Alemania
CDU/CSU (democristianos): 33,8% (-1,4) y 239 escaños (+13)
SPD (socialdemócratas): 23% (-11,2) y 146 escaños (-76)
FDP (liberales): 14,6% (+4,8) y 93 escaños (+32)
La Izquierda: 11,9% (+3,2) y 76 escaños (+22)
Los Verdes: 10,7% (+2,6) y 68 escaños (+17)
La segunda Gran Coalición alemana toca a su fin y el SPD pasa a la oposición, formando Gobierno democristianos y liberales. Ése es el resumen de la jornada electoral alemana. Sin embargo, hay muchos matices que hay que destacar. Por el lado de la Democracia Cristiana, Angela Merkel disfruta de una gran popularidad entre los alemanes, pero no se ha visto recompensada con más votos. Los ha perdido y la CDU tiene los resultados más bajos de la historia de Alemania (hay que recordar que en los momentos finales de Schröder tenía apoyos cercanos al 50%). Por otra parte, en las sucesivas elecciones regionales bajo Merkel ha ido perdiendo continuamente votos y mayorías absolutas, incluso en Baviera.
El SPD ha tenido también su peor resultado, el 23% de los votos, y paga así su permanencia en el poder con los democristianos, sus sucesivas crisis de liderazgo y su incapacidad de pacto con La Izquierda. Toda crisis es siempre una oportunidad y, si hay que sacar algo positivo del espantoso resultado socialdemócrata, es que la caída le sirva de revulsivo y, desde la oposición, regenerar su programa, vencer sus escrúpulos con el “escindido” Lafontaine y tener un liderazgo capaz de enfrentarse a la política del nuevo Gobierno en ciernes.
El Partido Liberal (FDP), al contrario que los dos partidos mayores, ha obtenido los mejores resultados de su historia. Su discurso es netamente neoliberal pero, ¿es ese discurso el que le ha hecho aumentar los apoyos? ¿Es un voto de castigo de la clase media a los grandes partidos? Es un voto de quien tiene mucho que ganar con las bajadas de impuestos y el abaratamiento del despido. La política económica de la Gran Coalición durante la crisis económica ha sido, no lo olvidemos, una política socialdemócrata, como las de otros Gobiernos conservadores europeos, muy “light” y restringida a ser un mero parche. ¿Cambiará con la entrada de los liberales en el poder?
Los liberales han demostrado ser capaces de gobernar con SPD y CDU con políticas bien distintas, desde la construcción del Estado de bienestar en los primeros años de la república de Bonn con los dos partidos a una política neoliberal con Helmut Kohl. El nuevo Gobierno tendrá un dilema: qué camino seguir, porque cada camino entraña dificultades para los dos partidos de la derecha. Si se impone una agenda neoliberal, además del desamparo que entraña para las clases bajas (aunque ninguna rebaja del Estado de bienestar alemán podrá equipararse a la situación de los Estados mediterráneos, ni siquiera los impuestos) Angela Merkel perderá ese “aura socialdemócrata” que la hace atractiva a la mayoría de alemanes. Si la política de intervención permanece, el FDP habrá defraudado a sus electores. Todo ello debe tenerlo muy en cuenta el SPD para retomar la iniciativa política. De momento, Merkel anuncia que la bajada de impuestos será dentro de, como mínimo, dos años. Pero la reducción de impuestos entraña también menos ingresos y déficit, que debe ser resuelto con la disminución del gasto, como quieren los liberales. La batalla para la oposición está a punto de comenzar.
En la izquierda, Los Verdes han pasado de cuarto a quinto partido pero ganando más apoyos y rebasando el 10% de los votos. Han recibido el voto de la juventud más concienciada con el problema ecológico, pero han perdido toda capacidad de influencia política: en el Bundestag no participan en el Gobierno, están en dos gobiernos estatales (con SPD y CDU) y en los demás, bien sin representación, bien en la oposición. La entrada de La Izquierda en muchos Landtag ha supuesto, si bien la pérdida de mayoría de la derecha, la incapacidad de las tres fuerzas de izquierda de cooperar, y Los Verdes ya no tienen escrúpulos a gobernar con la CDU si es preciso.
La Izquierda parece consolidarse, de momento, llegando a cuarto partido nacional con el voto de los parados descontentos con el SPD y los votos de buena parte del Este (donde llegan a casi segunda fuerza política). ¿Cuándo llegarán a entenderse el SPD y este “hijo rebelde”? ¿Habrá futuras coaliciones políticas, tan fructíferas como la de los países nórdicos?
El sistema de tres partidos de Bonn se ha roto por el de cinco de la Alemania unificada, pero no por ello la alternancia de dos grandes partidos. La alternancia SPD/CDU no se ha alterado, más que las breves Grandes Coaliciones. Aún es pronto para saber si el auge de los tres pequeños partidos ha sido una respuesta a la falta del antagonismo entre SPD y CDU o si el sistema de partidos camina de una bipolarización (nunca bipartidismo) fragmentada a una polarización fragmentada. Eso sí, la Democracia Cristiana sigue siempre como partido dominante (de los 60 años de democracia alemana, 40 han sido con la CDU en el poder).
El SPD debe pensarse todo lo planteado párrafos atrás. La consecuencia de sus errores ha sido bien castigada por la ciudadanía alemana, en retirada del voto o en la abstención (la más alta de todas las elecciones). Esas consecuencias son también válidas para el resto de grandes partidos socialdemócratas europeos. Luchas internas para conseguir el poder por el poder, recurso a pactos con fuerzas conservadoras para mantenerse en el Gobierno, imposibilidad de acuerdo dentro de la izquierda (las fuerzas de izquierda suman el 46% del voto por el 48% conservador) por un Gobierno efectivo son temas castigados por los ciudadanos. No vale para la izquierda no llegar a cambiar nada, porque entonces le sustituirá otro partido de talante socialdemócrata para llevarlo a cabo. Sí, otro partido socialdemócrata.
(Mañana, las elecciones en Portugal)
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