Democracia irónica y seria en Europa y en América: Uruguay, Honduras, Suiza y Bielorrusia

Lula y Obama, líder nato y líder novel

El domingo fue un intenso día electoral. Uruguay y Suiza, con resultados y motivos distintos, dieron el ejemplo de civismo democrático. Honduras y Guinea Ecuatorial fueron la farsa que sostiene a las élites parasitarias en el poder.

El antiguo guerrillero tupamaro José Múgica consolida la victoria del Frente Amplio, conseguida cuatro años atrás por Tabaré Vázquez. Con el 52,6% y más de un millón de votos para la izquierda unida, los viejos partidos tradicionales, Blanco y Colorado, estarán en la oposición una legislatura más. En el Senado, el FA tiene 16 senadores sobre 30, frente 9 del Partido Blanco y 9 colorados. Por su parte, en la Cámara de Representantes, de 99 diputados, 50 pertenecen a la izquierda, 30 al Partido Blanco y 17 al Colorado.

Suiza, con una participación del 55% y dando la vuelta a los sondeos, ha prohibido en referéndum (57%) la construcción de minaretes en las mezquitas. Aunque cause el enfado de sus grandes amigos, la élite de los países árabes (y su gasto en hoteles, bancos, lugares de ocio del país neutral), la extrema derecha suiza se anota un tanto y ayudan a implantar el miedo al Islam en la sociedad occidental. No es una cuestión baladí, la intransigencia religiosa es el primer camino para el conflicto social y la lesión de la libertad. Europa no puede ignorar que millones de musulmanes viven en su seno, sino que debe encontrar la ecuación que equilibre libertad religiosa con integración social. Educación, trabajo, tolerancia, desarrollo… son los factores que permiten ahogar el Islam más radical, voz de los desesperados, por el Islam más abierto.

Honduras, con sus elecciones celebradas bajo la égida de los golpistas, ha dado el único resultado que podía ocurrir: la victoria electoral de Porfirio Lobo, la victoria de las viejas élites, ataviadas con la legitimidad que pueden dar las urnas. Pero esa legitimidad es una cortina de humo y esas urnas una quimera.

Sin embargo, el hecho más importante no han sido las elecciones mismas, sino las consecuencias internacionales. La Cumbre Iberoamericana se ha celebrado dividida entre el respaldo y el rechazo a las elecciones, Perú, Colombia, Costa Rica y Panamá, las primeras; y la mayoría, capitaneada por Brasil. España se va yendo a posiciones intermedias… pero lo que se va es la influencia española y la cumbre va perdiendo año a año su sentido.

El gran hermano de América, los Estados Unidos, reconoce sin matices la victoria de Lobo bajo el golpe. Esta decisión, que no solo intenta decantar la solución del conflicto hacia el marco institucional del golpismo, es un fracaso más de Obama, practicando la misma política continuista de Estados Unidos: controlar lo poco que queda de patio trasero, aunque haya que pasar por encima de la molesta democracia. ¡Hurra, al flamante Premio Nobel!

Sólo Lula, presidente de Brasil, se ha erigido como el verdadero y coherente defensor de la democracia, rechazando en todos los casos esas elecciones hondureñas hasta que no se resuelva de modo satisfactorio el problema. Con su firmeza, Lula convierte a Brasil en una verdadera potencia mundial, alternativa al presidente Nobel y líder para América Latina.

Dos incisos. De Guinea Ecuatorial y su vitalicio presidente, ya se espera automáticamente resultados de más del 90% (cuando no sobrepasando el 100%, para sorpresas de las matemáticas). Los gobiernos democráticos callan, y quien calla…

Por último, Silvio Berlusconi se convierte en el gran ejemplo de aquellos que dicen defender la libertad y combatir a los tiranos. Visitando nada más que al llamado último dictador de Europa, el bielorruso Alexandr Lukashenko, para cerrar acuerdos económicos y proclamar que el dictador quiere a su pueblo, y su pueblo lo quiere a él. Clásica hipocresía de la derecha paleoliberal. Sólo nos quedará Lula, y en 2010 se va.

Lukashenko y Berlusconi, cada uno jo... a su manera