Unidos, un país que puede afrontar una reconstrucción, que lo que ha ocurrido en Haití.


¿Y cómo se va a restaurar el orden? ¿Militarizando el país con soldados estadounidenses? No dudo de las buenas intenciones de Obama, sí dudo de las intenciones de otros y cuál es el rédito que quieren obtener de todo esto. Los Estados pueden volver a levantarse, pero también puede todo seguir igual, y que Haití permanezca como el país más pobre de América durante mucho tiempo. La desigualdad social no la crea el orden natural, la crea el hombre robando a sus semejantes. Cambiar las cosas es algo cada vez más apremiante.


La ayuda internacional demuestra la preocupación de la ciudadanía mundial por el sufrimiento de las personas. Que los Gobiernos se peleen por el control de aeropuertos a ver quién gana más, que se desperdicien las ayudas económicas y alimentarias y que los bancos se beneficien por intereses por las donaciones ciudadanas dan una imagen muy negativa a la opinión pública.


La eliminación del terrorismo de escala internacional, que tanto moviliza a los Gobiernos para recortar la libertad, es una necesidad imperiosa, pero también lo es acabar con la pobreza en el mundo, porque de la pobreza vienen derivadas muchas cosas. Terrorismo, dictaduras, corrupción, violación de los derechos humanos… todo ello tiene mucho que ver con la persistencia de la pobreza.


Importante: si desconfías de algunas cuentas de ayuda para Haití, RNE tiene una lista de números seguros de ONGs.

"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

Bienvenidos

Bienvenidos al Árbol Socialdemócrata, un sencillo blog que pretende dar su pequeña aportación a los ideales del socialismo democrático y de la libertad.

Os invito a leerme, no sólo por afinidad, conformidad a lo escrito o discrepancia, sino para que cada uno cree conciencia propia y ajena. Todos tenemos que contribuir a la libertad, ser una nueva ventana a la esperanza por un mundo mejor.

¡Piensa por tí mismo!

"El pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo"

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Manuel Azaña

Manuel Azaña

"Causas de la guerra de España", Manuel Azaña

En nuestros conflictos políticos, la República tiene que ser una solución de término medio, transaccional y la válvula de seguridad contra sus desaciertos es el sufragio universal. Lo que se pierde en unas elecciones, puede recuperarse en otras. Nada duradero se funda sobre la desesperación y la violencia. La República no puede fundarse sobre ningún extremismo. Por el solo hecho de ser extremismo, tendría en contra a las cuatro quintas partes del país.

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