Quedan cuatro días para que Chile dirima definitivamente en las urnas quién ocupará La Moneda para el período presidencial 2010-2014. Dos contendientes, Piñera y Frei, dos concepciones enfrentadas, y sólo uno puede vencer.
En el último debate de la campaña electoral, los dos candidatos mostraron diferencias notables sobre las cuestiones que afectan a Chile: el candidato de la derecha promete la creación de un millón de empleos, el candidato democristiano lo rebaja a un máximo de 800.000. No dejan de ser cifras elevadas para un país de 17 millones de habitantes, una población activa de 7 millones y un desempleo del 7,8%. Quien tenga la suficiente edad se puede acordar que en España, un país con casi 38 millones de habitantes en 1982, el PSOE en esas elecciones prometía 800.000 empleos. Sin duda las propuestas de los dos candidatos en materia de empleo distan mucho de lo que se pueda llegar a realizar.
Por otro lado, Enríquez-Ominami, el candidato socialista independiente en la primera vuelta, a considerado, definitivamente según el chileno La Nación, dejar la neutralidad para la segunda vuelta y pedir, de forma personal, el voto a Frei. Esto se debe al acercamiento de posiciones en el Congreso sobre la reforma del agua, la inscripción electoral automática y el voto voluntario.
Las encuestas van reduciendo la ventaja de Piñera. La de hoy, sin contar indecisos, otorga el 50,9% a la derecha y el 49,1% a la izquierda. El apoyo de Ominami a la Concertación puede cambiar por completo las mayorías y poner muy difícil la victoria de la derechista Alianza. Ominami, además, ha declarado no participar en el Gobierno y mantener la oposición al ejecutivo que salga de las elecciones. Ominami piensa en mantener el contacto con las fuerzas de la Concertación, con vistas a 2014. Está a la espera de qué ocurrirá con la Concertación si Piñera gana el balotaje. En vistas a eso, el líder socialista ha señalado las elecciones de 2010 como las últimas en “clave de los 90”.
Piñera intenta desprenderse de todo resto de la dictadura en sus filas, prometiendo no incluir en su Gobierno a ex ministros de Pinochet y reconociendo que su sector cometió “errores” en ese período, ya “reconocidos”. Como en España, es muy difícil para la derecha ver con mejor perspectiva lo que hizo en otro tiempo, aunque vayan llegando las nuevas generaciones.
¿Serán, como dice Ominami, las últimas elecciones bipolares de Chile? La persistencia de la ley electoral binominal no juega a su favor. Ominami quiere redefinir el mapa político de Chile, recordando al período de los tres tercios (derecha, democracia cristiana e izquierda) del período 1958-1973. Justo lo que la dictadura y el nuevo período democrático quisieron evitar.
3 comentarios:
Aunque es cierto que me encuentro cautivado por la Concertación (me entusiasma la alianza entre los socialdemócratas y los democristianos), no hay que olvidar que quizá la alternancia no sería mala para Chile aún a pesar de que los resultados económicos que arrojan los años de Bachelet han sido muy positivos. Además que se ha intentando profundizar en el Estado del Bienestar chileno que siempre ha sido bastante exiguo.
Quizá si gana Piñera la izquierda se renovará un poco y tomará directrices más radicales, que son necesarias en un Chile cuyo gasto público social, no olvidemos, sigue siendo bastante exiguo.
Un saludo Javi!
Me parece que es lo que en su fuero interno quiere Ominami, y así ser el "Zapatero transandino", pero todo sigue pasando, de momento, por los actuales polos y, si la partitocracia de la Concertación lo permite, Ominami podría encabezar una nueva alianza de socialistas, radicales y democristianos.
Saludos!
Hola Javier, he estado tres veces en Chile, y siempre después de Pinochet. Me llamó la atención cómo la gente a pesar de los crímenes no tiene una imágen especialmente tan negativa de "su" Dictador. Se relaciona el crecimiento económico con la Dictadura, y la verdad que es el país de la zona que mejor está con diferencia. Es una pena que el PS haya perdido fuelle y ahora venga un ultraliberal al estilo Berlusconi a poner manos a la obra, qué le vamos a hacer, pero esa es la Democracia.
Salud.
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