Por si aún cabe preguntarnos quién manda en el Partido Popular, José María Aznar vuelve a ser protagonista político. Sus palabras son las que marcan el discurso conservador y reaccionario del partido de la derecha. Rajoy, desaparecido.
Obviamente no voy a negar la posibilidad de que Aznar pueda manifestar su parecer sobre el tema que considere. Sólo voy a criticar libremente el contenido de su manifestación libre.
(La noticia:
http://www.publico.es/038585/aznar/acusa/gobierno/dirigentes/izquierda/mas/ultras/europa)
Y es que según Aznar el gobierno socialista español es el más ultra de Europa y ha tachado a la izquierda en general de no creer en la nación. La izquierda es descreída, el concepto de nación está siendo discutido, entre otras lindezas.
Voy a escribir la opinión de un rey español, pero venido del extranjero, sobre los españoles. Ese rey era Amadeo I de Saboya, el que fue antes que Juan Carlos I el primer rey democrático, el primer rey acatador puro de una Constitución democrática:
España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fueran extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primer en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles; todos invocan el dulce nombre de la patria; todos pelean y se agitan por su bien.
Lo que dijo hace casi 140 años tiene su plena vigencia incluso hoy, tristemente.
Aznar, con su mesianismo político de falso profeta, se erige en un paladín de la nación que lucha por ella creyéndola rodeada de enemigos: esos enemigos son el resto, el que piensa diferente. Acabo de dar una definición del nacionalismo más reaccionario.
Nadie puede amar la nación, menos él y acólitos. El resto son ultras, menos él y acólitos. Él es el depositario único de la realidad sobre la nación. Un falso profeta, como he dicho.
Porque la realidad es que la izquierda española ama a España con todo su corazón. España no es sólo un territorio, una historia, una bandera, un himno. Eso es más propio del nacionalismo reaccionario, valga la redundancia.
España, como nación, es la agrupación libre de personas, que desean vivir con libertad y en paz, bajo una estructura democrática, y con un Estado que proporcione bienestar y proteja esos valores. Bandera, himnos, son accesorios, inventos, y como tales pueden ser cualquiera. ¡Cuántas banderas ha tenido este país, desde la cruz de Borgoña hasta la tricolor pasando por la rojigualda! ¡Cuántos himnos, de la marcha real al de Riego! ¡Cuántos sabrán de los orígenes militares de banderas e himnos, no de viejas historias!
Si el señor Aznar, y acólitos, tienen su propia idea de la nación, allá ellos, es libre. Al resto, que creemos en la nación democrática, que nos respeten nuestro patriotismo sincero.
No es la principal preocupación de la izquierda la nación. La preocupación de la izquierda es el bienestar material de los ciudadanos de la nación, la proclamación de la justicia social, la defensa de los más desfavorecidos y la promoción de todos los individuos para que puedan gozar de oportunidades que les saquen de cualquier mala situación, son los verdaderos motivos de existencia de la izquierda, y es el más sincero patriotismo. El republicanismo cívico. Somos patrióticos, porque la nación sólo será grande, cuando las preocupaciones de la izquierda se vean satisfechas. La nación caerá, cuando decaiga en el único amor a una bandera inventada, a un himno inventado y a una historia inventada.
¡Ojalá la derecha abra los ojos y se una a este proyecto sincero! Pero por propia naturaleza de la derecha española, quizás sea cavar su propia tumba, para definir a una nueva derecha, que, de momento, sólo nos cabe hacer utopías. Y eso es muy triste.
Obviamente no voy a negar la posibilidad de que Aznar pueda manifestar su parecer sobre el tema que considere. Sólo voy a criticar libremente el contenido de su manifestación libre.
(La noticia:
http://www.publico.es/038585/aznar/acusa/gobierno/dirigentes/izquierda/mas/ultras/europa)
Y es que según Aznar el gobierno socialista español es el más ultra de Europa y ha tachado a la izquierda en general de no creer en la nación. La izquierda es descreída, el concepto de nación está siendo discutido, entre otras lindezas.
Voy a escribir la opinión de un rey español, pero venido del extranjero, sobre los españoles. Ese rey era Amadeo I de Saboya, el que fue antes que Juan Carlos I el primer rey democrático, el primer rey acatador puro de una Constitución democrática:
España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fueran extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primer en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles; todos invocan el dulce nombre de la patria; todos pelean y se agitan por su bien.
Lo que dijo hace casi 140 años tiene su plena vigencia incluso hoy, tristemente.
Aznar, con su mesianismo político de falso profeta, se erige en un paladín de la nación que lucha por ella creyéndola rodeada de enemigos: esos enemigos son el resto, el que piensa diferente. Acabo de dar una definición del nacionalismo más reaccionario.
Nadie puede amar la nación, menos él y acólitos. El resto son ultras, menos él y acólitos. Él es el depositario único de la realidad sobre la nación. Un falso profeta, como he dicho.
Porque la realidad es que la izquierda española ama a España con todo su corazón. España no es sólo un territorio, una historia, una bandera, un himno. Eso es más propio del nacionalismo reaccionario, valga la redundancia.
España, como nación, es la agrupación libre de personas, que desean vivir con libertad y en paz, bajo una estructura democrática, y con un Estado que proporcione bienestar y proteja esos valores. Bandera, himnos, son accesorios, inventos, y como tales pueden ser cualquiera. ¡Cuántas banderas ha tenido este país, desde la cruz de Borgoña hasta la tricolor pasando por la rojigualda! ¡Cuántos himnos, de la marcha real al de Riego! ¡Cuántos sabrán de los orígenes militares de banderas e himnos, no de viejas historias!
Si el señor Aznar, y acólitos, tienen su propia idea de la nación, allá ellos, es libre. Al resto, que creemos en la nación democrática, que nos respeten nuestro patriotismo sincero.
No es la principal preocupación de la izquierda la nación. La preocupación de la izquierda es el bienestar material de los ciudadanos de la nación, la proclamación de la justicia social, la defensa de los más desfavorecidos y la promoción de todos los individuos para que puedan gozar de oportunidades que les saquen de cualquier mala situación, son los verdaderos motivos de existencia de la izquierda, y es el más sincero patriotismo. El republicanismo cívico. Somos patrióticos, porque la nación sólo será grande, cuando las preocupaciones de la izquierda se vean satisfechas. La nación caerá, cuando decaiga en el único amor a una bandera inventada, a un himno inventado y a una historia inventada.
¡Ojalá la derecha abra los ojos y se una a este proyecto sincero! Pero por propia naturaleza de la derecha española, quizás sea cavar su propia tumba, para definir a una nueva derecha, que, de momento, sólo nos cabe hacer utopías. Y eso es muy triste.
1 comentario:
arriva españa, y arriba la izquierda solidaria interterritorial
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