Tomás Gómez ha sido reelegido, sin sorpresas, Secretario General del PSM. De 804 votos emitidos recibió el apoyo de 689, el 85,70%, sensiblemente inferior a la de hace un año, cuando recabó los votos del 91% de los delegados. Los votos blancos, supuestamente el reducto "simanquista", se han quedado en 115. La votación fue tranquila, con la única anécdota de la "desaparición" de los delegados de JSM en el censo de votación, que fue rápidamente subsanada.
En su intervención, "de investidura", como Secretario General, Tomás recordó su trayectoria política en el seno de las Juventudes, UGT y Partido Socialista (sin mencionar que se inició bajo el guerrismo). De ahí pues, a lo lógico en todo congreso: el PSOE es un instrumento para la sociedad, un orgullo por sus ideas intactas desde hace 130 años; el PSM, frente a otras federaciones socialistas, no ha elevado el tono a la hora de tratar la financiación autonómica (dudo que llegara a levantar la voz). El PSM es, para Tomás, ambicioso para Madrid: la defensa de la sanidad pública, de la igualdad para todos a la hora de ir a la sanidad pública, de poder ofrecer educación sexual en las escuelas para impedir los embarazos no deseados, defender el aborto "para que la mujer no sufra más humillaciones", defender la aplicación de la Ley de Dependencia que en Madrid el PP no aplica, luchar contra el racismo y la xenofobia, defender una universidad pública, y abogar por la cooperación y el desarrollo del Tercer Mundo. En su mención al Comité Ejecutivo Regional del PSM, Tomás quiere que las mejores personas del Partido formen parte de él. Eso espero verlo mañana.
Frente a eso, está un PP emperrado en enfrentarse con el Gobierno central, Gobierno que sí defiende a Madrid frente a ese Gobierno obsesionado con la oposición sistemática a Zapatero.
Como dije ayer, yo tengo una confianza vigilante y crítica.
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