miércoles, 29 de abril de 2009

El pensamiento político de Lenin: Tras la revolución (y IV)


Tras la revolución, el partido recupera todo su valor, se libra del campesinado en su dictadura del proletariado y del campesinado, y los proletarios son sustituidos por el partido. Acaba siendo la dictadura del partido proletario.


El partido bolchevique se acaba por convertir en el único partido legal tras la disolución de la asamblea constituyente, controla el ejecutivo, el legislativo, los Soviets, los sindicatos y establece la policía política. El poder termina de concentrarse en la dictadura de los líderes del partido.


Lenin lo justifica por el problema de la relación entre el partido y los gobernados. Si no hay más interés de clase, los líderes representan al proletariado, independientemente de que el proletariado lo quiera o no, y entonces los líderes representan el interés de los proletarios. Así, el partido dirige el Estado y la industria en lugar de los obreros. A esto Lenin lo llama la democracia proletaria.


Lenin entra en debate con los otros pensadores socialistas. Kautsky, en “La dictadura del proletariado”, califica al modelo soviético como antidemocrático y antisocialista. Para él, el modelo de dictadura proletaria es la Comuna de París. Lenin, en “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”, le acusa de ignorante y de no saber distinguir la democracia burguesa de la obrera, porque cada una responde a los intereses de su clase específica. La consecuencia es que la socialdemocracia se aleja de Lenin porque la dictadura soviética presenta más Estado y más opresión que la dictadura de la burguesía.

martes, 28 de abril de 2009

Cuando la realida deja corta a la ironía

Os dejo un fragmento del programa vasco "Vaya semanita" anterior a las elecciones municipales de 2007. Su humor se mantiene en toda su plenitud cuando se satiriza a los políticos; a veces la realidad deja corta a la ironía...

lunes, 27 de abril de 2009

La visión europea de Mário Soares


Recomiendo encarecidamente la lectura de “La crisis y los socialistas europeos” de Mário Soares, que fue primer ministro y Presidente de la República de Portugal.


En él, Soares reflexiona acerca de la actual crisis económica, comparable a su juicio a la de 1929. Mientras Estados Unidos ya ha puesto en marcha las medidas oportunas en todos los ámbitos para combatir la crisis, Europa no tiene un plan común porque se encuentra gobernada por “figuras del pasado”. Soares ve con mucho pesimismo el resultado de la reunión del G-20 en Londres del 2 de abril, y se resume en una frase que lo dice todo: “La mayoría de los dirigentes europeos, tanto de izquierdas como de derechas, parecen decididos únicamente a cambiar lo menos posible para que todo siga igual”.


Defiende a Obama en sus medidas y cambios profundos, en la sociedad, en el medio ambiente, en la justicia… para iniciar una nueva era en comportamientos y acciones contra la crisis global. Siguiendo la estela de cambios, el Partido de los Socialistas Europeos ha señalado siete condiciones en una Declaración común, señaladas por Soares como “mayores inversiones para salvar a las pequeñas y medianas empresas al borde de la quiebra; más crédito para apoyar de inmediato a los desempleados, cuyo número sigue aumentando; lucha contra la pobreza; auxilio a las familias en dificultades y también a los hogares monoparentales, que corren el riesgo de ahogarse económicamente y de perder sus casas; ayudas a todos los excluidos socialmente, a los emigrantes y a los jóvenes en busca de su primer empleo”.


Soares insta a acabar con los paraísos fiscales y el secreto bancario para llegar a una transparencia en las transacciones comerciales. Para atajar la crisis, múltiple en varios niveles, debe haber una solidaridad entre Estados, un new deal global y la reforma de las instituciones financieras internacionales como el FMI o el Banco Mundial. Todo esto ya está en la Declaración del Partido de los Socialistas Europeos y lo defienden la Confederación Internacional de los Sindicatos. Igualmente, el ex presidente portugués critica a aquellos partidos y dirigentes que no han debatido la Declaración en el seno de los partidos socialistas o que no la han defendido en los foros internacionales.


Por ello, ve como alerta las elecciones europeas, que califica de “decisivas” para el futuro de Europa, donde los electores tiene que percibir que hay que cambiar las líneas políticas. La desgracia es la indiferencia que las elecciones ha suscitado siempre en la ciudadanía, y Soares culpa a los partidos europeos, porque no presentan propuestas convincentes ni muestran voluntad de cambio, y justifica así a los ciudadanos que se abstengan.


Sólo la izquierda puede resolver la crisis porque es la que tiene propuestas concretas y estructuradas, frente a la derecha que ha abandonado la democracia cristiana por la línea del Partido Republicano estadounidense. Soares no defiende a su compatriota, Durão Barroso, como candidato a la presidencia de la Comisión Europea, que es el candidato del Partido Popular Europeo y el anfitrión de la Cumbre de las Azores. Sin citarlos, critica a Gordon Brown, Zapatero y a José Sócrates por apoyar al candidato del PPE. Se pregunta por qué, si por política nacional, acuerdos personales, políticos o si ocurre que las razones ideológicas ya no cuentan. Lo marca como el suicidio del Partido Socialista y su derrota en las elecciones, y arguye a sus antiguas responsabilidades de gobierno y a sus ideales para elevar su protesta. El Partido Socialista Europeo debe presentar su candidato, porque cuenta con gente excelente para esa función, a su entender.


Lo que defiende Soares es la fortaleza del socialismo democrático, mostrando un gran acierto, y muchas cosas se han reflejado en este blog: coordinación internacional, dotar al socialismo de una verdadera voluntad de cambio y profundas internacionales en profundidad. Quizás le falta lo más esencial, quizás está o no entre líneas: el capitalismo ha dejado de valer, hay que dar paso a un nuevo sistema.


En estos momentos cruciales para la Historia, el Partido Socialista Europeo debe estar a la altura, y tener una voluntad decidida al cambio y al liderazgo político. La continuación de Barroso, que ha cumplido cinco años con más sombras que luces es, por imperativo racional, insostenible. A los ciudadanos hay que apelarles a que voten y exijan los cambios necesarios, y para ello hay que darles una opción de cambio real, con toda la fortaleza posible para hacer frente a todos aquellos que tienen mucho interés en que se mantenga el sistema, que son todos aquellos que piensan en el beneficio de los pocos frente a los muchos. Y ese tiempo toca a su fin, y o se hace, o lo que toca a su fin es el raciocinio humano.

domingo, 26 de abril de 2009

Islandia a la izquierda


Las elecciones de ayer han confirmado a la coalición de Gobierno islandés entre socialdemócratas y verdes izquierdistas. En enero, la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir fue nombrada primera ministra para encabezar un Gobierno de transición para ir a elecciones y resolver la crisis política originada por la crisis económica, que ha mostrado su cara más dura en uno de los países más ricos y desarrollados del mundo. La crisis política parece tocar a su fin, con una victoria incontestable de los partidos de izquierda (28,8% para socialdemócratas y 20,9% para el Movimiento de Izquierda Verde) y el derrumbe de los hegemónicos conservadores, con el 22,9%.


La rotunda victoria da una profunda satisfacción, pero no permite dormirse. La izquierda ha obtenido el mandato de ser capaz de sacar a Islandia de la crisis. Hace poco, el deterioro de los partidos clásicos era evidente, con el descrédito de la anterior coalición de conservadores y socialdemócratas y la revelación de casos de corrupción en los grandes partidos. Hasta las encuestas indicaban que el partido izquierdista iba a ser el ganador de las elecciones, cosa que finalmente no ha sido así. El electorado ha dado una segunda oportunidad a la socialdemocracia, en la persona de Jóhanna Sigurdardóttir, que es la que ha sido capaz de hacer remontar al partido frente a conservadores e izquierdistas. Por ello mismo, el fracaso no debe nunca contemplarse. En este blog fui muy crítico con la socialdemocracia islandesa, y es porque parálisis, falta de ideas, mantenimiento del orden liberal-conservador, no son los valores de la izquierda ni de la ciudadanía progresista.


Para los españoles es algo casi desconocido movimientos electorales de gran calibre desde 1982, incluso la penalización por el fracaso o el mal gobierno a uno de los dos grandes partidos, mientras que a la izquierda se le exigen condiciones más duras. Quizás incluso esto mismo sea un motivo de orgullo, para dejar claro que en la izquierda no vale la ineficacia, el compadreo o la corrupción.


Islandia es una prueba más de cuál es la solución a la crisis. Sólo la izquierda puede ofrecer la verdadera salida a esta catástrofe económica. El nuevo Gobierno islandés sabe que su mayoría se la ha dado una ciudadanía que ha apostado por la izquierda. Si fracasa, esa mayoría se evaporará, o el socio menor de la coalición se convertirá en el socio mayor. A la derecha no quedan más que cenizas del viejo proyecto liberal-conservador. La solución se encuentra girando por la izquierda.


Por último, os recomiendo la lectura de este artículo, "Islandia: próxima parada, Bruselas" publicada en cafébabel.com sobre Islandia y su posible entrada en la Unión Europea.

sábado, 25 de abril de 2009

25 de abril, la revolución de la libertad

Hoy se cumple el 35º aniversario de la Revolución de los Claveles, que liberó a nuestro amado país vecino de una de las dictaduras más longevas de Europa, más inoperantes y más sangrientas. Portugal celebra sus treinta y cinco años de libertad siendo un país más moderno, un país que forma parte de la Unión Europea, un país más desarrollado económicamente, y un país con una democracia bien consolidada.


Hace treinta y cinco años, el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), un movimiento de capitanes y otros oficiales de baja graduación dieron un golpe militar contra la dictadura. Estaban cansados de la temible policía política (PIDE), de la enquistada guerra colonial y de la falta de libertad. Portugal era, por empeño del anterior dictador António Oliveira de Salazar, un país escasamente industrial, agrícola, con una educación pésima y millones de personas condenadas a la inmigración por la falta de futuro. Su sucesor, Marcelo Caetano, no tuvo ni el apoyo de los ultras del régimen ni la de los liberales que participaban en el fraudulento sistema político.


Muchos ya habían dado su vida por la libertad, muchos miles habían sido torturados, asesinados o encarcelados por la policía política. Quiero recordar a un hombre, al general Humberto Delgado. Fue el candidato presidencial de la oposición a las elecciones de 1958. El fraude electoral de la dictadura impidió que derrotase al candidato salazarista, Américo Tomás. Tuvo que exiliarse y en 1965 fue asesinado por la PIDE en España. Hoy reposa junto a otros hombres ilustres en el Panteón Nacional, como símbolo de la preciada libertad.


España y Portugal han tenido, históricamente, un recorrido muy similar. Países forjados en la Reconquista, grandes imperios marítimos, incesantes luchas entre absolutistas y liberales en el siglo XIX, regímenes liberales basados en el fraude electoral y repúblicas inestables, acusadas de la falta de valores democráticos. Entre 1974 y 1977, los finales de ambas dictaduras y los inicios de las democracias, no hay una gran diferencia. Difiere el modo, pero no la legitimidad. Porque tan legítima es la democracia portuguesa surgida del golpe militar, como la democracia española derivada de la reforma política de la monarquía heredera de Franco. “De la ley a la ley”, en palabras de Torcuato Fernández Miranda. La legitimidad de ambas democracias se sustenta en el apoyo incondicional del pueblo soberano, que sólo él puede cambiarlo, y sólo a partir de él se pueden tomar las decisiones políticas del futuro.


Quizás a muchos españoles les hubiera encantado una revolución a la portuguesa, pero la Historia ya no se puede cambiar y hay que aceptarla. Con revolución o sin ella, la historia de ambos países ha sido convergente. Convergente en la democracia, en el progreso y en la Unión Europea. Con revolución o sin ella, el pueblo ha triunfado.


España y Portugal han tenido una historia convergente, sí, pero siempre se han mirado con recelo. Es obvio el miedo portugués a una “invasión económica” de las empresas españolas en el país (en mi viaje a Lisboa pude ver que no faltaba el Banco Santander, el Corte Inglés, Zara, el Banco Popular o el BBVA). Somos tan parecidos, pero tan recelosos. En un futuro, es de esperar una Unión Europea de verdad, única, unida, fundidos los intereses nacionales en el interés de los ciudadanos europeos. Y también, alternativo o consecuente con esto, una unión de los dos países ibéricos, algo que también sueña Saramago. No somos competidores, somos hermanos. Hermanos en la libertad, en la democracia y en el progreso.


Hay que mirar con alegría el orgullo patrio que los portugueses celebran hoy, su amor por la democracia merecida, su reafirmación en el progreso. Ésa es la verdadera patria: la libertad.

Asi celebran los principales diarios portugueses

la festividad del 25 de abril


Y sin olvidarnos tampoco de que hoy también se conmemora el 62º aniversario de la liberación de Italia, pese a que algunos amigos de Berlusconi no lo vean así. Pero hoy es doblemente día de libertad en nuestras amadas Italia y Portugal, países que todo aquel que los visita, siempre los lleva en el corazón. Os dejo con un extracto de "Novecento", que me ha pasado un buen amigo mío.





viernes, 24 de abril de 2009

Cuatro millones de parados


El dato es dramático. Antes de entrar en ello, voy a centrarme un momento en el mayor mentiroso que parece que tiene España en estos momentos: Aznar presume que con él no hubiera habido crisis.


Señor Aznar, miembros del Partido Popular, ¿toman a los españoles por estúpidos?


Dice que él inicio el crecimiento de 1996 con sus recetas económicas. En un mundo globalizado, lo que un Gobierno alga es ínfimo, si no se atiene al ciclo económico mundial del sistema capitalista. 1993: recesión mundial, seguido de recuperación, iniciada en los últimos años de Solbes como ministro de Economía en su primera etapa. Aznar recoge ese ciclo económico alcista y se basa en el crecimiento por el ladrillo. Ahora toca el ciclo negativo, y por mucho que Zapatero dedique todos los recursos del Estado a proteger a las familias, si no cambia pronto el ciclo mucha gente lo pasará mal. Ahí están los datos. Es la diferencia entre los ciclos de hace doce años y el actual donde radica la bonanza o la caída de la economía, no en los cuentos aznarianos.


Si tiene soluciones, que las diga, para poder decir “sí, nos parecen consecuentes” o “no, son prehistoria económica”. Ah, si ya lo dijo hace unos días. Aznar vive en otra época económica, pero, eso sí, cobrando muchos miles de euros por discurso, cuando a su lado muchos ganan sólo mil euros trabajando mucho más que él. Quizás la diferencia sea en que los amigos de uno son más importantes que los de otros. Pero eso no es ni liberalismo, es la hipocresía ideológica más absoluta.


Pasando por encima de los planes o antiplanes de estos terroristas del empleo, vamos con los cuatro millones de parados. Dije antes que Aznar basó su crecimiento económico en el ladrillo. Zapatero tenía que haber cambiado el modelo productivo en estos últimos cinco años, o por lo menos haber sentado las bases del mismo. ¿Cuál podría ser? Está claro que el crecimiento de ladrillo es el más fácil y el más barato: mano de obra poco cualificada, nulas condiciones laborales, poca inversión educativa y de formación… un chollo. Pero también muy frágil al vaivén económico. Por otro lado, la inversión en la ciencia, en la industria farmacéutica, la investigación bioquímica, en las nuevas tecnologías… es muy caro, requiere mucha inversión en la formación, buenas condiciones… es caro, pero el futuro se encamina por aquí. Quizás por eso cada año se van tantos “cerebros” de España a otros países, como Estados Unidos, porque aquí no tienen futuro. Hay que elegir ya, de igual modo que hay que cambiar este capitalismo que no nos trae más que paro, inseguridad y fracaso a todos los niveles, desde el educativo al laboral. Cuatro millones de parados son la prueba dramática del fracaso capitalista.


No hay que dudar que el Gobierno y el Partido Socialista están realmente preocupados, y que el Ejecutivo trabaja sin cesar para reactivar la economía. De algo podemos estar seguros: sin los planes económicos del Gobierno, las ayudas a los ayuntamientos y el fomento de la construcción con ayudas económicas los datos serían catastróficos. “Los ciudadanos deben saber que lo que estamos haciendo es trabajar, trabajar y trabajar”, ha dicho la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. Y la creemos. ¡Pero el mantenimiento del sistema capitalista es un lastre en la acción de cualquier Gobierno del orbe! Al fracaso capitalista, le debe corresponder la respuesta socialista, única y coordinada en todo el mundo.


Para evitar la hipocresía ideológica, en el informe del INE se pueden leer los datos del paro por regiones. Los descensos del número de activos son muy acusados en País Vasco y en Valencia; los mayores descensos de ocupación son en Cataluña, Valencia y Madrid; las mayores subidas de paro se registran en Cataluña, Madrid y Valencia; en la variación interanual de parados, son más en Andalucía, Cataluña, Valencia, Madrid y Canarias. Las comunidades con menor tasa de paro son Euskadi (10,33%), Navarra (10,41%) y La Rioja (11,49%). Las más elevadas se dan en Canarias (26,12%), Andalucía (24,04%) y Extremadura (21,75%), Baleares (19,7%), Murcia (19,3%) y Valencia (19,2%).


Esto prueba que son una falacia los argumentos de la oposición, puesto que autonomías de uno y otro color presentan problemas similares (me gustaría oír a la COPE decir algo del paro canario más que el andaluz). Ante la crisis global, no hay demagogia que valga, ni insensateces que Aznar manifieste. Sólo cabe la política social y el cambio del sistema económico.

El pensamiento político de Lenin: El partido bolchevique (III)


Pero para ser coherente con la ortodoxia marxista, en “Qué hacer”, de 1902, y en “Un paso adelante, dos pasos atrás” de 1904, adecua las condiciones subjetivas a Rusia. Prolonga el estudio sobre los comunistas, la vanguardia del movimiento obrero. Para él, cualquier movimiento obrero por sí solo, es burgués, espontáneo, reformista y sindicalista. Necesita la teoría revolucionaria, que viene de fuera, del partido obrero, y sólo de él. Y más concretamente, de la minoría de líderes del partido. Ellos establecen las líneas generales a seguir.


El SPD alemán, para Lenin, es burgués, porque por mucho apoyo que tenga, no es un partido revolucionario. El partido bolchevique de 1912 sí lo es, porque tiene la ideología marxista y la encarnación de la conciencia proletaria y la vanguardia obrera. Si el partido, y en ellos los líderes, son los que saben, el partido debe sustituir a los trabajadores, porque sin él no se puede hacer la revolución.


Por eso el partido bolchevique no es un partido abierto ni flexible, no busca una gran afiliación. Necesita una gran disciplina, es elitista, es inflexible ideológicamente, una estructura centralizada. En su cúspide están los teóricos que señalan el camino.


Tras ello debe haber unos agentes revolucionarios, sin importar su origen social, que se adhieran sin rechistar a la ideología. Es un modo de ejército, con gran efectividad, trabajo dividido y decisiones concentradas, formando un cuerpo.


Esto es el centralismo democrático: todos los cargos están abiertos a los militantes y son electivos, con libertad para deliberar pero, una vez elegidos los cargos y las líneas a seguir, todo es indiscutible, hay una subordinación jerárquica de los cargos. La autoridad viene de arriba, la confianza viene de abajo.


Los mencheviques acusaron a Lenin de adulterar el marxismo porque la revolución no se producía, sino que se provocaba de forma deliberada. El partido, según Lenin, decide cuándo las condiciones están maduras y le da un gran papel en el desarrollo de la revolución.


En 1917, previendo la revolución, Lenin esperaba mientras escribía “El Estado y la Revolución”, notas de lecturas de Marx y Engels con las que se quería oponer a la socialdemocracia alemana. Son notas con un alto grado de utopía e ingenuidad. Destaca distintos casos, rechaza que el socialismo se logre por el parlamento. Mientras exista la propiedad privada existirá el Estado burgués. El socialismo debe venir con la revolución violenta porque la burguesía peleará por conservar el poder. Tras el triunfo revolucionario el proletariado debe sustituir el Estado burgués por el Estado obrero, con la opresión hacia los burgueses y la emancipación de los obreros. A la fuerza, es democracia, asimilando la Comuna a los Soviets.


Su argumento es que está al servicio de la mayoría. Esa democracia consigue, por eliminación de la burocracia, menos papel del Estado, por una administración de los obreros en las empresas y en la administración general. Se elimina el parlamentarismo. Las instituciones representativas serán administrativas, porque el Estado va camino de la extinción. Pero no se sabe cuándo se terminará esa transición al comunismo.


Sin embargo, este programa de extinción del Estado se olvida. La dictadura del proletariado que se establece se aleja de esta premisa, y Lenin acaba por rebatirse a sí mismo.

jueves, 23 de abril de 2009

La renovación socialista en Andalucía


José Antonio Griñán es ya el nuevo presidente de Andalucía. Su carrera política, bien datada por Me Sabe Mal, le ha llevado de ser viceconsejero de trabajo y sanidad, consejero de salud de la Junta de Andalucía, ministro de Trabajo y Sanidad, diputado, consejero de Economía y Hacienda de la Junta y vicepresidente hasta el nuevo cargo que hoy ocupa.


La necesidad del cambio de liderazgo en Andalucía era necesaria, no así la necesidad de cambio de fuerzas en el Gobierno. Sin embargo, a Griñán se le presenta el gran reto: renovar el proyecto socialista andaluz, victorioso desde hace tres décadas, y salir con maestría de la crisis económica, con un 18% de paro y un crecimiento negativo de la economía regional. Poco se podrá hacer, obviamente, si no cambia el ciclo en todo el mundo y en España, pero el PSOE andaluz debe ser capaz de resolver el problema del paro estructural en Andalucía, antes de que pierda la oportunidad y otros se apunten el tanto, porque entonces Andalucía podría seguir el mismo camino que Madrid o Valencia. La sociedad andaluza deberá tener como pilar el bienestar, en alternativa a las regiones que tiene como pilar el ladrillo, un pilar muy inestable, muy corrupto y muy desolador.


El País lo presenta como un socialdemócrata puro: defensor de los valores democráticos, creyente de los servicios públicos, de una economía que genere empleo para sostener el bienestar de los ciudadanos y defensor de la igualdad frente a la diferencia regional. Eso es lo que Andalucía necesita, para devolver el vigor al socialismo regional. El País recoge sus palabras: “Hay que ayudar a los que se ayudan, a los que emprenden”. No hay mayor bendición que una economía fuerte y emprendedora para construir el socialismo.


En su investidura ha mostrado su empeño en mantener las prestaciones sociales, sobre todo en las familias que no tienen miembros con ingresos, además de permitir la descentralización de los servicios públicos en los ayuntamientos. Esperemos que con igual celo vigile los desmanes urbanísticos de la Costa del Sol.


En la investidura, es curiosa la oposición frontal que le han dedicado al candidato a presidente el PP e IU. Arenas, ¡nada más y nada menos que le ha llamado Chaves en tres ocasiones! El eterno y recurrente líder de la oposición ha llegado a desarrollar una auténtica manía persecutoria contra Chaves, al que ha sido incapaz de ganar. Un apunte: si tienen que recurrir a un candidato derrotado tres veces es que no tienen gente capaz para el futuro, ¿así cómo se construye una alternativa? Por Izquierda Unida, tienen una composición tan radical, empezando por Sánchez Gordillo y terminando por el discurso del portavoz Diego Valderas, que parecen querer seguir el camino del Partido Andalucista, sin poder reeditar la “pinza” de 1994.

Una gran noticia es la incorporación de Rosa Aguilar como consejera de Obras Públicas. La reacción de IU, más comedida a nivel nacional, más radical en Andalucía, es en parte lógica, ya que se les va un gran peso pesado con mucho tirón, la única alcaldesa de una capital de provincia de la menguante coalición. Pero también deberían preguntarse qué pasa en Izquierda Unida para que las personas con talento y realismo, como Llamazares, Aguilar o Sabanés, cada vez tengan menos peso. No es en la manía de la huelga general ni en la falta de visión de la realidad donde llegarán más votos.


A Griñán, un último aliento de ánimo: a trabajar, para que todos los andaluces puedan hacerlo. Ése debe ser el futuro éxito del socialismo andaluz.

miércoles, 22 de abril de 2009

Ignasi Guardans, un político de los que valen


Escuchando hace un rato el programa de La Ventana, de la SER, la despedida de Ignasi Guardans como contertulio de la charla de los políticos, sinceramente me ha apenado su marcha, para pasar a dirigir el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales. Aunque la dirección del Instituto de la Cinematografía es un paso más por su capacidad, sus méritos y su dedicación al mundo audiovisual.


Independientemente de sus ideas liberales o de su militancia nacionalista, hay que reconocer que Ignasi Guardans es de los pocos políticos con talla en este país, donde los favores predominan a las capacidades, y donde prima mucho más la sumisión ideológica que la reflexión ideológica y responsable. Guardans, desde los micrófonos de la tertulia de la tarde, siempre que le he oído se ha caracterizado por las buenas maneras y los argumentos razonados.


Desde su papel de eurodiputado, ha demostrado su valía política, y en los atentados de Bombay su papel ejemplar, junto al resto de compañeros eurodiputados. Un papel que sería el adecuado en todo político, magnificado porque Esperanza Aguirre, también presente en Bombay, prefirió la etiqueta de cobarde, y con cobarde siempre se quedará, mientras que cada vez que piense en Guardans lo relacionaré al instante con el rigor y la entereza.


Como parece ser cierto que las juventudes de los partidos son más papistas que el Papa, y hay que decir cualquier barbaridad para salir en los medios, ya han propuesto a CDC su expulsión por aceptar la dirección del Instituto. ¿Por qué? Por “formar parte de un Gobierno del Estado español”, argumentan. ¿Qué busca día sí día también Duran i Lleida, sino es formar parte del Gobierno? ¿Qué suplica día sí día también Artus Mas, sino gobernar Cataluña? No olvidemos que todo cargo electo (concejal, diputado, senador) y todo gobierno (local, regional, nacional) viene legitimado por la Constitución, y todos son Estado. Si esas juventudes son coherentes a su discurso irreal, deberían echarse al monte, porque lo que hace CDC y en general CiU es formar parte del Estado.


CiU lleva una deriva errática, una quema intensiva de las verdaderas figuras partidarias, como Duran o Guardans, ignorándolos o relegándolos, por un mensaje radical, que no se sostiene con la realidad misma ni con su acción de gobierno, si vuelven al gobierno regional.


Toda la suerte para Guardans, a ver qué ideas tiene en materia audiovisual en la dirección del ICAA, aunque no quedarán exentas de crítica, ya que podrán tener un tinte liberal. Aunque entre el liberalismo de Guardans y el liberalismo de la cobarde de Bombay dista una galaxia entera.



El roto (22-04-2009, El País)

martes, 21 de abril de 2009

La solución de los hipócritas


Parece mentira que en la actualidad se digan tantas tonterías, contradictorias al sentido común. Luego no lo parecen tanto sabiendo de quién viene y a qué sector se clasifica.


Es muy fácil decir lo que dice para quien ahora se gana la vida con discursos, en uno de esos retiros dorados que sólo pueden gozar los futbolistas, los famosos, los concursantes de Operación Triunfo o los políticos bien situados o los que necesitan ser apartados. Esos siempre tendrán algo para llenar sus bolsillos y los titulares del corazón.


En la vida real, las propuestas de Aznar, el dueño del dedo que señaló al Señor de los Hilillos, no tienen ni pies ni cabeza. ¡Cuán fácil es para el invitado de las Azores criticar que en la Unión Europea existan los subsidios del paro! ¿Sabe lo que él significa realmente “estar en el paro”? Él, el creador del decretazo, él, el que fue contestado con una gran huelga general.


Quiere que se “incentive” al desempleado a buscar un nuevo trabajo, cosa que, según él, no se hace porque el sistema actual el poco flexible y falto de dinamismo. ¡Claro, al parado lo que más le gusta es que su familia pase hambre!


¿En qué mundo vive Aznar ahora?


La misma condición de parado es ya un incentivo para buscar trabajo. Porque, a diferencia del señor Aznar, el común de los mortales tiene ingresos para ir tirando, muchos tienen dificultades para llegar a fin de mes, Aznar no tiene ni dificultades para ir a la pista de pádel.


Una pregunta, en esta coyuntura económica, ¿cómo va Aznar a incentivar la búsqueda del empleo, si el empleo se está destruyendo actualmente? Lo que el Gobierno hace, en cambio, es promover el empleo por iniciativa pública, ya que la privada está por los suelos en este moribundo capitalismo. Lo que hace el Gobierno socialista de este país es no sacar las tijeras por lo más fácil, que es la inversión social. ¿En qué espiral entraríamos si se dificultan las pequeñas economías? En un círculo vicioso sin salida. En un círculo, además, en el que las grandes economías, de las que Aznar es adalid, no tienen grandes problemas. A menos que ganar un porcentaje menor que el año pasado sea una tragedia… Para el Banco Santander, pero que Aznar se lo pregunte a alguien que gane mil euros al mes, y ve como le suben los gastos y puede perder su empleo.


Esta derecha dice proponer mucho, pero no es concreta en nada, más que de doce puntos de demagogia de arriba abajo, porque lo que quieren es lo que ha dicho Aznar, cuyas tesis son las defendidas por los halcones del Partido de los Presuntos, los mismos presuntos que espían o reciben trajes como regalos, más su brazo mediático.


Pese a lo que proponen, lo que sueñan se acerca más a esto: facilidad del despido, contratos precarios, salarios de pena, descontrol del precio de la vivienda y muchos, muchos tratos de favor, muchos negocios y muchas mentiras. ¿Por qué? Porque incluso en la oposición demuestran todos sus chanchullos y porque son los adalides de la explotación, los títeres de las grandes fortunas.


Sin embargo, lo que ellos hagan o dejen de hacer no es sinónimo de no hacer nada. Ahora, con un Gobierno con nuevas fuerzas, se deben dar los pasos económicos por la vía de lo social. Fracasar es permitir que los presuntos vuelvan a hacer de las suyas, no volverán porque tengan nuevas ideas, sino porque los que gobiernan demostrarían no ser capaces de llevar a cabo las propias. O las exigidas por el sentido común, por mucho que duela.


Lo que hace esta derecha es un ejercicio de insensibilidad, más propio de la burguesía del siglo XIX que de la sociedad del siglo XXI. La socialdemocracia está en el siglo XXI, ellos… ¿dónde están?

lunes, 20 de abril de 2009

La socialdemocracia mañana (y VIII)


Hoy, hay crisis. Mañana, el futuro mañana, puede ser la oportunidad. Con esta serie de ocho capítulos, he pretendido llegar desde el inicio de la lucha por la libertad hasta su truncamiento. Ni siquiera la lucha por la libertad es inmune a la misma condición y limitaciones humanas, a las buenas y a las malas personas, a las honradas y a las miserables. Es difícil haber bien el mal, pero mucho más difícil hacer el bien sin pasar múltiples.


¿Es posible enmendar los errores y retomar la senda de la libertad? El socialismo primero, y el comunismo después, intentaron crear un nuevo hombre. El comunismo, en su intento, erró y lo que creó fue una sociedad apática, adormecida y un aparato estatal terrible y totalitario. El nuevo hombre no se puede imponer, no se puede crear de la nada. La libertad, y las conciencias, se van creando poco a poco, porque sólo tendremos libertad cuando toda la sociedad tome conciencia de los milenios de sumisión a una minoría interesada, y reclame sus derechos inalienables.


La verdad, esa toma de conciencia es difícil, porque la sociedad de hoy sigue siendo una sociedad bastante adormecida, de panem et circenses. Pero como demuestra la Historia, nada es eterno, y la sociedad de hoy no será la sociedad del mañana, y está por ver cómo será ese cambio de mentalidad y de sociedad, cercana o futura, pero sin duda imparable.


En estas condiciones, los cambios en la sociedad no serán únicamente de mentalidad, sino de las instituciones con las cuales convive, se gobierna y se relaciona. En ello hay que meter a los partidos políticos. Y cuando las constituciones recogen el funcionamiento democrático de los partidos, no hay que reprimir la mueca de ironía. Con esta serie de capítulos he intentado transmitir que los partidos, por lo menos los partidos obreros, nacieron realmente democráticos, formados por gentes humildes y con un elemento de cohesión muy importante: luchar por una libertad que no existía. Muchos derechos han sido reconocidos ya, pero inmediatamente han quedado arrinconados por una serie de condiciones que impiden su total realización y el pensamiento totalmente libre. No deja de haber dependencias económicas, dependencias personales… muchas de estas cosas serían fácilmente resueltas si se confiase en el buen hacer del individuo que tiene ideas propias, no es un simple loro, en el mérito de cada uno y en la buena voluntad… pero, claro, no sólo hay que creer en el otro, también hay que predicar con el ejemplo. Y ser buena persona en un mar adverso es muy difícil.


Por eso mismo, la libertad debe comenzar desde uno mismo: desde lo más pequeño, la persona y el partido, a lo más grande, la sociedad. ¿Cómo se gobierna una sociedad democrática con partidos oligárquicos y piramidales? Si los funcionarios deben demostrar su capacidad para ocupar puestos, las personas que ansían ayudar a la sociedad deben demostrar sus méritos. Sin tratos de favor, sin clientelas, sin rencores y sin puñaladas. Sinceramente, cada vez que la política demuestra una cara ruin se traiciona a la sociedad, a uno mismo y a todos los que nos antecedieron y que lucharon sinceramente por la libertad. Realmente, no estamos a la altura de nuestros antepasados, muchos tuvieron que dar su sangre para disfrutar del mundo que tenemos ahora. Nosotros estamos adormecidos. La libertad esta dormida, y si la socialdemocracia quiere sobrevivir tiene que recuperar no viejas ideas, sino enfrentarse a los nuevos retos con algo que no es ni de ayer ni de mañana, sino de siempre, que es la libertad, que es el no privilegio, que es la no discriminación, que es la no imposición, que es no sufrimiento. Es la realidad, la igualdad y el raciocinio.


En suma, que la lucha de millones de personas no haya sido en vano.

domingo, 19 de abril de 2009

Por qué la república


El pasado 18 de abril Madrid vivió una edición más de las manifestaciones por la república. En la manifestación “unitaria” había, desde partidos históricos como el PCE, Izquierda Republicana, colectivos republicanos y jóvenes, muchos de ellos “castellanistas” y de las organizaciones más radicales, como el Colectivo de Jóvenes Comunistas, del leninista PCPE. En lo “unitario”, más bien parece todo muy “minoritario”. Así fue la manifestación de este año, minoritaria, una sombra de lo que fue el año pasado o el anterior.


Yo no acudí a este año, ya que las Juventudes Socialistas de Latina y las de Carabanchel organizaron un acto conjunto el mismo día 14 de abril (con la lectura del manifiesto que subí al blog ese día), al que asistí. Sí presencié la manifestación de cerca, tras visitar el Museo Arqueológico Nacional para proseguir en mis trabajos de clase, y el Museo del Prado para ver la exposición de Francis Bacon. Pude observar la mala educación de una señora, que no dudó en enviar a un sitio, no muy recomendable para nadie, a los manifestantes.


¿Dónde está la unidad? ¿En la minoría más absoluta? ¿Qué nuevo régimen democrático vendrá de una minoría que en muchos casos no puede calificarse de democrática, sino más bien de estalinista? Esa república reivindicada, con su “autodeterminación” de las naciones y su confederalismo, es una república que nunca debería llegar. Esa no es la república que quiere ni muchos de los republicanos, ni muchos de los que se confiesan indiferentes entre la monarquía y la república.


Unitarios de verdad. La unidad sólo puede venir entre el PSOE e IU, las dos fuerzas de izquierda con fuerza de verdad, pero sin que falten el resto de fuerzas políticas, republicanas en buen grado o accidentalistas en el modelo de régimen. Dirán los que se creen “la única izquierda” que el Partido Socialista es un partido del régimen. Poca historia saben y poca realidad conocen. La república debe venir con un amplio apoyo, que aún no existe, y en un momento histórico propicio, que aún no ha venido. Cuando eso ocurra, sin duda muchas fuerzas políticas se pondrán del lado de la ciudadanía por la república. Las Juventudes Socialistas se proclaman republicanas, pero ¿ese republicanismo es sincero? ¿Se seguirá manteniendo esa reivindicación en el propio Partido? ¿Es una forma de ser “más papistas que el Papa”, como son muchas organizaciones juveniles de los partidos políticos?


Cultura cívica. La educación en unos valores cívicos republicanos debería desembocar, primero, en una ciudadanía celosa de sus derechos conquistados, segundo, en una búsqueda de la racionalidad en el sistema político, cosa que sólo puede encontrarse en una república democrática.


Lealtad con la historia. Muchas reivindicaciones por la república parecen querer no la III república, sino la II república. Eso es un error histórico, porque trasladar la II república a la actualidad es un anacronismo y la vuelta a los errores por la que los españoles llegaron a las manos, y al derramamiento de sangre, en más de una ocasión. Entonces, sólo con el reconocimiento de los errores cometidos por unos y otros podremos llevar a cabo un régimen más racional y democrático. No se puede recuperar lo perdido por unos, ni mantener lo imposible por otros, los tiempos han cambiado para todos.


Racionalidad. El reinado de Juan Carlos I, auspiciado por la dictadura franquista, ha conseguido crear un régimen tan legítimo y democrático como el de Portugal, que con un golpe de Estado derrocó a la vieja dictadura salazarista y mediante la ruptura creó la democracia portuguesa. Unos por reforma y otros por ruptura, pero han sido caminos convergentes: en la democracia. Hay que reconocer al rey su trabajo realizado, conjuntamente con los grandes personajes y partidos de la Transición, para que 1976-1982 no fuera un 1936-1939. Si es verdad que sólo se han creado “juancarlistas” en vez de monárquicos, lo racional sería la apertura de un proceso constituyente tras el actual reinado. Aunque la Constitución contemple la sucesión en la monarquía, no hay un verdadero contenido democrático ni legitimidad en el paso de un rey a otro. La sucesión real pertenece a otro tiempo histórico, al de los súbditos, no al de los ciudadanos.


Reforma. El actual sistema camina a su desvirtuación y parálisis. La Constitución no contempla un presidencialismo; por tanto, la concreción de qué sistema quieren los españoles, si presidencial o más parlamentario, es un debate necesario. Y junto a ello, cuál será la forma de elección de las tres grandes instituciones del Estado: Jefatura, Gobierno y Parlamento.


A ello hay que añadirle problemas de índole más directa: el problema del empleo, urbanismo, la sanidad y la educación, cuatro grandes preocupaciones de la ciudadanía. Competencias, contenidos, resultados… no terminamos de salir del debate de qué educación queremos, no nos cansamos de ver cada año corrupciones por el urbanismo, no nos rebelamos por la degradación de la sanidad pública en algunas regiones españolas…


Solidaridad. ¿Por qué las grandes diferencias regionales? España ha creado un federalismo de facto que no se refleja adecuadamente en su ordenamiento constitucional, algo que también hay que plantearse. Pero el federalismo no es la diferencia, es la descentralización de las decisiones, una condición obligada para la participación ciudadana en la toma de decisiones y para dar mejor respuesta a los problemas que cotidianamente surgen. Los ciudadanos tienen derecho a las mismas condiciones sanitarias, educativas, urbanísticas y de empleo en todo el país, otra cosa bien distinta es la forma de administrarlas según las condiciones de cada lugar. Todo nacionalismo o localismo, como forma de apartarse del resto y situarse por encima de los demás, es completamente egoísta e irracional, crítica que vale tanto para el nacionalismo político como para el liberalismo que permite las tan elevadas desigualdades sociales.



La cuestión por la república es algo más que la discusión sobre la forma de elección del Jefe del Estado. Es un problema de racionalidad, democracia participativa y reformulación de las instituciones para responder a la España del siglo XXI. Cuando todos esos problemas se planteen, porque no se puede esperar mucho, habrá que plantearse la cuestión de la república: la república es necesaria para resolver los problemas de los ciudadanos.

sábado, 18 de abril de 2009

El dilema de la izquierda alternativa


El movimiento de izquierda “alternativa”, autodenominado “anticapitalista” parece ser únicamente fuerte en Francia. Alemania tiene a Die Linke para canalizar ese voto de izquierda descontenta, pero es Francia la gran protagonista en esta cuestión.


En Francia el “fenómeno Besancenot” parece de moda. No sólo en la izquierda más descontenta, sino también en la derecha, pero con otra estrategia. Y es que esa izquierda alternativa puede ser la gran campeona para la eternidad “berlusconiana” de Sarkozy y todo aquel que le suceda. ¿El Sarkozysmo?


Besancenot no es culpable. Es un líder muy capaz, quizás el único de esa izquierda alternativa con capacidad de liderazgo, táctica y, hay que decirlo, mucha inteligencia y honradez. Es más, reúne los requisitos para ser líder pero entre iguales. A diferencia de esos políticos que se jubilan en los consejos de administración de grandes empresas, de los políticos que viven de las prebendas que reparte el partido, Besancenot sigue viviendo de su trabajo de cartero, sin permitirse lujos. La gran virtud que precisa todo líder de izquierda: honradez. Es por eso que es un líder de izquierda muy apreciado para mí, aunque no comparta muchos puntos de su programa político.


Sin embargo, no hay que ocultar que la derecha gobernante en Francia ejerce un despliegue mediático para que siempre esté presente. Su negativa a participar en la gestión política, si llegan a buenos resultados, pero sin dejar de participar en elecciones y conquistar votos y asientos, es el veneno en la izquierda. Aquí, en España, no podemos negar que Izquierda Unida es claramente comunista o poscomunista, republicana y no le gusta el sistema actual, pero no deja de participar activamente desde dentro del “sistema”. Ahí está Rivas-Vaciamadrid, el agonizante tripartito vasco o mejor aun, el municipio de Córdoba. Si IU dejase de participar, imposibilitaría tantas políticas que llevaría a la parálisis a muchas administraciones, o traicionaría a sus votantes, y por tanto se inclinaría a la total extinción.


Sarkozy y su derecha quieren acabar con la izquierda que existe entre él y Besancenot. Incluso pasando por encima de los centristas de Bayrou, de los radicales de izquierda, de los socialistas (que aún son el gran partido de la izquierda), y de los empequeñecidos comunistas. Añadido a su empeño de una reforma electoral cambiando, mayoritariamente, los distritos que se suponen de izquierda. Sí, sí, Berlusconi también hizo su cerdada electoral haciendo chanchullos parecidos. Esos actos son merecedores de una huelga general. Por cosas menores se han llegado a incendiar calles enteras.


Entonces, la negativa a toda colaboración (negativa si ellos no son los que lideran la izquierda, es su argumento) puede, o permitir décadas conservadoras, que no es lo que especialmente desearán por coherencia progresista, o negarles todo voto que, descontento del PS y del PCF, quiera darles una oportunidad de ser mejores. También hay estudios que muestran que no roba votos al resto de izquierda, sino atrae nuevos.


Quite o no, lo cierto es que el mapa progresista permanece fragmentado. El Partido Socialista se encuentra a un lado, atrapado entre la parálisis y el inmovilismo falto de ideas. Aubry salió elegida contra Sególène Royal, pero se ha aliado con parte de su sector y ha dejado a un lado a Benoît Hamon, otro de los socialistas del sector de la izquierda, y buena promesa. El agónico Partido Comunista ha formado un Frente de Izquierda con los socialistas descontentos (también puede leerse como los que querían algo, como algún cargo, enchufe o prebendas, y se quedan sin nada), del Partido de la Izquierda. Y por último el Nuevo Partido Anticapitalista de Besancenot. 20%, 6 y 9% se conceden a cada formación en los sondeos. Más el 2% del trotskista Lucha Obrera, son un 37% de apoyos a la izquierda. La izquierda dividida y sin visos de entenderse. Todos quieren mandar y todos quieren imponer sus programas al resto. Eso es poco menos que imposible, estéril y desesperanzador.

"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

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En nuestros conflictos políticos, la República tiene que ser una solución de término medio, transaccional y la válvula de seguridad contra sus desaciertos es el sufragio universal. Lo que se pierde en unas elecciones, puede recuperarse en otras. Nada duradero se funda sobre la desesperación y la violencia. La República no puede fundarse sobre ningún extremismo. Por el solo hecho de ser extremismo, tendría en contra a las cuatro quintas partes del país.

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