(Fuente: Wikipedia y Asociación Clara Campoamor)
Clara Campoamor nació en Madrid en 1888 en el seno de una familia liberal progresista. La muerte de su padre de forma prematura la obliga a trabajar como modista junto a su madre para salir adelante. Posteriormente trabaja como telefonista y en 1914 es profesora en la Escuela de Adultos de Madrid y secretaria del diario La Tribuna. Participará en periódicos como el Nuevo Heraldo, El Sol y El Tiempo. En 1922 concluye el Bachillerato y se matricula en Derecho, obteniendo la licenciatura en 1924 en la Universidad de Madrid y entra en el colegio de Abogados en 1925.
Es la época en la que inicia la actividad política, centrada en los derechos negados a la mujer, participando en ciclos y conferencias de las universides y en 1929 entra en el Comité Organizador de la Agrupación Liberal Socialista y en Acción Republicana, el partido de Manuel Azaña.
En 1930 defendió como abogada a los sublevados republicanos de Jaca y funda la Agrupación Unión Republicana Femenina. Se une al Partido Radical de Lerroux y es elegida diputada por Madrid en las Cortes Constituyentes de la II República Española en 1931. Junto a la radicalsocialista Victoria Kent y la socialista Margarita Nelken son las únicas mujeres en el parlamento.
En las sesiones de la legislatura constituyente tuvo una dura polémica respecto a otorgar el voto a la mujer, frente a muchos diputados de la cámara, entre ellos Victoria Kent. Kent argumentaba que el voto de la mujer sería preso de las decisiones de la Iglesia y sus maridos, lo que podría provocar la victoria de la derecha. Clara Campoamor defendía que el voto es un derecho inalienable a la mujer sin depender la orientación ideológica.
Finalmente el voto para ambos sexos se reflejaría en la Constitución, aprobado ese punto por una ligera mayoría.
En las elecciones de 1933 ganó la derecha y Clara Campoamor perdió su escaño. En 1934 abandonó el Partido Radical por sus cesiones a la CEDA y por la represión ejercida contra los revolucionarios de Asturias. Pidió ingresar en Izquierda Republicana y se le negó por la venganza al acusarla de haber propiciado la victoria de las derechas con el voto femenino.
Con la sublevación militar de 1936 y la Guerra Civil y se exilia en Ginebra, donde discrepa por la violencia cometida en nombre de la revolución en la zona republicana en “La revolución española vista por una republicana”, donde se muestra como siempre fue, liberal e independiente y da su testimonio más sincero de la Guerra Civil. En 1951 quiso regresar a España pero su pertenencia a la masonería se lo complicaba: le exigían estar en la cárcel o revelar nombres. Ante eso argumento que “ser masona era un delito legalísimo” y eligió el destierro. Clara Campoamor murió en 1972 en Lausana, Suiza.
Clara Campoamor es de las españolas más brillantes de nuestra era, una activista por la igualdad de derechos, una liberal de verdad, del talante más libre y progresista. Tal vez sin ella el voto femenino en la República no hubiera podido ser alcanzado. Su liberalismo era sincero, el verdadero liberalismo que desearíamos muchos tener a nuestro lado: “Estoy tan alejada del fascismo como del comunismo. Soy liberal”, proclamó en “La revolución española vista por una republicana”. Su espíritu por el progreso y la República la llevó a decir: “República, república siempre, la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos”.
Los demócratas de hoy, los liberales de verdad, los socialistas, todos, no podemos olvidar a casi una madre de la patria, denigrada en su tiempo a izquierda y derecha, ella nunca se rindió y permaneció fiel a sus ideas. Es la imagen de la República: la voluntad por la igualdad y el progreso, reprimido por las fuerzas reaccionarias. Pero hoy, su nombre no lo podemos olvidar.
2 comentarios:
TOTALMENTE PERO...CATEGORICAMENTE EN DESACUERDO CON LO QUE PONE ESTE TEXTO!
ESPAÑA AGUANTA, EL PUEBLO SE LEVANTA!
ARRIBA ESPAÑA! XDDD
Clara Campoamor fue una mujer que luchó mucho en su carrera política, y contribuyó a que en la II República las mujeres pudieran ejercer su derecho a voto, cosa con la que hoy en día estamos de acuerdo, ya que hombres y mujeres somos iguales (o luchamos por ello), pero en los años 30 esto no era así y la mente de la mujer estaba condicionada por la opinión del marido y del cura de turno (líder de opinión de la época), por lo que no votaba libremente, sino coaccionadamente, hecho que hacía que la opinión del cura o del marido fuera la que acabara finalmente en la urna a través de la mano de la mujer, por lo que Victoria Kent defendió que la mujer no tuviera derecho a voto por la falta de libertad con la que este se ejercía. Aún teniendo en cuenta los pros y los contras del voto femenino en aquellos años, hay que destacar su batalla por la libertad, la igualdad y los derechos de los españoles en aquellos años, por lo que hoy debemos recordarla, pero no solo los de izquierdas como se dice en el texto, sino todos los españoles por haberse convertido en uno de los personajes más importantes del pasado siglo. Ahora creo que hay un proyecto no de ley en las Cortes para poner su cara en el dorso de las monedas de 1€, cosa que veo bien, pero que tal vez llegue tarde.
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