Hace unas semanas el mundo estaba preocupado por los sucesos de Irán. En esos momentos iniciales, nada estaba claro. No había comenzado aún la represión, los muertos o las detenciones. Los iraníes se manifestaban a favor de uno u otro bando que luchaba por el poder. El mundo observaba. Muchos clamaban por la democracia, el respeto a las decisiones del pueblo. Los blogs, periódicos, opiniones, las calles, hervían de enfado por el atropello. Otros, paradójicamente, los más avanzados, así se consideran ellos, defendían al represor, al diktator. No es casualidad que esté aliado con Chávez, con el antiamericanismo como única argamasa. La razón de Estado (venezolano), que no la razón ideológica, nubla la vista hacia la libertad.
Ahora… ¿hay alguna noticia de Irán que sea portada estos días? Mirando las portadas de los periódicos, no. La crisis parece haberse disipado. Las manifestaciones cesan, las protestas callan… Occidente, el Occidente adalid de la democracia y los derechos humanos calla. ¿Dónde quedan aquellos grandes carteles verdes con “¿Dónde está mi voto?”? ¿Todo ha sido en vano, una ilusión más? No han pasado muchos años desde las grandes manifestaciones por la paz y contra la guerra. ¿Por qué no ha ocurrido un movimiento similar ahora? ¿Quizás porque Estados Unidos y su imperialismo no es un factor protagonista? ¿Porque Bush no está ya?
Sin embargo, lo peor ocurre ahora. Las últimas noticias indicaban que la represión continuaba. La teocracia de Irán, libre de las protestas externas, ahoga las internas. Detiene a los líderes de esta pequeña rebelión. Las protestas, sin figuras en torno a las que agruparse, se deshacen. El conato de pequeña rebeldía se ha apagado, el régimen teocrático se ha tambaleado y ha comprobado sus límites, pero ahora no hay que dudar que trabajará para ampliarlos. El precedente de la manipulación impondrá el fin de resultados creíbles. No habrá un nuevo Jatamí, por muy limitado que hayan sido sus actos. Occidente calla, y quien calla, otorga.
La atención internacional y mediática se ha trasladado a un nuevo juguete: Honduras. La historia se repite: vuelven las grandes presiones internacionales, vuelven las preocupaciones, las noticias en portada. ¿Cuánto durará este nuevo suceso? No internamente para Honduras, sino para el mundo.
En Honduras la situación está yendo por peligrosos derroteros. Los derechos se están restringiendo con los toques de queda, se manifiestan las masas a favor del presidente derrocado como del nuevo orden implantado, el aislamiento internacional es total… la única cesión sería el adelanto de elecciones. Quizás sea el único camino, un modo intermedio de resolver el conflicto entre los dos sectores enfrentados. ¿Pueblo contra clase dominante? Ojalá fuese un análisis tan sencillo.
No es preferible la situación anterior ni la actual. Lo único que ocurre, como en Irán, es la lucha de las facciones dirigentes, en nombre del pueblo y de la ley cuando no es más que la manipulación de la opinión pública y la violación de la ley. Si hay nuevas elecciones, libres, el conflicto se podrá salvar. No hace falta la reposición del presidente derrocado. Si es verdad su conversión ideológica, de ser un terrateniente liberal a un socialista con el apoyo masivo del pueblo, entonces no habrá problema en que el pueblo vote por un candidato socialista. Otro que no sea Zelaya. O, cómo Chávez, ¿sólo existe un guía hacia el socialismo?
Es eso, o como en Irán, el conflicto será olvidado. En Irán, en las protestas faltó el desprenderse de su clase dominante que, reformista o ultra, no pretende cambiar la esencia del sistema. La libertad es muy difícil cuando sólo existe una fuente de toda verdad y ley, que es Dios. Algo que se transforma en farsa cuando hay unos iluminados que dicen hablar en nombre de Él. Con esa fuente y esos portavoces, la libertad, los derechos, el fin de las discriminaciones a las mujeres o a minorías sociales es imposible. Como nota para el futuro, si Irán quiere ser libre, no puede encontrar nada en sus dirigentes. Si el zarismo cayó, no fue por los burgueses que sucedieron a los zares, que ya habían colaborado con ellos, sino por cuadros de nuevo cuño, la pequeña burguesía y proletariado que integraban el partido bolchevique. Para Honduras, lo mismo.
Como nota final, en Albania también hay acusaciones de fraude electoral. ¿Es portada? ¿Es noticia? Lamentablemente el público no tiene noticias de esto. En Marruecos, la victoria del partido del amigo del rey es también sospechosa, teniendo en cuenta que allí se mantiene el fenómeno de los caciques, de tan infausto recuerdo de la España de la Restauración. No nos olvidemos de los disturbios en Birmania, la represión china en Tíbet. Pero todo olvidado. Aunque a China se le exigió el respeto a los derechos humanos, coincidiendo con la celebración de los Juegos Olímpicos, ¿qué queda de ello? Fue en el blog de Franesco donde leí una frase que se me ha quedado marcada: “La cosa se está poniendo muy fea en el orden internacional”. Y qué razón lleva.
La izquierda, y no sólo ella, sino una democracia activa, exigen una sociedad civil informada y activa. Los medios de comunicación podrían jugar un importante papel para esa sociedad activa, pero son un elemento más para adormecerla. El cultivo de la razón crítica, la cultura y la memoria real tienen que imponerse al simple entretenimiento. Los sucesos de Irán, Honduras, o cualquiera que lesione la democracia, no se nos deben presentar como un entretenimiento más, un tema más de conversación en las tertulias, sino un motivo más para ser combativos por la democracia y la libertad.
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