Hace casi dos años hice en este blog una reflexión personal acerca de lo que es la Historia. Casi dos años después, quiero volver a plantearme esa cuestión.
En la entrada de septiembre de 2009, recogí su origen griego, ἱστορία, "conocer, informarse de". Los historiadores siempre han pretendido llegar a la verdad de los hechos pasados. Como dije, la "verdad" es algo tan subjetivo que ha querido significar cosas muy distintas. En la gran, si no toda, mayoría de ocasiones, como recogía mi amigo Rou en los comentarios, la Historia "sigue sometida a los designios del importante, del que vence y por lo tanto la objetividad es imposible". Ciertamente, los cronistas trabajaban para las distintas cortes, elaborando una historia que legitimara la posición de los que detentaban el poder.
Algo que parece tan indiscutible, como es la idea de decadencia del Imperio Romano - aunque estuviera presente en los escritos de los romanos de incluso antes del Principado-, es un constructo de los pensadores de la Alta Edad Media para justificar las nuevas monarquías germanas. Los contemporáneos de los últimos emperadores occidentales no tuvieron esa impresión, ni siquiera en 476, año de la caída de Rómulo Augústulo. ¿No siguió existiendo un Imperio Romano en Oriente hasta 1453? Los orientales se consideraban tanto griegos como romanos, sinónimos para ellos, y denominaban a su imperio Romania. Sus conquistadores turcos lo tenían muy claro y lo denominaban Rûm: cuando los turcos selyúcidas conquistaron Anatolia llamaron a su nuevo dominio "Sultanato de Rûm", porque estaba establecido en un territorio que había sido durante mucho tiempo posesión del Imperio Romano. Como la idea de decadencia, la consideración del Imperio oriental como griego y no romano fue establecido en la Alta Edad Media, esta vez por los carolingios y luego por los emperadores del Sacro Imperio Germánico y por el Papado, para justificar la "independencia" de Occidente del Imperio y de la Iglesia oriental y legitimar tanto la preeminencia en Europa occidental del obispo de Roma como la proclamación de Carlomagno y sus vástagos como emperadores. Esa idea fue aceptada por la Ilustración, donde historiadores como Gibbon intentaron descubrir las razones de esa decadencia. Como vemos, la Historia ha ido construyéndose al calor de los intereses de los grupos dominantes e ideas construidas se han convertido en "eternas" y universalmente aceptadas.
En el templo de Delfos estaba inscrita una frase que era de suma importancia para los griegos, "conócete a ti mismo". La Historia forma parte de ese proceso de conocimiento de uno mismo y de los demás. No es sólo mostrar "lo que realmente aconteció", en palabras de Ranke. Bitdrain comentó también en este blog que la Historia "es el arte de proyectar hacia adelante las consecuencias que hacen el presente". Su opinión me parece bastante complementaria a la de E. H. Carr, es "un continuo proceso continuo de interacción entre el historiador y sus hechos, un diálogo sin fin entre el presente y el pasado".
La Historia, por añadir una opinión más, es comprender el pasado para entender el presente. Tiene sus riesgos, obviamente; muchas veces intentamos comprender el pasado o lo que nos rodea desde perspectivas muy contemporáneas o, en nuestro caso, eurocéntricas. La Historia fue moralizante; quizás nunca pierda un poco de eso, si antes servía para dar ejemplos de moral y comportamiento de las grandes figuras de la humanidad, ahora permite comprender cómo vivían, qué pensaban y cómo se comportaban nuestros antepasados y por qué, abriéndonos las puertas al conocimiento de los demás, y por tanto a entendernos a nosotros como parte una sociedad.
En la entrada de septiembre de 2009, recogí su origen griego, ἱστορία, "conocer, informarse de". Los historiadores siempre han pretendido llegar a la verdad de los hechos pasados. Como dije, la "verdad" es algo tan subjetivo que ha querido significar cosas muy distintas. En la gran, si no toda, mayoría de ocasiones, como recogía mi amigo Rou en los comentarios, la Historia "sigue sometida a los designios del importante, del que vence y por lo tanto la objetividad es imposible". Ciertamente, los cronistas trabajaban para las distintas cortes, elaborando una historia que legitimara la posición de los que detentaban el poder.
Algo que parece tan indiscutible, como es la idea de decadencia del Imperio Romano - aunque estuviera presente en los escritos de los romanos de incluso antes del Principado-, es un constructo de los pensadores de la Alta Edad Media para justificar las nuevas monarquías germanas. Los contemporáneos de los últimos emperadores occidentales no tuvieron esa impresión, ni siquiera en 476, año de la caída de Rómulo Augústulo. ¿No siguió existiendo un Imperio Romano en Oriente hasta 1453? Los orientales se consideraban tanto griegos como romanos, sinónimos para ellos, y denominaban a su imperio Romania. Sus conquistadores turcos lo tenían muy claro y lo denominaban Rûm: cuando los turcos selyúcidas conquistaron Anatolia llamaron a su nuevo dominio "Sultanato de Rûm", porque estaba establecido en un territorio que había sido durante mucho tiempo posesión del Imperio Romano. Como la idea de decadencia, la consideración del Imperio oriental como griego y no romano fue establecido en la Alta Edad Media, esta vez por los carolingios y luego por los emperadores del Sacro Imperio Germánico y por el Papado, para justificar la "independencia" de Occidente del Imperio y de la Iglesia oriental y legitimar tanto la preeminencia en Europa occidental del obispo de Roma como la proclamación de Carlomagno y sus vástagos como emperadores. Esa idea fue aceptada por la Ilustración, donde historiadores como Gibbon intentaron descubrir las razones de esa decadencia. Como vemos, la Historia ha ido construyéndose al calor de los intereses de los grupos dominantes e ideas construidas se han convertido en "eternas" y universalmente aceptadas.
En el templo de Delfos estaba inscrita una frase que era de suma importancia para los griegos, "conócete a ti mismo". La Historia forma parte de ese proceso de conocimiento de uno mismo y de los demás. No es sólo mostrar "lo que realmente aconteció", en palabras de Ranke. Bitdrain comentó también en este blog que la Historia "es el arte de proyectar hacia adelante las consecuencias que hacen el presente". Su opinión me parece bastante complementaria a la de E. H. Carr, es "un continuo proceso continuo de interacción entre el historiador y sus hechos, un diálogo sin fin entre el presente y el pasado".
La Historia, por añadir una opinión más, es comprender el pasado para entender el presente. Tiene sus riesgos, obviamente; muchas veces intentamos comprender el pasado o lo que nos rodea desde perspectivas muy contemporáneas o, en nuestro caso, eurocéntricas. La Historia fue moralizante; quizás nunca pierda un poco de eso, si antes servía para dar ejemplos de moral y comportamiento de las grandes figuras de la humanidad, ahora permite comprender cómo vivían, qué pensaban y cómo se comportaban nuestros antepasados y por qué, abriéndonos las puertas al conocimiento de los demás, y por tanto a entendernos a nosotros como parte una sociedad.
4 comentarios:
Uhm... creo que mi nick figurara en los anales de las Historia :)
Ese es un tema bastante polemico o controvertido. Observando el presente actual y la toma de decisiones politica, vemos como en numerosas ocasiones lo oficial, lo inherentemente concluso de los acontecimientos se convierten en hecho consumado. Sin embargo, las razones que llevan a ello son bien diferentes, las motivaciones que se persiguen son otras bien distintas a las expresadas. Como se puede discernir pues de lo acontecido en otras epocas? Que intenciones tenian los heroes y villanos? Seguramente habra grandes figuras que en aquel entonces pasaron a la Historia sin merecerlo...
Enhorabuena de todas maneras por ese espiritu critico y la madurez historica que tus escritos realzan. Creo que tus estudios y tus horas de esfuerzo empiezan a notarse :)
Salud.
¡Justo me pillas terminando el libro de Carr, que tenía pendiente desde hace mucho tiempo! Estoy muy de acuerdo con su visión. De hecho, se da una curiosa paradoja: conclusiones del libro que han quedado desfasadas se han convertido en una demostración de la tesis principal del mismo, porque para entenderlas hay que conocer el contexto histórico de 1961, cuando fue escrito. Así, la propia historia lo ha convertido una especie de libro "autoilustrativo". Sin pretenderlo, se demuestra a sí mismo.
Siguiendo a Carr, ese proceso de conocerse a uno mismo es precisamente lo que hace tolerable la subjetividad en historia. Ser conscientes de que somos individuos producto de una sociedad entre tantas hace que nuestro sesgo inevitable se vuelva algo enriquecedor, y no una miope limitación como en el siglo XIX.
Bit: Si no lo has leído, te recomiendo el libro de Carr. Le dedica unas páginas muy lúcidas a lo que dices de los "grandes hombres",su época y sus intenciones ;-D
Dion, gracias por el consejo pero los analfabetos como yo no podemos leer :(
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