Gracias a la colaboración de Estados Unidos, Francia y España, ha caído en el territorio de la República Francesa uno de los peores asesinos con los que cuentan los terroristas de ETA. El pinchazo de su correo electrónico y el error de la matrícula anticuada de su coche han sido determinantes. Txeroki ha sido el jefe militar durante cinco años de esos asesinos, de esos fascistas. Ha sido el asesino del juez José María Lidón, de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, el que puso la bomba a Eduardo Madina y el que ordenó el atentado de la T-4. Venido de los jóvenes abertzales, radicalizados y contrarios a cualquier tregua, su detención ha sido otro golpe para los asesinos, pero no por ello perderán su sangre fría y se recompondrán rápidamente.
Esto demuestra que no sólo la vía policial es necesaria: ETA cuenta aún con una base social, que mengua por momentos, pero que la sigue apoyando. Igualmente, de esa base, se descuelga poco a poco los ciudadanos de la izquierda abertzale, de los que aún algunos callan sus crímenes, mitad por miedo, mitad por falta de principios. Nunca van a reconocer que el mejor momento que ha vivido Euskadi viene de la mano de la democracia, de la democracia que construyen todos los días los españoles.
ETA hace décadas que se quedó sin argumentos, ETA vive por matar, por imponer sus ideas, cada vez menos marxistas, cada vez más fascistas. Sus bases tienen que reconocer que España les da la oportunidad de defender sus ideas democráticamente, sometidos a la voluntad de la ciudadanía expresada. España no oprime, España es libertad. Los violentos nunca reconocerán esto, su único argumento es la violencia, la mentira como excusa y su “verdad” frente a la realidad. Pero los que piensan, saben que esto es cierto.
La autodeterminación de Euskadi, o mejor dicho, de sus ciudadanos, al igual que la del resto de ciudadanos españoles, o del los ciudadanos europeos, se expresa en cada oportunidad que hay de emitir el voto. La autodeterminación de los vascos será aquella que sirva para liberarse de su dominación actual, la dominación clientelar del nacionalismo peneuvista, mediante la expresión democrática.
Esto demuestra que no sólo la vía policial es necesaria: ETA cuenta aún con una base social, que mengua por momentos, pero que la sigue apoyando. Igualmente, de esa base, se descuelga poco a poco los ciudadanos de la izquierda abertzale, de los que aún algunos callan sus crímenes, mitad por miedo, mitad por falta de principios. Nunca van a reconocer que el mejor momento que ha vivido Euskadi viene de la mano de la democracia, de la democracia que construyen todos los días los españoles.
ETA hace décadas que se quedó sin argumentos, ETA vive por matar, por imponer sus ideas, cada vez menos marxistas, cada vez más fascistas. Sus bases tienen que reconocer que España les da la oportunidad de defender sus ideas democráticamente, sometidos a la voluntad de la ciudadanía expresada. España no oprime, España es libertad. Los violentos nunca reconocerán esto, su único argumento es la violencia, la mentira como excusa y su “verdad” frente a la realidad. Pero los que piensan, saben que esto es cierto.
La autodeterminación de Euskadi, o mejor dicho, de sus ciudadanos, al igual que la del resto de ciudadanos españoles, o del los ciudadanos europeos, se expresa en cada oportunidad que hay de emitir el voto. La autodeterminación de los vascos será aquella que sirva para liberarse de su dominación actual, la dominación clientelar del nacionalismo peneuvista, mediante la expresión democrática.
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