El pasado jueves 22 de abril Julio Anguita, ex coordinador general de IU y ex líder del Partido Comunista, acudió a un ciclo de conferencias de cultura de la república en la facultad de filosofía y letras de la Universidad Autónoma de Madrid. Su intervención fue, sin duda, la más esperada de todas, y no defraudó.
La crisis actual del sistema no sólo es de índole económica, sino que lo es también social, medioambiental, política y ética, o de valores. El sistema capitalista ha muerto de éxito al llegar a todos los rincones del planeta y, lo que sucede en crisis como esta, es que hay un exceso de producción porque la demanda ha bajado, y como el desarrollo tecnológico permite una mayor producción con menor número de trabajadores, ha ocurrido que sobra el aparato productivo.
La solución a esta crisis, sobre todo en España, que es donde nos interesa, es un debate sobre la realidad con una solución ciudadana y política, política en el sentido clásico, de participación de los ciudadanos en los asuntos de la polis.
Anguita centró su atención en varios aspectos claves en la actualidad para tener en cuenta en el camino a la nueva república. En la justicia, señaló que posee un funcionamiento corrupto cuyo origen se sitúa en proceder del franquismo, desde la aberración legal de que los rebeldes fueron los que juzgaron a los republicanos de adhesión a la rebelión. Criticó la formulación actual de la Constitución al hacer a los partidos de únicos vehículos de participación y fomentar su corrupción. También los sindicatos recibieron críticas, porque ahora son aparatos del Estado en vez de ser organizaciones de defensa de los trabajadores.
El problema de la corrupción en España es ya estructural debido a nuestra cultura de “el que no roba es gilipollas”. Eso establece las pautas de la reacción indiferente de parte de la sociedad hacia la corrupción y al desprecio de lo público, a la proliferación de la recomendación, el favoritismo, el nepotismo… los fondos públicos han tomado una nueva acepción de público, del mismo estilo que un lupanar.
Sin ética no hay política, ni república. Es la ciudadanía la que debe decidir cómo salir de la crisis global sin recurrir a economistas o líderes, deben tomar parte porque sólo se pueden conseguir las cosas con la movilización ciudadana.
La III República Española es, básicamente, la Declaración Universal de Derechos Humanos con la Carta de la Tierra. La república debe partir de un punto básico y de consenso y a partir de ahí ya se pasarán a discutir los ismos. Esta república tiene que tener como principios varias cosas:
Democracia, con una nueva ley electoral y participación ciudadana. Paz, que debe ser confiada en las Naciones Unidas tomadas en serio por la comunidad internacional. Laicidad, permitiendo el pensamiento libre de todos los ciudadanos, todas las opciones religiosas y la libertad de crítica. Cultura, con un concepto de austeridad romano contra la dominación del consumismo. Felicidad, como la entendían los padres fundadores de Estados Unidos, donde el yo somos el nosotros. Educación, como la piedra angular de la república, donde los padres y los poderes públicos tomen responsabilidad de su papel en la formación de los ciudadanos del mañana. Estado, con conocimiento histórico de lo que es y ha sido España y la necesidad de saber cómo funcionan las instituciones para ser ciudadanos.
Anguita no ve un movimiento republicano realmente existente ni coordinado, sino diversos grupos minoritarios, “que se creen depositarios del santo grial republicano” y “son expresión de la sectarización”. Toda una crítica para IU y las organizaciones afines. Para traer la república es necesario un diálogo sin apriorismos de los ismos, donde puedan entrar todos los sectores de la sociedad española para integrarlos en el proyecto republicano.
En ningún modo la III República puede ser una copia de la II República, ese experimentó acabó y la nueva república ha de ser de nueva planta, amplia y ciudadana. Los partidos deben ser cosmovisiones que luchen en el terreno de las ideas y reformulados para abandonar las malas prácticas actuales. Anguita achaca a los partidos el “mal ibérico” de no guiarnos por ideas sino por caudillos y rencillas personales, en un país donde no existe la objetividad y todos comen de lo que tiene que comer. Los medios de comunicación forman parte de ese mal, a la vez que se ha abandonado la antigua cultura obrera, con sus ateneos y sus casas del pueblo por la de la televisión, con su fútbol comercial y sus programas basura. El conocimiento es inseparable de la lucha obrera.
Este es un discurso que comparto al 99%, que va en la línea de lo que planteé hace dos semanas; la república sólo puede venir como regeneración del sistema desde abajo y por la ciudadanía. En este proyecto caben todas las ideologías.
5 comentarios:
Aunque esté de acuerdo con él en los requisitos de la República y cómo se debe llegar a ella, no considero que aporte nada nuevo.
En cuanto a la corrupción, creo que es algo intrínseco a la cultura mediterránea y que no se puede evitar.
Se te ha olvidado incluir lo que dijo sobre los medios de comunicación manipuladores y lo de los sistemas electorales.
Ya esta bien de que al pueblo espanyol le regalen el sistema al que hacer como suyo. La III Republica ha de ser conquistada por la ciudadania.
Este es un mensaje puramente humanista y civico, nada comunista o "rojo". Echo en falta una formacion con este pragmatismo e ideario politico.
Que gran hombre, que gran pena. Pero esto es Espanya... :(
Un saludo.
Sobre la corrupción, me gustaría pensar que, si se ha demostrado que la ética protestante tal como lo expuso Weber no fue determinante para el desarrollo económico capitalista, también puede ser posible evitar la corrupción en el Mediterráneo y ofrecer una ética católica o mediterránea.
Hay una cosa que obvié también y es sobre las listas electorales, que él defendía cerradas hasta que el sistema evolucione para evitar las tentaciones sobre los cargos electos. Yo creo que deben ser abiertas para acabar con el poder nefasto de los partidos sobre la sociedad imponiendo sus candidatos.
Como dice Bitdrain, nos es necesaria una formación cívica y republicanista.
Ese carácter mediterráneo que nos lleva a la corrupción no tiene nada que ver con en el catolicismo, ni creo que tenga que resolverse con una ética católica.
El carácter mediterráneo no se da únicamente en países católicos, también en ortodoxos y musulmanes, donde no podría aplicarse tal ética.
Además de que la iglesia católica es la primera corrupta.
Me refería a los países europeos mediterráneos, y a la moral de la sociedad, no de la Iglesia como organización terrenal que es. Ponía un ejemplo para responder a Weber, pero no creo mucho en la idea de una ética protestante, yo haría hincapié en otras condiciones de los países europeos atlánticos. Esas diferencias sí que pueden responder a por qué existe o se tolera más la corrupción.
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