Como IU, el PS francés no es tampoco capaz de encontrar un líder. El jueves lo someterá a la decisión directa de los militantes. Hay un problema en la izquierda: las corrientes son el problema. Ya no es posible hallar el consenso y la negociación para sacar adelante una estrategia y liderazgos únicos, las corrientes amenazan con partir las grandes formaciones, al hallarse ancladas como pequeños reinos de taifas en torno a una personalidad. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Así, ¿fue primero la ideología o el líder? Habrá que reflexionar.
Cuando en 2000 el PSOE eligió a Zapatero, no tenía el 50% de apoyo, apenas tenía nueve votos de ventaja sobre Bono. Pero desde el principio fue reconocido su liderazgo, eso sí, muy discutido, pero no había rival. Tampoco fue torpedeado desde dentro, como lo es Ségolène. Ocho años después, el PSOE vive momentos gloriosos, algo que es la envidia del resto de la izquierda europea.
El PS francés cuenta de momento con tres candidatos: Ségolène Royal, Martine Aubry y Benoît Hamon. Mis preferencias, aunque puedan parecer contradictorias, son dos: Royal y Hamon. Contradictorias en principio pero ahora veremos que no.
Ségolène ha conseguido emerger como figura pública de relevancia tras su gran victoria en Poiteu-Charentes en 2004, (la Zapatera francesa). Los viejos elefantes del partido la han torpedeado, minado, la han privado de la maquinaría del partido en las presidenciales, pero ella es un gran valor en la izquierda. Lo que debe hacer el PS respecto al centro o la extrema izquierda es pura estrategia, el PS debe ampliarse, abarcar un gran espectro al estilo del PSOE. Eso es lo que quiere Ségolène: llegar al centro sin soltar la izquierda, quiere un gran pacto progresista del Partido y los ciudadanos, un apoyo masivo para los cambios que Francia necesita, y que Sarkozy, lo estamos viendo, no es capaz de llevar a cabo.
Hamon es mi otro preferido: no sólo por ser licenciado en Historia, que sin duda le ayudará en comprender las constantes históricas y el devenir histórico de la izquierda y de Francia. Es joven, es la regeneración del PS, quiere llevarlo a ser un espejo de la realidad multiétnica de Francia. Al igual que Ségolène, tiene amplias miras para el partido.
Y tiene mucha razón. Tanto Ségolène como Hamon ven que el PS se aleja de la realidad, de los ciudadanos. ¿Cuántos obreros votan al PS? ¿Cuántos al Frente Nacional? El PS está perdiendo su electorado primigenio, su electorado humilde, y con ello su carácter. ¿Cuáles han sido las discusiones de los elefantes? El poder, no los humildes. Ségolène y Hamon están muy interesados en recuperar el discurso que devuelva al PS entre los humildes.
El mundo tiene un problema: el neoliberalismo. La izquierda tiene que renacer de forma fuerte para ayudar a los que más sufren la crisis. Un nuevo programa: nuevas ideas económicas, integración de los inmigrantes, que son muchos junto con sus descendientes en Francia, y la emergencia de un nuevo modelo que saque a los humildes de su situación.
Cuando en 2000 el PSOE eligió a Zapatero, no tenía el 50% de apoyo, apenas tenía nueve votos de ventaja sobre Bono. Pero desde el principio fue reconocido su liderazgo, eso sí, muy discutido, pero no había rival. Tampoco fue torpedeado desde dentro, como lo es Ségolène. Ocho años después, el PSOE vive momentos gloriosos, algo que es la envidia del resto de la izquierda europea.
El PS francés cuenta de momento con tres candidatos: Ségolène Royal, Martine Aubry y Benoît Hamon. Mis preferencias, aunque puedan parecer contradictorias, son dos: Royal y Hamon. Contradictorias en principio pero ahora veremos que no.
Ségolène ha conseguido emerger como figura pública de relevancia tras su gran victoria en Poiteu-Charentes en 2004, (la Zapatera francesa). Los viejos elefantes del partido la han torpedeado, minado, la han privado de la maquinaría del partido en las presidenciales, pero ella es un gran valor en la izquierda. Lo que debe hacer el PS respecto al centro o la extrema izquierda es pura estrategia, el PS debe ampliarse, abarcar un gran espectro al estilo del PSOE. Eso es lo que quiere Ségolène: llegar al centro sin soltar la izquierda, quiere un gran pacto progresista del Partido y los ciudadanos, un apoyo masivo para los cambios que Francia necesita, y que Sarkozy, lo estamos viendo, no es capaz de llevar a cabo.
Hamon es mi otro preferido: no sólo por ser licenciado en Historia, que sin duda le ayudará en comprender las constantes históricas y el devenir histórico de la izquierda y de Francia. Es joven, es la regeneración del PS, quiere llevarlo a ser un espejo de la realidad multiétnica de Francia. Al igual que Ségolène, tiene amplias miras para el partido.
Y tiene mucha razón. Tanto Ségolène como Hamon ven que el PS se aleja de la realidad, de los ciudadanos. ¿Cuántos obreros votan al PS? ¿Cuántos al Frente Nacional? El PS está perdiendo su electorado primigenio, su electorado humilde, y con ello su carácter. ¿Cuáles han sido las discusiones de los elefantes? El poder, no los humildes. Ségolène y Hamon están muy interesados en recuperar el discurso que devuelva al PS entre los humildes.
El mundo tiene un problema: el neoliberalismo. La izquierda tiene que renacer de forma fuerte para ayudar a los que más sufren la crisis. Un nuevo programa: nuevas ideas económicas, integración de los inmigrantes, que son muchos junto con sus descendientes en Francia, y la emergencia de un nuevo modelo que saque a los humildes de su situación.
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