Pizarro se desinfló. Su demagogia se quedó hueca, su catastrofismo causó rechifla frente a la tranquilidad y experiencia de Solbes para manejar el tema económico. Logros del cuatrienio frente a vaticinios insulsos y mezclas de terrorismo y economía. Pizarro debe tener ganas también de debatir de lo que no toca en un encuentro específico sobre economía, pero hasta ahí se desinfla igualmente.
Por fin, un milagro: la derecha ha reconocido su derrota en el debate. Menos él, que debe de vivir en una realidad paralela. Es casi como presenciar un milagro divino: la derecha reconoce la realidad en la que vive, desde el partido conservador hasta el coro mediático.
Rajoy es aficionado a esconder el bulto: no habla de Lamela, no habla de Gallardón, no habla de que él como mucho es solo la cara de la campaña y nada más. Ahora no ha reconocido abiertamente que Pizarro pudiera ser ministro de Economía si la derecha ganara. Pero, ¿no es para eso porque se afilió al partido y se incorporó a sus listas? Pizarro tiene un afán obsesivo por quitar y quitar: Ministerio de Vivienda, Oficina Económica, privatizar pensiones, quitar agua al Ebro… en quitar derechos sociales como la adopción eso se lo deja a Rajoy. Si Pizarro sigue quitando se quedará sin nada, ¿será solo diputado? Rajoy se ha acobardado, el partido conservador huye de su fichaje estrella y desdice sus propuestas desacordes con el programa electoral.
Primero el caso Aguirre-Gallardón, luego el silencio por la resolución del caso Lamela, otro silencio más ante su derrota al fallar el Constitucional que la Ley de Igualdad cumple con la Constitución, el anuncio de eliminación de derechos sociales, los autoplagios a las campañas electorales de Guatemala y México, y ahora… el desinfle Pizarro.
Rajoy demuestra más y más su nula capacidad de liderazgo. Yo sigo repitiendo, ¿quién quisiera dejar España bajo su gestión? Seria más rápido dejar todo en manos directamente de Doña Cuaresma, que tanto manda por las espaldas.
Por fin, un milagro: la derecha ha reconocido su derrota en el debate. Menos él, que debe de vivir en una realidad paralela. Es casi como presenciar un milagro divino: la derecha reconoce la realidad en la que vive, desde el partido conservador hasta el coro mediático.
Rajoy es aficionado a esconder el bulto: no habla de Lamela, no habla de Gallardón, no habla de que él como mucho es solo la cara de la campaña y nada más. Ahora no ha reconocido abiertamente que Pizarro pudiera ser ministro de Economía si la derecha ganara. Pero, ¿no es para eso porque se afilió al partido y se incorporó a sus listas? Pizarro tiene un afán obsesivo por quitar y quitar: Ministerio de Vivienda, Oficina Económica, privatizar pensiones, quitar agua al Ebro… en quitar derechos sociales como la adopción eso se lo deja a Rajoy. Si Pizarro sigue quitando se quedará sin nada, ¿será solo diputado? Rajoy se ha acobardado, el partido conservador huye de su fichaje estrella y desdice sus propuestas desacordes con el programa electoral.
Primero el caso Aguirre-Gallardón, luego el silencio por la resolución del caso Lamela, otro silencio más ante su derrota al fallar el Constitucional que la Ley de Igualdad cumple con la Constitución, el anuncio de eliminación de derechos sociales, los autoplagios a las campañas electorales de Guatemala y México, y ahora… el desinfle Pizarro.
Rajoy demuestra más y más su nula capacidad de liderazgo. Yo sigo repitiendo, ¿quién quisiera dejar España bajo su gestión? Seria más rápido dejar todo en manos directamente de Doña Cuaresma, que tanto manda por las espaldas.
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