Es acertado caracterizar a la socialdemocracia como el gran triunfador tras la Segunda Guerra Mundial. Tras el conflicto bélico, la mayoría de Gobiernos practicó políticas socialdemócratas o respetuosas con sus principios. Se sentaron las bases de la seguridad social, el Estado de bienestar, la política económica keynesiana… cosas que no eran desconocidas, ya que se empezaron a aplicar tímidamente en la época de entreguerras. Pero, sin duda, el gran empuje a su éxito es que fue respetado por los contrincantes electorales de la socialdemocracia: los partidos conservadores mantuvieron esas políticas, incluso en algunos casos fueron sus adalides, como Adenauer en la Alemania occidental, o hasta entraron en competición en materia social, como en la política de vivienda de los tories británicos.
Y por esta victoria, es igualmente acertado pensar que, en cierto modo, se ha muerto de éxito. La socialdemocracia no ha muerto como tal ni, de momento, tiene grandes y sólidos competidores por la izquierda. Pero no se puede negar que ha existido un desgaste y una falta de acomodo en la nueva sociedad. Las bases socialistas han cambiado: el proletariado industrial ha disminuido y han obtenido el apoyo de las clases medias y de los trabajadores del sector servicios. La nueva sociedad es más volátil ideológicamente, al romper los moldes de las viejas clases, por clases más difuminadas, que no ejercen una gran influencia para orientarse políticamente.
El ejercicio del poder, como alternativa aceptada en el mundo occidental de la Guerra Fría, hizo entrar a sus líderes dentro de las elites dirigentes. Muchos grandes economistas, empresarios, intelectuales, miembros de organismos internacionales, proceden de las filas de la socialdemocracia. Al sustituir a los viejos partidos liberales progresistas, asumieron su papel y lo ensancharon. Fue bueno en tanto que cambió la sociedad a las nuevas exigencias, fue malo en tanto que el ejercicio del poder distanció a los líderes de la socialdemocracia de la base.
La crisis en la socialdemocracia no llegó de un momento para otro, sino que ha sido un proceso largo. Empieza en 1973, con la crisis económica, que puso en entredicho el sistema económico keynesiano. Bien aprovechado por la derecha, ésta, bajo el liderazgo de Thatcher y Reagan en los años 80, negó todas las políticas socialdemócratas y desarrolló su programa neoliberal, con las consecuencias que ahora se dejan ver. La incapacidad de la socialdemocracia de dar una buena respuesta a la crisis económica primero, y al neoliberalismo después, le apartó de los Gobiernos o de la imposibilidad, por temor, de practicar su política en el poder. El fin del comunismo, en 1991, fue un añadido más a ese “final de la historia” neoliberal. Había desaparecido esa “hegemonía” de la izquierda; los valores estaban en entredicho.
1 comentario:
Hola Javier, antes de nada felicitarle porque comparto su visión de las cosas de una manera casi perfecta. Pero me gustaría añadirle un matiz. Habla usted del keynesianismo. No lo voy a negar soy un entusiasta keynesianista. Profundice en su obra y llegará a la conclusión que este señor tenía una mente privilegiada.Me estoy leyendo un libro de Joan Robinson (escuela Keynesiana)"Carta de una economista keynesiana a un economista marxista''. Esta mujer mediante un enfoque ecléctico sintetizó una brillante conclusión. A ver qué le parece:
''Marx representa el socialismo revolucionario.... Marshall, la defensa complaciente del capitalismo.... Keynes, la defensa desilusionada del capitalismo. Marx intenta comprender el sistema para acelerar su destrucción... Marshall intenta hacerlo aceptable .. KEYNES BUSCA DESCUBRIR QUÉ ES LO QUE FALLA EN EL SISTEMA CON EL OBJETO DE ENCONTRAR MEDIOS DESTINADOS A SALVARLO DE LA AUTODESTRUCCIÓN''
Por otro lado recordar que el gran artífice de hacer añicos la teoría fue la administración Nixon: en 1971 la Administración Nixon lanzó una serie de medidas que acabó con el patrón oro por dolares. Se cambiaron los tipos cambiarios (si le gusta la política monetaria le aconsejo que se informe del colapso de Bretton Woods) a partir de aquí se creyón en la maldita mano invisible. El sistema financiero comenzó su senda de ''déjenme en paz'' que está la mano invisible que lo arregla todo. Tristemente hoy nos hemos dado cuenta que no. Que todo era un inventos que descansaba en unos pilares de cartón piedra. Mire se inventó una crisis para cargarse el sistema¡¡¡ todas las crisis de oferta (crisis del petróleo) se inventan para hacer cambios. Hoy aquí estamos...
un saludo
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