El Partido de los Presuntos tiene la esperanza puesta en ganar las elecciones europeas. No lo tienen difícil, por la escasa movilización que puede haber y el desgaste que la crisis ocasiona al Gobierno, aunque la recuperación de la iniciativa política en manos de los socialistas puede hacer cambiar las tornas. De momento, los imPPutados ya han sentenciado que una victoria electoral será la absolución de sus presuntos. Berlusconismo en estado puro, así quieren pervertir el sistema democrático.
La justicia juzga, el pueblo vota. Son dos cosas distintas. Si no, deberíamos reformar la Constitución y declarar a las elecciones con validez de tribunal supremo, una suerte de pseudo régimen cesarista. La única relación entre pueblo-justicia son los jurados populares.
Unas elecciones no pueden ser una perversión judicial. Sería lógico que partido corrupto fuese un partido castigado. No es justicia, es limpieza democrática: los ladrones no tienen cabida. Pero esto no puede darse así por varias razones: falta de alternativas cohesionadas, polarización social alentada desde los mass media y los mismos partidos y conversión del voto en un voto “contra el otro”. Todo vale para echar al otro, aunque la alternativa esté trufada de innumerables casos de corrupción. Puede más el odio que el deseo de limpieza.
La derecha se la tiene jurada a Zapatero y al Partido Socialista desde el 11 de marzo de 2004. Esto quiebra un sistema pacífico y democrático, donde la alternancia puede ser una norma sana. Pero en sus heridas de aquel día la derecha ha encontrado un modo de deslegitimar lo legítimo, de berlusconizar España. Que no haya nunca más alternancia, que se construya un sistema conservador y se consolide una hegemonía cultural conservadora.
Por poner un ejemplo. ¿Qué es sino Madrid, región y municipio? ¿Alternancia? ¡Dónde, si ya fue violada cuando fue posible! El caso sigue estando en los medios de comunicación. Ahora, ¿acaso hay alternativa a la hegemonía conservadora en Madrid? La alternancia o las victorias electorales no llegan caídas del cielo. Se lucha por ellas.
Si hay algo que ha demostrado Maquiavelo, es la autonomía de la política. La política no está sujeta a ninguna moral. La moral es lo que se vende a la opinión pública, el gobierno puede estar corrupto, pero la opinión pública se puede creer otra cosa.
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