El 30 de Junio de 2005 el Gobierno de España aprobó los matrimonios del mismo sexo. Desde entonces, y desde antes, las fuerzas contrarias a esta medida, ni más ni menos que claramente homófobas por mucho que lo quieran negar, han generado una polémica sobre hechos tales como la destrucción de la familia o el derecho a un padre y una madre.
Como ya dije, no hay un solo modelo de familia. Existe, entre estas fuerzas homófobas, los totalitarios de hoy en día, falsas creencias. Pues bien, quien adopta, independientemente de su orientación sexual, es gente madura y concienciada en lo que hace y que desea dar amor a un niño o niña que carece de padres y necesita del cariño y de lo que un progenitor puede enseñarle. Estas fuerzas homófobas en su afán de "proteger" la familia podrían provocar su destrucción, privando de familias a niños desprotegidos y privándoles de una educación basada en valores democráticos. Además, podemos llegar a pensar, y por desgracia, podemos acertar, que estas fuerzas homófobas enseñan valores contrarios a los valores democráticos.
El respeto es uno de los pilares de la democracia, de igual valor que los valores de libertad, igualdad y propiedad de la Revolución francesa. Respeto a las ideas políticas democráticas, respeto a las personas, respeto a la integridad física, respeto a todos, en definitiva, sin discriminación alguna. Es algo, que por desgracia parece que no entienden.
Y es que en la orientación sexual no hay una "normal", ni hay gente enferma. Las personas pueden ser heterosexuales, homosexuales o bisexuales. Y como tal, como personas que son, debemos respetarlo. El respeto no es solo algo democrático, es un valor cristiano, algo que las fuerzas homófobas han debido olvidar, pues muchos de ellos se definen como cristianos. Y es que Jesús defendía amar al prójimo.
No hay que olvidarnos de una orientación olvidada por muchos, los bisexuales, olvidados por ambos, no reconocidos, no etiquetados como unos u otros, en este mundo no hay dos polos opuestos, entre el blanco y el negro existe una infinita escala de grises.
Los homosexuales fueron represaliados, y, por desgracia, en muchos países todavía lo son y hasta se les castiga con la muerte. La izquierda también les represalió, eso no se puede olvidar. Hasta los progresistas cargaron contra la homosexualidad. Pero la izquierda, y la derecha debe empezar, ha sabido enmendar los errores. El socialismo debe hallarse a la vanguardia del progreso y en la defensa a ultranza de los derechos civiles.
El Occidente no es la panacea, como tampoco es un único marco ni político, cultural o histórico. Fuera de ella hay paraísos y hay infiernos, en el Occidente también. Debemos defender los derechos civiles aquí y allí, sin descanso. Amando al prójimo.
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